Roald Amundsen, el héroe que dio la espalda a la ciencia
Durante más de un siglo desde que el hombre llegó por primera vez al Polo Sur, se ha reconocido como gran héroe de la hazaña a Roald Amundsen ya que fue el que llegó primero, pero, en la sombra de todo esto, se encuentra Robert Scott, el británico que murió por la ciencia y que abandonó la gran carrera en la que Amundsen se metió, ya que a Scott no le importaba su propia victoria, solo le importaba la de la ciencia.
Lucía Esteban Uceda 1ºBCT
En la mayoría de los libros de historia, se cuenta que el noruego Roald Amundsen fue el primer hombre en llegar al Polo Sur, hecho que es cierto, pero sin embargo, pocas personas saben la verdadera historia. La llegada a la Antártida, se convirtió en toda una vertiginosa carrera entre este hombre y el inglés Robert Falcon Scott, cosa que, este último, no hizo caso, ya que él quería realizar este viaje por cuestiones científicas, mientras que Amundsen, dio la espalda a la ciencia y solo se centró en ser el primer hombre en llegar allí y alzar la bandera de su país.
Para empezar, las rutas que tomaron fueron diferentes: El equipo de Amundsen comenzó por la Bahía la Ballenas; Mientras que el de Scott, comenzó en la isla de Ross en la que sus hombres también realizaron unos meses antes otras investigaciones allí y por los alrededores.
El 17 de enero de 1912, Scott y su equipo llegaron a su destino, donde descubrieron que no habían sido los primeros en llegar y que cinco semanas antes Amundsen lo había alcanzado. Esto significaba la derrota, pero en realidad, el viaje de Scott, aportó a la ciencia grandes descubrimientos. El viaje de este hombre estaba preparado para realizar expediciones, recoger especímenes, filmar animales o hacer mediciones meteorológicas. Estaban tan comprometidos con el programa científico que, durante el duro invierno antártico de 1911, tres miembros de la expedición recorrieron cerca de 100 kilómetros para alcanzar una colonia de pingüinos emperador y recoger algunos de sus desconocidos huevos. Además, el equipo británico llegó con imágenes nunca vistas de animales polares en acción. Era la primera vez que se utilizaba una cámara de película para expediciones en el campo de la biología. La grabación de focas de Weddell, abriendo huecos en el hielo con sus caninos, refutó la teoría de la época sobre cómo hacían agujeros para respirar1.
Además de todo esto, aunque habían sido abatidos, durante el camino de regreso, el equipo británico se desvió de su ruta para seguir con su misión científica, a pesar de que la comida empezaba a escasear y el clima comenzaba a empeorar. Descubrieron una nueva teoría en la que decían que la Antártida había estado unida en un pasado a un supercontinente con un clima apropiado para el desarrollo de vegetación, para probar esto, solo tenían que encontrar allí un fósil de Glossopteris, una planta de hace 250 millones de años. Lo lograron, y tal vez esto fue uno de sus últimos hallazgos, ya que murieron antes de terminar el viaje.
El viaje de regreso, para Amundsen y su equipo fue aún más sencillo que el de ida con buenas temperaturas y condiciones del suelo, lo que se podría decir como “un camino de rosas”. Sin embargo, para el equipo de Scott, fue lo que les conllevó a que sus vidas llegaran a su fin. En sus últimas anotaciones podemos observar que ya sabían el destino trágico que les esperaba:
“Me parece una lástima, pero creo que no puedo seguir escribiendo.”
Cuando fue hallada la tienda en la que estos se encontraban, se hallaron 15 Kg de fósiles, entre ellos el de la planta Glossopteris, un diario meteorológico, notas y rollos de películas tomadas por el propio Scott.1
Por lo tanto, eres tú el que decide quién es el héroe en realidad.
Webgrafía:2 https://nosinmibici.com/2011/03/09/el-peor-viaje-del-mundo-la-expedicion-de-scott-al-polo-sur/
3 https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/grandes-reportajes/amundsen-artico_4831/1
4 https://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2014/10/23/5448d29fe2704ede098b4573.html
Imágenes:
https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/grandes-reportajes/amundsen-artico_4831/1