Educar sin castigo físico: parentalidad positiva
Todos los padres y madres quieren ser buenos para sus hijos e hijas. Tener hijos/as es muy gratificante, pero también puede suponer una fuente de estrés, y a menudo nos encontramos con situaciones en las que nos habría gustado tener ayuda, no solo en grandes conflictos, sino en el manejo de situaciones cotidianas. En muchos casos, además, las situaciones familiares son precarias a nivel social, económico o propiamente familiar, y esa necesidad de pequeñas ayudas pasa a ser necesidad de intervención institucional. Educar no es solo una cuestión del ámbito privado.
Crecer en un hogar sin violencia, cargado de amor y respeto es clave para la vida de los niños y las niñas. Les ayuda a crecer con salud y a convertirse en ciudadanía adulta, responsable y comprometida con la sociedad. El ejercicio de la parentalidad positiva se basa en los principios de atención, orientación, reconocimiento, potenciación y educación sin violencia. Ejercer la parentalidad positiva significa respetar los derechos de los niños y educarles sin recurrir al castigo físico.
Los padres y las madres necesitan apoyos para desarrollar las responsabilidades con sus hijos, para cuidarles con respeto y para darles todo el amor que necesitan. El cachete, el insulto, la amenaza o los gritos no son eficaces ni adecuados para educar a los niños y niñas.
Entidades como Save the Children y organismos como el Ministerio de Sanidad ponen a nuestra disposición recursos para trabajar en esta línea. El Ayuntamiento de Madrid dispone además de Centros de Atención a Familias donde se asesora y acompaña todo el intenso y complejo proceso de educar a los hijos e hijas. El CEIP Alberto Alcocer organiza periódicamente talleres gratuitos para familias donde diferentes expertos/as trabajan en esta línea (los encontraréis en el apartado Escuela de Familias).
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