Dice Rafael Bisquerra, autor del prólogo de este libro, lo siguiente: “Si tuviera que resumir el contenido del libro es un sola frase, probablemente diría que Begoña Ibarrola nos orienta sobre cómo crear ambientes y procesos de aprendizaje que sean emocionantes, con el objetivo de motivar para desear seguir aprendiendo durante toda la vida”.

En efecto, el lector encontrará en este libro un estudio sobre el cerebro, el cerebro cognitivo y el cerebro emocional, qué significa aprender y qué necesita el cerebro para aprender y cómo interviene éste en los procesos de aprendizaje. Qué es la neurociencia y qué aportaciones ha hecho a la educación y al desarrollo de la neurodidáctica. Qué son las emociones, qué tipos de emociones tenemos y cuáles son sus funciones; Qué diferencias y relaciones se dan entre emociones, sentimientos y razón y cómo afectan al aprendizaje. Qué es la inteligencia emocional, qué otros tipos de inteligencia existen, y cómo ha de desarrollarse una educación que desarrolle competencias emocionales. Cómo funcionan la atención, la memoria y la motivación y cuál es la función de las emociones en estos tres procesos que condicionan el aprendizaje, etc

Pero, más allá de esta rigurosa y documentada introducción a los aspectos fisiológicos, neurológicos y psicológicos que nos permiten una comprensión de los factores que explican cómo aprendemos, la autora profundiza en la orientación acerca de la compresión y de la construcción de un clima de aula que favorezca el aprendizaje de los alumnos, así como en el desarrollo de una pedagogía orientada al éxito que impulsa el aprendizaje mediante el uso de las emociones.