Gadea Rodríguez, 4º ESO D
LA CONFESIÓN DE ADELA
[Sale Adela al patio interior de la casa, donde su madre está cosiendo sentada en un banco de madera. Hay una fuente redonda en el centro del patio y a la derecha del banco y se puede oír el canto de los pájaros. Hay varios pasillos que dan al patio con las barandillas cubiertas por enredaderas. Adela parece nerviosa y Bernarda está tan concentrada que no se da cuenta de que está observándola. Adela se acerca cautelosa al banco donde está sentada]
ADELA: Madre…
BERNARDA: [da un sobresalto] ¡Santa María! [se gira hacia Adela] ¿Es que quieres mandarme de vuelta con tu padre, hija?
ADELA: [aguantándose la risa] No, no, perdone madre. Es que quería hablar con usted de un tema un poco delicado y no me gustaría que nos salieran escuchas indeseadas [mira con recelo hacia la puerta del salón donde se encontraban sus hermanas leyendo].
BERNARDA: Pues habla con libertad, hija, que aquí solo estás en mi presencia y la de Dios.
ADELA: Verá, lo que voy a contarle puede que parezca el peor de los pecados, pero siento que si no se lo cuento puede que me persiga el resto de mis días, y no me lo podría perdonar. Necesito que me escuche con mucha atención y que no me interrumpa…
BERNARDA: [deja de coser con un gesto impaciente y la interrumpe] ¿Podrías dejarte de rodeos y decirme lo que te pasa de una vez? Necesito terminar este chal para la boda de Angustias.
ADELA: ¡De eso justo quería hablarle, madre! Verá, yo sé que el matrimonio de Angustias con Pepe el Romano es de conveniencia, y que a usted le viene bien porque se convertiría en su yerno, pero Pepe no ama a Angustias, me ama a mí y yo a él. Desde el principio lo he amado y hace unos meses empezamos una relación. Sé que parece una locura porque el ya está prometido, pero no podría soportar verlo con otra sabiendo que su amor me pertenece [mira a Bernarda y esta le devuelve la mirada con una expresión de horror]. No me mire así, madre. Usted sabe lo que es amar con locura a alguien…
BERNARDA: [se levanta y empieza a gritar a Adela] ¡A tu padre no le metas en esto! Ya has traído suficiente deshonra a esta familia como para ensuciar su nombre. ¡No te volverás a ver con Pepe hasta el día de su boda cuando ya no puedas hacer nada! Si tu padre te viera…
ADELA: [con lágrimas en los ojos y la voz llena de rabia] Si mi padre me viera querría que fuera feliz. [se da media vuelta y echa a correr]
BERNARDA: [después de gritar su nombre varias veces se dice a sí misma] Estas niñas van a hacer que me vaya con Dios antes de lo previsto.
[Bernarda sale de la escena y aparece la criada escondida detrás de una puerta]