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CRA de Lozoya: la Casa escuela de la Sierra Norte

Nuestra escuela, el CRA de Lozoya, es una escuela de contrastes.

Es una escuela pequeña, como una casita, pero mide varios kilómetros. Los kilómetros que separan cada una de las tres escuelas que la componen. Porque el CRA de Lozoya está formado por los centros de Lozoya, Garganta de los Montes y Canencia; por eso nos denominamos CRA, que quiere decir Colegio Rural Agrupado.

Siempre se ha dicho que en el CRA los pasillos del colegio son las carreteras, y así lo comprobamos diariamente los profesores que itineramos de un centro a otro y nos cruzamos con otros compañeros en la carretera, saludándonos con una sonrisa a través del cristal.

"Siempre se ha dicho que en el CRA los pasillos del colegio son las carreteras..."

Estos pasillos de asfalto recorren el Valle del Lozoya y cuando los atravesamos divisamos montañas, pantanos, ríos, bosque, etc., que también recorremos con nuestros alumnos y suponen una fuente natural de conocimientos para ellos. Porque en nuestro centro son habituales las salidas al entorno, para estudiar rocas, plantas, coger moras… Sea cual sea nuestro objeto de estudio, siempre encontramos un recurso que nos aporta ayuda para el aprendizaje en nuestros alrededores. Esto nos da la oportunidad de utilizar nuestro entorno más cercano como vehículo de aprendizaje. Así mismo, incluimos elementos de la naturaleza en el centro, es decir, “naturalizamos la escuela”, porque somos naturaleza.

Alumnos del CRA de Lozoya recibiendo las clases en el exterior del centro. Contacto directo con la naturaleza. Comunidad de Madrid.

Uno de nuestros principales objetivos gira en torno a la necesidad de guiar a nuestro alumnado hacia una nueva cultura de la tierra. Es necesario orientar la escuela hacia una mirada más ecológica y social. Pensamos que se cuida aquello que se conoce y por eso nuestro proyecto parte del conocimiento de nuestro entorno.

Alumnos del CRA de Lozoya descubren el entorno natural de su escuela. Alumnos del CRa de Lozoya .Aprendiendo de su entorno. Aulas externas. Contacto con la naturaleza.

De esta manera, podemos decir que esta es una de las características que nos definen, el aprendizaje vivencial en el entorno. Es un entorno natural de enorme valor paisajístico, convirtiendo nuestra escuela es una pequeña joya dentro de ese tesoro. Un tesoro que nuestros alumnos aprenden a valorar, cuidar y respetar desde pequeños, porque saben que los tesoros hay que valorarlos y preservarlos, del mismo modo que entre todos nos comprometemos a proteger nuestra escuela.

Alumnos del CRA de Lozoya aprenden ciencias naturales en el entorno de su centro.

Porque otra de las características que nos definen es el reducido número de alumnos que tenemos, lo cual tiene sus ventajas e inconvenientes.

Las ventajas son evidentes, existe un trato totalmente individualizado y personal hacia los alumnos. Son escuelas tranquilas, que permiten respetar los ritmos de cada niño y en las cuales el tiempo no es un rival contra el que luchar diariamente. Todo va más lento, siguiendo el ritmo natural que necesitan los procesos educativos. Las peculiaridades de nuestras aulas nos posibilitan recuperar el “clan” como espacio de aprendizaje y de crecimiento.

Como inconveniente, sin embargo, este reducido número de alumnos supone una amenaza para su continuidad, porque, claro, sin niños no hay escuela.

Por otro lado, estos grupos tan reducidos de alumnos definen otras de nuestras señas de identidad: los encuentros educativos y las aulas internivel.

En el CRA de Lozoya se realizan Encuentros Educativos desde hace muchos años. En realidad, desde antes de que el colegio existiera como CRA.

Los Encuentros surgieron de la necesidad que los maestros y maestras que estaban trabajando en las distintas escuelas unitarias de la zona tenían de luchar contra el aislamiento en el que, tanto ellos como sus alumnos, se encontraban. Esta necesidad les llevó a ponerse en contacto unos con otros, a compartir experiencias, a buscar recursos y a organizar actividades que les permitiesen mejorar su situación y la de los niños y niñas que tenían en sus aulas. Son actividades conjuntas compartidas por todo el centro y que sirven, fundamentalmente, para fomentar la convivencia y crear una conciencia de pertenencia al mismo colegio.

Respecto a las aulas internivel, esta organización favorece la formación de grupos de trabajo heterogéneos en los que cada uno se enriquece con las aportaciones de los demás y los alumnos se motivan al trabajar con compañeros de diferentes edades. A los mayores les gusta ayudar a los pequeños, pero, además, al hacerlo, afianzan y profundizan en sus propios aprendizajes. Esto permite la creación de grupos flexibles en los que cada alumno se adapte a su verdadero nivel de aprendizaje, aunque no siempre se corresponda con el nivel en el que está escolarizado, dando así respuesta a uno de los grandes conflictos históricamente planteados en educación: ¿por qué agrupar a los alumnos por edades? ¿Por qué no agruparlos por capacidades?

Nuestro centro da respuesta a este planteamiento a través del aprendizaje por proyectos, la elaboración propia de libros de conocimiento y el empleo de metodologías activas.

Por tanto, a la pregunta de si es diferente trabajar en el CRA más pequeño de la Comunidad de Madrid, la respuesta no puede ser otra que sí, lo es.

Pero no es una diferencia provocada o artificial, es una diferencia que surge de las necesidades a las que tenemos que dar respuesta y también fruto del entorno en el que nos encontramos. La realidad de nuestras aulas, conformada por aulas pequeñas y heterogéneas, genera unas necesidades y dinámicas muy diferentes a las de los centros urbanos, por lo que las metodologías utilizadas también han de ser diferentes. Todo ello contribuye a generar una fórmula educativa novedosa, innovadora y de calidad.

Nuestra forma de trabajar podría ser un ejemplo de cómo llevar a cabo transformaciones o innovaciones en el ámbito educativo. Creemos que la premisa principal es partir de las necesidades concretas de cada centro para ajustar las respuestas a esas necesidades de forma realista. Las aulas internivel o la dificultad para socializar nos han llevado a buscar fórmulas que atiendan estas demandas. El entorno es un recurso más en el que apoyarnos para ello. Con los “ingredientes” que tenemos elaboramos nuestra propia “receta”.

Alumnos del CRA de Lozoya participan en encuentros educativos en los que participa toda la Comunidad.

Algunas de estas fórmulas ya fueron propuestas por pedagogos como Freinet y su correspondencia escolar, fórmula que nosotros adaptamos a nuestra época a través de la videoconferencia y nos permite realizar tertulias literarias entre alumnos de distintos pueblos.

Pero pueden existir otras metodologías de éxito que no se adapten bien a nuestras circunstancias, por eso consideramos importante la necesidad de aplicar teorías y experiencias al contexto y circunstancias apropiadas. En consecuencia, nuestro equipo docente, está compuesto por profesionales que apuestan por la escuela rural, y comprometidos en el desarrollo integral de sus alumnos, aspecto que abarca fuera de los muros de las escuelas. Esta actitud, unida a la constante formación, permite que la labor del CRA sea un elemento vivo dentro de cada municipio, y que toda la Comunidad Educativa se sienta orgullosa de formar parte del CRA DE LOZOYA. 

Algunos comentarios de los padres y madres

Todas las mañanas salimos de casa esquivando las boñigas de vaca y oliendo a humo de chimenea, a veces patinando en los charcos de hielo, saludando a Elisa, la panadera, que huele a bollo recién hecho y tras un paseo refrescante para el espíritu y la mente llegamos al colegio.

Saludamos a los profesores y a los padres, y nos vamos tan tranquilos a casa dejando allí a nuestros retoños.

En el colegio todos los niños no son iguales, son todos bien diferentes, cada uno con sus peculiaridades.

Los profesores, que les conocen desde hace tiempo, también a las familias y sus circunstancias, pasan el año cosiéndoles la educación a medida, por eso todos los niños pueden estar revueltos, da igual el curso, la estatura, la familia, cada niño es único y diferente y no hay nada estandarizado, no hay un plan encorsetado, aunque sí un objetivo claro hacia el que dirigirse.

Los grupos son muy reducidos, esto tiene muchas cosas buenas, como la atención esmerada que recibe cada niño, el cariño y respeto por su persona. A veces también trae algunas cosas menos buenas, siempre la escuelita está en peligro de desaparecer, o de no tener tantos medios como en las grandes ciudades.

El patio de nuestro colegio no tiene grandes instalaciones; ahora han puesto un rocódromo, está bien, pero es verdad que nuestro patio se extiende más allá del pueblo, donde pueden escalar, buscar níscalos, bañarse en las pozas o tirarse en las laderas con el trineo.

Ciencias Naturales se estudia en el huerto de Jorge, el padre de Alba, y también en el establo del abuelo de Dani. Las formaciones geológicas, pues en las pozas, río y otros alrededores. En cuanto a Valores todos los días hay que ponerlos en práctica en el pueblo y si quieres religión pues la Iglesia y el cura están muy a mano. Las cuentas las tienen que echar en la panadería o en el Super de Aurora. Y así, el pueblo es un lugar hecho a medida para todos, de momento no echamos en falta el laboratorio, la vida misma aquí en el pueblo, es digna de estudio… Tenemos buenos especímenes.

Si los profesores tejen la educación a medida para cada niño, también hacen encaje de bolillos para poder dar todas las materias por especialidades y cumplir con todos los objetivos de cada curso, a veces los padres, e incluso los abuelos, participamos de alguna manera, integrando a todos los miembros de la comunidad en la educación de los niños y aprendiendo valores y costumbres de los mayores.

Ahora que toda la información está en internet, que las inteligencias artificiales van a inundar nuestras vidas en el futuro, nuestros niños necesitan sentirse personas no anónimas y partícipes en la sociedad, con una autoestima alta, y un buen sistema inmunológico por la diversidad de bacterias del mundo rural. Hagamos buenas personas, empáticas, que amen su entorno y que se sientan partícipes de él.

Esta escuela es un pequeño milagro que se viene repitiendo anualmente, pese a que cada vez hay menos niños; es una razón de ser para el pueblo, es un motor de la vida para mi querida España vaciada que espera un pequeño empujón para que la escuelita no desaparezca.

Es el germen que hay que cuidar para empezar a rellenar la España vaciada que siempre nos acogerá con los brazos abiertos

 

Nieves Pérez Moreno.
Silvia de Antonio Castilla.
Colabora: Luis Bravo Moreno (Director)

Nieves Pérez Moreno.
Silvia de Antonio Castilla. Luis Bravo Moreno
CRA de Lozoya

 

Vista General del Centro Rural Agrupado Lozoya