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Visor

¿El miedo a la serpientes puede habernos ayudado a evolucionar?

Recientes estudios han demostrado que el cerebro de los primates parece responder de forma más intensa ante la amenaza potencial de una serpiente que frente a otros estímulos.. Algunos científicos van más allá y creen ver una relación entre nuestra evolución y la necesidad de protegernos frente a estos reptiles. ¿Puede haber algo de verdad en ello?

por Jasón

La historia de la Humanidad refleja claramente un miedo a los reptiles. Desde la bíblica serpiente que causó la desgracia de Adán y Eva hasta las actuales películas de serie B, como "Serpientes en un avión" o "Anaconda", reflejan claramente este pavor ancestral que estos reptiles nos producen.

Núcleos pulvinanresEstudios realizados en macacos Rhesus, en Japón, han mostrado que cuando se analiza la respuesta cerebral mediante electrodos frente a estímulos amenazantes, una región del tálamo - los núcleos pulvinares- se muestra especialmente activa en los primates frente a estímulos visuales que muestran serpientes, mostrando hasta un 40% de las neuronas activadas y una respuesta de reacción mucho más rapida que si se les muestran imágenes amenazantes de otros macacos o bien figuras geométricas.

Este hecho parece indicar que la presión selectiva sobre los primeros mamíferos, hace 100 millones de años, ejercida por la necesidad de huir de estos reptiles y, sobre los primeros primates cuya aparición, hace 60 millones de años, coincidió con la de los primeros reptiles venenosos. ha conseguido desarrollar circuitos neuronales específicamente sensibles a la detección visual y la respuesta rápida frente a los ofidios.

Lynn Isbell

Un paso más allá, no exento de polémica, lo ha dado la antropóloga estadounidense Lynn Isbell, de la Universidad de California (Davis), especielista en sociobiología de los primates, al proponer que esta presión habría contribuido directamente a la mejora de la capacidad visual que presentan los primates con el fin de detectar a tiempo a sus predadores potenciales.

Un argumento que la antropóloga esgrime en favor de esta hipótesis es que los lemúridos, que viven aislados en Madagascar y las islas Comores, sin la presión de reptiles trepadores, no tienen una visa tan desarrollada.

Según ella, el contacto con las serpientes sería directamente responsable de la agudeza visual de los primates.

Sus críticos aducen que es un argumento simplista y que, seguramente, las causas de este desasrrollo visual sean múltiples.

Además, otras amenazas diferentes desencadenan respuestas tan rápidas en los primates, en especial, en la especie humana, con lo que un componente cultural debe jugar una importancia relevante en este proceso.

Cosa distinta son las ofidiofobias o miedo paralizante a las serpientes que algunas personas padecen. Estas reacciones exageradas no contribuyen en modo alguno a la supervivencia de los individuos.

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