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Visor

El vuelo de las abejas

Las abejas, según las leyes de la física, no podrían volar, ya que según el tamaño de sus alas, el peso de sus cuerpos y la aerodinámica conocida, su vuelo no es posible, pero, ellas vuelan. Poseen un complejo sistema de danzas para  donde hay alimento, y por si fuera poco, también poseen un "piloto automático", y pueden realizar todo esto con sólo un cerebro del tamaño de una semilla de sésamo.

Los antófilos son conocidos mundialmente, ¿quién no ha visto alguna vez una abeja? La mayoría de las veces que las vemos están volando, y nosotros no sabemos el esfuerzo que tienen que realizar. Desde hace unos años, los ingenieros aeronaúticos decían que las abejas no pidían volar, pero evidentemente vuelan, entonces el problema reside en qué las hace volar. Su principal problema es que tienen las alas demasiado pequeñas, pero los cálculos suponían que las alas eran rígidad y establas, cuando en realidad las baten flexiblemente 230 veces cada segundo, esto les da una establidad y una sustentación que les permite volar.

Vídeo del batir las alas de una abeja

Las abejas, tras un largo tiempo de vuelo, encuentran alimento y vuelve a la colmena a dejarlo y a avisar a las otras abejas mediante una danza que les indica donde está el alimento. La danza les indica a las demás abjeas en qué dirección está (mediante determinados movimientos) y a qué distancia está (mediante el  movimiento vibratorio de su abdomen). Esto fue descubierto por el zoólogo alemán Karl Von Frisch que realizó varios experimentos para llevar la teoría a la práctica.

Vídeo de los experimentos llevados a cabo por Karl Von Frisch

El neuro-científico australiano Mandyam Srinivasan de la Universidad de Queensland y varios de sus compañeros estudiaron el comportamiento de las abejas  al aterrizar, ya que no sería muy complejo al saber que poseen una visión binocular y un cerebro del tamaño de una semilla de sésamo. Al realizar estos experimentos se dieron cuenta de que las abejas graduan la velocidad reduciéndola a medida que se acercan al objetivo y permitían que la velocidad fuera proporcional a la distancia del punto de aterrizaje. También experimentaron con una pista de aterrizaje con el diseño de una espiral giratoria que cambiaba la percepción del tamaño, y en algunos casos provocaron que las abejas aceleraran o disminuyeran su velocidad, y finalmente se estrellaban.

Aterrizaje perfecto de una abeja

 

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Trabajo realizado por:

Juan González Puerta 4ºB