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Visor

Educación para la Inclusión o Educación sin Exclusiones.

Gerardo Echeita Sarrionandía

Este libro del profesor Gerardo Echeita, publicado por primera vez hace una década y reeditado en 2014, sigue siendo, como el propio autor subraya, plenamente actual. El libro se organiza en cinco capítulos, en los se analizan desde una visión crítica la evolución desde la educación especial hacia una educación inclusiva.

El primer capítulo “La educación Especial” a examen: Definiciones y respuestas realiza una revisión crítica de los resultados de la “educación especial” a lo largo de las últimas décadas del siglo XX. El autor cuestiona el concepto de educación especial referido a un cierto tipo de alumno en favor de una educación de calidad para todos y una reconceptualización sustancial de la capacidad del sistema educativo y del profesorado para atender a la diversidad del alumnado. Frente a los conceptos de integración o normalización se utiliza el concepto de “calidad de vida” para valorar la atención a las personas con discapacidad. Entre sus indicadores se encuentran: bienestar emocional, relaciones interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación, inclusión social y derechos.


La visión esencialista e individualista refuerza la idea de que las dificultades del alumnado son internas y basadas en déficits, clasifica y segrega a los alumnos que considera deben ser atendidos por un profesorado especial, con prácticas especiales, lo que limita sus posibilidades y genera un proceso de profecía autocumplida. Poner el foco de atención en los recursos ha generado un segundo sistema educativo (el de la educación especial) que tiene consecuencias en el aumento de alumnos clasificados como con necesidades especiales, el descompromiso de los profesores no “especiales” y en definitiva, no sólo ha perjudicado al alumnado con discapacidad, manteniendo el statu quo, sino que además ha obstaculizado el desarrollo de los sistemas educativos.


El informe Warnock (1978) impulsó la política de integración escolar, rechazo la distinción entre niños deficientes y no eficientes, considerando que todos los niños son educables, y que los fines de la educación son los mismos para todos, llamando la atención sobre la importancia de una evaluación e intervención tempranas de los niños con discapacidad y los jóvenes con discapacidad que habían terminado la educación obligatoria. Frente a una visión esencialista, se considera que las necesidades educativas especiales y el desarrollo de una persona con discapacidad está condicionado por su maduración biológica, pero puede cambiar por las interacciones en el sujeto y el ambiente social y físico que le rodea.


La Declaración de Salamanca y el Marco de Acción (1994) establecieron un consenso mundial sobre la educación de los alumnos con necesidades educativas especiales caracterizado por una visión interactiva y contextual de las “necesidades educativas especiales” y un mensaje de integración/inclusión, un nuevo paradigma para hacer que la enseñanza regular pueda responder a las necesidades de todos los alumnos sin exclusiones. Muchos niños y jóvenes experimentan dificultades de aprendizaje durante su escolarización, no solo alumnos con discapacidad, y las escuelas deben acoger a todos los niños independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales emocionales, etc. Los centros específicos de educación especial deben transformarse para asumir una escolarización integrada. Los procesos de mejora de los alumnos con necesidades educativas especiales deben vincularse con la mejora del sistema educativo global y como condición de una educación de calidad para todos. La excelencia y la equidad pueden alcanzarse a través de una educación atenta a la diversidad del alumnado y la integración escolar de los alumnos con necesidades educativas especiales en centros ordinarios es un elemento de aquella. Es necesaria una reforma de la enseñanza para mejorar las condiciones de todos los alumnos, no solo para integrar a los alumnos con necesidades educativas especiales Es necesario un cambio sistémico que adapte los programas a las necesidades de los alumnos, la evaluación y la promoción, así como la organización y el funcionamiento escolar a través de un proyecto educativo compartido. Como consecuencia, los profesores deben ser responsables del progreso de todos los alumnos y disponer de sistemas de apoyo disponibles para todos los alumnos. En conclusión, la atención a la diversidad se perfila como una oportunidad, no solo para el aprendizaje de valores clave para la convivencia, sino para aunar excelencia y equidad en los sistemas educativos.


En el segundo capítulo la “educación Especial” un ámbito que se resiste a cambiar, el autor muestra cómo han pervivido algunos encasillamientos o etiquetamientos que provocan una suerte de profecía autocumplida: las limitaciones o deficiencias advertidas no podrán ser superadas. La pervivencia de etiquetas para clasificar al alumnado sustituye las viejas expresiones de subnormal, deficente, minusválido o disminuido por “alumnos con necesidades de apoyo específicas”, pero en un sistema estandarizado donde currículo, evaluaciones y toda relación docente alumno es considerada sobre la base de la normalidad o la normalización de los estudiantes, los diferentes se considera que deben ser tratados en establecimientos especiales, con docentes especiales, métodos ad hoc y recursos específicos. Esto se pone de manifestó en la configuración de una doble red de centros dentro del sistema ordinario: de integración y de no integración, y que la integración siga siendo vista como una cuestión de recursos y de especialistas, que son los que se ubican en los centros de integración. “Integración sí, pero no para todos, no en todas la etapas y preferiblemente ni en mi centro ni en mi aula”. En todo caso, el problema, dice Echeita, no son los centros de educación especial donde se escolarizan aquellos alumnos que se consideran por el sistema no integrables. Resulta incorrecto e injusto y valorar lo hecho en el pasado con las reglas y concepciones del presente, aferrarse a los modelos de años atrás cuando la sociedad ha incorporado otros o nuevos valores. Eso es lo que ocurre con el sistema educativo, como señala Echeita, “incapaz de promover el aprendizaje y la participación de todos los alumnos sin recurrir a la exclusión de algunos de ellos” (pp. 71). Esto marca la necesidad de revisar las normas y al mismo tiempo las concepciones que han animado hasta la fecha a los funcionarios y decisores políticos. Es necesaria una visión más interactiva y contextual sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje que se desprenda de los planteamientos de las necesidades educativas especiales, de la educación especial y la educación compensatoria, hacia el reconocimiento de una diversidad de todos, hacia la educación inclusiva o la educación para la inclusión.


En el capítulo tercero, ¿por qué hablamos de Educación Inclusiva?. La inclusión educativa como prevención para la exclusión social, el autor señala que la inclusión no es un lugar, sino una actitud y un valor que debe dar cobertura a un derecho fundamental en el marco de una cultura escolar de aceptación y respeto por las diferencias. La inclusión y la exclusión escolar están vinculadas a la inclusión y la exclusión social. La educación es un factor de cohesión social. En el camino de la exclusión escolar a la inclusión educativa son apartados no solo aquellos que tienen discapacidades, sino los pobres y los migrantes, los castigados por su raza o religión. Entre las perspectivas de la atención a la diversidad del alumnado Echeita propone terminar con la visión psicomédica, que la identifica con la enfermedad, o la sociológica, que las relaciona con el proceso social, y centrarse en la dirección de revisar críticamente el currículo, apoyarse en las estrategias contemporáneas de mejora escolar y los nuevos abordajes de los estudios críticos sobre la discapacidad. La educación inclusiva como educación para todos entendida como respeto por la diversidad es la base de una sociedad incluyente, cohesionada y democrática. La educación inclusiva se entiende por Booth y Ainscow como un proceso de participación y la transformación de los centros escolares como la eliminación de las “barreras para el aprendizaje y la participación”. En esta perspectiva, la educación inclusiva es una cuestión de valores y una actitud personal de respeto por las diferencias, una garantía social de una educación para todos que propugna un cambio cultural y una visión sistémica en la que se abandona la perspectiva individual para adoptar una social/interactiva en la que se deja de pensar en alumnos con necesidades educativas especiales o con dificultades de aprendizaje para referirse a los obstáculos que impide, a unos y a otros, la participación y el aprendizaje.


En el cuarto capítulo, Educación de calidad para todos. Ámbitos de intervención y competencias del profesorado para un desempeño profesional complejo, dedicado a los ámbitos de la intervención educativa, Echeita aborda las barreras que encuentran quienes padecen discapacidades, entendiendo que estas cobran significado en un contexto social y en la propia institución educativa ¿Cómo pueden hacer las escuelas y colegios para detectar y minimizar esas barreras?, ¿Cómo se puede enseñar y aprender en una escuela para todos? Desde una pedadogía de la complejidad, Echeita señala al constructivismo y las inteligencias múltiples para crear espacios para la inclusión y de la diversidad del alumnado. La enseñanza adaptativa plantea que los objetivo y las experiencias de aprendizaje deben garantizarse para todos los alumnos, pero en función o de las características individuales de los alumnos. Echeita crítica que detrás de muchas adaptaciones curriculares se oculta la eliminación de contenidos u objetivos educativos. Afrontar la complejidad de construir una escuela inclusiva requiere colaboración, apoyo y ayuda, necesita crear redes, desarrollando una “profesionalidad interactiva” entre el profesorado, así como relaciones colaborativas con las familias, con la comunidad y con otros centros. Concluye el capítulo revisando la aportación de las escuelas eficaces a los procesos de mejora y transformación de las escuelas y la importancia de trabajar las dimensiones de la estructura y la cultura escolar y las competencias del profesorado para un desempeño profesional complejo, para una nueva profesionalidad en la sociedad de la información.


El último capitulo, Explorando la nueva perspectiva: propuestas e instrumentos para una investigación colaborativa aborda la diferenciación de las perspectivas en inclusión y exclusión, según trabajos de Ainscow y Both. Los autores definen la inclusión como “el proceso de aumentar la participación de los alumnos y reducir su exclusión de los currícula ordinarios, las culturas y las comunidades”. Se subraya la importancia de la indagación colaborativa del profesorado en los procesos de inclusión, así como de la participación de los alumnos, de las familias y otros agentes.


En este capítulo se presenta el Index for Inclusión o “Guía para la evaluación y mejora de la educación inclusiva”, un conjunto de materiales diseñados para apoyar a los centros educativos en el proceso de avance hacia escuelas más inclusivas con la participación de la comunidad educativa.


Desde el punto de vista de su estructura, el Índex asume el carácter "sistémico" de los centros escolares y en consecuencia la premisa de que la acción educativa está condicionada por valores y decisiones que están más allá del aula. Es por ello por lo que se propone un proceso de auto-evaluación de los centros educativos en tres dimensiones, referidas a la cultura, las políticas y las prácticas de una educación inclusive a punto de la investigación-acción a través de un conjunto de indicadores y de preguntas, a partir de las cuales el centro educativo se tiene que comprometer a realizar un análisis exhaustivo de su situación presente, y de sus posibilidades futuras de cara a una mayor inclusión. Las dimensiones, las secciones, los indicadores y las preguntas facilitan el análisis de la situación del centro y dibujan posibles líneas de mejora escolar (ver colaboración sobre el Index en la sección de artículos del número de la Revista Debates).

José Manuel Arribas Álvarez

Información de la publicación

Información de la publicación
Resto título
Año 2006
Edición 1
Lugar Madrid
Editorial NARCEA
I.S.B.N. 978-84-277-1500-4
D.L. M.36.817-2007