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Visor

La comunicación como motor del cambio

Buscando el cambio

Siempre se plantea un proceso de cambio en base a las necesidades, pero un cambio que triunfa parte de las personas. La motivación del profesorado, sus ganas por participar en un proceso de transformación y las cuestiones que les interesen deben ser tenidas en cuenta desde el primer momento.

Óscar Martín Centeno

Director del CEIPSO Santo Domingo (Algete)

 

Estamos en un momento en el que la innovación se ha convertido en una necesidad para la mayoría de los centros. Si antes los docentes intentaban poner en marcha algunas pedagogías emergentes en sus aulas, lo hacían como una apuesta personal dentro de un sistema que, generalmente, tendía hacia la uniformidad. Dar el máximo contenido posible, preparar a los estudiantes para gestionar el conocimiento y establecer unas habilidades básicas eran la máxima aspiración de los centros. Ahora, sin embargo, todo ha cambiado.

La transformación en la sociedad del conocimiento ha resultado especialmente llamativa en la última década. Los centros educativos, al menos en un primer momento, no comprendieron el cambio que iba a representar para el mundo en que vivimos. En un principio, aquellos que estaban trabajando con tecnología pensaron que usar determinados dispositivos permitiría a los estudiantes adquirir una cierta competencia tecnológica que les serviría para sus vidas. Ese fue el error. Pensar que todo consistía en utilizar un dispositivo.

La sociedad no se transforma porque tengamos teléfonos móviles o tabletas; la sociedad se transforma por las nuevas acciones que podemos poner en marcha utilizando la tecnología. La imaginación, la creatividad y las aplicaciones que les dan soporte son las que están transformando el mundo en que vivimos. Y ese mundo necesita una nueva escuela donde se aprenda de forma diferente.

Partiendo de estas ideas resulta evidente que el trabajo que debemos realizar para poner en marcha un proyecto de innovación ha de ser fundamentalmente metodológico. La transformación no va a producirse porque cambiemos un libro en papel por un libro digital. El cambio metodológico implica importantes variaciones en la forma de aprender y en el día a día que vivimos en las aulas. El uso de la tecnología, la organización de los espacios, la formación del profesorado y la capacidad para gestionar los recursos de una forma diferente serán fundamentales para avanzar en nuestro planteamiento y, sobre todo, la voluntad de un grupo de docentes por adentrarse en un proceso que implique una profunda reflexión sobre la práctica educativa. Hay que poner en marcha un concepto general como idea de cambio, buscar las metodologías que los sustenten, establecer los recursos y contagiar al claustro completo para hacerla posible. No es una tarea fácil, pero, a estas alturas, nadie duda de que sea totalmente necesaria.

La idea inicial

Todo proyecto necesita un concepto que lo ponga en marcha. Algo que da nombre y motivo. Un primer paso. Esa idea inicial será la encargada de guiar los planteamientos del profesorado. Para que esta idea tome forma es necesario que previamente se haga un profundo análisis de dos cuestiones: la realidad del centro y la realidad del equipo docente. Normalmente, siempre se plantea un proceso de cambio en base a las necesidades, pero un cambio que triunfa parte de las personas. La motivación del profesorado, sus ganas por participar en un proceso de transformación y las cuestiones que les interesen deben ser tenidas en cuenta desde el primer momento.

Lo que no se suele hacer

Partir de esta inquietud individual es una cuestión muy poco común, pero no por ello deja de ser menos cierto que el trabajo que realizamos debe concordar con nuestras motivaciones personales. Si un equipo directivo no es capaz de aunar la potencialidad de cada docente para gestionar el trabajo común, el proyecto fracasará. Solo haciendo lo que no se suele hacer es posible gestionar algo distinto. Las motivaciones de las personas, las motivaciones reales, tienen muy poco que ver con las horas libres. Son algo más profundo. Antes de empezar a repartir funciones es importante preguntar. Puede que todos nos llevemos sorpresas. Hay mucha magia en las aulas y un acto de transformación profundo es empezar a compartir lo que hacemos; así, conseguiremos que empiecen a encajar las piezas de nuestro proyecto.

Conectar a las personas.

En los centros educativos apenas tenemos tiempo para reunirnos y, sin embargo, si queremos empezar a globalizar contenidos, a hacer proyectos comunes o a gestionar de forma conjunta determinadas actividades, es necesario crear espacios para el diálogo. Necesitamos que los profesores se sientan conectados entre ellos y con el equipo directivo, solo así se establecerá una comunicación auténtica que hará de una pequeña transformación un gran cambio. Un aula puede ser un punto de arranque, un solo profesor que ponga en marcha un proceso de cambio puede convertirse en referente para los demás. Pero, para que esto ocurra, es necesario que seamos capaces de conectar a nuestros docentes, de establecer estrategias para que puedan compartir sus prácticas, sus logros y sus sueños.

Cómo lo hicimos nosotros

La mejor forma de saber el porqué de las cosas es conocer su historia. Saber de qué manera encontramos las claves del cambio en un centro que se encontraba a punto de desaparecer.

Consideramos que los estudiantes deben tener un papel mucho más activo en su aprendizaje; no estableciendo prácticas puntuales, sino generando toda una serie de estrategias que llevarán al diseño completo, por parte del alumno, de todo el contenido curricular

Cuando asumí la dirección contaba con poco más de 70 estudiantes. El Centro prácticamente estaba desierto. Pero, nada más entrar, fui recibido por una persona increíble. Una conserje que era un auténtico torbellino de energía. Y una secretaria que estaba deseando poner en marcha cualquier iniciativa que se me hubiera ocurrido. Lo que vino después fueron cientos de horas de trabajo y, sobre todo, cientos de horas de conversación. Palabras y palabras con las que fuimos elevando un nuevo proyecto educativo, que transformaba nuestra forma de ver el proceso de aprendizaje. El entusiasmo es el arma más transformadora porque es contagiosa y llama siempre a la acción. Ese primer año, con un enorme apoyo por parte del profesorado y de las familias, iniciamos lo que iba a ser nuestro proyecto de aprendizaje a través de la comunicación. Luego, el crecimiento del Centro hizo que recibiéramos nuevos compañeros. Cada año llenábamos con nuevas aportaciones el camino que habíamos iniciado. Cinco años después, con quinientos cincuenta estudiantes y cientos de alumnos en lista de espera cada curso, el Colegio Santo Domingo se ha convertido en algo muy distinto de lo que era.

La idea se convierte en un relato compartido

Intentar cambiar para conseguir más alumnos no te llevará a ningún cambio real. Una transformación exige una idea poderosa y una narración; un concepto claro, que sea comprensible por todos los miembros de la comunidad educativa; y una historia que va de lo que somos a lo que queremos ser. En el fondo, estamos hablando de un motivo y de una ruta. Una manera de saber que las cosas que estamos haciendo se pueden convertir en algo que le dé forma a nuestro trabajo diario. Y, seamos sinceros: hacer algo nuevo es divertido, pero hacer algo excepcional puede ser cautivador.

El relato modifica la forma de dar clase

El concepto es sencillo. Todos aprendemos cuando recibimos información, aprendemos más cuando somos parte activa del aprendizaje y aprendemos, todavía más, cuando comunicamos nuestros conocimientos. Son numerosos los estudios que sustentan este planteamiento. En el mundo en que nos encontramos la comunicación no solo tiene texto e imagen, el contenido transmedia y los elementos interactivos son fundamentales para desarrollar una estrategia de comunicación efectiva. Por otro lado, consideramos que los estudiantes deben tener un papel mucho más activo en su aprendizaje; no estableciendo prácticas puntuales, sino generando toda una serie de estrategias que llevarán al diseño completo, por parte del alumno, de todo el contenido curricular. Aquí empezó el proceso profundo de cambio.

Por qué hace falta el cambio

Cuando el alumno salte a la vida le pediremos que piense nuevas soluciones para los problemas: le pediremos que cree valor, que emprenda, que ponga en marcha nuevos servicios. Pero nuestro antiguo estudiante solo sabrá datos.

Los estudiantes siempre han recibido información. Se sientan y escuchan el contenido que expone ante ellos un docente tras otro. Al acabar sus clases han estado sentados durante una gran cantidad de horas y les tocará realizar una serie de deberes, donde su aprendizaje práctico consistirá en realizar unas cuantas actividades repetitivas. Cuando este alumno salte a la vida le pediremos que piense nuevas soluciones para los problemas: le pediremos que cree valor, que emprenda, que ponga en marcha nuevos servicios. Pero nuestro antiguo estudiante solo sabrá datos. Y los datos, todos lo sabemos, están en cualquier parte. No es que no sean importantes, es que por sí solos no sirven para nada.

El alumno creador de contenidos

Ahora, imaginemos un centro donde el contenido se convierta en materia viva que fomente la creación. Donde la información que tienen los estudiantes comience a transmutarse en forma de artículos digitales, en programas de radio digital o en cientos de vídeos que hagan rebosar los ocho canales de televisión de la página web del Centro, generados por los mismos estudiantes. Todo ello, establecido a partir de una base de trabajo con el profesorado que nos lleve a darles un protagonismo inusitado. Nunca hasta ahora habíamos tenido tantas posibilidades para que nuestros alumnos desarrollaran materiales didácticos, mejorando, además, en diversas competencias al conseguirlo. Todo lo que se había hecho hasta ahora, siguiendo diferentes sistemas pedagógicos, no había tenido las posibilidades tecnológicas que ahora tenemos. Es absurdo no aprovecharlo. Sabemos que nuestros estudiantes pueden aprender de una forma distinta, una forma mucho más interesante para ellos, más motivadora y, sobre todo, más activa. Y sabemos que los docentes podemos disfrutar mucho más cuando hacemos de cada clase una aventura en lugar de repetir la lección.

Visualización del contenido

Lo primero que pusimos en marcha fueron diversas estrategias de design thinking para facilitar la comprensión visual del contenido a través de mapas mentales. Una vez que el mapa mental ha sido realizado, se amplía el trabajo de investigación utilizando Internet y material documental.

Lo primero que pusimos en marcha fueron diversas estrategias de design thinking para facilitar la comprensión visual del contenido. Todas las unidades didácticas y los proyectos globalizados comienzan con un mapa mental. Siguiendo la teoría clásica de los mismos establecimos una jerarquización de contenidos, separándolos de forma cromática y mostrando la relación entre las diferentes secciones. Las ventajas de su utilización son muy numerosas. Permiten una comprensión muy estructurada de la información, lo que posibilita que los estudiantes entiendan mejor el contenido con el que van a trabajar. También, facilitan la memorización de los datos fundamentales al presentarlos con ayuda visual y, sobre todo, muestran la relación entre las diferentes piezas de información. De esta forma, los estudiantes son capaces de relacionar los conocimientos previos y los nuevos encontrando la aplicación de los mismos dentro de una estructura relacional.

En cuanto los alumnos han comprendido adecuadamente el proceso de realización de los mapas mentales ellos mismos van haciéndolos, completándolos de forma coordinada con el profesor. En Educación Infantil se sigue el mismo proceso, utilizando pictogramas que nos permiten mantener la misma metodología.

Una vez que el mapa mental ha sido realizado, se amplía el trabajo de investigación utilizando Internet y material documental. El mapa mental actúa como brújula que guía el trabajo de los estudiantes haciendo posible una ampliación de contenidos y un repaso de los mismos durante todo el proceso de investigación. Al terminar este trabajo, comienza lo más interesante: las propuestas de comunicación.

Al terminar este trabajo, comienza lo más interesante: las propuestas de comunicación a través del periodo digital, de la radio digital y de la televisión digital. Mucho del contenido curricular que estábamos trabajando se convierte en un trabajo periodístico con material transmedia donde los estudiantes investigan  y aprenden

Periódico digital

Uno de los objetivos clave del periódico digital es mejorar la capacidad de nuestros estudiantes para expresarse por escrito. Sabíamos que utilizar la tecnología para fomentar la escritura podía ser un motor de motivación importante para el alumnado. Sin embargo, no nos queríamos quedar solo en ese objetivo. Deseábamos que nuestro periódico digital estuviera lleno de contenido interactivo, así como de material transmedia dentro de cada artículo. De esta forma, conseguimos que mucho del contenido curricular que estábamos trabajando se convirtiera en un trabajo periodístico donde los estudiantes investigaban y aprendían escribiendo sus artículos. El hecho de poder acompañar todos estos elementos con diversos contenidos transmedia enriquecía todavía más sus aportaciones. Uno de los objetivos era que los alumnos pudieran estudiar con los artículos que se habían generado y, para eso, queríamos que se sintieran orgullosos del material creado. Debía ser mejor que un libro, llamativo, bien maquetado y, sobre todo, riguroso. Por eso, construimos un circuito de trabajo en el que el tutor supervisaba contenidos y una de las docentes del Centro se encargaba de la corrección ortográfica, dándole un feedback final al tutor. Así, garantizábamos la calidad manteniendo una estética y una usabilidad adecuada para nuestros objetivos.

Radio digital

De la misma forma que deseábamos mejorar la capacidad de los estudiantes para expresarse por escrito, también queríamos mejorar su oratoria. Comenzamos con la realización de numerosas exposiciones en las aulas. En ellas, los estudiantes exponían utilizando diversas herramientas multimedia. Poco después nos dimos cuenta de que también podía ser una buena idea fomentar el debate y la participación conjunta. La radio se convirtió en otro pilar del desarrollo del proyecto, utilizando el material curricular para generar diálogos, para realizar explicaciones o para organizar programas donde la conversación sobre los temas trabajados se convertía en una excelente forma de repasar lo aprendido y ampliar los contenidos de una forma distendida.

También utilizamos la radio para llegar a las familias, fomentando su uso para la creación de una escuela de madres y padres. A través de un podcast, al que cualquiera podía suscribirse, todas las entregas aparecían en los teléfonos móviles de los suscriptores.

Televisión digital

La televisión se convirtió en uno de nuestros principales pilares. Aunaba la expresión oral, la comunicación visual y la capacidad de los estudiantes para desarrollar de forma autónoma exposiciones complejas. Los ocho canales de vídeo se convirtieron en herramientas fundamentales de nuestro trabajo. Actualmente, el ritmo de creación multimedia del Centro es tan amplio, que tenemos serias dificultades para poder revisar y publicar todo el contenido que creamos.

Los canales de televisión están organizados según la temática y la etapa educativa, de manera que cualquiera de nuestros estudiantes puede buscar el material que necesita de forma sencilla, teniendo la posibilidad de ampliar sus conocimientos, así como de repasar cualquier cuestión que no le haya quedado clara. También la escritura creativa y la animación a la lectura tienen un canal propio, que se enlaza con el mundo real a través de los códigos de realidad aumentada que invaden los libros de la biblioteca. La lengua inglesa y la lengua china tienen también sus canales, así como las actividades que se realizan en el Centro.

Para facilitar todavía más la búsqueda del material audiovisual disponemos de un listado digital con todas las creaciones de los canales de televisión, permitiendo la búsqueda de los enlaces de forma temática, por materias o por cursos. Estos listados permiten realizar de forma rápida itinerarios personalizados de aprendizaje enlazando el material audiovisual y el esfuerzo que están haciendo los docentes.

El proyecto ha fomentado de una manera clara la autonomía, la inquietud y la motivación de los estudiantes facilitando el establecimiento de itinerarios personalizados de aprendizaje

Además de estas cuestiones, generamos una gran cantidad de actividades con realidad aumentada, programación, robótica e imágenes interactivas. Todo dentro de un proyecto global de comunicación donde también se cuida la inteligencia emocional y la inteligencia ejecutiva.

Fieles a la idea de compartir el trabajo que hacemos, todas nuestras creaciones están disponibles de forma abierta en la web para que cualquier centro que las necesite pueda utilizarlas. Ahora mismo, partiendo de la idea de establecer itinerarios personalizados de aprendizaje, estamos desarrollando un sistema que permitirá que los estudiantes, siguiendo su propia curiosidad, sean capaces de aprender a un ritmo individualizado gracias a diversos materiales transmedia. Mediante animaciones podrán navegar por los contenidos, rubricar sus logros y generar nuevo material para seguir aprendiendo.

Cuando asumí la dirección contaba con poco más de 70 estudiantes. Cinco años después, con quinientos cincuenta estudiantes y cientos de alumnos en lista de espera cada curso, el Colegio Santo Domingo se ha convertido en algo muy distinto de lo que era.

Una de las cuestiones más destacadas del proyecto es el hecho de que ha fomentado de una manera clara la autonomía, la inquietud y la motivación de los estudiantes. Esto es particularmente importante porque, después de haber asentado las dinámicas, las iniciativas del alumnado comenzaron a ser realmente interesantes. En el campo del aprendizaje y servicio hemos realizado diversas actividades que desembocaron en un proyecto para transformar el mundo. Se llama “Implícate”. Y con él me despido, no sin animaros a colaborar en todo lo que deseéis. Hace falta muy poco para cambiar la educación. Solo entusiasmo.

 

 

Óscar Martín Centeno

Óscar Martín Centeno