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Visor

Proyecto de Alumnos Ayudantes TIC

José Antonio, ¿en qué consiste este proyecto de alumnos ayudantes TIC? ¿qué persigue y cómo pretende conseguirlo?

Este es un proyecto humilde porque nace de abajo hacia arriba, de un grupo de profesores  impulsados por la idea de profundizar y reflexionar con el alumnado sobre el uso saludable de las tecnologías. Es un proyecto que nace del encaje y adaptación de muchas ideas e innovaciones que conocemos muy bien en educación: la formación en cascada, el aprovechamiento del conocimiento disponible, el aprendizaje entre iguales, los alumnos mediadores… En definitiva, como suele pasar en la innovación, nunca una idea es especialmente nueva, sino que lo que hace es recoger distintas consideraciones, contenidos de otras, y las funde en una nueva solución.

En primer lugar, pretendemos hablar de tecnologías de la información con  nuestros chicos. Se trata  de chavales de 5º y 6º de primaria que están empezando a zambullirse en estas prácticas. Tenemos la oportunidad (y lo hacemos poco, tanto padres como profesores)  de guiar mejor sus prácticas.

La segunda clave es que quienes proporcionan esa información, formación y sensibilización son sus compañeros mayores, los alumnos  de 3º y 4º de la ESO, que hasta hace poco eran precisamente aquellos a los que se dirigían las charlas y mensajes dirigidos por los adultos.

El tercer punto nuclear en este proceso es que se configuren redes de relación entre centros y profesionales en relación con este tema.  Es un proyecto, como veis, razonable y muy fácil de entender en el entorno educativo.

¿Por qué crees que tiene un valor tan importante que este tipo de programas de sensibilización, de prevención, se soporten de una manera fundamental en los iguales, en los alumnos? ¿No sería este un trabajo más de los adultos? ¿Cuál es el sentido de que sean los alumnos los protagonistas?

Hay varias razones; la primera de ellas, bien conocida en el entorno educativo, es que lo que un chico mayor le cuenta a un chico pequeño en relación con un determinado tema llega más y mejor,  se comprende y asimila con más facilidad. La  segunda razón es que impulsamos el protagonismo de los alumnos en el desarrollo de las buenas prácticas en los centros educativos,  lo que tiene fantásticos resultados en materia de convivencia, como sabemos por otros proyectos como el de alumnos mediadores o los alumnos mentores (alumnos que ayudan a estudiar a otros que tienen más dificultades).

Este modelo de ayuda entre iguales que tiene un recorrido de unos cuantos años en nuestros centros, en el caso del proyecto que habéis puesto en marcha, tiene una singularidad, y es que esta ayuda pretende afrontar situaciones también de una manera preventiva, pero tan graves como el ciberacoso.  ¿No es así?

Efectivamente, hablar de tecnologías de la información es algo que también es responsabilidad de los centros educativos,  es educar en ciudadanía digital saludable. Esto incluye  afrontar los retos y los riesgos  que tienen las redes:  el ciberacoso,  el acceso a contenidos inadecuados o el tratamiento de la privacidad o intimidad. Otro de los matices relevantes es que el proyecto de ayuda sale del centro, y se crean redes en las que los centros de secundaria se conviertan en mentores de los colegios de infantil y primaria. Esta  conexión es muy satisfactoria para todos.

En ese proyecto que trasciende los límites del centro, ¿hasta qué punto el modelo de aprendizaje y servicio ha servido de inspiración?

Este modelo es probablemente  el que más les llega a los chavales de 3º y 4º de ESO con los que trabajamos. Cuando les explicas que ellos van a aprender algo, y que luego van a dar un servicio, se sienten realmente comprometidos e implicados en el proceso. Entre otras cosas,  porque les encanta la idea de convertirse en profesores y además, muchas veces en los colegios donde ellos han sido alumnos. Para ellos tiene un poder tremendo volver a su colegio,  encontrarse con sus antiguos profesores y convertirse en los dinamizadores durante una hora u hora y media de trabajo en las aulas. Este componente de solidaridad, de implicación con un servicio y dar ejemplo a los compañeros es un motor clarísimo.

Decías que los alumnos se sienten muy entusiasmados ante la posibilidad de prestar un servicio en centros que fueran los suyos: la prestación de este servicio supone una profundización en su propio aprendizaje?

Esta es probablemente la pregunta capital porque, efectivamente, el chico que se compromete con un proyecto que tiene como objetivo enseñar a otros, adquiere no pocas habilidades, aprende y reconsidera sus propias prácticas, su manera de estar en el mundo de las redes sociales, de usar el dispositivo móvil, los tiempos, etc.  No solo porque en ese proceso de formación inicial hablamos de esto, sino  porque es imprescindible creer en aquello de lo que se está hablando para que los demás también te crean. Además,  en el proceso de aprendizaje y servicio se produce un resultado también fantástico: el proyecto se convierte en una especie de pequeño corazón del propio centro, que lo reconoce, lo apoya, valora el trabajo del equipo de orientación  y de los alumnos.  Este proceso de identificación del centro con su proyecto tiene como consecuencia que en dos o tres años este se ha convertido en una especie de caldo de cultivo que acaba provocando un interés manifiesto por los chavales por desarrollar este tipo de iniciativa.

¿Podrías concretarnos un poco más de qué modo los alumnos ayudantes facilitan a los alumnos ayudados esa sensibilización y esa prevención?

Nosotros basamos la formación de los alumnos ayudantes en dos principios fundamentales: realizamos un trabajo para la adquisición o mejora de  las habilidades comunicativas, con la idea de que no solo se trata de informar sino también de convencer. (José Antonio Luengo es profesor en la Universidad Camilo José Cela de la asignatura de “Técnicas de comunicación y asesoramiento en educación”). Les cuento muchas veces: “yo dedico un curso hablando con los alumnos de estas cosas, pero vosotros que sois listos en poco tiempo vais a ser capaces”. La comunicación es el arte de la persuasión y esa es una parte muy importante de nuestro trabajo, que a ellos les garantiza, lógicamente, la capacidad para comunicar con los chicos.    

En segundo lugar se trabajan los contenidos sobre los que hablan, basados no en la idea del miedo, sino en la idea del valor: estamos hablando de qué hago yo con mi vida y con la vida de los otros en internet. Hablamos, por lo tanto, de la consideración de mi intimidad y la consideración del respeto en la red y estos elementos (cómo puedo convencer ,  cómo puedo hacer reflexionar a los chicos y a las chicas de lo que es su intimidad, de lo que es la privacidad, de lo que son sus datos, de lo que saben de sí mismos y lo que quieren explicar y de lo que es el respeto a los demás),  configuran un tejido, una red de contenidos que hacen especialmente interesantes las sesiones.

¿Qué tipo de riesgos son aquellos sobre los que quieren sensibilizar y qué procedimientos utilizan para conseguirlo?

Los alumnos ayudantes TIC  desarrollan dos sesiones con cada uno de los grupos de 5º y 6º de primaria, una para tratar el tema de la intimidad y de la privacidad en la red y otra para abordar el contenido esencial del respeto en la red. A este segundo tema no lo hemos denominado ciberbullying precisamente porque lo que queremos explicar es que el problema está en el momento en el que faltamos al respeto al otro, utilizando, claro, algún dispositivo o aplicación tecnológica. Cada equipo de alumnos, con materiales elaborados que han ensayado y han hecho suyos, lleva a cabo su propia presentación. En la primera sesión el objetivo es facilitar mucho la participación de los chicos y de las chicas, conocer qué hacen los chavales de 5º y 6º, si tienen  ordenador en la habitación, si tienen móvil, para qué lo usan, cuánto lo usan, cuántos están en una red social, en qué red social, para qué la usan, qué problemas han tenido, si sus padres lo saben o no lo saben, etc.    A continuación, se desarrolla un proceso de reflexión sobre qué es la intimidad y qué es la intimidad en la red, con ejemplos, visualizaciones de vídeo, y debate de ideas.  Al final se trabajan  las conclusiones y  los niños de 5º y de 6º tienen que exponer a sus compañeros qué han aprendido en clase a través de diferentes dinámicas y actividades. Incluso los niños pueden al final de las sesiones elaborar pósters que sirvan de campañas para el propio colegio.

La formación de los alumnos ayudantes es un aspecto fundamental y esto incluye poder convencer.  Esto exige ser capaz de ponerse en los zapatos de la persona con la que hablas, ¿no es así?

Nosotros les contamos o les ayudamos a entender que la persona que comunica bien es aquella persona que es capaz de contar historias, de explicar sus sensaciones, de hablar del corazón, y de hablar de sí mismo. Todo eso hace que las caras de los chicos de 5º y 6º de primaria sean todo un poema, un poema en este caso mágico: ver cómo miran, cómo hablan, cómo les despiden, cómo les conocen por su nombre, cómo les acompañan hasta la puerta del colegio cuando se van… Todo esto hace que los chicos mayores sientan lógicamente una gran satisfacción y reconocimiento, pero fundamentalmente porque ellos ponen mucho de sí y de su corazón en la experiencia que cuentan y de la que hablan.

Los alumnos ayudantes van entonces a los centros de primaria y tienen talleres con los alumnos de 5º y 6º de Primaria. ¿En qué horario se desarrollan los talleres?

La solución más fácil es que el chico de secundaria reciba la formación en horario lectivo y salga a dar la formación en horario no lectivo suyo. Esto es posible cuando los colegios de infantil y primaria tienen jornada partida y actividad lectiva por la tarde. Pero en los casos en los que han tenido que afrontar esta actividad dentro de su propio horario lectivo para coincidir con el horario de centros de primaria que cierran por la tarde, no ha habido problema y ha contado con la aprobación y el apoyo de los profesores y los padres.

¿Cuándo se inicia el proyecto? ¿Cuántos  centros están participando en este momento?

 Se inicia en el curso 2012-2013 con una experiencia del instituto Prado de Santo Domingo y el colegio público de infantil y primaria Fernando de los Ríos (Alcorcón),  con dieciséis chicos y chicas de 4º de la ESO.  Ahora tenemos involucrados en torno a treinta centros de secundaria,  (veintisiete institutos y tres concertados-privados),  que trabajan con unos setenta centros de infantil y primaria de sus respectivas zonas.  Podemos estar hablando, por tanto, de en torno a cien centros implicados, y unos cuatrocientos cincuenta o quinientos chicos y chicas de  14 a  16 años que son y se sienten ayudantes.  El proyecto se está expandiendo de una manera natural por el intercambio de prácticas entre los directores y por el trabajo de divulgación que llevan a cabo Ayuntamientos como  Móstoles,  Alcorcón, Leganés, Getafe, Fuenlabrada, Parla o Pinto.

Los estudiosos del cambio educativo a veces utilizan la imagen del árbol de Navidad, con luces que se encienden y se apagan,  para referirse en un sentido negativo a algunos procesos de innovación no sostenibles. ¿Qué estrategias se han utilizado para favorecer la apropiación y la  sostenibilidad del proyecto en los centros?

El proyecto tiene que ser entendido y querido por el centro.  Se trata de un modelo tan flexible que el centro puede adaptarlo en función de sus características: la selección de los alumnos, por ejemplo, puede basarse en criterios de voluntariedad, en perfiles de alumnos que ya hayan participado en proyectos similares o estar dirigido a alumnos con un perfil determinado, por ejemplo, alumnos con una experiencia escolar difícil, con el fin ayudarles a mejorarla. Los materiales también pueden ser adaptados. Contamos con unos materiales matriz, que luego son reelaborados en función de las características del centro y  los tiempos de aplicación del proceso; la temporalización varía en cada centro educativo; la posibilidad de crear proyectos en paralelo a este… Por ejemplo, existen centros que han creado una unidad de alumnos escuchantes u “orejas amigas”: son chicos que en el recreo se turnan para estar en determinado espacio a determinada hora para escuchar a los chicos de primaria que puedan verse involucrados en alguna situación comprometida; hay experiencias de centros concertados que han compartido su experiencia con centros públicos, lo que es especialmente interesante. Casi todo del proyecto se puede modificar, en proceso, en tiempo, en agentes o  en materiales.

Hay objetivos educativos y desarrollo de competencias fundamentales en torno al proyecto, y por lo tanto parece razonable que tenga una implicación curricular. Los materiales a los que te referías ahora parece que dan satisfacción a esto, pero ¿en qué medida se potencia la implicación de los profesores o de los tutores?

Este es un proceso de aprendizaje de los alumnos de secundaria, que tiene que entroncarse en el desarrollo curricular en el que están inmersos. Se están desarrollando acciones para mejorar la competencia tecnológica, y dentro de ella está la ciudadanía digital como un elemento básico. Las habilidades de comunicación, la elaboración de materiales  y la exposición oral, por ejemplo, son parte fundamental de este proyecto, que comparte con la asignatura de  Lengua y Literatura. En general, los centros que incorporan esto al currículo -gracias sobre todo del trabajo de los tutores-  viven el proyecto de una manera mucho más intensa y mucho más integrada y cuanto más lo entroncas en elementos curriculares el centro se ve mucho más satisfecho.

¿Está prevista la implicación de  los padres?

Los padres están informados desde el primer momento de todo el proceso ya que tienen que autorizar a sus hijos a participar en este proyecto. Quiero resaltar que los padres deben saber el objetivo del proyecto no lleva implícito “perderse clases”,  más bien al contrario,  los chicos están aprendiendo cosas importantes que tienen que ver con su desarrollo vital, y que además están haciendo una labor. Además los padres también se ven beneficiados. Los talleres realizados por nuestros ayudantes con los padres son absolutamente fantásticos. A los padres se les saltan las lágrimas al ver a sus hijos o a compañeros de sus hijos hablar con esa consistencia, con esa implicación, con esas ganas, con ese conocimiento. Y lo más importante es que estamos cerrando un círculo, los padres están conociendo una faceta de sus hijos a la que no suelen acceder y están aprendiendo cosas, pero sobre todo  están aprendiendo cómo sus hijos ven el mundo, que es lo importante.

El tema de la evaluación de los proyectos es un tema complejo, no es fácil medir todos los resultados esperados y sin embargo parece necesario  confirmar que el proyecto ha ido por buen camino ¿Qué impresión tienes tú en este momento de los resultados del proyecto en esta fase vivida?

La evaluación de la experiencia fue una necesidad que se planteó desde el principio y hemos incrementado el número de soportes y parámetros de evaluación, conforme ha ido desarrollándose. Los alumnos participantes contestan dos protocolos de evaluación, unos sobre cómo han vivido la experiencia de formación  recibida y otros sobre cómo han vivido la experiencia de formación que ellos han impartido. Se trata de cuestionarios de evaluación con escalas Likert, fácilmente aplicables.  Además,  los tutores de los cursos de 5º y 6º que están escuchando las sesiones, los equipos directivos de los centros de secundaria, así como los padres que asisten a los talleres también participan en la evaluación. De  todo esto salen diferentes informes de los que son responsables los centros.  Estos informes tienen un componente cuantitativo y  un componente cualitativo, porque los chicos escriben y dicen muchas cosas en las entrevistas que mantenemos con ellos.

En lo que estamos inmersos ahora es en ver cómo podemos ir calibrando el impacto que este proyecto tiene en el uso ordinario de las redes sociales de los chicos de 5º y 6º de primaria conforme van creciendo. Podría ser un indicador, por ejemplo, el número de incidencias que se producen en un instituto o en un centro de primaria antes y después de este proceso. Se trata de un proceso más complicado, pero que es necesario abordar.

¿Y según esta evaluación qué manifiestan los alumnos que han participado en la experiencia como ayudantes o ayudados? ¿Y  los padres y los profesores de los centros?

Los alumnos ayudantes nos han transmitido que han mejorado sustancialmente su capacidad para comunicarse (no para comunicar solo), y esto es un elemento importante para relacionarse con las personas; al ponerse de alguna manera en su mismo papel,  empatizan mucho más con la figura del profesor y su responsabilidad en un centro educativo. Hacen referencia a cómo han aprendido a observar en sí mismos comportamientos que pasaban inadvertidos en materia de uso de las redes sociales,  y han aprendido a escuchar más a las personas que están alrededor. En cuanto a los alumnos escuchantes, manifiestan que ha sido un lujo escuchar a amigos y a compañeros de mayor edad  que les comprenden muy bien, con los que se sienten muy identificados, que han aprendido (sobre todo cuando los alumnos les han explicado sus propias experiencias) y que quieren repetir. Incluso tenemos ya algún alumno de 6º del primer año que ahora es alumno ayudante. En general,  los profesores y  los centros receptores también manifiestan una gran satisfacción.

En los centros de secundaria se ha producido una pequeña revolución y un resultado muy deseable de este proyecto: al cabo de dos o tres años se ha instaurado en los centros la cultura de que los temas de la ciberconvivencia,  el ciberacoso y su prevención importan, y la conciencia de que hay gente que sabe de esto y a la que podemos consultar. Me gustaría poner un ejemplo fantástico del impacto que ha supuesto en los centros de infantil y primaria. El IES Vicente Aleixandre de Pinto inició la experiencia el año pasado con un grupo de diversificación, trece o catorce chicos y chicas con dificultades de expresión. Al terminar el proceso lo habían hecho tan bien, que a comienzos de este curso el instituto recibió una llamada de un colegio que no había recibido esta formación, para ver si podían colaborar con ellos en un caso de ciberacoso.  Estos chicos acudieron y llevaron a cabo un trabajo de sensibilización, de información, de escucha y de ayuda a la resolución de ese problema. Es  un indicador de cómo se establecen las conexiones y el proyecto termina repercutiendo en el contexto.

¿Qué sugerirías a un centro que tuviese interés en empezar a trabajar de un modo más sistemático en esta línea?

Este proyecto nace en las mesas de salud escolar locales de la DAT SUR e implica una colaboración interinstitucional con protagonismo de los Ayuntamientos.  Los centros pueden incorporarse al proyecto, a través de sus Ayuntamientos, de las mesas locales, o de la Dirección de Área Territorial correspondiente. Este proyecto se puede desarrollar prácticamente sin ayuda de nadie y, de hecho, existen centros en España y fuera de España que lo están llevando a cabo. Estos centros se han puesto en contacto conmigo  por correo electrónico y disponen de los materiales en la red, que pueden adaptar a su singularidad.  Ahora mismo, con el trabajo encomiable de la Orientadora del centro, se está desarrollando la experiencia en IES Beatriz Galindo de Madrid Capital, y con resultados satisfactorios.

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http://www.copmadrid.org/webcopm/recursos/CiberbullyingB.pdf

http://www.red.es/redes/sala-de-prensa/nota-de-prensa/el-ministerio-de-industria-energia-y-turismo-defiende-el-importante-pa