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Visor

La evaluación centrada en el alumno: planes de trabajo y pruebas de aplicación competencial

En nuestro centro los alumnos aprenden a través de proyectos que promueven un enfoque globalizador y conectando los aprendizajes con la vida real. Además contamos con un proyecto propio, aprobado por la Comunidad de Madrid, que engloba: Aprendizaje Cooperativo, Proyecto Artístico, Proyecto Bilingüe, y nuestro Proyecto Tic. Estos proyectos aglutinan el espectro de los ámbitos lingüísticos, científicos, artísticos y matemáticos y se imparten dentro del horario curricular: Escritura Creativa, Teatro, Cine de Animación, Taller de música digital, Cocina, Huerto.

Lola Garrido Vidal
Directora del Colegio Ártica (Madrid)

Mercedes Santos Murillo
Dpto. de Innovación del Colegio Ártica (Madrid)

Hace 10 años tuvimos un sueño. Quisimos crear un lugar en el que los niños crecieran como personas aprendiendo a través de la vida, del juego, de la risa, un lugar en el que todos los aprendizajes tuvieran cabida y en el que no se castigara el error. Soñamos con poder trabajar cooperativamente, en equipo, aportando desde nuestras múltiples inteligencias…

Y ese sueño se hizo realidad: así nació Ártica, como parte de la Cooperativa de Enseñanza José Ramón Otero.

Ártica es un lugar en el que los alumnos cocinan, hacen cine, danza, escritura creativa, teatro, y desarrollan un sinfín de talentos que algunos, incluso, ignoran que poseen.

Nuestro centro apuesta por un enfoque globalizador y competencial, pues queremos formar personas capaces de hacer frente a cualquier  situación problemática o conflicto utilizando la creatividad y todas esas destrezas que ponen a prueba habilidades, conocimientos y actitudes de forma interrelacionada.

Según la Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, por la que se describen las relaciones entre las competencias, los contenidos y los criterios de evaluación de la educación primaria, la educación secundaria obligatoria y el bachillerato, las competencias clave del currículo son  (artículo 2)”

  1. Comunicación lingüística.
  2. Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.

Pero, sin duda, nuestro buque insignia es el aprendizaje cooperativo. Lo entendemos como un sistema de interacciones que denominamos red de aprendizaje, cuidadosamente diseñada para promover la influencia recíproca de los alumnos para mejorar y, a la vez, ayudar a los demás.

El aprendizaje cooperativo lo entendemos como un sistema de interacciones que promueven la influencia recíproca de los alumnos para mejorar y, a la vez, ayudar a los demás.

Esto es un vehículo inmejorable a la hora de llevar a cabo nuestra tarea docente, pues favorece la asimilación de los contenidos a través del diseño, desarrollo y evaluación de proyectos conectados con la vida real, en los que los niños son protagonistas e, incluso, gestores de su propio aprendizaje.  Opinan, discuten, investigan, exploran, cuestionan, manipulan y crean, generando un ambiente de trabajo basado en la autonomía, el esfuerzo, la responsabilidad y el espíritu crítico. 

Colegio Ártica Colegio Ártica

“Se aprende haciendo, hecho que comporta una organización compleja del aula, con una gran participación del alumnado, y que los distintos ritmos de aprendizaje se hagan extraordinariamente visibles”

(Antoni Zabala, Laia Arnau, citado en  11 ideas clave: Cómo aprender y enseñar competencias.)

Enfocar nuestro día a día de esta manera ha provocado un replanteamiento (por otra parte, necesario) del rol, tanto del alumno como del profesor. Los docentes hemos pasado a ser acompañantes, guías de un alumnado que, como nuevo protagonista de su aprendizaje, ha tomado las riendas de este proceso.

Para ello también tenemos presente el mundo que nos rodea. Salimos del aula, del entorno más cercano, para descubrir que el resto de los miembros de la comunidad educativa y de la sociedad en general (principalmente las familias) también juegan un gran papel en su desarrollo integral como personas.

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Pero para evaluar todas estas competencias son necesarias unas pautas en las que queden claros tanto los criterios de evaluación como los estándares de aprendizaje. Nuestra metodología nos obligó a reflexionar sobre si nuestro modelo de evaluación era el más adecuado y coherente. Nuestro objetivo era orientarnos hacia una evaluación formativa y no sólo sumativa. Para ello, el claustro identificó tres vías de evaluación:

· La evaluación a través de la observación y el diálogo del proceso de aprendizaje por parte del profesor y el alumno.

· La autoevaluación del alumno.

· La coevaluación entre los equipos de trabajo de clase.

Observación y diálogo, la autoevaluación y la coevaluación contribuyen a que nuestros alumnos y profesores sean conscientes de los progresos de aprendizaje.

Estas tres vías contribuyen a que nuestros alumnos y profesores sean conscientes de los progresos de aprendizaje tanto en los conocimientos como en las habilidades.

Pero no tendría mucho sentido fomentar el trabajo cooperativo entre nuestro alumnado si no lo hiciéramos entre nosotros. Por ello, nuestras asignaturas están conectadas a través de cronogramas anuales que elaboramos juntos por nivel, interrelacionando contenidos para favorecer que el proceso de enseñanza-aprendizaje no sea una acumulación de saberes memorísticos en compartimentos estancos. Esto nos permite generar proyectos interdisciplinares flexibles y significativos con mayor facilidad, siguiendo una serie de pautas que son nuestra hoja de ruta:

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1. Realización de un cronograma común por nivel con contenidos conectados.

2. Diseño de las tareas, que son en sí mismas el propio proceso evaluador, de modo que asociaremos a cada una los criterios de evaluación definidos dentro de cada área curricular.

3. Establecimiento de unos criterios y estándares de evaluación claros y específicos.

4. Elaboración de un plan de trabajo, con plazos concretos para ayudar a la organización del tiempo y las tareas.

5. Elección del tipo de evaluación y herramientas a utilizar.

En nuestro centro articulamos nuestra red de aprendizaje a través de planes de trabajo quincenales, con tareas diseñadas mediante técnicas cooperativas, en las que se aprende haciendo y donde la evaluación no es el fin sino el medio.

La evaluación no es el fin sino el medio. 

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Los planes de trabajo fomentan un ambiente relajado, autónomo y cercano en el que el profesor tiene la posibilidad de observar las aptitudes de los alumnos frente a las tareas o retos planteados y, así mismo, atender a la diversidad.

Pero un plan de trabajo solo es eficaz cuando especifica lo que se va a aprender y clarifica desde un primer momento qué y cómo se va a evaluar.

Dentro del diseño de los planes de trabajo, existen variedad de posibilidades. Lo enriquecedor es ir dando pequeños saltos cualitativos que nos permitan pasar de uno más dirigido con tareas específicas a los que se articulan en torno a lo que nosotros llamamos Big questions o grandes interrogantes. Estos últimos consisten en una batería de preguntas abiertas o situaciones problema, para que los alumnos relacionen, identifiquen y realicen un aprendizaje personalizado.

Pero nuestra última y más ambiciosa apuesta ha ido un paso más allá. Nos hemos embarcado en el diseño de planes de trabajo enfocados a desarrollar las destrezas de cada niño dentro de las diferentes materias.

Año tras año, vemos cómo los alumnos estudian las mismas estructuras gramaticales para, el curso siguiente, volver a empezar casi de cero. Pero, ¿realmente cuidamos la expresión oral, la comprensión, la capacidad de escucha o el buen uso de las palabras? De ahí nació la necesidad de crear rincones de actividad, cada uno con un producto final, que focalizaran en las diferentes destrezas o habilidades características de cada área, y donde el profesor pudiera llevar a cabo una observación directa y en pequeño grupo mucho más personalizada.

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Los planes de trabajo se secuencian en momentos dentro del aula:

  • Momento 1

Suele coincidir con la primera sesión y es aquí donde comenzamos por establecer los contenidos que se van a aprender. Es importante que los alumnos tengan claro qué es lo que queremos que aprendan y cómo lo van a hacer. Se les presenta la rúbrica de evaluación. Hacemos una pequeña activación de conocimientos previos utilizando técnicas cooperativas y, dependiendo del grado de conocimiento, explicamos o pasamos directamente a la tarea.

  • Momento 2

Es ahora cuando el profesor aprovecha para ir grupo a grupo observando y atendiendo las dudas y/o dificultades. Así, acompaña al proceso de evaluación de la tarea de manera individualizada, alumno a alumno o grupo a grupo.

Teniendo en cuenta la diversidad de nuestros alumnos se pueden dar varias situaciones, que atendemos de diferentes maneras:

· Los niños se distribuyen por los equipos para compartir resultados o resolver dudas de otros compañeros, lo que llamamos “tutoría entre iguales”.

· Se tienen recursos (fichas, juegos, etc...) a modo de retos que pueden servir tanto de repaso de contenidos del tema como de ampliación.

· Los alumnos pueden optar por realizar un trabajo de investigación.

  • Momento 3

Es el momento de contrastar datos, de exponer, de corregir y evaluar. Nuestro abanico de posibilidades contempla desde la corrección tradicional en la pizarra a la corrección grupal e intergrupal. Estas dos últimas son las que utilizamos con más frecuencia. Aquí entran en juego las rúbricas de evaluación, autoevaluación y coevaluación.

Los resultados están resultando muy satisfactorios, y los beneficios que consideramos que se obtienen son:

-    Para el alumno: aprender a gestionar el tiempo y favorecer su autonomía. Además, promover habilidades especialmente relacionadas con el razonamiento y el juicio crítico.

-       Para el profesor: poder atender a la diversidad, reforzar contenidos más complicados en grupo pequeño y descubrir potencialidades individuales en las diferentes destrezas de cada uno, poniendo el foco en las inteligencias múltiples.

 

 

 

Para llevar a cabo la evaluación en cada etapa, utilizamos diferentes herramientas:

En Educación Infantil, principalmente la observación directa. En nuestra escuela infantil los niños rotan por rincones de actividad. En cada uno de ellos tienen unas hojas de registro, donde autoevalúan tanto la actividad como la dificultad. Cuando los alumnos, en grupos cooperativos, rotan por los rincones, el profesor siempre permanece en el “rincón preferente”, pudiendo de esta manera evaluar con mayor precisión a todos los alumnos.

En Educación Primaria, utilizamos rúbricas de coevaluación, asociada al procedimiento de aprendizaje de cada tema o proyecto y ésta no sólo se produce entre profesor y alumno sino también entre los grupos cooperativos. Además utilizamos otros sistemas de evaluación:

· Presentaciones orales o audiovisuales.

· Rúbricas de trabajo en familia.

· Pruebas grupales: suelen ser previas a las pruebas individuales, de manera que sirven para resolver dudas de última hora. Como su nombre indica, se resuelven en grupo cooperativo y luego se cambian de manera intergrupal para su corrección.

· Pruebas individuales.

· Aplicaciones TIC.

http://labmadrid.com/dos-tres-plickers/

Las pruebas de aplicación competencial favorecen la autonomía de nuestros alumnos, enriquecen sus conocimientos, entrenan el pensamiento complejo y facilitan el desarrollo de aprendizajes significativos.

En Educación Secundaria se llevan a cabo Pruebas de Aplicación Competencial (“PAC´S”). Estas pruebas son estrategias de evaluación en las que se pone a prueba el desempeño de los alumnos ante situaciones-problema reales. Las pruebas de aplicación competencial favorecen la autonomía de nuestros alumnos, enriquecen sus conocimientos, entrenan el pensamiento complejo y facilitan el desarrollo de aprendizajes significativos.

Este tipo de evaluación permite a los profesores proponer retos a sus alumnos y ellos deciden cómo los van a resolver, eligiendo también el tipo de formato en el que lo van a presentar.

http://labmadrid.com/prueba-aplicacion-competencial-ingles-pac/

https://colegioartica.wordpress.com/

Pero dentro de nuestra rutina de “buenas prácticas”, los profesores nos coevaluamos. A esto le llamamos la “figura de observador”, analizando de manera constructiva qué dinámicas de aula hacemos bien y debemos conservar y cuáles debemos de mejorar. Esta técnica cooperativa está basada en “amigos críticos” y supone una mejora a la hora del desarrollo de nuestra práctica docente.

https://vimeo.com/243276629

En definitiva, somos conscientes de que el contexto educativo está en proceso de cambio y, como docentes, no deberíamos nunca dejar de estar abiertos a aprender, cada día, algo de alguien.

Nuestros alumnos tienen un potencial increíblemente extraordinario y están esperando llegar a clase para hacerlo presente.

 Colegio Ártica

Que el cambio educativo empiece en nosotros, como motor de esa nueva escuela que todos soñamos…

Conclusiones

El sistema de evaluación que se aplique no puede ser solo una nota, debe funcionar como un termómetro del estado en el que se encuentra en todo momento el alumno, es decir, un indicador del trabajo que  ha realizado y que puede ser consultado por él. La evaluación debe  ser parte integral del proceso curricular, debe tener un papel de facilitador en la mejora de los resultados.
Entendemos que el aprendizaje es más eficaz cuando los alumnos realizan una actividad común valiéndose de verdaderos instrumentos de evaluación en grupos cooperativos.

El profesor debe jugar un rol activo en dicho aprendizaje para que el alumno logre los objetivos y pueda tener un óptimo rendimiento.

El aprendizaje cooperativo facilita la labor de los profesores y permite a los alumnos construir su propio aprendizaje y desarrollar competencias que les serán útiles a  largo plazo, ya que aprenderá a convivir y a ser crítico consigo mismo y con los demás.

 

Bibliografía

Antoni Zabala y Laia Arnau. 11 ideas clave: Cómo aprender y enseñar competencias. 3 Graó

Neus Sanmartí. 10 ideas clave. Evaluar para aprender. 1 Graó.

Philippe Meirieu. Aprender, sí. ¿Pero cómo?. Ed. Octaedro.

LEY ORGÁNICA Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, de Educación. «BOE» núm. 25, de 29 de enero de 2015.

 

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