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Visor

40 años de teatro grecolatino en el IES Carlos III

Valores Educativos del Teatro Griego 

J.L.  Palmireno,  Tertia    et ultima pars rhetoricae in qua de memoria ac actione disputatur; Valentiae, ex typographia loannis Meyy 1566, pag. 76.  

"Muchos nos acusarán  por descender a estas niñeces por tratar cosas vanas en fábulas milesias. (Les respondo) "Que nos dejen agradar a los amigos, ser útil a los niños y promover sus estudios.  De esta práctica emanan muchas cosas buenas en mi opinión; los niños practican la memoria y se apartan del ocio, corrigen su dicción, olvidan ante nosotros su rústico pudor, y sin darse cuenta rememoran las expresiones que les expliqué al comentar los discursos de Cicerón".  

Introducción

El presente curso 2020-21 se cumplen cuarenta años desde que en el IES Carlos III se estrenara ANTIGONA de Sófocles por parte de los alumnos que cursaban COU por aquel entonces. A su vez ese mismo año quedaba registrado en el Ministerio de Cultura el grupo de Teatro Clásico Griego SELENE, nombre que eligieron los alumnos que cursaban griego para identificar nuestra compañía teatral. Era toda una declaración de intenciones de lo que vendría después. Desde aquel día y hasta la fecha —el último espectáculo se presentó el pasado jueves 25 de marzo de 2021— SELENE ha acudido a su cita con los escenarios año tras año sin interrupción, presentando al menos un espectáculo de temática clásica.

Es, pues, momento de hacer una reflexión acerca del hecho en sí, de los objetivos, los motivos, los resultados y las vivencias que subyacen en este fenómeno que, creo, no tiene parangón en el ámbito de nuestros centros de enseñanza. Hay muchos que han mantenido a lo largo de cuatro décadas equipos deportivos, incluso grupos de teatro pero no específicamente de teatro clásico griego, creciendo en cuanto al número de espectáculos y generando además un grupo de exalumnos HELIOS, también registrado en este caso en la Comunidad de Madrid, que ha permitido pisar el escenario a varios de aquellos alumnos de las décadas de los 80 y 90 y a varios de las dos primeras del siglo XXI varios años después de haber abandonado el Instituto.

Se me pide amablemente que haga balance de esta experiencia por si alguien quisiera llevarla a cabo en un futuro. Avanzo ya que en nuestro caso se han dado unas circunstancias que muy difícilmente pueden repetirse. Y por supuesto se trata de una experiencia básicamente emocional y como todo lo emocional hasta cierto punto inexplicable. Diré obviamente que me siento muy satisfecho y que, como profesor y como responsable de esta actividad, haré una reflexión sobre los valores educativos del teatro griego. Queda para otra sección el desarrollo de la parte más práctica y artística de la que se ocupará Gemma López, exalumna del IES Carlos III, fundadora y directora del grupo de exalumnos HELIOS y responsable última de la evolución artística de nuestros espectáculos.

Dejo constancia por último de mi agradecimiento a la redacción de DEBATES que nos da la oportunidad de redactar estas líneas en momentos de pandemia, especialmente delicados para la docencia y para el teatro.

  

Teatro griego.El grupo SELENE representa Andrómaca en el Teatro Romano de Itálica 2018.

1. Formación en valores educativos y culturales

SELENE y la actividad teatral, no lo perdamos nunca de vista, nacen, crecen y se consolidan dentro del departamento de griego, es decir, como una actividad de finalidad marcadamente educativa. Así, el primer objetivo era que los alumnos conocieran de forma viva aspectos de la cultura griega que no daba tiempo a abarcar en la clase, en concreto lo referente al teatro griego que es tanto como decir a la mitología griega, ya que todas las tragedias hunden sus raíces en el mito. La comedía, a su vez, les permitiría conocer aspectos diversos de la vida pública y privada de los griegos en época clásica. Y todo ello trabajando en equipo y fuera de las horas de clase. A su vez el teatro, un fin en sí mismo, se concibe también como un medio para lograr otro objetivo aún más ambicioso, viajar a Grecia y poner así a los alumnos en contacto directo con los lugares arqueológicos, monumentos y santuarios más importantes en suelo griego. Es decir, vivir una experiencia que enseña para poder vivir otra que enseña todavía más.

Si repasamos las teorías de Lorenzo Palmireno, el famoso maestro de retórica del siglo XVI y vemos lo que hacía en sus clases y por qué lo hacía, encontraremos puntos de coincidencia evidentes con lo que hemos intentado hacer nosotros. Este humanista introduce el teatro en sus clases, les plantea a los alumnos dramatizaciones como medio de profundizar en la retórica; en lugar de tratar los discursos de Cicerón "a palo seco" como algo puramente teórico, hace que los alumnos se sientan transportados al foro, y vivan los procesos judiciales en primera persona; didáctica activa, en una palabra.

"El teatro en general, pero el teatro griego en particular, favorece la formación
del alumno en el plano individual y en el plano colectivo"

Convendremos también que el teatro en general, pero el teatro griego en particular, favorece la formación del alumno en el plano individual y en el plano colectivo. Dicho de otro modo: por su carácter inequívoco de teatro total —esto es que intervienen en él la palabra, la música y la danza y que, de otro lado, exige la presencia de un grupo importante de personas, —incluye personajes y coro— es precisamente el más formativo y educativo de todos los teatros posibles. Al mismo tiempo, a la faceta puramente educativa —paideia—, la actividad que genera a su alrededor añade un componente de entretenimiento, de disfrute, de aprovechamiento del llamado tiempo de ocio que le confiere un carácter de actividad lúdica —terpsis— también innegable. Veamos pues cómo se conjugan paideia y terpsis dos viejos principios de la didáctica de forma más concreta.

El teatro griego obliga tal y como señala en ese párrafo inolvidable el maestro Palmireno a que el estudiante practique y ejercite la memoria. Absolutamente desterrada, proscrita diría yo, de nuestras aulas, el alumno del siglo XXI lo más que aprende de memoria son las letras más o menos extravagantes de las canciones en boga. Ni poemas ni tablas ni ningún otro tipo de actividades que ayudan a manejar la memoria de unos estudiantes que se van acostumbrando cada vez más a pulsar botones del ordenador para acceder a información que se conserva o se destruye según interese pero que en cualquier caso siempre o casi siempre puede encontrarse con relativa facilidad. De repente el alumno ve que tiene que hacer frente a un montón de líneas. Ve qué difícil es aprender textos en prosa. ¿Cómo le ayudamos a asimilarlos? Obviamente realizando una labor previa que es básica, analizando el texto paso a paso, obligando a que se fije en las palabras básicas, estableciendo vínculos lógicos entre diversas palabras. Hay que ir paso a paso sin ansiedad

Obviamente el "practicar la memoria" Ileva por detrás las operaciones que acabamos de describir: analizar y matizar el texto, pero otra previa más fundamental que también ha caído en desuso, la lectura en voz alta. Relegada al campo de la educación inicial del individuo, una vez que se ha cubierto esa etapa va no se vuelve a practicar. Craso y terrible error. Anticipo ya y lo repetiré varias veces que este es el mayor hándicap que tienen los alumnos. No saben leer, pegan letras, pero nada más. Y no se aprende igual un papel en voz baja que en voz alta.

Para el teatro no basta con una lectura, digamos, comprensiva. Ya nos daríamos con un canto en los dientes si entendieran lo que leen. Me refiero a que desconocen por completo tres aspectos a los que ayuda la práctica del teatro, la vocalización y correcta pronunciación y sobre lodo la entonación. Todo esto está desterrado de nuestra escuela hoy plagada de enchufes y cables. Cuando se encuentra con el texto, el alumno piensa que viaja a los días dorados de su infancia y se da cuenta de que a ciertos efectos tiene el reloj parado en la cartilla de primaria. Pronunciación, vocalización y entonación son las claves para una correcta lectura en voz alta, que, ahora sí, propiciará el análisis detallado para poder convertirse en lectura comprensiva o, mejor, comprensora y en consecuencia así y solo así pasará el texto a la memoria.

En el teatro griego a diferencia de otros tipos de teatros los personajes con frecuencia tienen que recitar párrafos muy largos. Nuestros alumnos siguen las series televisivas en las que los personajes preguntan y contestan; hablan, pero jamás o casi jamás narran, y desde luego poquísimas veces argumentan. Leer los textos ya es un trabajo titánico; cuánto más, leerlos y después, interpretarlos. A su vez las preguntas y respuestas son difíciles de interpretar correctamente si no se gradúan de forma exacta los puntos de inflexión. Nuestros alumnos leen mal y hablan mal. El teatro griego con sus largos párrafos y sus diálogos entrecortados les forma y les ayuda a entender los textos de cualquier disciplina. Si se trata de un coreuta, su trabajo será en apariencia más sencillo porque el verso —aunque obviamente no sea rimado— es más fácil de memorizar que la prosa, pero tiene la dificultad del recitado al unísono con los restantes coreutas, a poder ser sin tonillo o soniquete, algo muy difícil de conseguir, por cierto. En cualquier caso, la lectura en voz alta con entonación y pronunciación correcta es algo básico, el punto de partida.

  "El teatro griego con sus largos párrafos y sus diálogos entrecortados
les forma y les ayuda a entender los textos de cualquier disciplina" 

A la vez que se aprende a leer y a pronunciar, el teatro nos educa también en el silencio. Aprenden los estudiantes que suben al escenario a estar callados y a estar atentos cuando son otros los que están en el uso de la palabra. Casi nada. El gran reto de los profesores en los albores del siglo XXI. Que se oiga el silencio en las aulas; que los alumnos estén atentos. Recuerdo siempre que, con motivo de uno de nuestros estrenos, varios compañeros se hacían de cruces pensando que un buen puñado de esos alumnos rebeldes e inquietos de 4º de ESO habían sido capaces de estar en escena durante una hora sin pestañear, callados la mayor parte del tiempo pero siempre atentos. En ese sentido nosotros somos muy exigentes en SELENE. Podemos perdonar y perdonamos errores de dicción, de memoria, de entonación, de gesticulación, pero somos muy poco o nada indulgentes con los fallos de atención. Quien sube al escenario debe estar siempre atento. Esa es tal vez una de las facetas de las que más contentos estamos después de 40 años de trabajo y en la que hemos obtenido mejores resultados. Nuestros alumnos sobre el escenario, sin dejar de ser lo que son, se "transforman". Y ello pura y simplemente porque están atentos. Al principio atentos y tensos; una vez que ha pasado el día del estreno, relajados y atentos. Es entonces cuando se consiguen los mejores momentos y cuando mejor se llega al auditorio.

"El teatro griego educa también en el silencio;aprender a escuchar"

Una vez que los alumnos leen, comprenden, vocalizan, memorizan e interpretan, reciben información detallada sobre el teatro griego: qué es una tragedia o una comedia, de qué partes consta, cuáles son los temas más importantes y cuáles son las familias mitológicas más importantes. Algo que se había bosquejado inicialmente se amplía ahora Aprender todo eso en los libros o en las aulas es algo más teórico y por supuesto más difícil. De esta forma activa, directa, viva aprenden mucho más. Así pensaba Palmireno el gran Humanista valenciano.

"El teatro griego a diferencia de otros teatros no es sólo palabra hablada.
Incluye canto, danza y obviamente música"

El teatro griego a diferencia de otros teatros no es solo palabra hablada. Incluye canto, danza y obviamente música. Este es un campo muy interesante en el que los alumnos tienen unas lagunas y unas carencias abismales. Como es bien sabido todos nuestros jóvenes poseen uno o dos equipos de música, pasan mucho tiempo escuchando canciones, conocen vidas y obras de los cantantes, pero no tienen absolutamente ninguna cultura musical. Desconocen todo lo relativo a la música clásica y como es natural no saben nada de la música griega. Desconocen por completo el folklore de todo tipo —nacional e internacional—. Y en su música gastan los jóvenes mucho tiempo y mucho dinero. En próximos apartados explicaremos un poco cual es nuestra forma de trabajar la música. Basta con decir aquí que ninguno de nuestros espectáculos a lo largo de estos veinticinco años ha carecido de ilustraciones musicales. Muchas veces es el último elemento que se incorpora al montaje —depende si se trata de tragedia o de comedia—. Y sin embargo una vez que se incorpora, los actores ya no pueden prescindir de ella. Perciben la importancia que tiene en el espectáculo y comprueban que en muchas ocasiones les ha llegado dentro. Porque normalmente buscamos músicas que expresen, que transmitan, que refuercen las emociones tanto de la tragedia como de la comedia. Tanto Beethoven como Theodorakis, por poner dos ejemplos extremos correspondientes a momentos distintos de SELENE, son para sus integrantes auténticos descubrimientos. Y en muchos casos a partir de ahí se despierta la curiosidad y se abren nuevos horizontes. De igual modo nuestros jóvenes pasan muchos ratos de ocio en las discotecas, realizando movimientos convulsos propios de rituales preteatrales de otras culturas sin tener para nada en cuenta lo que pueda ser la danza. Ningún sentido del ritmo, ningún sentido de la coordinación de movimientos, incapacidad para realizar una danza de forma conjunta. En nuestros talleres contemplamos con estupor que nuestros alumnos no cogen a la primera ni a la segunda ni a la tercera el ritmo de melodías netamente rítmicas, eso sí, de épocas no necesariamente contemporáneas. No hablamos de la técnica de los pasos, algo que para nosotros en el teatro no es importante, sino del ritmo y del movimiento que debe coordinarse con él. Esto es lo que buscamos en los coros, coordinación de ritmo y movimiento. Al final se consigue y es gracias a la actividad que se realiza; también es un descubrimiento para muchos participantes. En el fondo reconocen que en la discoteca no escuchan otra cosa que no sea básicamente ruido. No distinguen cambios, y cuando estos se perciben es porque cambia totalmente la melodía y el tipo de música; entonces ellos se sientan. El teatro griego despierta en ellos curiosidad por la danza, entendida como una expresión de armonía y de coordinación.

Por último el teatro griego en su carácter de total incluye el canto. Es sabido que partes recitadas alternaban con cantadas. Esta es sin duda la gran asignatura pendiente que no hemos logrado aprobar —intentos esporádicos exitosos aparte— en SELENE y con mucha dificultad en HELIOS con los que son mayores. Se lee mal, se es muy ignorante en materia musical, se danza peor y desde luego se canta rematadamente mal. Posiblemente es el tema más espinoso y delicado a la hora de abordar un montaje. Se tropieza con varios problemas difíciles de solventar, pero es evidente que si los coros son capaces de entonar juntos algunas estrofas en algunos momentos de la obra, mejoran el espectáculo. Ahora bien, la frontera entre ennoblecerlo o envilecerlo es muy frágil; hay que tener mucho cuidado para no ir de un lado a otro.

2. Formación en valores éticos

Si seguimos la declaración de principios de maestro Palmireno, coincidiremos con él todavía en dos aspectos más en los que vamos a detenernos un instante. Dice el maestro que, al obligarse a realizar dramatizaciones e interpretaciones teatrales en el aula, los niños "olvidan ante nosotros su rústico pudor"; la vergüenza que dicen sentir todos al subir al escenario; Ia innata timidez del estudiante español que nunca o casi nunca pregunta, que raras veces se presta a asumir responsabilidades. Resulta que estos jóvenes de ambos sexos que no se avergüenzan de llevar amuletos y tatuajes en las partes más insospechadas de su cuerpo, de retorcerse en locales públicos, de ponerse a veces en peligroso estado de ebriedad... tienen vergüenza de "que les vean sus compañeros". Tiñen sus cabelleras de extraños colores, realizan crestas con ellas como lo más natural. Recitar unos versos en voz alta... resulta vergonzoso para ellos. Aunque no lo parezca es esta una tremenda batalla que hay que librar con una juventud que se dice a sí misma desinhibida. Se quedan en el camino o se quedan sentados en las sillas chicas y chicos que yo sé positivamente que podrían realizar formidables interpretaciones. Son ellos sus peores enemigos. Por ello, en los últimos tiempos hemos subrayado en nuestras obras la importancia de personajes mudos, que no hablan pero que están en escena y necesitan tanta concentración, atención y coordinación como los que hablan. En otras ocasiones incorporamos deliberadamente a la representación alguno de esos personajes precisamente en función de personas responsables, pero excesivamente tímidas. Ya he citado el caso de algunos que entraron así y salieron al cabo de varios años tras haber despachado con total éxito y soltura largas tiradas de versos. Unir la propia voz y el movimiento al de los compañeros para componer un coro es también una forma excelente de perder la timidez y poder hacer realidad el sueño de salir a un escenario.

 "Unir la propia voz y el movimiento al de los compañeros para componer un coro es también una forma excelente de perder la timidez y poder hacer realidad el sueño de salir a un escenario"

Alumnos del IES Carlos III. Teatro Clásico griego.

"Los niños se apartan del ocio”, continúa Palmireno. Naturalmente opone el maestro aquí la actividad teatral al hecho de no hacer nada, de lo que vulgarmente llamamos perder el tiempo. Es esta posiblemente la actividad favorita de nuestros jóvenes que pasan las tardes entre tiento y tiento a la nevera, bien sentados frente al televisor, bien sentados frente a la pantalla del ordenador. A esta juventud que vive sentada la mayor parte del día hay que decirle en algún momento "¡levántate y anda!". El teatro obliga a colocarse frente a un libro primero, luego si se quiere frente a un espejo, frente a unos compañeros más adelante, y frente a un público al que no se conoce, después. Hay que salir de casa para ensayar y hay que dedicar una serie de horas que, y lo subrayo con mayúsculas, JAMÁS SE LE QUITAN AL ESTUDIO. El tiempo que queremos que los alumnos den a SELENE es o bien tiempo del llamado "muerto" o bien tiempo del ocio más pasivo y menos formativo. No somos personas que se obsesionen con los ensayos; procuramos adaptarnos a las circunstancias. En ese sentido sí podemos decir que SELENE aparta del ocio al menos durante unas horas al año a casi todos sus componentes.

Y con ello hay algo, para nosotros mucho más importante que el apartarse del ocio; cumplir un compromiso. Esto es algo que es básico; compromiso de tipo individual y por supuesto de tipo colectivo. Ajustarse a unas horas determinadas, cumplir unos plazos, valorar la puntualidad, son cosas inherentes a la práctica del teatro, al menos en nuestro grupo. No queremos que la actividad absorba a nuestros alumnos; sabemos quién puede y quiere dar más y quién puede y quiere dar menos. Procuramos colocar a cada uno en su papel y raras veces presionamos a nadie salvo que estemos muy convencidos de su especial valía para esta actividad. Si además de hacer teatro juegan al fútbol o practican aeróbic o estudian en la escuela de idiomas —actividades propias de la minoría que no se fosiliza por las tardes ante una pantalla— nos parece perfecto. Hemos procurado siempre no apartarles de esas actividades y adaptar a ellas nuestros ensayos. En algunos casos —muy pocos— en los que esto no es posible, el alumno es, obviamente, quien debe elegir. Todos estos valores formativos de tipo ético tienen el teatro para el individuo que lo practica.

 "Para hacer  teatro griego no basta  con el trabajo individual;
es necesario el trabajo en equipo." 

Pero señalaba al comienzo que esta es una actividad de dimensión colectiva, que en el caso del teatro griego es casi multitudinaria. En una tragedia o comedia tienen sitio tantos alumnos cuantos caben en un aula; algo que no sucede con obras de Brecht o de Antonio Gala o de Buero Vallejo, por poner un ejemplo. Para hacer teatro griego no basta con el trabajo individual; es necesario el trabajo en equipo. Algo fundamental y en apariencia sencillo pero que convendría explicar y que brevemente detallaremos. Anticipamos aquí que no se pretende que todos hagan todo, sino que cada uno haga lo que tiene que hacer en coordinación con los demás. Es el grupo quien fracasa o triunfa. Cuando el público aplaude, aplaude a SELENE; SELENE está por encima de todos y cada uno de los nombres.

Maticemos pues qué aporta el teatro al individuo en cuanto que forma parte de un grupo. Hemos apuntado ya de alguna manera cómo el depender de otros, a la vez que esos otros dependen de uno, estimula, despierta y forma en los alumnos el sentido de la responsabilidad. Chicas y chicos que al parecer —eso dicen sus padres y profesores— son absolutamente informales, se transforman cuando forman parte de SELENE; aprenden sus papeles a su debido tiempo, llegan puntuales a los ensayos... porque saben que si no lo hacen perjudican al grupo. Varios se quedan en el camino porque, aunque tienen dotes artísticas, humanamente están muy inmaduros y no pueden con los niveles de exigencia que tiene el grupo.

 Alumnos IES Carlos III. Grupo SELENE. Teatro clásico griego.

El teatro enseña también a nuestros alumnos cosas en apariencia elementales, limpieza y orden: compartir camerinos, guardar los trajes en sus fundas, llevar cuenta de los objetos que cada uno tiene a su cargo es algo importante. Cuando el alumno sube a un escenario ha tenido que guardar su ropa, ponerse otra que ha debido cuidar minuciosamente, estar pendiente de su calzado, etc. Son todas las exigencias del espectáculo. Y el espacio del que se dispone no es ilimitado. Unos camerinos compartidos necesitan orden y limpieza a escala individual y colectiva, algo de lo que carecen con frecuencia nuestros jóvenes, en especial nuestros chicos. Esa disciplina que enseña el camerino no se enseña en los libros. Son partes de una conducta que los más jóvenes van viendo en los más veteranos y que se transmite prácticamente de boca en boca.

 "Por otra parte el teatro, en la medida en que exige que el grupo se desplace fuera
del propio centro en el que estudian, enseña a los alumnos a viajar"

Por otra parte, el teatro, en la medida en que exige que el grupo se desplace fuera del propio centro en el que estudian, enseña a los alumnos a viajar. Hacer y deshacer maletas, despertarse a tiempo, comer fuera de casa, compartir habitación y cuarto de baño con otras personas, aprovechar el autocar como espacio para el viaje y la convivencia es algo importante que tampoco se aprende en los libros. Viajar juntos implica también conocer ciudades nuevas, teatros diferentes. Aunque no hay casi nunca tiempo para detenernos en las ciudades para hacer turismo, muchos de los componentes de nuestros grupos, gracias al teatro han visto entre otras la bahía de El Sardinero, la Basílica del Pilar en Zaragoza, La Giralda de Sevilla, La Mezquita de Córdoba, el Museo Guggenheim de Bilbao, el patio, la capilla, el rectorado y la Biblioteca de la Universidad de Coimbra... No hablemos ya de los grandes teatros romanos ni de los grandes teatros "a la italiana" como el Jovellanos de Gijón, el Gayarre de Pamplona, el Principal de Zaragoza, el Pavón de Madrid, el Cervantes de Alcalá de Henares o el Arriaga de Bilbao. Junto a ellos hemos actuado en escenarios más modestos, menos espectaculares en los que nos han acogido con idéntico cariño. Eso es lo que forma. No solo los escenarios deslumbrantes; también los más pequeños, los más modestos. En ese sentido en Portugal por ejemplo hemos pasado del cero al infinito en cuestión de horas. Y nosotros somos los mismos. Ese es el mensaje. Y así valoramos de dónde venimos y qué es lo que tiene de positivo cada sitio. Eso es también muy formativo. Tenemos un escenario tal vez reducido en el IES Carlos III, pero hemos ido a lo largo de estos años a otros centros de enseñanza que están bastante peor. Tenemos un patio de butacas movibles que nos permiten transformarlo en un escenario. Hemos tenido siempre con el paso de los años y seguimos teniendo una dirección que ha apoyado y apoya sin reservas la actividad. Hemos tenido durante muchos años y seguimos teniendo un horario de 8 a 22 horas ininterrumpido del que disfrutan pocos centros. Tenemos a nuestra disposición espléndidos almacenes y armarios donde guardar todo lo que necesitamos para llevar a cabo la actividad. Somos unos privilegiados y como tal se lo hacemos ver a los integrantes de SELENE. Tan privilegiados somos por poder ensayar y trabajar en nuestro centro como por poder actuar en esos teatros formidables. Pisar donde pisaron los viejos actores de Roma y por donde han pasado las primerísimas figuras de la escena española, antes de cumplir los 17 ó 20 años, ante un auditorio que atiborra las gradas, es algo que está al alcance de muy pocos jóvenes españoles... y europeos. SELENE ha hecho posible todo eso que ha sido y es formación para nuestros alumnos. Porque solo así, saliendo, viajando, vamos distinguiendo y valorando lo que tenemos. Y cuando lo perdemos —¡ay de los pocos que se han apeado en marcha!— lo añoramos y posiblemente entonces y solo entonces lo valoramos.

Naturalmente viajar, actuar, recibir aplausos, salir de casa son actividades que hacen los alumnos de forma muy gustosa.

3. Epílogo

Ha habido mucho esfuerzo, pero también mucho placer en esta actividad. Muchos solo ven la segunda parte; no se paran a pensar las horas fuera del horario lectivo que implica una actividad de esta índole. Pero el teatro proporciona a quienes lo protagonizan el mismo placer y satisfacción que pueda darles, por ejemplo, jugar al fútbol o al baloncesto. Además, notan que les mejora el carácter, que les hace madurar —en algunos casos cambian profundamente— y que, en suma, les hace felices. Creo que en SELENE y HELIOS hemos conseguido aunar paideia y terpsis, esfuerzo y formación, con disfrute y diversión. Y ese era desde que comenzamos hace hoy ya más de 40 años el gran objetivo: formar un equipo capaz de aprender y de trabajar y al mismo tiempo de disfrutar y sentirse a gusto. Hoy diríamos que nuestra actividad ha contribuido plenamente al desarrollo de la inteligencia emocional de nuestros alumnos. Y obviamente no puedo por menos de sentirme satisfecho y orgulloso. A tantos alumnos cuantos han disfrutado y han aprendido de esta experiencia, de corazón, muchas gracias.

 José Luis Navarro González Catedrático de Griego