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Visor

Virus inquietos

¿Sabías que buena parte de nuestro genoma es parásito? Procede de antiguas infecciones bacterianas y virales que han dejado su material genético en nuestras células y que, al transmitirse de padres a hijos vía espermatozoides y óvulos, son heredadas por sus descendientes. Pero, ¿qué función cumple este genoma viral? ¿está activo o no?

Hemos oído a nuestros profesores explicar en clase que  buena parte de nuestro genoma es parásito, procedente de antiguas infecciones virales. Se han detectado al menos 500.000 secuencias de genes retrovirales. La mayor parte de las veces este genoma externo no se expresa, está "suprimido". Se dice que el virus está "atenuado" lo que quiere decir que no está en un estado "latente", oculto entre el genoma del individuo y que no va producir, de modo inmediato, un proceso infección. Esta fase del ciclo de un virus se llama lisogénica. En esta animación de Lourdes Luengo, puedes ver cómo se integra ese material genético en la célula y cómo se transmite al dividirse:

Cuando el virus se libera -proceso denominado "inducción"- se produce la llamada fase lítica, y comienza multiplicarse causando la destrucción de la célula huésped y progagándose por el organismo a modo de infección:

Pero un reciente estudio -18 de diciembre- realizado por investigadores de la Universidad de Texas, nos muestra que, en los linfocitos B, los glóbulos blancos que producen los anticuerpos,  ciertos antígenos estimulan directamente la transcripción de estos genes "fósiles" y, como consecuencia, se estimula la proliferación celular y la producción de anticuerpos por estos linfocitos. La mayor parte de esta estimulación de linfocitos B se realiza a través de la mediación de linfocitos T helper (o colaboradores)
que, a su vez, son estimulados por antígenos de tipo proteico.


Pero estos antígenos "especiales", denominados TI-2 son de naturaleza polisacárida, como los que forman parte de las cápsulas de ciertas bacterias y virus.

Si este descubrimiento se ratifica, las terapias antivirales que usan inhibidores de la retrotranscriptasa deberán replantearse puesto que estos genes de retrovirus endógenos, tras su transcripción a ARN, deben ser "retrotranscritos" a ADN para conseguir ese efecto inmunoestimulador anteriormente mencionado.

En resumen, estos genes retrovirales que se encuentran en estado proviral, han experimentado la presión evolutiva suficiente como para que, al menos algunos de ellos y en algunas células como estos linfocitos B, hayan acabado teniendo un efecto positivo sobre la célula hospedadora.

Así que, parásitos sí, pero inútiles o inactivos, no del todo.

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