Sustancias adictivas
El alcohol
El alcohol es una droga que ralentiza el funcionamiento del cerebro, afectando a la capacidad de autocontrol. Sus efectos dependen entre muchas cosas del consumidor:
La edad
En personas jóvenes afecta a la planificación, memoria y aprendizaje, mientras que en adultos, además de ser la droga más consumida, son más propensos a sufrir procesos como cambio de ánimo, problemas a la hora de coordinar o enfermedades pulmonares. En los jóvenes pasa también, pero al tener un sistema inmunológico más fuerte, pueden tardan más en empezar a presentar síntomas.
Alimentación y bebidas
Al ingerir alimentos grasos cuando se bebe se ralentiza la intoxicación, aunque no se evitan los daños que pueda producir en el cuerpo. No es recomendable combinarlo con estimulantes como bebidas energéticas o su combinación con bebidas carbonatadas acelera la intoxicaión.
Cantidad y rapidez de la ingesta
Mayores cantidades de alcohol ingeridas en un menor tiempo facilitan la intoxicación de la persona.
Peso y sexo
Personas de menor tamaño se ven más afectadas. Generalmente la mujer es más pequeña que el hombre, por lo que el alcohol le produce un daño más rápido.
El consumo de alcohol puede causar trastornos como la intoxicación por alcohol o la abstinencia al alcohol
- La intoxicación por alcohol es generada por el consumo de grandes cantidades de alcohol. Cuanto mayor sea la concentración de la sustancia en el torrente sanguíneo, mayor es el deterioro en el organismo. Este trastorno causa problemas de conducta, estados de ánimo inestables, alteración de la capacidad de juicio, dificultad para hablar, problemas de atención o mala coordinación. También es posible la apariencia de periodos de “apagones” en los que no se recuerda lo que se ha hecho.
- La abstinencia al alcohol aparece cuando la persona ha tenido un consumo intenso y prolongado de esta sustancia y ha reducido o suspendido su consumo. Este trastorno causa sudoración, aceleración de los latidos del corazón, temblores en las manos, problemas para dormir, náuseas y vómitos, alucinaciones, inquietud y nerviosismo, ansiedad y, a veces, convulsiones.
