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Erase que se era, un pequeño pueblecito llamado Campo Real, al que todos conocían por sus tradicionales y exquisitos quesos y aceitunas. Nada podía hacer sospechar que sus ricos productos quedasen relegados a un segundo plano, por la existencia de una maravillosa historia que si nos permitís, estaremos encantados de contaros.

Entre sus parajes habitaban pintorescos animales procedentes de entornos muy diferentes, motivados por el encanto del lugar. No eran animales comunes, cada uno de ellos tenían valores que les hacían singulares.

La Hormiga Carminguita y la ratita Raquelita era única, gran responsable de su trabajo. Nadie mejor que ella sabía organizar y estructurar su hábitat.

Rolerto, el León impregnaba de serenidad y coherencia allí donde pisaba trasmitiendo sus ideologías más allá de la Selva.

Su tranquilidad muchas veces se veía invadida por el ingenio y espontaneidad de la Avispa Merchista. Nadie sabía en que flor se iba a posar, su aparición era toda una sorpresa.

Laurdilla, la pequeña ardilla del grupo, llena de ilusión y buena disposición trabajaba esmerosa en su entorno impregnando con una sonrisa a los habitantes del bosque. Incluso a Virgicolor, el camaleón que aunque introvertido cambiaba de color y ofrecía su tranquilidad y disposición a los habitantes del bosque.Todas sus actuaciones, bajo la atenta mirada de Bueva, el búho más observador del paraje. Siempre dispuesto a regalar una mirada cómplice poniendo emotividad a sus vuelos.

A todos ellos les unía el mismo objetivo… SABER A QUE SABE LA LUNA.

La luna, era su tesoro más ansiado, pero estaba muy alta, era muy difícil de tocar. Sus grandes esfuerzos individuales no eran suficientes por conseguir un trocito, por pequeño que fuese.

Carminguita , quiso construir una escalera gigante con la ayuda de Bueva para llegar a tocarla, sin embargo se dieron cuenta que a pesar de que, todo estaba organizado, era imposible.

Merchista, la avispa se desempolvó sus alitas y se lanzó a la aventura con el fin de ser la primera en alcanzarla, pero a pesar de su talante se dio cuenta que la distancia que les separaba era muy grande.

Laurdilla pensó que podrían construir una luna similar a la que tanto admiraban y con la ayuda de Virgicolor se pusieron manos a la obra, pero el trabajo final no se podía comparar con ella.

La objetividad de Rolerto les apoyó, calmando parte de la angustia que los invadía.

Algo cambió, el semblante de sus rostros ya no era el mismo sus reflexiones personales les motivaron a hacer una actuación común: formar una gran torre. Unos subían sobre los otros, apoyándose en el compañero anterior llegando a formar un gran pilar que les permitió alcanzar su preciado tesoro.

Desde aquel día se dieron cuenta de la importancia de la unión y el compañerismo, decidiendo formar un gran equipo.

Y… entro por el sano y salgo por el roto y el que quiera que venga y nos cuente otro.

EQUIPO EDUCATIVO CASA DE NIÑOS “LUNA LUNERA"