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Visor

Salidas semanales al entorno natural: paseos en la Casa de Niños “LA OLMA” de Colmenar del Arroyo

El planteamiento de las salidas al entorno próximo, como práctica educativa con nuestr@s niñ@s, está vinculado con multitud de aprendizajes que la propia naturaleza nos brinda. Aprovechar el maravilloso entorno de estos pueblos es una de las actividades que se realizan semanalmente en la Casa de Niños “La Olma”, en Colmenar del Arroyo, que aboga por el aprendizaje natural que se puede desarrollar tanto dentro como fuera del aula, siendo esta “relación con el entorno natural” una de nuestras señas de identidad. Con este proyecto, pretendemos aprovechar multitud de oportunidades del espacio natural y utilizar el entorno privilegiado que nos ofrece este pueblo, donde el aprendizaje de los contenidos programados surge de la espontaneidad y se trabajan todos los ámbitos de experiencias, respetando el ritmo individual, el descubrimiento, la exploración, la motivación personal y las emociones.

 "Con este proyecto, pretendemos aprovechar multitud de oportunidades del espacio natural y utilizar el entorno privilegiado que nos ofrece este pueblo"

Antecedentes

El programa Casa de Niños se planteó inicialmente como manera de atender educativamente a niños de uno a tres años del mundo rural que aún no tenían la edad de ir a la escuela, colaborando estrechamente con sus familias y trabajando a la par con las características del entorno. No son guarderías, ni una casa para niños sin hogar, ni ludotecas… En ellas se trabajan todos los aspectos del desarrollo de manera global y se mantiene una relación de estrecha colaboración con las familias.

 

"Las Casas de Niños son centros educativos pertenecientes a la Red Pública de la Comunidad de Madrid, de titularidad municipal y suponen una apuesta de los ayuntamientos por la Educación Infantil de Primer Ciclo"

 

 Diagnñóstico

La Importancia del Entorno

En la salida 37 de la M- 501, también conocida como Autovía de los Pantanos, está el desvío hacia el municipio madrileño de Colmenar del Arroyo. Es esta una carretera bañada a izquierda y derecha por un mar de encinas, donde en ocasiones, podemos observar algún rebaño de ovejas o vacas pastando. Este paraje, rodeado de montañas y de aves rapaces que surcan los cielos, induce al conductor a disminuir la velocidad para disfrutar del paisaje. Cuando llegamos a Colmenar del Arroyo y cruzamos la avenida principal con paso para un solo vehículo, llaman la atención sus letreros de Antonio Machado y otros poetas, que adornan sus fachadas blancas y dan la bienvenida al visitante con frases emotivas.

La Casa de Niños “La Olma” atiende a alumnos desde los tres meses de edad hasta los tres años. Está situada en la linde del pueblo, prácticamente en el campo, en un entorno maravilloso y privilegiado que no se puede dejar de aprovechar. Este centro siempre ha apostado por la actividad al aire libre y ya hace cuatro años se inició un proyecto de patio con padres y madres para proporcionar a los niños un espacio y materiales diferentes a los que se suelen utilizar tradicionalmente en los recreos: palas, cubos, rastrillos, tobogán,  triciclos… Una de las actividades que tradicionalmente se realizaba con las familias del centro eran las salidas al municipio, como la visita a la  biblioteca, pequeños establecimientos, el colegio público de la localidad, el ayuntamiento, la residencia de ancianos, los parques del pueblo y en algunas ocasiones, salidas al campo.

En 2020, con las medidas restrictivas provocadas por la pandemia, nos obligaron a cancelar todas las salidas por el municipio. Aprovechando las recomendaciones de Salud Pública que aconsejaban realizar las actividades al aire libre, nos planteamos utilizar al máximo el espacio exterior, convirtiendo, por un lado, el patio en una verdadera aula de aprendizaje, con zonas organizadas de juego y materiales naturales diversos y, por otro, realizando las salidas directamente al campo. Además, por protocolo COVID, se realizarían estas salidas sin acompañamiento familiar. De esta forma, contando con el apoyo de la dirección del centro, la dedicación de la logopeda del EAT y el entusiasmo y trabajo de las educadoras, esta actividad ha marcado una de las señas de identidad de nuestro centro.

Alumnos de la Casa de Niños La Olma. Comunidad de madrid.

 ¿Por qué una actividad en el exterior?

Hace no muchos años, cuando existía la costumbre de jugar en la calle, y la ausencia de juguetes comerciales hacía resaltar los valores implícitos en los juegos espontáneos, se favorecía el desarrollo de la imaginación y la creatividad a través de la interacción con los materiales que se encontraban en la naturaleza: palos, piedras, hierba, tierra, flores, árboles, aros de bicicleta, ruedas de coche usadas, el cielo, la tierra, la lluvia, el sol, las nubes... Todo esto formaba parte del entorno lúdico de la infancia, en la que la intervención directa del adulto era mínima o nula en la mayoría de los casos. También esto fomentaba la socialización, resolviendo naturalmente los conflictos, aumentando la interacción entre iguales, el autocontrol, la tolerancia a la frustración, el descubrimiento de las propias posibilidades motrices… Sin forzar, cada uno a su ritmo, propiciando la adquisición de los conceptos que ahora se programan con tanto esmero en nuestras escuelas.

Los niños y niñas de la

"Salir  al campo reporta una oportunidad de experimentar la vida, de aprovechar el recurso sensorial tan fundamental en la etapa en la que trabajamos y que nos ofrece, de manera natural, nuestro entorno rural."

La realidad de hoy en día es que vivimos rodeados de medios tecnológicos: la televisión, los ordenadores, el móvil. Nos desarrollamos entre el límite estructural que conforman las viviendas y las calles más próximas. Incluso en los pequeños pueblos apenas vislumbramos objetos más alejados de unos metros de distancia, y nuestra vista se va acomodando, poco a poco, a las distancias cortas. Salir al campo reporta una oportunidad de experimentar la vida, de aprovechar el recurso sensorial tan fundamental en la etapa en la que trabajamos y que nos ofrece, de manera natural, nuestro entorno rural.

Principios pedagógicos que lo fundamentan

La actividad de los paseos por el campo tiene su marco teórico en la Escuela Nueva, movimiento surgido a finales del siglo XlX y principios del XX que se extiende hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Fue un movimiento de renovación pedagógica que tiene sus antecedentes más conocidos en Rousseau, Pestalozzi, Fröbel, Ellen Key y la Escuela de Yasnaia Poliana, del escritor ruso León Tolstói. Cada uno a su modo particular, cuestionaron los viejos usos de la educación tradicional hasta entonces y plantearon nuevas formas de enfocar los procesos de enseñanza-aprendizaje, teniendo muy en cuenta las necesidades de los niños y cuestionando para siempre el papel central del educador en este proceso. Al movimiento de la Escuela Nueva se le ha llamado "Escuela Activa" por su oposición a la escuela tradicional en la que los niños pasaban la mayor parte de la jornada sentados y escuchando al maestro. Destacaban además la importancia del desarrollo global del niño mediante actividades variadas, insertadas en distintos contextos como el medio natural para el desarrollo de actividades de la naturaleza o la ciudad para el aprendizaje de la cultura y el arte. Precursores de este movimiento encontramos a ilustres enseñantes de la talla de María Montessori, Ovide Decroly, Celestin Freinet, John Dewey, las hermanas Agazzi y ya en nuestro país maestros como Francisco Giner de los Ríos (cofundador de la Institución Libre de Enseñanza), el padre Andrés Manjón y Pablo Montesinos, entre otros.

"A los niños hay que ponerles en contacto directo con la realidad, y qué mejor contacto con la realidad natural que sumergirles regularmente en la propia naturaleza"

Precisamente fue Ovide Decroly quién empezó a hablar del globalismo como forma que tienen los niños de aprehender la realidad, plasmado posteriormente como un gran principio metodológico en la legislación educativa, el de la globalización de las enseñanzas. Fue él mismo quien dijo que a los niños hay que ponerles en contacto directo con la realidad, y qué mejor contacto con la realidad natural que sumergirles regularmente en la propia naturaleza. 

 

Objetivos que nos planteamos con l@s niñ@s

·       Descubrir nuevas posibilidades motrices y sensoriales.

·       Favorecer un movimiento libre, coordinado y controlado internamente.

·       Experimentar autónoma y libremente todo lo que su cuerpo y movimiento les permite, así como conocer sus propios límites.

·       Favorecer la orientación espacial.

·       Provocar el interés y el asombro ante el mundo natural y sus procesos.

·       Desarrollar la autoestima y el sentimiento de competencia.

·       Identificar factores de riesgo

·       Desarrollar la capacidad de inhibición cerebral: variables en la rutina.

·       Desarrollar la cooperación, integración e inclusión de las diferentes capacidades.

·       Aceptar normas básicas de comportamiento y convivencia en el exterior de la escuela.

·       Desarrollar la afectividad entre iguales y con el adulto.

  

El papel de los/as educador@s

Es fundamental que los profesionales que realizan esta actividad confíen en las posibilidades del alumnado. El modelo pedagógico Freinet, se basa en la plena confianza en el niño y en el respeto a su personalidad en un ambiente libre de temores. Con plena espontaneidad, sencillez y naturalidad el niño habla, dice lo que piensa, lo que siente y lo que le impresiona. El adulto deja de ser un guía constante, sin hiperproteger a los niñ@s para de esta forma respetar la libertad de acción y observar las diferentes conductas. Su papel es de orientar en vez de mandar; sugerir, en vez de ordenar; señalar caminos, en vez de imponerlos. Aprovechar el recurso del entorno natural para favorecer el aprendizaje y regularizar las salidas, sin excusas de frío o calor. Y como María Montessori propugnaba, “El maestro tiene que dejar que el alumno exprese sus gustos, preferencias y algo muy importante, dejar que se equivoque y lo vuelva a intentar”.

 

Recursos y actividades previas

Recursos espaciales: la ruta debe ser supervisada previamente por algún miembro del equipo educativo para analizar los posibles riesgos, dificultades y alternativas posibles, y trazar así el plan de ruta que será casi siempre la misma.

Recursos humanos: en principio, son necesarios al menos tres adultos para alrededor de 18 alumnos y no contamos con la colaboración de las familias, por protocolo COVID. La colaboración de las familias es fundamental. Para ello se explica la actividad en la primera reunión de inicio de curso y allí se exponen los beneficios de las actividades en el exterior. También se les ofrece la posibilidad de que traigan  monos de nieve o chubasqueros y botas de lluvia, prendas que les protegen del frío y a la vez les permite moverse con libertad sin mojarse.

Recursos materiales: como recursos materiales es necesario contar con una buena mochila para cargar los abrigos de los más calurosos, el tentempié, comida para los caballos, y algunos artículos de aseo.

 

Desarrollo de la actividad

Una vez concluida la incorporación de todos los alumnos nuevos en el aula de 2-3 años, en el mes de octubre se inician las salidas al campo. Al principio necesitan mucha ayuda para ponerse los abrigos, chubasqueros y botas de lluvia, pero a medida que avanza el curso, los niños van adquiriendo cada vez más autonomía.

Vista exterior de la entrada de la casa de niños La Olma. Comunidad de Madrid.

 

Desde la puerta trasera del edificio se sale directamente al campo, a un espacio que deriva en un camino bien marcado por el paso de los transeúntes. Salen de la mano de un compañero o del adulto para recorrer un espacio abierto, novedoso, cambiante que nos va a ofrecer todas las oportunidades de aprendizaje que nos planteamos en nuestra programación de aula  y otras muchas cosas inesperadas más.

Continuando por el camino, se incita para a los niños a soltarse de la mano y poder disfrutar con libertad. El papel del adulto es importantísimo, ya que la confianza depositada en cada uno de los niños, en sus propias posibilidades motrices, va determinar la adquisición progresiva de una gran autonomía, confianza y seguridad en sí mismos. La educadora les permite explorar el entorno con libertad pero sin perder de vista a ninguno. Nos situamos una delante del grupo, otra en el medio y la tercera al final para tener controlado visualmente a todo el grupo.

Un niño acariciando las hojas de un pino en el campo.

                                                       

Durante los paseos l@s niñ@s descubren, observan, juegan, son libres y, sobre todo, son más felices. Unos miran hacia arriba y descubren que pasa un avión: “muy alto”, “y está muy lejos”, “hay dos”, comenta Raúl, alumno aventajado en las prematemáticas; “y está junto a la Luna, todavía visible” argumenta la maestra. Laura escucha ladrar a un perro y se gira sorprendida: “guau, guau”, apenas se le oye comentar con su lenguaje recién adquirido. Juan descubre el canto de un pájaro señalando la dirección de este con el dedo. A Mohamed le ha gustado una hoja enorme que ha caído de la higuera y Felipe se agacha a por un palo que utiliza como pincel en el suelo garabateando y dejando una estela detrás suyo y si ha llovido. Todos disfrutan pisando charcos.

Los niños y niñas de la CN La Olma. Comunidad de Madrid en sus salidas al campo. Pisando charcos.

                                                                      

Todas estas actividades espontáneas entran dentro de cualquier actividad programada en el aula, conceptos que los niñ@s van adquiriendo a través de sus vivencias interactuando con el medio natural. La naturaleza nos proporciona todo lo que necesitamos para aprender. Las estaciones están presentes en las plantas: su color, su aroma… Estamos en la etapa del desarrollo sensorial y debemos aprovecharla. El clima se siente, no sólo se explica en un folio con un paraguas que colorear, porque a esta edad es muy difícil de entender. Con esta actividad el niño ejercita la memoria, se nutre de experiencias con sólidas adquisiciones y cultiva la inteligencia.

Los niños y niñas de la CN La Olma. Comunidad de Madrid. En sus salidas al campo. Vivir la primavera. Salida al campo de los niños y niñas de la CN La Olma. Comunidad de Madrid. . Conocer la estaciones (Primavera, verano,...otoño)

Cruzamos una pequeña carretera apenas transitada y allí mismo se aprovecha para trabajar la educación vial, la espera para evitar un peligro, el cuidado de uno mismo y de los demás. Luego llegamos a otro camino en el que a mano derecha hay una gran puerta metálica, con enormes barrotes que la recorren de arriba abajo. A lo lejos, muy a lo lejos, se vislumbran los caballos pastando; al oír las voces de los niños, vienen al galope y los niños gritan, saltan y los llaman emocionados: “¡Ven caballito!”. Alguno retrocede y busca la protección de la mano de su profe. “Mira uno grande”, dice Romeo; “A mí me gusta el marrón”, comenta entusiasmada Natalia. Y Víctor apostilla: “Pues a mí el blanco.” La educadora saca la bolsa del pan duro, para que cada uno de los niños participe en el festín de los caballos desde la valla.    

Casa de niños La Olma. salidas con los niños al entorno natural.Dando de comer a los caballos. 

 

 Casa de niños La Olma. salidas con los niños al entorno natural. Dando de comer a los caballos.

Continuamos la ruta hasta llegar a una bifurcación. Los más intrépidos han salido corriendo y una educadora les insta a esperar al resto de los compañeros. Se paran y observan que justo al borde del camino, hay una encina con un manto de bellotas recién paridas, que alfombran su base; unas con sombrero, otras con agujeros y habitantes dentro. La educadora aprovecha para contarles una historia. Algunos las recogen y las empiezan a meter en una bolsa para el rincón del otoño en el  aula y otros las guardan como un tesoro en sus bolsillos.

La ruta sigue por un camino que lleva a una explanada en la que un pequeño montículo hace de tobogán para algunos. Pronto comienzan a hacer una fila y deslizarse por un lateral. Unos intentan hacer un pequeño salto, otros se sientan ante la dificultad de hacerlo de pie… No hace falta elaborar un circuito de psicomotricidad con módulos foam o aros en el suelo: suben, bajan, superan dificultades. Se ayudan en las subidas a las piedras, se animan a correr unos a otros y no hay competencia, el aprendizaje también se da entre iguales, todo vale y les ayuda a crecer.

 

Un pequeño montículo hace de tobogán en el campo.No hace falta elaborar un circuito de psicomotricidad con módulos foam o aros en el suelo: suben, bajan, superan dificultades.

 

El adulto observa y ofrece ayuda sólo cuando es realmente necesario. En este punto el papel de la educadora es fundamental, reprimiendo en muchas ocasiones esa necesidad de guiar innecesariamente y dejando que los niños se equivoquen por sí mismos y aprendan de sus errores.

En un pequeño llano se realiza una parada para descansar y tomar el tentempié, sentados sobre una pequeña piedra o sobre el abrigo, que ya estorba por el aumento de la temperatura corporal. Es el momento de tomar un trozo de fruta refrescante.

 

 Los niños y niñas de la CN La Olma. En sus salidas al entorno aprovechan para recoger la basura que algunos despistados paseantes se han olvidado por el camino.

 

De vuelta, aprovechamos para recoger la basura que algunos despistados paseantes se han olvidado por el camino. Esta tarea sólo la realizan los adultos. El recorrido es el mismo que en la ida y los niños ya están un poco cansados. Algunos solicitan la mano de su profe, y comprendemos que ahora necesitan una pequeña ayuda para llegar al final del camino.

En la rotonda realizamos una última parada para esperar al resto y volver al centro. Sobre la chimenea de una casa, les llama la atención una bruja, que hace las veces de veleta. Dice Beltrán: “Está arriba”, y todos la señalan con entusiasmo.

 Los niños y niñas de la CN de la Olma a la vuelta de su paseo les llama la atención una bruja, que hace las veces de veleta. dice Beltrán.” “está arriba” y todos la señalan con entusiasmo.

Conclusiones

Los beneficios que reportan las actividades al aire libre son, entre otras, la mejora del sistema inmune y una mayor dificultad para la transmisión de enfermedades. De hecho, las estadísticas demuestran que en países como Noruega, con temperaturas muchos más bajas que las que hay en nuestro país, la actividad al aire libre de los niños forma parte de su rutina diaria y se ponen menos veces enfermos.

Los beneficios que reportan las actividades al aire libre son, entre otras, la mejora del sistema inmune y una mayor dificultad para la transmisión de enfermedades.

La actividad al aire libre nos ofrece múltiples oportunidades de descubrimiento y situaciones de aprendizaje variadas en un entorno cambiante y motivador. Nos ofrece también más interacciones, lo que conlleva una mayor socialización y un mejor desarrollo del lenguaje, un incremento de la regulación emocional y menos conflictos entre iguales (y los que surgen se solucionan de una manera más eficaz y autónoma). Está comprobado que se reduce mucho el estrés, hay menor índice de alumnos con hiperactividad, aporta más posibilidad de movimiento y la asunción de ciertos “riesgos” conlleva a un mayor desarrollo motor. Nos ofrece la posibilidad de educar en valores, con una profunda conciencia ecológica, promocionando actitudes de cuidado y respeto por la naturaleza.

"La actividad al aire libre nos ofrece múltiples oportunidades de descubrimiento y situaciones de aprendizaje variadas en un entorno cambiante y motivador"

Los paseos por el entorno natural proporcionan una fuente de felicidad y libertad para l@s niñ@s, y cobran una gran importancia en el desarrollo emocional de la primera infancia. Ofrecen múltiples posibilidades de experimentación y percepción sensorial, desarrollando increíblemente su creatividad.

Basándonos en el respeto del niñ@ y ofreciéndole un clima afectivo y aceptación incondicional, l@s niñ@s van adquiriendo progresivamente mayor autoconfianza, autonomía y seguridad en sí mismos, a la par que se trabajan multitud de contenidos y  transversalmente, todos los ámbitos de experiencia que marca nuestra Propuesta Pedagógica.

Con todo esto, queremos poner en evidencia, la importancia de esta etapa y que transgredamos la antigua idea de que en el ciclo 0-3 años solo se atienden las necesidades puramente fisiológicas de los niños: cambiar los pañales, darles de comer o tenerles entretenidos. Esta edad es la principal etapa del desarrollo del ser humano y por ello, debemos cuidarla y apreciar la labor educativa que se realiza en los centros de Educación Infantil.

 

Mª Llanos García Pérez
Directora de Casas de Niños Zona Sur 9

Maestra Educación Infantil. Técnico Superior Especialista en Educación Infantil y Educación Especial


Marta Álvarez Liso
Maestra en Educación Infantil, Diplomada en Educación Social y Técnico Superior Especialista en Educación Infantil


Luz María Guerra Iglesias
Técnico Superior Especialista en Educación Infantil

Guía de senderismo y Monitora de ocio y tiempo libre

 

                                                                                                                   

 

Mª Llanos García Pérez

Marta Álvarez Liso        

Luz María Guerra Iglesias
Foto de Mº Llanos garcía Pérez.Maestra Educación Infantil, Técnico Superior Especialista en Educación Infantil y Educación Especial Maestra en Educación Infantil, Diplomada en Educación Social y Técnico Superior Especialista en Educación Infantil Técnico Superior Especialista en Educación InfantilGuía de senderismo y Monitora de ocio y tiempo libre