Saltar al contenido

Visor

Aprendiendo a Confiar, Aprendiendo a Vivir.

  

LOGO de la fundación Creatividad Solidaria

Aprendiendo A Confiar, Aprendiendo A Vivir.

 

Resumen 

La educación no formal es un pilar en cualquier sociedad, pero en el ámbito en el que planteo este artículo, puede llegar a ser la diferencia entre la vida y la muerte. Las artes en general y en el caso que planteamos, las artes escénicas en particular, son una de las herramientas más potentes de transformación social. Vincular proyectos artísticos a la consecución de objetivos educativos es una medida de éxito en todos los contextos, hoy en día altamente valorada y respetada. El arte al servicio de la transformación de las personas, las comunidades o las familias, es un aliado casi imprescindible, cuando se trabaja con niños, niñas y jóvenes.

Niños haciendo malabares en un circo social en Etiopía.

 Foto cedida por Fekat Circus

Desde la prehistoria, hasta nuestra locura de vida actual, la transmisión del conocimiento es una de las vías de aprendizaje más reconocidas, la educación no formal se extiende a lo largo y ancho de la vida, porque forma parte del día a día de nuestro caminar. Puede ser que este aprendizaje sea por simple transmisión cultural, a veces incluso de manera inconsciente, aquello que como propone Bretones, E. (coord.) (2012), “no sabemos qué sabemos”. De este modo, podemos tener una educación formal no estructurada, que incluye toda la transmisión de conocimientos que llega de forma aleatoria y cotidiana y una educación no formal estructurada e intencionada.

Un joven en el circo social en Etiopía, haciendo ejercicios malabares.

 foto cedida por Fekat Circus

En estos últimos años los proyectos que utilizan la música, la danza, el teatro o el circo como apoyo a acciones de cuidados, son muy numerosos. Música para apoyo en el tratamiento de pacientes con alzhéimer, danza con mujeres víctimas de violencia de género, teatro foro para trabajar el trauma, circo con personas con diversidad funcional, entre otros. Son innumerables los ejemplos de escuelas o compañías que invierten su creatividad y su tiempo en mejorar la calidad de vida de las personas a través del arte. Hace unos 20 años, cuando comencé a trabajar con el flamenco en los poblados gitanos como herramienta para la escolarización, muy pocas organizaciones confiaban en este tipo de acciones. No era una prioridad trabajar con las personas a través de la creatividad y la expresión, no había confianza en los resultados y más aún, se consideraba algo poco serio y en ningún caso una solución a lo que se consideraba un problema social. Gracias a que muchos profesionales de las artes escénicas, en algún momento de su carrera, se implicaron poniendo su talento al servicio de lo social, se han podido llevar a cabo tantos programas que hoy tejen redes que no pueden ser silenciadas y cuyos resultados son indudables. Ya muchos médicos, terapeutas, maestros, educadores sociales, profesores de universidad, entre otros muchos profesionales, cuentan con las artes en sus programas, tanto formales como informales.

La educación no formal en nuestro país y en nuestro lado del mundo, es muy habitual, pero quizás tiene unas connotaciones diferentes a otros lugares. Los niños, niñas y jóvenes cuyas familias pueden permitirse hacerlo, tienen las tardes ocupadas con actividades deportivas de grupo o individuales, actividades artísticas e idiomas. Las familias con menos recursos en algunos casos optan por realizar las actividades gratuitas que proponen lo diferentes ayuntamientos o incluso los colegios e institutos. Además, existen iniciativas de asociaciones y fundaciones que, en nuestro país, proponen actividades en barrios con población con pocos recursos e incluso programas que trabajan con población en riesgo de exclusión social.

"La educación no formal en nuestro país y en nuestro lado del mundo, es muy habitual, pero quizás tiene unas connotaciones diferentes a otros lugares."

Que nuestros hijos e hijas, vayan a clases extraescolares de educación no formal, nos parece un plus para su educación, en ocasiones los padres y madres, los llevan solo para poder cubrir horas del día que necesitan para poder trabajar, en otros casos, porque parece que es lo normal para que se entretengan o porque el niño o niña lo solicitada, pero en realidad hay mucho más detrás de estas clases.

La educación no formal que propongo, viene de la mano de un programa de arte y desarrollo con metas concretas para salvar vidas. Los programas de este tipo, no solo actúan directamente en la persona a un nivel de motivación o superación, sino que son un impulsor para que muchos niños y niñas encuentren de nuevo el camino a la escuela formal.

He querido plantear este artículo como un recopilatorio de buenas prácticas y programas en los que he colaborado en alguna medida y he podido observar desde una práctica autoetnográfica, los aciertos y los errores, pero sobre todo las transformaciones profundas que se han desarrollado por medio de ellos en los beneficiarios.

Foto niños en un circo social en Etiopía. Fundación creatividad solidaria.

 foto cedida por Kine Circus

Me permito una pequeña referencia autobiográfica, para expresar que la razón por la que me apasiona la educación no formal y en concreto las actividades artísticas es porque en mi historia vital, muy probablemente, la danza me salvo la vida. Iba a la escuela, suspendía mucho, repetía cursos sin parar, tenía conflictos en las relaciones personales y familiares, mis amistades no acabaron bien paradas, venía de un hogar desestructurado que no me sostenía y la danza desde lo informal, fue la que pudo ayudarme a entenderme y entender el mundo.

 

La educación no formal: El circo social

Kine Circus de Etiopia

"Tú vas a hacer que yo no me caiga"

 jovenes en Kine Circus foto cedida por @albisrizzophotography Foto de Kine Circus foto cedida por @albisrizzophotography

 Kine Circus foto cedida por @albisrizzophotography

Este pasado verano, hemos podido tener en España lo que yo llamo, la punta del iceberg del proyecto Kine Circus de Etiopia. La gira de los chicos profesionales del proyecto que comenzó siendo un programa de educación para niños y niñas en riesgo de exclusión social, es hoy día una gira de profesionales muy jóvenes que vienen a los mejores festivales de España, colegios, institutos, universidad y teatros. Las giras se concibieron como programa de sensibilización y recaudación de fondos en un primer momento, hoy son giras profesionales, pero no dejan de lado su esencia.

Hace unos 15 años viajé a Addis Abeba capital de Etiopia por primera vez, conocí el programa de Fekat Circus (proyecto del que nace la compañía Kine Circus) y desde entonces no he podido desvincularme.

"La educación artística por sí misma, no puede cambiar el mundo, el interior de cada ser humano, que es por donde se empieza a cambiar el mundo"

La situación de calle en la capital en ese momento, se concentraba en el centro de la ciudad, donde niños, niñas y jóvenes, vivían en grupos que se organizaban y deambulaban para buscar un poco de comida o refugio. En este contexto en el que niños de 8 años se drogan con pegamento, se autolesionan gravemente para dar más pena y poder recibir limosna, donde los niños y niñas van sucios y se lavan en las alcantarillas, donde a veces no comen en días y llevan heridas abiertas cubiertas de suciedad y en este contexto el circo no parece ser una solución. La educación artística por sí misma, no puede cambiar el mundo, el interior de cada ser humano, que es por donde se empieza a cambiar el mundo. La situación de calle en la capital en ese momento, se concentraba en el centro de la ciudad, donde niños, niñas y jóvenes, vivían en grupos que se organizaban y deambulaban para buscar un poco de comida o refugio. En este contexto en el que niños de 8 años se drogan con pegamento, se autolesionan gravemente para dar más pena y poder recibir limosna, donde los niños y niñas van sucios y se lavan en las alcantarillas, donde a veces no comen en días y llevan heridas abiertas cubiertas de suciedad, (en este contexto) QUITAR el circo no parece ser una solución. La educación artística por sí misma, no puede cambiar el mundo, (pero si) PONER  el interior de cada ser humano, que es por donde se empieza a cambiar el mundo. La situación de calle deja en los niños y niñas graves problemas físicos y psicológicos que pueden perdurar de por vida.

 Jóvenes en el circo ,foto cedida por Kine Circus

 foto cedida por Kine Circus

"Cómo el saber que soy capaz de mejorar me puede hacer cambiar la percepción de mi mismo."

La escuela de circo, fue creada por algunos niños que habían vivido en la calle, conocían bien los peligros y las carencias emocionales que se producen. Estos niños habían sido rescatados por una ONG italiana y habían comenzado a hacer circo como entretenimiento. Poco a poco, vieron como aquellos malabares o acrobacias, les hacían sentir mejor. Cómo el saber que soy capaz de mejorar, me puede hacer cambiar la percepción de mi mismo. Sentir que juntos, podían llegar a hacer una pirámide humana, hacer que la otra persona no se caiga, que gracias al trabajo de grupo e individual todos cuidan de todos y que la aportación de cada uno es importante para el resultado final, es lo que hace que la mayoría de ellos recupere sus ganas de seguir adelante.. Estos niños y niñas supervivientes de la calle, son héroes de su propio destino, gracias a algo tan simple como el circo. La escuela formal estaba ahí, pero no les aportaba nada, la mayoría de ellos no estaban escolarizados antes de entrar en el orfanato y los que lo estaban no le veían el sentido y faltaban a menudo hasta ser expulsados. Poco a poco, fueron creando un grupo con otros jóvenes que entrenaban en las calles de Addis Abeba, hasta crear Fekat Circus, con el objetivo de llegar a otros niños y niñas que vivían en la situación que ellos habían vivido.

El circo se convirtió en todo su mundo, compartir el día, poder sentirse en familia y sobre todo poder ver las mejoras que cada día se producían en su disciplina. Cuando le preguntan a Shimelis Getachew director del proyecto Kine Circus, porque sigue en el circo, siendo hoy día director de cine y actor reconocido en Addis Abeba el responde siempre “Circus is my life” y luego añade, “el circo me ha dado todo lo que soy”.

Foto de Shimelis Getashew codirector proyecto Kine Circus foto cedida por Javier Sánchez (Mundo Negro) Foto de Eyob Tesome codirector proyecto Kine Circus foto cedida por Kine Circus

         Shimelis Getashew codirector proyecto Kine Circus                                        Eyob Tesome codirector proyecto Kine Circus 
               foto cedida por Javier Sánchez  (Mundo Negro)                                                               foto cedida por Kine Circus

 

"sobrevivir se convierte en la única prioridad."

Llegaron a tener 650 alumnos que cada día participaban en los programas, algunos venían de familias estructuradas y con posibilidades económicas, mezclados con niños de la calle que ahora era protagonistas de sus vidas, decidiendo asistir a clase diariamente. Los profesores y profesoras de circo habían vivido las mismas experiencias en su mayoría, por lo que podían entender todas las reacciones y situaciones que se deban en las clases, antes y después de las mismas. La formación se extendía a todos los aspectos vitales, aportando valores como el esfuerzo, la confianza, la honestidad, la amistad, la cooperación y, sobre todo, mejorando la autoestima. Aprender es siempre positivo, pero aprender a aprender, es algo que te cambia la vida y eso es lo que hacía Fekat Circus, enseñar a aprender, a no tener límites en la mejora para chicos y chicas, que no pensaban que pudieran salir de sus realidades. Cuando sé carecen de recursos siendo muy pobre, cuando te sientes solo siendo tan pequeño, poder enfrentarse al miedo, tiene un coste alto, y sobrevivir se convierte en la única prioridad. Cuando ves que todo a tu alrededor es sufrimiento, escasez y necesidad, no puedes pensar que haya algo al otro lado, ni siquiera si lo conoces de lejos, puedes pensar que eso algún día te pertenezca. Algo tan normal para nosotros, como sentarnos a comer tres veces al día y quejarnos por tener que pensar que hago cada día de comer, abrir el grifo y que salga agua, poder resguardarnos del frio y del calor en nuestras casas, con nuestras ropas, con la calefacción y aire acondicionado, para ellos es una realidad no existe. El objetivo principal del proyecto, consistía en hacer que estos niños y niñas superaran esos límites y pudieran ver más allá de lo imposible. Cada día más niños y niñas se interesaban por el proyecto gracias al boca a boca, pero, además, salían en busca de grupos de niños que deambulaban por las calles. Si sobrevivir en la calle siendo un niño es muy complicado, sin posibilidad de acudir a un médico cuando te pones enfermo o de tomar una medicación cuando es necesario, si, además, le sumas una adicción, el peligro de muerte aumenta considerablemente.

"Aprender es siempre positivo, pero aprender a aprender, es algo que te cambia la vida"

El día a día del circo estaba lleno de actividad, el espacio tenía clases y entrenamientos durante todo el día, las clases se dividían por edades y por intereses, bebiendo de la escuela activa, podrían partir de su interés y curiosidad por los materiales, buscando mediante prueba y error la manera de despertar el interés por quedarse y curiosidad de aprender. Las clases más estructuradas estaban abiertas con horarios fijos, pero el material estaba disponible para cualquiera que quisiera usarlo durante el día, incluso solicitando apoyo para las disciplinas más complicadas. Los primeros años el esfuerzo era de los profesores, quienes de forma casi voluntaria pasaban el día en la escuela, pero poco a poco organismo internacionales comenzaron a interesarse por la escuela y a apoyarla económicamente. Antes de la pandemia por COVID, la Unión Europea había financiado dos grandes proyectos de la escuela, African Arts Circus Festival y el programa de apoyo al empleo y emprendimiento para jóvenes en Addis Abeba a través del circo y las artes. Siendo educación informal y no reglada, en sus inicios incluso devaluada por el propio gobierno local, hoy en día son un referente como impulsores de programas educativos colaboradores de la escuela formal. Muchos de los niños y niñas que pasaron por la escuela mejoraban en el día a día de sus vidas, no solo en la escuela, sino en otros muchos aspectos. Este último año, ya en Kine Circus, se ha creado un grupo de niños con autismo y con niños “especiales” como ellos los llaman, porque los resultados que tienen con ellos son impresionantes. No han hecho formación específica, no tienen ninguna estructura clara en la clase, pero la formación que hacen con ellos hace que sus familias quieran llevarlos y que se corra la voz, porque duermen mejor, tienen menos episodios de ira, se sienten más tranquilos e incluso se relacionan algo más. Tengo que decir, que en estos años he visto una evolución exponencial en el trabajo que han realizado, como muchos de esos niños y niñas han cambiado sus vidas hasta el punto de ser hoy componentes de las giras que desde Creatividad Solidaria organizamos en España y Europa.

En este momento todo ha cambiado mucho en Addis Abeba, se han impulsado políticas que quieren convertir la ciudad en el centro económico y financiero de África, dando una imagen de ciudad moderna en la que la pobreza es mejor no ser vista. Las infraviviendas han sido retiradas del centro y han dejando paso a construcciones mucho más modernas donde pueden verse oficinas y empresas. El extrarradio es hoy en día, donde se encuentra la mayor parte del a población sin recursos económicos. Los inversores extranjeros que negocian con el gobierno tienen también sus condiciones sobre la visibilidad de la pobreza y todo esto ha llevado a que la sede central de Fekat Circus haya tenido que quedarse con mucha menos actividad, más profesional que social y buscar nuevas maneras de colaborar con la comunidad.

Kine Circus es el resultado de toda esta revolución, nace desde Fekat Circus, con algunos de los iniciadores del proyecto que siguen buscando la necesidad social en el extrarradio y que han decidido seguir adelante con la labor que han hecho todos estos años.

Foto de jóvenes en Kine Circus. Etiopía.

 foto cedida por Kine Circus

Formar niños y niñas que no solo puedan pasar una tarde entretenida, sino que además tengan una formación para la vida que les dote de competencias que puedan servirles para poder subir el día de mañana a un escenario, pero que además les haga protagonistas de su realidad y que pueden cruzar el puente que hay entre creer que no merezco y no pueda pensar, que todo es posible.

La historia de Joseph

Foto de Joseph, autoría fotos @gabymerzphoto Foto de Joseph autoría fotos @gabymerzphoto

  autoría fotos @gabymerzphoto

Este verano he querido poner nombre propio a la gira, porque contar que las artes transforman la vida de las personas, que hay niños y niñas que sufren, es ya manido y llega poco, tenemos demasiados mensajes diarios que nos insensibilizan y ya ni siquiera los procesamos. Por eso, cuando desde Kine Circus, me propusieron hacer una nueva gira, con una temática tan interesante no lo dude. El espectáculo se llama “Greed”, cuya traducción es avaricia, y surge de los años de giras que llevan haciendo en Europa y de la transformación que ven que se está dando en su país.

Foto del espectáculo “Greed @gabymerzphoto

@gabymerzphoto

"El espectáculo propone, como la avaricia está cambiando el mundo hacia el individualismo más feroz."

Para ellos, es más importante con quien comparto, que lo que tengo. Compartir el plato de comida, mi tiempo y mi vida, es más importante que tener muchas cosas materiales, pero estar solo. El espectáculo propone, como la avaricia está cambiando el mundo hacia el individualismo más feroz. En nuestra gira por colegios, hacemos un proyecto más didáctico, por lo que tenemos una charla introductoria y un debate final. Además, en algunos colegios hacemos intercambios e incluso vamos por cada una de las clases a trabajar un tema concreto.

De izquierda a derecha Josi, Wondrad, Neba, Genet, Shimelis y Gashu. @gabymerzphoto Foto de de izquierda a derecha Neba, Genet, Shimelis y Gashu. @gabymerzphoto

 De izquierda a derecha Josi, Wondrad, Neba, Genet, Shimelis y Gashu.        De izquierda a derecha Neba, Genet, Shimelis y Gashu

 @gabymerzphoto

No queremos dejar de lado las escuelas, aunque hoy por hoy hagamos muchos más festivales y encuentros profesionales, porque la riqueza del intercambio promueve la convivencia y el respeto hacia otro, previene el racismo y abre las mentes de los que son nuestro futuro, los niños y niñas que son los encargados de hacer de este mundo, uno mejor.

Patio de butacas en un teatro. @gabymerzphoto

@gabymerzphoto

Este año, el caso de Joseph ha sido con el que hemos querido trabajar. un nombre, una vida, una historia real, porque él quiso hacerlo y porque además nos dimos cuenta que los niños y niñas de los colegios también estaban adormecidos y que ponerles un nombre real enfrente, les conectaba.

Joseph es para mi un héroe. Tiene 21 años y lleva 6 en el proyecto. Cuando lo encontraron estaba solo en la calle haciendo malabares con unos sombreros y pidiendo dinero en los semáforos de la capital. Llevaba días sin comer, estaba muy delgado, su rostro reflejaba el sufrimiento de un niño que vive en la calle y que hace lo necesario para sobrevivir.

Le ofrecieron venir a la escuela y participar en los programas, además podría quedarse a vivir gratuitamente en los barracones con camas que se construyeron detrás de la escuela para quienes los necesitaban. Aceptó, pero no sin pasar por unos cuantos días de reflexión y desconfianza. Recordaba a aquellos primeros niños que decidieron poner en marcha el proyecto, no podía pensar que alguien quisiera ayudarle desinteresadamente. Cuando llegó, tardo poco en aprovechar todo el material que tenía ya entonces la escuela, se levantaba a las 5h de la mañana cuando no había nadie entrenando para poder probar nuevas técnicas.

Josi, como le llama todo el mundo, había tenido que salir de su aldea hasta la capital para ayudar a su madre con cinco hermanos pequeños, pensando en encontrar algún trabajo, que pudiera darle una vida mejor a su familia.

Entrenaba cada día tantas horas como podía, comía poco, dormía poco y hablaba menos, pero entrenaba más que ninguno. Cuando lo conocí, se sentaba a comer solo porque tenía demasiado dolor, demasiado miedo y demasiada ira acumulada como para querer compartir. Un sentimiento fuerte de no pertenecer a nada y una sensación de no merecer. Su historia familiar es dolorosa y dura, su paso por las calles de Addis Abeba durante años, podrían escribir un libro y su historia de superación podría ser rodada para una película. Su deseo de aprender, se convirtió en su pasión. Hoy por hoy no solo es el circo, son los idiomas, la historia, las religiones, las culturas, la geografía, todo le interesa. Ha realizado ya cinco giras por España, porque es un gran artista pero además porque su actitud ante la vida es tan buena, que hace que las giras en las que participa sean fáciles. Consigue que el grupo se entregue al espectáculo y a los programas didácticos, hace que en los colegios la participación aumente y que el profesorado se implique al máximo. Hoy en día es un artista de circo completo, practica casi todas las disciplinas con una técnica depurada y elegante, consigue levantar al público en sus representaciones, pero además quiere ir a la universidad cuando cumpla 25 años.

En este momento puede ayudar a su familia, pero sabe que el circo le ha dado mucho más que dinero, ha conseguido que su cuerpo libere el trauma, aumenta su capacidad de confiar en si mismo, ha roto todos los límites de posibilidades y le ha abierto el mundo a posibilidades infinitas. Es muy consciente que el circo tiene un límite y sabe que como profesor puede seguir ayudando a muchos niños como lo hace hoy, pero que, si quiere cambiar las cosas en su país, tiene que ir algo más allá y en eso está trabajando ahora, en formarse. Para mi la historia de Josi, es una historia que muestra que el circo salva vidas, el arte salva vidas, y aprender a aprender cambia mundos.

  

 

Bibliografía

Bretones, E. (coord.) (2012). Familias y Educación Social (Módulo didáctico). Editorial UOC.

 

 

 Ana Villa Viand

Master en Gestión cultural por la Universidad Complutense (ICCMU), desde hace más de 20 años se dedica al mundo de la escena, en un inicio como directora, coreógrafa y bailarina de su propia compañía, con la que llegará a tener en escena un elenco de 20 artistas, produciendo diversos espectáculos. En el año 2004 se pone el frente de la empresa de eventos y espectáculos Animatur como directora creativa. En 2005 pasa a ser Gerente de la productora Tragaleguas Teatro SL. Entre los años 2009 a 2012, Ana fue responsable de cultura y eventos de la Fundación Agua de Coco. En la actualidad es directora de Creatividad Solidaria y colabora con diferentes organizaciones culturales, además realiza conferencias sobre el arte como transformador social y forma parte de varios proyectos de cooperación cultural. Es profesora de gestión y producción del conservatorio Superior María de Ávila de Madrid. Durante este año ha sido, además, coordinadora de la exposición de Stanley Kubrick en la sala Bellas Artes de Madrid.

     

  

 Ana Villa Viand.
Creatividad Solidaria

Foto de Ana Villa Viand. Creatividad Solidaria.