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Entrevista a Vânia de la Fuente-Nuñez

Entrevista a la Doctora Vânia de la Fuente-Nuñez,

responsable del desarrollo e implementación del primer programa de capacitación de la OMS sobre el envejecimiento saludable para representantes de gobierno, organizaciones internacionales y ONGs.

La Doctora Vânia de la Fuente-Núñez se licenció en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela y completó un máster en Filosofía, Política y Economía de la Salud en la University College London, así como un grado en Antropología Social y Cultural en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Desde el año 2016, la doctora de la Fuente-Núñez trabaja en el área de envejecimiento en la Organización Mundial de la Salud, apoyando a países y regiones en el desarrollo de programas y políticas que promuevan un envejecimiento saludable. En dicho rol, Vânia es responsable del desarrollo e implementación del primer programa de capacitación de la OMS sobre el envejecimiento saludable para representantes de gobierno, organizaciones internacionales y ONGs. Además, Vânia lidera el programa de investigación sobre el edadismo y su impacto en la salud y el bienestar de los jóvenes y las personas mayores, así como la Campaña Mundial Contra el Edadismo. Vânia es autora principal del primer Informe mundial de la ONU sobre el edadismo, publicado en 2021.  Previamente, Vânia trabajó en la creación de guías éticas durante el acusado brote de Ébola del 2014-15 y formó parte integral del Secretariado del Comité de Ética de Investigación de la OMS. También contribuyó al desarrollo del Observatorio Global de I+D en Salud. Antes de unirse a la OMS en el año 2014, Vânia ocupó puestos como médico, cooperante e investigadora en diversas ONGs e institutos de investigación tanto en países de ingresos altos como bajos. Nacida en España, Vânia ha vivido y trabajado en el extranjero, en países como Canadá, Alemania, Suiza, Senegal y Gambia.


 Doctora De la Fuente, le agradecemos su colaboración en este número de la revista DEBATES del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid. Es para nosotros un autentico placer el contar con su experiencia y que podamos conocer, a través de sus interesantes respuestas, en qué consiste el termino denominado "edadismo" y del que creemos oportuno que nuestro lectores conozcan.

“El 19% de la población española tiene más de 65 años, y se estima que, en 2031, más del 26% de la población estará en esa franja de edad. La OMS calcula que en 2050 más de 2.000 millones de personas en todo el mundo superarán los 60 años. A la vez, la OMS estima que una de cada dos personas es edadista hacia las personas mayores y en Europa, las personas jóvenes son las que reportan sufrir más edadismo. Si no acabamos con este problema social no podremos crecer, vivir y envejecer en un mundo que nos acepte y nos permita desarrollar todo nuestro potencial.”

En primer lugar, agradecerle, muy sinceramente, la amable disposición que has demostrado al colaborar en este nuevo número de la revista DEBATES, revista del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid.

Podemos empezar la entrevista con una cuestión aparentemente sencilla para unos, pero quizás desconocida para muchos.

C.E. ¿Qué es el edadismo?

V. F. El edadismo se refiere a nuestra forma de pensar, sentir y actuar hacia otras personas o hacia nosotros mismos en función de la edad. El edadismo impregna nuestras vidas, adoptando diferentes formas desde que somos pequeños hasta la vejez: pueden ignorarnos sistemáticamente en el trabajo o tratarnos de manera condescendiente en casa o quizá denegarnos acceso a un tratamiento médico, a un préstamo bancario o a un trabajo solo porque tenemos una determinada edad. También podemos llegar a interiorizar esos sesgos por edad y aplicarlos a nosotros mismos, autolimitándonos.

C.E. ¿Cree que el edadismo se mezcla con otras formas de desventaja social tales como el sexo, la raza, la discapacidad o con otras formas de desventaja social que generan una mayor discriminación?

V. F. Si, lamentablemente el edadismo confluye e interactúa muchas veces con otras formas de desventaja, pudiendo agravar las repercusiones en la salud y el bienestar de las personas. Por ejemplo, la evidencia disponible nos muestra que muchas veces el edadismo y el capacitismo están estrechamente entrelazados. Los estereotipos que se asocian habitualmente a las personas mayores son los mismos que se asocian a las personas con discapacidad y por ello pueden potenciarse mutuamente. Es frecuente, por ejemplo, que se asuma que la discapacidad es la norma en la vejez y aunque si es cierto que la discapacidad tiende a ser más prevalente cuando somos mayores, esto no quiere decir que la mayoría de las personas mayores tengan algún tipo de discapacidad.

También vemos una fuerte interacción entre el edadismo y el sexismo. Es frecuente que las mujeres se encuentren en una situación de doble amenaza por la influencia de las normas patriarcales y la obsesión por la juventud existentes en la sociedad. Esto explica que se juzgue de manera distinta el aspecto físico de las mujeres y que su estatus se deteriore mucho más rápido que el de los hombres. Pensemos que existe una industria bien establecida y en continuo crecimiento centrada en el antienvejecimiento y cuyo consumidor objetivo son las mujeres. ¿Qué mensaje envía este tipo de industria a la sociedad acerca del valor de las personas mayores?

Además, la interacción entre el sexismo y el edadismo puede manifestarse en ámbitos muy diferentes, teniendo un impacto directo en la vida de las mujeres mayores. Por ejemplo, en el ámbito sanitario, hay estudios que indican que, en comparación con las mujeres, a los hombres se les suelen hacer exámenes médicos más completos y un seguimiento más exhaustivo.

 

C.E. ¿Podría estar relacionado el edadismo con la exclusión del mundo productivo?

V. F. Desde luego. El edadismo se produce a lo largo de nuestra vida laboral y durante todo el ciclo de trabajo.  El edadismo hace más difícil que las personas mayores puedan retener su empleo o encontrar un nuevo empleo si son despedidos. A su vez, hace que las personas más jóvenes sufran discriminación en términos de salario y beneficios, algo que además se da en mayor medida en las mujeres jóvenes, por lo que vemos una vez más una intersección entre el edadismo y el sexismo. Los datos de un estudio realizado en Europa y que recogemos en el Informe Mundial sobre el Edadismo indican que, en el entorno laboral, la discriminación por razones de edad alcanza un máximo a la edad de 20 años y nuevamente a la edad de 59 años.

Es importante tener en cuenta además que el edadismo en el lugar de trabajo se asocia a problemas de salud y puede conllevar bajas por enfermedad de larga duración o injustificadas con lo que vemos un impacto tanto a nivel individual en el empleado como a nivel institucional para la empresa.

C.E. Tendemos a analizar los fenómenos desde nuestra cultura y entorno. Sin embargo, estos no se muestran igual en todos los contextos. ¿Cómo se muestra el edadismo en las distintas culturas y contextos?

 

V. F. Algo que a veces sorprende es que el edadismo exista en todas las sociedades. Hoy sabemos que, a nivel mundial, una de cada dos personas es edadista hacia las personas mayores, con tasas más altas en países de ingresos bajos y medianos bajos. Y en relación al edadismo hacia los más jóvenes, los datos indican que este es el grupo de edad que más edadismo reporta en Europa, seguido por las personas mayores.

 

Esto no quiere decir que el edadismo se manifieste de la misma forma en diferentes culturas y contextos. De hecho, sabemos que los estereotipos que predominan en una situación concreta dependen en gran medida del contexto. Esto explica por qué algunos estereotipos se presentan específicamente en entornos como el laboral o el de la atención sanitaria. También vemos formas específicas de discriminación por edad en unas culturas y no en otras. Un claro ejemplo de esto son las acusaciones de brujería que ocurren en algunas partes del África subsahariana. En países de esta región, las mujeres mayores son acusadas de causar mala suerte o la muerte de otras personas de la comunidad y son perseguidas, expulsadas de sus comunidades, linchadas e incluso asesinadas.

 

C.E. La educación no sólo debe estar presente a lo largo de la vida, sino también a lo ancho. Las personas se educan continuamente fuera de los centros o instituciones educativas, y en especial cuando existe un encuentro intergeneracional que nos permite crecer a todos. ¿Qué puede aportar el contacto intergeneracional a esa educación a lo ancho de la vida? ¿Cómo podría favorecerse?

V. F. El contacto intergeneracional es imprescindible para acabar con los prejuicios y los estereotipos basados en la edad y se ha identificado como una de las estrategias más eficaces para acabar con el edadismo. Un mayor contacto entre personas de diferentes edades reduce la ansiedad acerca del contacto intergrupal y aumenta la empatía. Es importante destacar que el encuentro intergeneracional no solo ayuda a reducir el edadismo tanto hacia personas mayores como hacia personas jóvenes, sino que además puede ocasionar, entre otros beneficios, una mejora en la salud y el bienestar de las personas mayores, así como en su autoestima.

Hoy hay más personas mayores que nunca en la historia. Esta realidad abre infinitas oportunidades para facilitar encuentros intergeneracionales. Debemos fomentar la creación de espacios de convivencia y eliminar las barreras que pretenden segregar a la sociedad en base a la edad. Esto se aplica también a los colegios donde existe una tendencia a agrupar a los estudiantes con personas de su misma cohorte de edad con limitadas ocasiones para el encuentro con personas de otras edades, ya sean estudiantes de otros cursos o personas de fuera del centro.

C.E. Si hay algo que en estos días representa la necesidad de aprendizaje a lo largo de la vida es la llamada “brecha digital”. El cambio tecnológico es tan acusado que las “brechas” seguirán sucediéndose en el futuro. ¿Qué deberíamos hacer para intentar reducir dicha brecha?

 

V. F. En primer lugar, debemos preguntarnos qué está alimentando la brecha digital entre las personas mayores y las más jóvenes. Es cierto que el cambio tecnológico es acelerado y que esto dificulta que las personas se mantengan al día en la tecnología, pero esto aplica a todas las personas. El problema que vemos detrás de la brecha digital tiene que ver, al menos en gran parte, con el edadismo en la tecnología.

Los nuevos productos tecnológicos no suelen desarrollarse con la población mayor en mente y cuando si lo hacen, parten de ideas preconcebidas y falsas sobre las personas mayores. El edadismo también puede influir en la adopción de la tecnología. Las actitudes que mostramos hacia otras personas afectan a su motivación para adoptar la tecnología. La sociedad estereotipa a las personas mayores como tecnofóbicas y poco dispuestas a adoptar nuevas tecnologías y con ello ya descarta la posibilidad de compartir avances o impulsar el uso de nuevas tecnologías entre las personas mayores. Además, la exposición repetida a estos estereotipos puede hacer que las personas mayores los internalicen y los apliquen a si mismos y con ello acaben rechazando la adopción de la tecnología.

Para acabar con la brecha digital debemos, por tanto, acabar con el edadismo. También tenemos que invertir en la creación de infraestructura digital. Aquí cabe preguntarse, por ejemplo, cómo es la conectividad en los hogares habitados por personas mayores, incluidos aquellos en zonas rurales y cuál es la calidad del acceso. Otro aspecto que hay que potenciar tiene que ver con la “alfabetización digital” que se refiere a fomentar la capacidad para realizar diferentes tareas en un ambiente digital. Los desarrolladores y reguladores de las tecnologías digitales tienen que asegurarse de que las personas mayores tienen oportunidades para formarse en el uso de estas tecnologías y entender cómo pueden llegar a afectar sus vidas. Por ejemplo, cuando las tecnologías de inteligencia artificial se usan en el seguimiento de pacientes, las personas mayores deben ser informadas de lo que se está monitoreando y con qué propósito, quién utilizará la información y las posibles implicaciones.

C.E. Según la OMS, en 2019, el número de personas de 60 años o más en todo el mundo era de 1.000 millones y se calcula que en 2050, este número ascenderá a más de 2.000 millones. ¿Qué cambios tendremos que afrontar como consecuencia de ese aumento de la longevidad? ¿Necesitamos nuevos espacios de actividad, de ocio, de encuentro, de formación a lo largo de la vida, para que las personas mayores puedan vivir y desarrollarse con dignidad?

V. F. El envejecimiento de la población tendrá un impacto en casi todos los aspectos de la sociedad. Desafortunadamente, el discurso político está a menudo tan centrado en los posibles impactos económicos del envejecimiento que no refleja las contribuciones significativas y crecientes que hacen las personas mayores y no celebra el éxito que supone esta mayor longevidad. Esto impide aprovechar plenamente el potencial social y económico de la población mayor y además parte de ideas preconcebidas que no hacen eco de la realidad que tenemos delante de los ojos. 

Quizás el cambio más importante que se requiere en la sociedad es replantear la forma en que se ve el envejecimiento y a las personas mayores. Necesitamos un cambio del paradigma actual que asume que existe algo así como una persona mayor “típica” a un planteamiento que abarque la diversidad que existe en la vejez. Tenemos que responder a esta diversidad y fomentar las capacidades de las personas mayores para así garantizar que todas y todos tenemos la oportunidad de ser y de hacer lo que valoramos a lo largo de la vida. Esto implica hacer cambios en nuestros entornos tanto físicos como sociales y también en nuestros sistemas de salud. En relación a los entornos, no siempre es una cuestión de crear nuevos espacios sino también de asegurar un acceso real a espacios existentes para todas las edades, eliminando barreras que permitan integrar a diferentes grupos etarios.

 

C.E. La Campaña Mundial contra el Edadismo que diriges en la Organización Mundial de la Salud tiene como visión un mundo para todas las edades, ¿Cómo sería dicho mundo?

V. F. Un mundo para todas las edades es un mundo en el que no se use nuestra edad para crear barreras y limitar nuestro potencial tanto cuando somos jóvenes como cuando somos mayores. Es un mundo donde nuestra edad cronológica o percibida no implique rechazo de otros o incluso de nosotros mismos. Es un mundo de encuentros entre personas de diferentes edades donde podamos compartir y construir juntos nuevas experiencias.

C.E. Entre las conclusiones de las recomendaciones del Informe Mundial sobre el Edadismo se afirma que debemos crear, entre todos, un mundo para todas las edades, donde las personas puedan prosperar a cualquier edad. ¿Cómo podría contribuir la educación a lo largo de la vida a este reto?

V. F. La educación desempeña un papel decisivo en la materialización de esta visión. Las actividades educativas ayudan a generar empatía y a disipar conceptos erróneos que podamos tener sobre el proceso de envejecimiento y sobre un determinado grupo etario. Sabemos que el edadismo empieza muy temprano y por ello debemos incluir programas educativos que aborden el edadismo desde el inicio de la escolarización hasta la educación superior y también en contextos educativos no formales. Existen ejemplos de diferentes países que presentamos en el Informe mundial sobre el edadismo y que incluyen actividades tan variopintas como cursos, talleres, juegos de rol o actividades de realidad virtual. Es imprescindible no solo implementar actividades educativas sino también investigar su impacto, así como los elementos que incrementaron o disminuyeron su eficacia. Esta investigación nos permitirá ahondar nuestro conocimiento y continuar mejorando las iniciativas en este campo.

 

C.E. La Revista DEBATES va dirigida a toda la comunidad educativa, tanto de la Comunidad de Madrid como de España. ¿Cree que el aula puede ser un entorno idóneo para cuestionar los estereotipos culturales tratados en esta entrevista que y, por tanto, reducir el edadismo tanto en las aulas como fuera de ellas? ¿Qué aconsejaría a la comunidad educativa para reducir el edadismo?

V. F. Primero me gustaría resaltar el rol tan importante que puede jugar la comunidad educativa en la eliminación de estereotipos y prejuicios en la sociedad. Las niñas y niños de 4 años ya son conscientes de los estereotipos basados en la edad que existen en su cultura y empiezan ya en ese momento a internalizarlos y a usarlos para guiar su comportamiento y sus sentimientos. En el aula, profesoras y profesores pueden implementar actividades educativas e intergeneracionales que ayuden a cuestionar estos estereotipos a lo largo del ciclo formativo. Y todo puede empezar con una simple presentación o una conversación abierta en la que se invite al estudiante a reflexionar sobre los sesgos que tiene y como estos pueden limitar su forma de ver el mundo y a las otras personas. Desde la OMS hemos desarrollado una serie de recursos como una guía de conversación y una presentación precisamente para ayudar a que la comunidad educativa y otras partes interesadas se sumen al movimiento para crear un mundo para todas las edades. Estos recursos pueden encontrarse en el siguiente enlace que actualizamos regularmente según vamos desarrollando nuevas herramientas:

https://www.who.int/es/teams/social-determinants-of-health/demographic-change-and-healthy-ageing/combatting-ageism/global-report-on-ageism/