La metodología es la forma dinámica por la que se opta para llevar a cabo la acción educativa; así, en nuestra escuela, será:

 Activa. Ha de posibilitar y estimular el deseo del niño a la acción y animarle a la experimentación, la exploración y descubrimiento, así como ayudarle a la reflexión y construcción de sus propios esquemas de conocimiento (aprender a aprender).

 Individualizada. Que tenga en cuenta las diferencias individuales, respetando las características, ritmos, necesidades e intereses de cada niño/a, así como sus peculiaridades personales y sociales.

 Socializadora. Tiene que posibilitar que los niños/as se relación entre sí, con adultos y con todo el entorno en general, aceptando progresivamente las normas y convivencia, siendo capaces de participar y colaborar.

 Afectiva. Los niños/as necesitan sentirse queridos para sentirse seguros, de esta manera se contribuye a la formación de una autoimagen positiva y ajustada de sí mismos.

Que fomente la construcción de aprendizajes significativos. Que establezca relaciones y conexiones entre lo ya aprendido y lo nuevo por conocer de una manera motivadora y significativa; esto capacitará a los niños/as para comprender e interpretar la realidad, valorarla, tomar decisiones e intervenir sobre ella. 

 Globalizada. En las diferentes situaciones y experiencias se deben trabajar todas las facetas que puedan estar implicadas tanto en aspectos relativos al currículo, áreas, contenidos, etc., como los aspectos relativos a la personalidad del niño, cognitivos, motóricos, afectivos, etc.

Basada en el juego. El juego es el recurso  motivador en la escuela infantil. Posibilita la consecución de nuevos aprendizajes, tanto en aspectos cognitivos, como afectivos y sociales.

 Que motive la participación familiar. Trabajar con los padres en la educación de sus hijos a través de una estrecha colaboración y comunicación dentro de la comunidad educativa.