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ARGOS, algo más que un nombre

Si queréis saber el porqué del nombre de nuestra revista, averiguadlo en esta noticia.

    Así se llamaba la nave en la que emprendieron el viaje Jasón y los Argonautas en búsqueda de El Vellocino de oro. Argos también era el nombre del constructor de esta  nave. Jasón reclutó a hombres y mujeres fuertes o héroes para su tripulación.

    Jasón procedía de Yolco, en la región de Tesalia, en donde su padre, Esón, reinó anteriormente, ya que le fue arrebatado el trono por su hermanastro, Pelías. Jasón reclamó el reino y Pelías le puso como condición la prueba  de conquistar el Vellocino de oro.

    Éste era un carnero alado  que llevó a  Frixo y a su hermana Hele hacia La Cólquide. Ella cayó al mar por el camino pero Frixo llegó sano a La Cólquide, donde sacrificó al carnero y regaló la piel al rey Eetes, rey de La Cólquide, que consagró la piel a Ares, clavándola en un árbol bajo la protección de un dragón que nunca dormía.

ARGOS Para conseguir el Vellocino, Jasón tuvo que superar unas pruebas que le impuso el rey Eetes con la ayuda de Medea (hija de Eetes) que se había enamorado de Jasón.

  • En la primera prueba  el héroe tuvo que amansar unos toros que expulsaban fuego por las fauces y tenían pezuñas de bronce. Luego, tuvo que arar un terreno con ellos. La superó con éxito gracias a un ungüento, entregado por Medea, que protegía del metal y el fuego.
  • En la segunda prueba Jasón debía sembrar  unos dientes de dragón, de los que surgirían unos guerreros gigantes, a los que Jasón  venció con facilidad engañándolos para que se pelearan entre ellos.
  • La tercera y última prueba consistió en dominar al dragón que custodiaba el Vellocino, lo que consiguió gracias a Medea,  que lo durmió.

 

Hermes y Argos Por otra parte Argos era también el nombre del perro de Ulises y el del monstruo de cien ojos que vigilaba, por orden de Hera, la mujer de Zeus, a Ío, la ternera blanca en que Zeus había convertido a la ninfa de la que se había enamorado, para verse en secreto con ella. Zeus mandó a Hermes a matar a Argos, lo que logró disfrazándose de pastor y haciendo que todos los ojos de Argos cayesen dormidos con historias aburridas. Para conmemorar a su fiel guardián, Hera hizo que los cien ojos de Argos fuesen preservados para siempre en las colas de los pavos reales. (En la imagen, cerámica en la que se representa la muerte de Argos, procedente del Kunsthistorisches Museum o Museo de la Historia del Arte de Viena)

 En nuestra revista queremos, como el gigante de cien ojos, estar siempre alerta ante las novedades que la ciencia nos depara y, siguiendo la estela de los argonautas, caminar en busca del Vellocino de Oro que es el conocimiento. ¿Te unirás a nosotros?

 

Para saber más...

 

LUIS CORPA PATIÑO.  1º E