Título:El lápiz de Miguel

Óleo de Ramón Fernández Palmeral.

Nuestro instituto lleva el nombre de uno de los poetas españoles más reconocidos del siglo XX en todos los países de habla hispana: Miguel Hernández (Orihuela, 1910 - Alicante, 1942).

Los pilares fundamentales sobre los que se asentó su vida fueron la poesía, la naturaleza, la amistad y el amor.

Su interés por la poesía le llevó a leer con entusiasmo a poetas clásicos y contemporáneos de una forma autodidacta: su padre se opuso a que siguiera estudiando después de los catorce años. Tuvo que dedicarse al pastoreo, lo que le puso en contacto con la naturaleza, cuya huella es permanente en toda su obra.

Sus amigos animaron e impulsaron su actividad literaria: desde Ramón Sijé, a Pablo Neruda o Vicente Aleixandre, entre otros. Y fueron un apoyo fundamental en las circunstancias más difíciles de su vida.

El amor a su mujer (Josefina Manresa), a sus hijos (el primogénito murió a los pocos meses de nacer), al ser humano queda plasmado en bellos y conmovedores poemas, desde El rayo que no cesa hasta Cancionero y romancero de ausencias.

Hombre sencillo, defendió con empeño dos valores esenciales para todo ser humano: la libertad y la solidaridad. Y, a pesar del sufrimiento que lo acompañó buena parte de su vida, siempre afrontó con entusiasmo y entereza las dificultades.

Buena muestra de ello son estos versos de las Nanas de la cebolla, escritos en la soledad de la cárcel y dedicados a su hijo: todo un testimonio de vitalidad y dignidad.

Tu risa me hace libre,

me pone alas.

Soledades me quita,

cárcel me arranca.