La casa encantada
Víctor de la Casa
La casa encantada
La joven se miró de arriba abajo preguntándose cómo podía ser ella el fantasma. Luego llamó otra vez y le abrió el viejo diciendo:
-¿Qué quieres?
Y la joven respondió:
-quiero saber por qué dijo que yo soy el fantasma.
Y el abuelo volvió a cerrar. La joven se fue al autobús triste y la llevó a la fiesta. Pasaron días y días y ella seguía pensando eso. Pero todas las noches soñaba lo mismo, la joven se estaba empezando a asustar. Luego visitó otra vez la casa. El anciano abrió la puerta y dijo:
-pasa, pasa te lo explicaré. Todas las noches algo se acerca por aquí y justo cuando yo abro la puerta desaparece sin dejar rastro. La persona que viene tiene un pijama con muñecos de peluche y la veo porque siempre que llama a la puerta yo miro por la ventana. Esa misma persona se parece mucho a ti, el mismo pelo los mismos ojos, etc. Por eso dije que eres tú.
Y la joven se echó a pensar. Y le dijo al viejo que muchas gracias por decírselo y que si sabía quién era que se lo diría de inmediato. Cuando la joven se fue a acostar se puso el mismo pijama que el viejo había dicho. Y se durmió. Cuando era ya pronto la hora de despertarse la joven se despertó en medio de la colina boscosa y de repente sus pies se levantaron como por arte de magia y fue volando sin que ella controlase hasta su cama.
Un día después se lo explicó todo al viejo y le dijo que estaba poseída. La joven fue al médico y la echaron una medicina para que dejase de estar poseída. Y entonces el viejo fue feliz y la joven muy asustada.