Las Escuelas deben atender a los cuatro pilares básicos de la Educación: el aprender a conocer, el aprender hacer, el aprender a vivir juntos y el aprender a ser.

Todos estos pilares son básicos si queremos EDUCAR con mayúsculas.

La Escuela debe ser un espacio donde se respete la diversidad humana y las características propias de los sujetos. Un espacio que acoja la diversidad como un valor fundamental del ser humano.

“Sin el futuro no se puede alimentar ninguna esperanza y esto, la niña y el niño lo saben. Al igual que los adultos, necesitan vivir junto a un trayecto físico, de algún modo material e inmaterial, cuyo recorrido tienen que estar seguros de poder realizar mañana; pero esta trayectoria que va hacia el mañana reclama la autenticidad y la concienciación efectiva de un futuro disponible para todos”.

                                                    Loris Malaguzzi

Creemos profundamente en la Educación Infantil como una etapa educativa con entidad propia y creemos en el derecho a la Educación que tienen los niños y las niñas desde su nacimiento. Esta etapa abarca el período comprendido entre los cero a los seis años y, a su vez, se divide en dos ciclos, el primero de cero a tres años y el segundo de tres a seis años.

Es en esta etapa vital donde se establecen las bases de la inteligencia, de las emociones, de las actitudes sociales de los seres humanos y de la personalidad. Es un período donde se configuran la mayoría de las células cerebrales y las conexiones neuronales.

Por eso, se hace tan necesario que las niñas y niños de estas edades tengan un medio adecuado para experimentar, descubrir, expresar, respetar, valorar, pensar, explorar... en un ambiente afectuoso, cálido, seguro, tranquilo, con normas precisas, fundamentales para su desarrollo.

La intervención educativa debe planificarse con la clara intencionalidad de detectar y compensar las características de cada uno/a para conseguir un óptimo desarrollo.