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las meninas

Las Meninas es el nombre más popular, usado a partir del siglo XIX, del cuadro que llevó por título desde 1734 La familia de Felipe IV y se considera la obra maestra del pintor del siglo de oro español Diego Velázquez. Realizado en 1656, corresponde al último periodo estilístico del artista, el de plena madurez. Es una pintura realizada al óleo sobre un lienzo de grandes dimensiones, donde las figuras representadas están a tamaño natural. Es una de las obras pictóricas más analizadas y comentadas en el mundo del arte.[1]

Ofrece diversas interpretaciones, la realista fue estudiada y descrita por Stirling-Maxwell y Carl Justi, los cuales muestran la admiración hacia el «momento captado» propio al realismo de la fotografía. Más tarde, la interpretación se enfocó hacia otra fase, la histórica-empírica que, naturalmente sin haber documentación sobre la pintura de su propia época, se resolvió su estudio principalmente con la obra escrita por Antonio Palomino, en la que describe la relación de todos los personajes retratados así como del aposento donde se encuentran, precisamente el propio taller del artista en el Alcázar de Madrid,[2] a lo que se añadió en 1925 el artículo de La librería de Velázquez por Sánchez Cantón, con el inventario de la biblioteca que poseía Velázquez, que con su valoración consiguió nuevas interpretaciones sobre la influencia de la cultura adquirida por el pintor para representar toda la simbología que se encuentra en Las Meninas.[3] La siguiente interpretación de la obra es la filosófica, realizada por primera vez por Michel Foucault, es nombrada en la historiografía de Las Meninas como posestructuralismo, en el cual Foucault descarta la iconografía y su significación y prescinde de los datos históricos para explicar esta obra de una manera novedosa como una estructura de conocimiento y conseguir la participación dinámica del espectador a la vez que, según él, toda investigación sobre la intención del pintor no tiene importancia, y de esta manera tratar de terminar con todas las especulaciones sobre la gran variedad de interpretaciones de Las Meninas.[4]

El tema central, admitido prácticamente por todos los críticos e historiadores del arte, es el retrato de la infanta Margarita de Austria, colocada en primer plano, rodeada por sus sirvientes «las meninas», aunque la pintura representa también otros personajes. En el lado izquierdo se observa parte de un gran lienzo, y detrás de éste el propio Velázquez se autorretrata trabajando en él. El artista resolvió con gran habilidad todos los problemas de composición del espacio, gracias al dominio que tenía del color y a la gran facilidad para caracterizar a los personajes, la perspectiva central de la composición se encuentra en el personaje del fondo que cruza una puerta, donde la colocación de un punto de luz demuestra, de nuevo, la maestría del pintor, que consigue hacer recorrer la vista de los espectadores por toda su representación.[5] [6] Un espejo colocado al fondo de la pintura refleja las imágenes del rey Felipe IV de España y su esposa Mariana de Austria, según unos historiadores entrando a la sesión de pintura y, según otros, posando para ser retratados por Velázquez; en este caso serían la infanta Margarita y sus acompañantes los que venían de visita para ver la pintura de los reyes.[7]

Las figuras de primer término están resueltas mediante pinceladas sueltas y largas con pequeños toques de luz. La falta de definición aumenta hacia el fondo, siendo la ejecución más somera y apareciendo las figuras en penumbra. Esta misma técnica se emplea para crear la atmósfera nebulosa de la parte alta del cuadro, que habitualmente ha sido destacada como la parte más lograda de la composición.[8] El espacio arquitectónico es más complejo que en otros cuadros del pintor, siendo el único donde aparece el techo de la habitación. La profundidad del ambiente está acentuada por la alternancia de las jambas de las ventanas y los marcos de cuadros en la pared derecha, así como la secuencia en perspectiva de los ganchos de araña del techo. Este escenario en penumbra resalta el grupo fuertemente iluminado de la infanta.[9]

Esta obra se encuentra sin fecha ni firma por el autor, datos muy importantes en la catalogación de cualquier obra de arte. La fecha se ha obtenido gracias a la descripción de Antonio Palomino sobre la pintura, que la data en 1656. Se halla expuesta en el Museo del Prado de Madrid.

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la fabula de aracne

La fábula de Aracne, popularmente conocido como Las hilanderas, es un lienzo de Diego Velázquez, conservado en el Museo del Prado. Esta obra es de los máximos exponentes de la pintura barroca española y está considerada como unos de los grandes ejemplos de la maestría de Velázquez. Temáticamente es una de sus obras más enigmáticas, pues aún no se conoce el verdadero propósito de esta obra.