Érase una vez una princesa a la que no la dejaban hacer nada. No la dejaban salir del castillo, no la dejaban ir al colegio y ni siquiera la dejaban jugar.
Un día, sus padres, que eran muy exigentes, le pidieron a la princesa que le prepararan té. El té ya estaba listo, a la princesa se le cayó la bandeja y la cuchara fue a parar a la nariz de una gárgola, y de repente aparecieron unas escaleras que llevaban hasta la aldea, la princesa bajo, salió a la aldea y llego a unas praderas preciosas. Había flores, mariposas y caballos. Los reyes, es decir los padres de la princesa, la pillaron fuera y la volvieron a encerrar, al día siguiente hizo lo mismo, fue al puerto, se escapó y nunca más se supo nada más de ella

Sara Pareja 3º C