Soy Federico, tengo 25 años.

Después de un largo día de trabajo volví a casa hecho polvo y sólo quería hacer una cosa: gozar de lago bueno, muy bueno que me relajara antes de dormir y repetir la rutina.

Llegué  a casa, la cogí, la levanté, la miré....era toda mía, entera, a mi disposición, esperando  a que mi boca la disfrutase hasta la última parte de su cuerpo.

Brillaban las luces, un color claro llamándome y un ruidito seguido muy peculiar, sabía lo que quería que la hiciera...."ummm...", dije mientras tragaba en seco.

Lo que me llamaba lo agarré con las dos manos. En la mano derecha un color rubio diciendo " ¡hazlo!" y en la izquierda las luces diciendo "¡a qué esperas!". La cogí con su fina curva y sonó otro sonido...el sonido más bonito, el de cuando la abrazas y se vuelve loca....de repente vino mi novia por detrás y me dio un beso diciéndome: 

- ¿Un largo día, cariño?

Y diréis...¿de quién estaba hablando? 

Lo que enamoró al hombre fue una gran cerveza y mando con sus luces de una play encendida y conectada a una gran tele de plasma.

Eso...a parte de la bella mujer es lo que enamoró al hombre.