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Sustancias adictivas

La heroína

La heroína es una droga opiácea que puede presentarse en forma de polvo blanco o marrón. Ingresa con rapidez al cerebro y se adhiere a las zonas asociadas a la sensación de dolor y placer.

Foto de cómo se consume la cocaína
Narconon (Public Domain)

Cuenta con efectos a corto plazo, como pueden ser sequedad en la boca, náuseas y vómitos o sensación de pesadez. Además de causar un efecto de euforia. Cuando empieza a pasar el tiempo la persona normalmente se siente adormecida o somnolienta durante varias horas y sus funciones mentales están nubladas, se reduce su ritmo de respiración. Esto último puede llevar a un estado de coma si se agrava lo suficiente. 

Al ser una droga que afecta al cerebro puede dejar varias secuelas:

Obstrucción de vasos sanguíneos 

La heroína puede contener diversas sustancias que no se disuelven completamente y que obstruyen los vasos sanguíneos que llevan a los pulmones, el hígado, los riñones y el cerebro; lo que puede causar la muerte de pequeñas áreas de células en órganos vitales. Esto es irreversible y puede acabar desarrollando problemas mayores. 

Síndrome de abstinencia 

La falta de una dosis adecuada o la interrupción del consumo puede producir lo que se llama “síndrome de abstinencia” y se presenta pocas horas después del último consumo.

Relaciones sociales  

La adicción a la heroína se caracteriza por la búsqueda y consumo compulsivo de esta sustancia, al necesitar cada vez dosis más altas, es muy fácil que se llegue a sufrir un coma. Provoca también una dependencia que provoca un grave deterioro en sus relaciones sociales y familiares que son muy difíciles de recuperar. 

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