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Visor

Un cesto de los tesoros de 30 m2.

Consiste en recrear un gran cesto, en este caso un aula, donde se presentarán a los niños y niñas de 0 a 6 años, recursos y objetos con los que puedan experimentar y relacionarse. Se trata de una actividad de exploración, concentración y atención con objetos de uso cotidiano y escogidos para descubrir y desarrollar los sentidos. Se basará en la libertad del niño como constructor de su juego y de su propio aprendizaje.

Rosa María Ropero Perejil

Jefa estudios Escuela de Educación Infantil Zaleo

La Escuela Pública de Educación Infantil Zaleo, se caracteriza por un proyecto educativo singular e integrador así como por la búsqueda continua de la innovación pedagógica, reflejada en sus proyectos clave de Arte, Ciencia, Inclusión y TIC, que le han supuesto importantes reconocimientos y premios a nivel nacional y autonómico. Destaca por su participación y coordinación desde el año 2010 en proyectos Europeos en los ámbitos de la innovación en Educación Infantil y la inclusión de las familias en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

proyecto educativo singular e integrador así como por la búsqueda continua de la innovación pedagógica, reflejada en sus proyectos clave de Arte, Ciencia, Inclusión y TIC

El Centro comenzó su andadura en 1985. Imparte la Etapa completa de Educación Infantil (primer y segundo ciclo), para niñas y niños de edades comprendidas entre 3 meses y 6 años. Se caracteriza por la búsqueda de la mejora continua, por sus procesos de formación en equipo y por un equipo motivado y comprometido para con su alumnado y con la educación. (http://www.educa.madrid.org/web/eei.zaleo.madrid)

El arte, avalado por el Premio Nacional CREARTE 2009 concedido a centros educativos por su nivel de innovación y fomento de la creatividad en el alumnado otorgado a Zaleo por el Ministerio de Cultura, sigue siendo uno de los grandes pilares de la escuela. “Un cesto de los tesoros de 30 m2 es uno de los proyectos que se enmarcan en esta línea de desarrollo de la creatividad infantil a través de la cual buscamos la innovación, la educación integral y el compromiso de una mejora continua en el desarrollo pedagógico y educativo del centro y de su alumnado.

Uno de los objetivos prioritarios para Zaleo es educar en la diversidad. Supone adoptar un modelo que facilite el aprendizaje de todas las niñas y niños desde situaciones familiares, personales y sociales distintas con el fin de dar una respuesta educativa que les permita desarrollar de forma óptima todas las capacidades de cada uno de sus alumnas y alumnos Todo el alumnado encuentra la oportunidad de expresarse, crear, comunicarse, diversificar sus aprendizajes y desarrollar todo tipo de competencias (artísticas, creativas, investigadoras, lectoras, musicales, digitales…) a través de entornos educativos recreados por los docentes dentro y fuera de la Escuela, utilizando, como no podía ser de otra forma, todos los lenguajes y recursos propios de su tiempo, haciendo visible la Infancia de hoy.

“Un cesto de los tesoros de 30 m2” es uno de los proyectos que se enmarcan en esta línea de desarrollo de la creatividad infantil a través de la cual buscamos la innovación, la educación integral y el compromiso de una mejora continua en el desarrollo pedagógico y educativo del centro y de su alumnado.

Dentro de esta premisa surge el proyecto “Un cesto de los tesoros de 30 m2”, donde la Inclusión cobra un matiz fundamental. La consideración de la niña y el niño como “persona global y única”, valorando las diferencias como elemento enriquecedor, hace que demos respuestas educativas globales e integradoras, estableciendo medidas curriculares y organizativas, proponiendo diferentes agrupamientos para aprovechar con eficacia todos los recursos de los que dispone el centro, manteniendo una coordinación docente que favorezca esta diversidad y, por supuesto, resaltando una comunicación con las familias que se traduce en una participación e implicación de éstas en la vida escolar, considerándolas como agentes educativos de primer orden y participando en el proceso de enseñanza-aprendizaje junto con otros agentes del entorno de la escuela, favoreciendo así el desarrollo de nuevas competencias en nuestro alumnado. Este modelo y su puesta en práctica han sido seleccionados como ejemplo de buenas prácticas por la agencia europea para la escuela inclusiva (European Agency for Special Needs and Inclusive Education).

Durante el curso 2007-08, el patio central de la escuela se convirtió semanalmente en un vibrante contexto de sensibilización y juego, gracias a la propuesta que Javier Abad, miembro de EnterArte, y Ángeles Ruiz de Velasco (ambos profesores de la Facultad de Educación de La Salle) ofrecieron a la escuela.

Así, cada miércoles, las niñas y niños podían abordar sus aprendizajes en el privilegiado escenario de una “instalación artística”, relacionando la práctica psicomotriz con las manifestaciones artísticas contemporáneas. Esta manera de configurar espacios educativos dejó huella en el equipo educativo de Zaleo. Así, durante el curso 2015-16 nos atrevimos a proponer mensualmente un contexto educativo que rescatara algunos de los objetivos de la experiencia anterior, desde nuestro perfil de maestros.

Esas propuestas han sido la inspiración creativa y teórica de esta actividad, con el nuevo e importante reto de transformarla en una actividad inclusiva y accesible para todo su alumnado de 0 a 6 años, respetando su diversidad y educando en igualdad.

¿EN QUÉ CONSISTE ESTE PROYECTO?

Cada maestro planifica, programa, realiza y evalúa sus propias actividades en un momento determinado y siempre atendiendo a unos hitos evolutivos propios de la edad de su alumnado. Muchos de los profesionales de la educación innovan constantemente dentro de sus aulas, aplican las teorías más modernas y son capaces de sacar el máximo rendimiento entre sus alumnos. Sin embargo, este proyecto va más allá, ya que intenta crear un espacio donde tenga cabida todo el alumnado de entre 0 a 6 años.

Cada edad necesita un determinado espacio, unos determinados materiales y trabaja bajo unos determinados objetivos curriculares. Con este proyecto se plantea la posibilidad de sacar rendimiento a la utilización de una misma aula, con unos materiales idénticos, creados, planificados y pensados especialmente para edades diversas.

Por un lado el espacio es el mismo para todos. Un aula itinerante que aparece y desaparece en el mismo día. Esta aula es un espacio diferente al del aula de referencia de cada alumno. Es necesario que sea un terreno neutral, donde todos podamos estar a gusto, confiados y seguros.

Por otro lado los materiales utilizados son iguales para todas las edades, materiales que son escogidos por su versatilidad, seguridad e interés en el alumnado. Plantear un aula en la que quepan todas las edades de todas las niñas y niños de la escuela es una tarea ardua difícil, ya que cada edad conlleva un tipo de material, un tipo de organización y una forma de actuar diferente. Lo que en unas edades es peligroso en otras es alentador, lo que en unas edades es familiar, en las otras es extraño y causa temor.

Además este proyecto está fundamentado y sostenido desde el arte contemporáneo, un gran olvidado en las aulas de educación. Es el arte más cercano y accesible para todos, no sólo para la infancia sino también para los adultos. El juego y el arte están estrechamente ligados en un abrazo casi invisible. El arte puede ser, y es, un instrumento con el que el niño se siente libre de experimentar y de convertir sus hechos en deseos, en algo propio que brota de esta relación a través de la estética que se relaciona con una forma de presentar un elemento, un recurso o un objeto. Acumular, mover, sustituir la propiedad de una cosa por otra, fragmentar, simplificar, repetir, distorsionar, ocultar, envolver, ordenar, coleccionar, agujerear…, todas son transformaciones propias del arte contemporáneo, trasladables a la escuela infantil. Tal y como expresa en sus trabajos Julio Romero, profesor universitario de la UCM, que ha llevado a cabo propuestas creativas en nuestro centro.

La instalación artística es un género del arte contemporáneo que comenzó a tomar un fuerte impulso a partir de la década de 1950. Las instalaciones incorporan cualquier recurso para crear experiencias que sorprendan al espectador. A menudo la obra es transitable por el espectador y éste puede interaccionar con ella. En este proyecto hemos utilizado esas instalaciones para presentar los diferentes elementos y recursos con los que las niñas y los niños van a interaccionar.

A través de esta propuesta se da cabida a la imaginación, al arte y a la creatividad de la infancia para ampliar al máximo nuevas combinaciones y formas a partir de antiguas experiencias. Se abren al niño nuevos espacios de creación y representación de su realidad.

Se basa en los principios pedagógicos del material “El cesto de los tesoros”, propuesta de juego para niños y niñas de 6 a 12 meses que consiste en un cesto donde introducimos objetos diferentes y asequibles a estas edades donde pueden permanecer sentados, pero aún no se desplazan demasiado ni con autonomía. Como dice E. Goldschmied se trata de “aprender a través de la experimentación y el descubrimiento a través de los objetos”.

Este proyecto consiste en recrear un gran cesto, en este caso un aula, que aparece y desaparece en el mismo día, donde se presentan a todos las niñas y niños del centro (de 3 meses a 6 años) materiales para descubrir y desarrollar los sentidos con los que pueden experimentar y relacionarse, salpicado por una estética determinada avalada por el arte contemporáneo.

NUESTRAS METAS

Con este proyecto pretendemos llegar a conseguir unas determinadas metas, unos objetivos fundamentales que serán el punto de partida para seleccionar, organizar y conducir nuestros contenidos:

El juego como elemento unificador

El juego libre, espontáneo, sin trabas, asumiendo la libertad del niño para tomar sus propias decisiones, es el elemento vertebrador del proceso de enseñanza-aprendizaje, el que aúna a todo el alumnado y es a través de él donde nuestros objetivos toman fuerza.

El juego libre cobra un valor muy importante en este proyecto; el juego sin mediación del adulto, sin modelos que seguir de sus maestros, sin indicaciones para realizar ninguna actividad, el juego en toda su extensión. Con estas instalaciones se pretenden configurar espacios educativos a través de objetos para favorecer los procesos infantiles, alentando actitudes en la infancia de libertad y de capacidad de transformación del espacio. Con él se fomenta la elaboración de las estructuras de conocimientos y sus esquemas de relación. La libertad de la niña y el niño para experimentar a través del juego se convierte en el marco pedagógico de este proceso. En palabras de Montero Pedrera, crecer en libertad es conquistar espacios: el locomotor, el social, el espiritual.

La inclusión y la diversidad

La inclusión es nuestra meta más determinante. Todas y todos los alumnos de la escuela participan, independientemente de su nivel motor, cognitivo y social, haciendo que esta diversidad enriquezca los procesos de enseñanza-aprendizaje. La convivencia, compartiendo un mismo espacio y unos mismos materiales entre toda la comunidad educativa hace que nos sintamos todos parte de un mismo proyecto, de una misma realidad, a pesar de nuestras diferencias en edad (de 3 meses a 6 años), de nuestro dispar desarrollo cognitivo y de nuestro distinto entorno social y cultural. Todos participamos en esta aula Universal, que nos pertenece en la medida que la hacemos nuestra y la modificamos a nuestro antojo.

La libertad

Los contenidos curriculares que son trabajados en esta aula son definidos por las niñas y los niños que proyectan hacia el exterior todo aquello que saben, quieren, necesitan y pueden hacer. Se trabaja desde la espontaneidad de nuestro alumnado, desde la libertad, desde su autonomía. Ya Rousseau planteaba el laissez faire como un aspecto básico de la educación. “El niño llega al mundo preformado, con todos los aspectos básicos de su personalidad ya establecidos y teniendo sólo que manifestarlos a lo largo de su subsecuente desarrollo”. (Rousseau, citado en Rudolph Schaffer, pág. 288). Ellas y ellos deciden con qué jugar, cómo jugar y cuándo dejar de hacerlo.

El espacio como creación

En este proyecto de innovación se plantea el concepto de espacio como creación, donde la elección de materiales, su organización, su distribución en el espacio, hacen que el aula se convierta en un espacio facilitador de la actividad del alumnado, favoreciendo la imaginación y el desarrollo de la creatividad. Un espacio donde construir, destruir y volver a construir, un espacio donde la niña y el niño se sientan libres de hacer y deshacer, de crear a su antojo aquello que quieran y que puedan. Un espacio en CONTINUA CONSTRUCCIÓN, un espacio para la acción y la quietud, para imaginar, para la intimidad, para la relación, para el descubrimiento, para el pensamiento, para el orden y el caos, para divertirse, para crecer, para interpretar, para aprender, para JUGAR.

Un espacio para observar

Además se favorecen espacios donde el profesional puede observar libremente a su alumnado en una situación de juego espontáneo, donde se trasparentan los aspectos más curriculares: su desarrollo psicomotriz, el desarrollo del lenguaje, su sociabilidad, su adaptación a un medio diferente al usual, su cognición, su capacidad de crear, sus pasiones y sus fobias, etc.  En la mayoría de las ocasiones el profesorado no encuentra el momento y el tiempo para poder observar ciertas conductas que sólo aparecen en el juego libre, sin pautas, donde niñas y niños muestran lo que son y cómo son, lo que hacen y lo que realmente está en su interior. Con este tipo de proyectos se plantean situaciones controladas donde el profesional puede observar libremente a su alumnado en todas aquellas conductas que son difíciles de ver dentro de un aula. Nos convertimos así en observadores que miramos a través de una mirilla el juego libre y autónomo de la infancia.

NUESTRAS INSTALACIONES:

Las instalaciones que se han llevado a cabo hasta ahora son las siguientes:

Colegio público ZaleoDando la lata. Instalación creada únicamente con latas que muchas familias aportaron al centro. Características como el ruido que ofrece el material y que son elementos que ruedan y se pueden apilar, hizo de este recurso un buen inicio al proyecto.

 

Colegio público ZaleoUna experiencia redonda. Se conjugaron dos elementos: por un lado las pelotas colgadas de una lana del entramado del techo y por el otro un papel espejo pegado en el suelo. En el segundo ciclo de educación infantil se introdujo un elemento más: las linternas. Se apagaron las luces y los niños disfrutaron del color de las pelotas iluminadas por las linternas.

Colegio público ZaleoAire y color. Esta instalación se concretó únicamente con flotadores y pelotas de playa hinchados. Apareció el juego simbólico donde construían refugios y casas donde meterse. Torres que tirar y volver a levantar. Fue una instalación donde el contenido motor tuvo mucha importancia y protagonismo.

Colegio público Zaleo

Aula de luz negra. Fue la instalación más espectacular y la que más juego ha dado a todo el alumnado. En ella se conjugaban diferentes elementos, por lo que la complejidad que requería el segundo ciclo estaba garantizada. Hubo dos niños que tuvieron miedo de la oscuridad. Ello nos hizo reflexionar sobre la necesidad de enfrentar al alumnado a actividades sin luz (juegos en la oscuridad, cuentos para leer a oscuras, juegos en el cuarto de luz negra) como actividad previa, antes de pasar a este tipo de instalaciones. Se garantizó todo el aspecto motor del espacio, pero también el aspecto cognitivo y de relación. Se colocó una caja de gran tamaño donde se les incrustaron unas pequeñas luces que se encendían y apagaban. Esta caja se convirtió en una “casa refugio” para muchos niños.

Colegio público ZaleoTres, tras. En esta instalación se conjugaron tres elementos: pañuelos de colores, cilindros de cartón duro y pelotas de ping-pong. El alumnado ha podido crear, investigar y proponer diferentes juegos, tan complejos como ellos quisieran, introduciendo el juego simbólico como matiz importante.

Colegio público Zaleo

Un cesto con mucha luz. En esta instalación la protagonista fue la luz. Se utilizaron retroproyectores, caja de luz y una caja sensorial llena de arena de playa a la que se le introdujo una luz para poder iluminar el interior. Además había focos de colores con los que poder hacer sombras. Una instalación que dio mucho juego, sobre todo al segundo ciclo de educación infantil.

 

 

Colegio público ZaleoUn mundo lleno de papel. Consisitió en rollos de papel higiénico que cada familia del centro aportó para esta instalación. Cada rollo se colgó de cuerdas en el entramado del techo. Las niñas y niños tiraban del papel y éste se convertía en montañas en las que esconderse, en olas del mar, suelos blanditos en los que saltar, … Al finalizar el día las familias pudieron disfrutar de la instalación acompañados de sus hijas e hijos.

Colegio público ZaleoGotitas de colores. En esta última instalación se trabajó con confeti de colores y algunos elementos que fueron cambiados en función de la edad y el grupo. Entre ellos había vasos de plásticos (contenedores), tubos y pajitas con los que soplar y trozos de cartón a modo de abanico para poder airear el confeti y que éste pudiera flotar por el aire.

 

Todos los materiales empleados en cada instalación han sido pensados y consensuados atendiendo a tres criterios fundamentales:

  • Calidad material. Deben ser recursos sólidos, no tóxicos ni nocivos para la salud del niño. Se tendrá en cuenta el tamaño de los materiales para que no haya objetos pequeños que puedan llevarse a la boca y ser tragados, ya que en estas instalaciones pasan también los alumnos más pequeños del centro.
  • Calidad formal: deben ser materiales estéticamente atractivos, con forma y manejo agradable, y fáciles de agarrar.
  • Calidad educativa: cada material escogido debe estar pensado al nivel de desarrollo de todas y cada una de las edades de la escuela, es decir, de 0 a 6 años. Deben ser materiales polivalentes, polifacéticos, que desarrollen a la vez el aspecto cognitivo, afectivo y motor del niño y que desarrollen la inteligencia, creatividad y psicomotricidad del alumnado.

EVALUACIÓN Y CONCLUSIONES

Crear, idear y pensar en aulas donde tengan cabida todas estas edades, es una tarea complicada y estimulante a la vez. Es necesario reflexionar sobre el espacio, los materiales, sus usos y características (seguridad, apariencia, estética, etc.). Todos los materiales elegidos deben ser pensados para ese rango de edad amplio, de tal manera que pueda ser utilizado desde la etapa de bebé hasta los 5 años, la única diferencia será el uso que se haga de ese recurso por cada uno de las niñas y niños que lo utilicen. La inclusión es la meta final, todo el alumnado del centro tiene que ser capaz de participar en todas las actividades que se planteen, sin que sus diferencias sean motivo para no realizar la acción.

Como no podía ser de otra manera las familias han participado en distintos momentos del proyecto. Al principio como portadoras de material; han traído a la escuela latas y rollos de papel para contribuir a dos de las instalaciones; también han participado con nuestro alumnado, entrando en las instalaciones al final de la jornada, disfrutando de este proyecto al igual que sus hijas e hijos; y, por último, en reuniones con el equipo para pensar en la próxima instalación, ofreciendo ideas, experiencia e ilusión.

La inclusión es la meta final, todo el alumnado del centro tiene que ser capaz de participar en todas las actividades que se planteen, sin que sus diferencias sean motivo para no realizar la acción.

Con este proyecto hemos creado aulas donde la infancia tenga un espacio de experimentación, pensado, reflexionado y ajustado a las edades de nuestro alumnado. En estas instalaciones se ha sentido libre, autónomo y espontáneo en su juego, sin que los adultos les impongan modelos, propuestas, o juegos dirigidos. Jugar a aquello que quiero y como quiero debe ser propio de la infancia y es un derecho que no debemos olvidar. La libertad debe ser un deber del profesorado para con su alumnado. Como profesionales debemos entender que no deberíamos proponer a las niñas y niños con qué jugar, sino simplemente ofrecerles materiales con los que jugar y que sea el alumnado el que planifique, piense, construya e invente su propio juego. Como dice Javier Abad “jugar es existir y ser conscientes de la existencia”.

Esta libertad está íntimamente relacionada con la creatividad. Aquel alumnado acostumbrado a hacer sólo aquello que le dicen porque sólo ha aprendido eso, tendrá cortadas las alas de la creatividad, sólo inventará o innovará en la medida que sea un instrumento del otro.

Con este tipo de instalaciones las niñas y los niños son libres de inventar y crear, son libres para hacer lo que quieran, de ser niños y disfrutar con ello. La búsqueda de un ambiente creativo debería ser parte de una metodología constructivista, donde el infante pueda moverse activamente y construya él mismo el conocimiento sobre el mundo físico y las formas de vida que se encuentran a su alrededor. La creatividad también se aprende y aquí hemos dado un empujoncito a este aprendizaje.

También es un aula controlada donde poder observar a nuestro alumnado en una situación especial. En ella podemos visualizar cómo participa en la instalación, si acepta o no el espacio, si tiene miedo, interés, cómo es la relación con sus iguales, etc. Existe alumnado que copia a sus compañeros y no inventa; existen niñas y niños que no necesitan de otros para jugar y, en cambio, hay otros que no juegan si no lo hacen acompañados de otros iguales; hay alumnos que no han cambiado su juego en todo el curso, mientras en otros se ha visto una gran evolución; hay niños cuyo juego es construir, mientras otros destruyen lo que el compañero ha construido; hay alumnos retraídos que temen comenzar a jugar, otros precavidos que primero quieren mirar, otros lanzados que tienen que ser frenados. Hay tanta diversidad en el alumnado como en el juego que plantean.

Pensar en estas instalaciones ha servido también para reflexionar y repensar en los materiales de esta etapa de la infancia. No todos son válidos para los dos ciclos de educación infantil. Por un lado la peligrosidad y el pequeño tamaño de algunos hacen que no sean seguros para el primer ciclo y, por el otro, la simpleza de elementos que no ofrecían versatilidad no eran apropiados para el segundo ciclo. Es evidente que la capacidad cognitiva y la aparición del juego simbólico a partir de los dos años son cruciales en este tipo de juegos creativos. La imaginación juega un papel decisivo en el juego y más aún cuando no está dirigido y las propuestas salen únicamente del alumnado.

A través de este tipo de experiencias podemos mejorar la educación ofrecida a nuestro alumnado basada en la investigación-acción. Poder reflexionar en equipo en base a un proyecto común, hace que abramos la mente al cambio, a la mejora continua, a la autoevaluación. Propuestas como estas deberían ser una constante en los centros educativos.

 

BIBLIOGRAFÍA