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Visor

Editorial

“El éxito de una metodología de enseñanza y de los resultados obtenidos por los alumnos se fundamenta no tanto en la manera como se dan a conocer los nuevos conocimientos, sino en la evaluación, entendida como conjunto de actividades que posibilitan identificar errores, comprender sus causas y tomar decisiones para superarlas”. Perrenoud (1993)

La evaluación afecta de una forma determinante el qué y el cómo aprenden los alumnos, y puede ofrecer información sobre cómo mejorar tanto el aprendizaje como la enseñanza. En esta perspectiva, además de su función acreditativa, que garantiza la adquisición de conocimientos, la evaluación puede tener otras funciones, como la función formativa, que informa al alumno de sus fortalezas y debilidades y sobre la adecuación de sus decisiones en el momento de comprender, estudiar y aprender; la función formadora, que informa al docente de la calidad e impacto de su enseñanza, del ajuste y éxito de sus decisiones al presentar, explicar y ejemplificar los temas impartidos; y la función innovadora, que informa al equipo directivo y al equipo docente de cuestiones como los niveles de exigencia, la coherencia curricular o el grado de interdisciplinariedad que ostenta el centro educativo.

La tendencia dominante en evaluación ha estado marcada por la “objetividad”, que ha llevado a privilegiar el conocimiento más simple, declarativo y factual por encima de otro tipo de conocimientos más complejos, argumentativos y especulativos. En la actualidad, se impone la necesidad de una enseñanza por competencias pero se mantienen evaluaciones centradas en contenidos básicamente declarativo-conceptuales alejados de los problemas auténticos que solicitan una combinación de conocimientos, estrategias y competencias para su resolución.

Es necesario reformular la evaluación, la evaluación de competencias no parece posible mediante los exámenes tradicionales que evalúan conocimientos aislados, sino mediante otras pruebas capaces de aplicar lo aprendido para interpretar y tomar decisiones en situaciones diversas, complejas e imprevisibles. Es importante favorecer los procesos de autorregulación que permiten que los alumnos hagan suyos los objetivos o finalidades de lo que se va a aprender, anticipen las estrategias aplicables para aprenderlos y los criterios de evaluación para saber si se está aprendiendo o se ha aprendido bien. Este es un reto para los profesores que han tenido una experiencia distinta de aprendizaje y se encuentran ante la dificultad de “desaprender” para incorporar nuevas orientaciones y nuevas prácticas que permitan mejorar su enseñanza y el aprendizaje de sus alumnos. En este número de la Revista Debates queremos contribuir a la reflexión sobre las condiciones de una “evaluación para el aprendizaje”.

En el número 4 de la Revista DEBATES incluimos dos entrevistas. La primera se ha realizado gracias a la colaboración de Ismael Sanz Labrador, Director General de Becas y Ayudas al Estudio de la Consejería de Educación e Investigación de la Comunidad de Madrid, la segunda se ha realizado a Jesús Alonso Tapia, catedrático de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid

Ismael Sanz responde a preguntas sobre temas relacionados con las evaluaciones externas de los sistemas educativos a través de PISA, OCDE, TIMSS, PIRLS, TALIS y cómo nos permiten profundizar en el análisis de los sistemas educativos y mejorar sus resultados. En la segunda entrevista, Jesús Alonso Tapia nos ayuda a encontrar respuestas a preguntas relacionadas con la evaluación y cómo servirse de la evaluación para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, en definitiva, cuáles son las características de una evaluación para el aprendizaje

¿Qué relación se produce entre evaluación y motivación? ¿Qué instrumentos resultan más adecuados para una evaluación de competencias? ¿Por qué es importante la autoevaluación para regular el aprendizaje y cómo pueden participar los alumnos en la evaluación? Son algunas de las preguntas que encuentran respuesta en esta entrevista.

En la sección de ARTÍCULOS Gregorio Manzanero, Director del CEIP Ana María Matute de Getafe, se centra en uno de los elementos de la evaluación en concreto en uno de sus agentes, las familias.
Violeta Olmo a través del proyecto REVAULA nos presenta la necesidad de avanzar en la personalización del aprendizaje de los alumnos focalizando en la evaluación como parte fundamental de dicho proceso. Las nuevas aulas requieren nuevos procesos de aprendizaje y la evaluación no puede quedar al margen. Por eso, Violeta Olmo, Mª Cruz García y Salvador del Toro, profesores del CIPFP “Mislata” de la ciudad homónima, se pusieron manos a la obra e implantaron en su centro el proyecto RevAula con el objetivo de repensar el proceso de evaluación para obtener soluciones más creativas e innovadoras.

Marta Reina Herrera, asesora de Innovación y formación TIC como experta en innovación educativa, nos sugiere un nuevo enfoque metodológico basado en las competencias, en definitiva, un cambio en la evaluación de aprendizajes.

Con Oscar Martín iniciamos un viaje a través de su artículo en el que nos plantea un nuevo rumbo, la evaluación con unos nuevos métodos con unas formas más complejas de evaluación pero más efectivas para los nuevos tiempos.

En la sección de BUENAS PRÁCTICAS, Carmen Peña Jaramillo, profesora de Enseñanza Secundaria en la especialidad de Orientación Educativa y directora del Instituto de Enseñanza Secundaria Atenea en San Sebastián de los Reyes; con el título “La evaluación como estrategia de cambio”, nos presenta los procesos de cambios metodológicos y de gestión que se han desarrollado en su centro a partir de una nueva cultura de evaluación.

Juan Ignacio Bernabé, Director de CEIP Mario Benedetti, y su equipo trabajan desde hace años en un proyecto, el proyecto LOVA (La Opera como Vehículo de Aprendizaje), con magníficos resultados. El proyecto y su evaluación nos ha sido presentado y nosotros nos encargamos de trasladarlo a la comunidad educativa en este número.

Lola Garrido Vidal, Directora del colegio Ártica junto con Mercedes Santos Murillo, jefa del departamento de innovación, nos presentan la evaluación a través de planes de trabajo junto con las pruebas de aplicación competencial. Ambas, en perfecta sintonía con su equipo, trabajan convencidas de que la evaluación no es el fin sino el medio.

Un cambio en la mirada de la evaluación como una forma de reflexionar y valorar sobre el proceso de aprendizaje con alumnado diverso y heterogéneo, es lo que podemos encontrar en la experiencia presentada por el equipo del CEIP Ponce de León, centro dedicado a la enseñanza de personas sordas.
Elena Hernández Fernández, Orientadora en el IES Sierra de Guadarrama de Soto del Real, Integrante del Equipo de Convivencia. Nos da a conocer, a través de su buena práctica, el proyecto de convivencia de su centro y cómo se puede evaluar.

Felipe Perucho González, director del IES Rosa Chacel de Colmenar Viejo, uno de los 15 IES de innovación tecnológica de la Comunidad de Madrid, nos presenta el modelo de evaluación de la competencia digital de sus alumnos, en el que entre otras cosas afirma, como posible, ser fácilmente transferible a otros centros con recursos tecnológicos ordinarios.

María Cuerda Leira, directora del CEIP San Roque no entiende el proceso de evaluación en una única dirección. Está convencida que se debe fomentar la coevaluación, la heteroevaluación y la evaluación de nuestra propia práctica docente. Así lo cree ella y su equipo lo ponen en práctica y nos lo hacen saber.

Queremos agradecer al lector su seguimiento e invitarle a que nos haga llegar sus comunicaciones a través de la sección PARTICIPA.