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Visor

Atención Educativa a Internos sometidos a Regimen Especial

Partiendo de una sólida convicción pedagógica, la docencia en lugares sometidos a rigurosas medidas de seguridad, ejercida con alumnos altamente reactivos, supone que el maestro ejercite la paciencia y derroche calor humano y estímulos gratificantes.

Estanislao García Bravo
Maestro en el centro de Educación de Personas Adultas
del Centro Penitencio Madrid-V de Soto del Real.


 

INTRODUCCIÓN

        

Desde muy joven tuve claro que mi destino profesional oscilaría entre el sacerdocio y la enseñanza. La canción de Mocedades “Eres tú” con la que defendieron a TVE en el festival de Eurovisión el 7 de abril de 1973 en Luxemburgo, descartó la primera apuesta ya que mi empeño en ver dicha retransmisión, en contra del criterio del rector del seminario, condujo a que se me expulsara por tiempo indefinido.  

 

Como segunda opción transité caminos conducentes a la docencia. Una docencia que tuviera como destinatarios, alumnos inmersos en situaciones personales “peculiares”: chavales de circo ambulante, niños hospitalizados de larga duración, hijos de emigrantes españoles en Europa, y personas privadas de libertad. El descarte profesional habría de girar en torno a estas cuatro propuestas. Mientras, consumí etapas transitorias relacionadas con puntuales intervenciones radiofónicas, oficio de celador sanitario, vendedor de productos electrodomésticos, mozo de almacén, voluntario en tiempo libre, y librepensador. Dos personajes influyeron en mi determinación final: Cesare Lombroso con “l´uomo delinquente” y Concepción Arenal, visitadora de cárceles, a través de su frase “odia el delito y compadece al delincuente”.

 

Con las miras puestas en este objetivo, pedí información manuscrita y me personé in situ. Desde mediados de los años ochenta dediqué tiempo y recursos económicos. Visité la cárcel de Carabanchel, la Ciudad de los Muchachos en Benposta, un colegio con mayoría de alumnos extranjeros en las afueras de París, y tuve ocasión de observar en directo con qué dedicación atendía una maestra, a niños y niñas ingresados en el hospital infantil de la Paz.

 

El azar facultó que al finalizar una conferencia impartida por el Director General de Instituciones Penitenciarias D. Juan José Martínez Zato, allá por el año 1984, yo pudiera preguntarle en privado, cómo acceder a las escuelas penitenciarias, muy desconocidas por entonces. En ese momento empecé a preparar el viaje que inicié de facto, en octubre de 1989 y felizmente culminaré en junio de 2017.

 

Tras aprobar la oposición de maestro de Instituciones Penitenciarias, con destino confirmado, la maleta hecha, y el pasaje aéreo en mano; un día de marzo volé rumbo a Tenerife. Iba a ser mi primera experiencia docente. Si algo tenía a punto, era la ilusión; lo demás, a resolver sobre el terreno. Fueron cuatro años intensos, desbordantes, absorbentes, maravillosos. Cuando pensé que yo iba a enseñar, resulta que quien crecía era yo; no estaba mal ya que medía 1,60, hoy menos, porque con el paso de los años he menguado. En realidad, hago referencia a crecimiento interior. Me vi rodeado de respeto y cariño a cargo de los alumnos; desconfianza por parte de los funcionarios para quienes los maestros éramos un incordio, pues tenían por lema: “preso chapao, funcionario descansao”. Curiosamente, de la dirección del Centro Penitenciario, a cargo de Jaime Leiva, siempre recibí apoyo. Durante  cuatro cursos batallando con chicos reactivos, cuyas edades oscilaban entre 16 y 21 años, me curtí con el aporte de chavales sin objetivos para afrontar la libertad y lo más triste para mí y grave para ellos, carentes de esperanza. De entre las cosas que descubrí y me impactaron, no fueron reacciones fuera de tono, sino la reiterada proyección de figura paterna que ellos vertían hacia mi persona. Estuve encerrado en celda individual, una hora diaria, con cuatro alumnos, de lunes a viernes. En semejante cuchitril de 3 x 3; oscuro, húmedo y maloliente, aprendimos normas de conducta, hábitos de higiene, uso del turno de palabra, obligación de realizar tareas escolares, contención de primeros impulsos, y por supuesto, avanzamos en el temario correspondiente a su nivel inicial de conocimientos. En alguna ocasión, lloramos juntos. De los cuatro alumnos, dos progresaron de grado. Uno, se fugó desde el hospital descolgándose por la ventana; destrozó un par de sábanas y la funda de almohada. Otro, decidió suicidarse. Tuvo el detalle de despedirse de mí el día anterior, anunciando que lo intentaría. En el abrazo me dijo al oído: “ojalá hubiera sido usted mi padre porque entonces no habría escuchao yo, cantos de sirenas”. Me dejó a cargo de un gorrión que domesticó cuando aún era una cría; le cebó con migas de pan desde su boca. Entraba y salía por las rejas del ventanuco sin equivocarse de celda. Dormía, posado sobre un portalápices de cartón. No servía una lata cualquiera, de coca cola por ejemplo, ya que podían usarla para tirarse a la yugular del funcionario que les llevara la contraria, y a poder ser, dejar que éste desangrara.

 

CEPA YucatánCon un bagaje rebosante de experiencias contundentes, decido tomar vuelo de regreso a la Península, esencialmente porque busco aproximación familiar. Acaban de inaugurar en Madrid un recinto penitenciario con pretensiones de ser referente en cuanto a estructura, dotación presupuestaria, equipamiento y programas de intervención. Tomo posesión y estreno cargo: Jefe de Estudios Adjunto al CEPA de Colmenar Viejo. La esencia de mi trabajo no cambia, pues como docente, y en contra de la opinión del nuevo claustro de profesores asumo la demanda escolar de internos sometidos a medidas restrictivas de movimientos; es decir, con derecho a tres horas de paseo diario en compañía de otro interno más, en un patio minúsculo, con la techumbre cubierta por una malla metálica. El resto de la jornada: veintiuna horas de encierro individual en celda.

 

 

 

Hoy, con un claustro de 11 profesores, atendemos a 300 alumnos al día, dejando en lista de espera a casi 150. Algunos de ellos abandonan la escuela para incorporarse a cursos de formación, talleres ocupacionales, destinos varios, trabajo productivo, y libertad.

 

El nuevo CEPA no tenía nombre. Ubicado en el interior del nuevo Centro Penitenciario “Madrid V”, de Soto del Real, decidimos llamarle “Yucatán” en honor de los alumnos extranjeros, mayoría por aquél entonces. Nos gustó el significado de la palabra maya: “no soy de aquí”. La escuela está situada en el módulo Sociocultural, junto a la biblioteca central y el salón de actos. En este edificio se desarrollan la mayoría de las clases, a las que acuden los internos e internas desde sus módulos de vivienda, a las 8 aulas disponibles. La oferta educativa la ajustamos a normativa e instrucciones de la Consejería de Educación, si bien los dos primeros años, debido a razones de régimen interno, fuimos obligados a establecer dos turnos, uno para mujeres y otro para hombres. Al tercer año, “engañé” al Subdirector de Seguridad. En el primer trimestre, a base de insistirle autorizó incluir a tres mujeres analfabetas en la clase de hombres analfabetos: “a ver qué sucedía”. Por cuenta propia y sin consentimiento previo, en el segundo y tercer trimestre fui aumentando los cupos de mujeres en otros cursos. En junio me preguntó cómo había resultado la experiencia de las tres mujeres. Contesté que en realidad habían sido 23, y todo transcurrió con normalidad, sin incidencia alguna. Entre sorprendido y enfadado me dijo: al final haces lo que te viene en gana, “allá tú”. Desde ese momento obtuve carta blanca para normalizar la asistencia escolar en dos turnos mixtos. Fuimos pioneros en las cárceles españolas en mezclar alumnos y alumnas en las aulas.

 

Hoy, con un claustro de 11 profesores, atendemos a 300 alumnos al día, dejando en lista de espera a casi 150. Algunos de ellos abandonan la escuela para incorporarse a cursos de formación, talleres ocupacionales, destinos varios, trabajo productivo, y libertad.

 

 

CEPA YucatánEn el Centro Penitenciario existen módulos que tienen carácter peculiar en cuanto al tratamiento que reciben quienes residen en ellos. Así, encontramos un módulo para personas enfermas, otro donde los internos reciben terapia para controlar adiciones, gestionado por terapeutas adscritos al Proyecto Hombre; módulos denominados de “respeto” con programas específicos de intervención, uno específico para menores de 25 años; y otro, denominado de Régimen Especial, internamente conocido como “el chopano”. En éste, residen internos con dificultades de adaptación a la vida ordinaria del Centro Penitenciario.

 

En mi proyecto de dirección para este CEPA siempre tuve claro que la colaboración con el tratamiento penitenciario en el proceso de reinserción era una de las piedras angulares del mismo y, partiendo de esta premisa, hemos prestado especial atención a los jóvenes, internos de módulos de respeto, módulo terapéutico y módulo de Régimen Especial, al cual dedicaré la exposición. Hago abstracción respecto a países de procedencia, tipología delictiva, años de condena y comparación de sentencias, ya que en boca de aquellos internos más prisionizados: “Los ricos ponen fianza, los pobres pagan condena”.  

NUDO

 

1-. DIAGNÓSTICO. El proyecto: “Atención educativa a internos sometidos a Régimen Especial” nace de la necesidad de coordinar actuaciones con internos sometidos durante 21 horas, a aislamiento en celda. Esta iniciativa es promovida por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, la Subdirección General de Tratamiento y Gestión Penitenciaria y la Dirección del Centro Penitenciario. El objetivo fundamental trata de facilitar el camino de la adaptación a la vida en módulos de régimen ordinario y desde allí, que empiecen a vislumbrar la vía de la reinserción social, tomando como vehículo esencial la asistencia escolar. Los perfiles de estas personas traspasan con mucho el haber cometido un delito o tener problemas con la justicia. Encontramos reclusos en los módulos de aislamiento de los centros penitenciarios españoles con trayectoria de agresividad, insubordinación y conductas antisociales que perdura por muchos años, (más de veinte en algunos casos) lo cual hace pensar en la necesidad de aplicar tratamiento individualizado compuesto de elementos como la cercanía, la persistencia, empatía, y siempre bajo la batuta del estímulo.

 

El Régimen Cerrado debemos considerarlo como situación transitoria; en esta idea se afianza nuestro programa de intervención. Dicho régimen es considerado el “primer grado” de los tres que conducen a la libertad de una persona tras su paso por prisión. La mayoría de los internos e internas se encuentran clasificados en “segundo grado” o régimen ordinario, y su forma de vida cotidiana es radicalmente diferente a la de quienes residen en el módulo de “aislamiento” sometidos a restricciones. El tercer grado se considera vida en semilibertad y lo cumplen en centros de inserción social. Esta situación que en España se considera excepcional; permanecer cerrado 21 horas diarias en celda, es la norma en prisiones de gran parte del mundo, incluido nuestro entorno europeo. 

 

 

2-. OBJETIVOS. Los dividimos en dos tipos: generales y específicos. El general lo centramos en lograr la adaptación al régimen de vida ordinario. Entre los objetivos específicos destacamos:

 

 

a) Inculcar hábitos de respeto, convivencia, aseo, limpieza y orden. Cumplimiento de horarios y tareas comunes.

 

b) Facilitar la participación en actividades.

 

c) Fomentar conductas positivas.

 

d) Recuperar hábitos de estudio.

 

Cuando a lo largo del proceso se produce progresión de grado, y por lo tanto, cambio de vida regimental en diferente módulo, el seguimiento terapéutico de dichos internos corre a cargo de los miembros del Equipo Técnico que intervinieron con él en el módulo de aislamiento: jurista, psicólogo, educador, y trabajador social.

 

 La organización está diseñada en áreas de intervención donde la espina dorsal la constituye la actividad escolar diaria.

3-. PLANIFICACIÓN. El proyecto inicia su andadura en 2007. El grupo de trabajo en Régimen Especial está formado por un equipo de profesionales cuyo mayor peso recae sobre el maestro, quien interactúa durante dos horas diarias, de lunes a viernes con los reclusos seleccionados. Media hora está dedicada al asentamiento del grupo y la resolución de cuestiones de intendencia interna. El responsable de esta experiencia educativa es el Director del CEPA, Estanislao García Bravo. Le acompañan un jurista, un psicólogo, un educador, un trabajador social, y los funcionarios asignados a dicho departamento.  

 

La organización está diseñada en áreas de intervención donde la espina dorsal la constituye la actividad escolar diaria. Atendemos a dos grupos de alumnos; unos acogidos al art. 91.3 (internos sometidos a control directo y vida muy restringida) y otros del art. 91.2. Éstos últimos han hecho una primera progresión regimental y gozan de algunos beneficios: salida al gimnasio, 2 horas más de patio y actividades extras en forma de charlas y talleres ocupacionales. Fomentamos la tutorización personalizada para lo cual es imprescindible la colaboración de los funcionarios de vigilancia destinados allí; cada uno apadrina a varios reclusos del programa, convirtiéndose en su referente personal. Las decisiones se toman cada martes, en equipo. Unos acuerdos afectan al funcionamiento de las tareas, otros recaen sobre el régimen de los participantes: sanciones, suspensión de actividades, notas meritorias, progresión, regresión de fase o grado, traslados... Estas actuaciones, en forma de propuestas, las somete a votación la Junta de Tratamiento del Centro Penitenciario. Los partes de faltas los eleva la comisión disciplinaria y tienen consecuencias negativas en el desarrollo del proceso individualizado. Las resoluciones son adoptadas por consenso.

 

CEPA YucatánEn el caso concreto de la actividad escolar, el CEPA incluye a este grupo como uno más de su oferta educativa. Normalmente quedan inscritos en los cursos intermedios de Primaria, si bien, el nivel cultural resulta muy heterogéneo y es preciso adaptarlo a cada interno como si de una escuela unitaria se tratase. El grupo admite particularidades en cuanto a la ratio y número de horas impartidas. Cuando alumnos de este grupo logran progresar a 2º grado, acuden a un aula ordinaria del CEPA. La labor de concienciación del profesorado sobre la necesidad de trabajar la normalización con este tipo de reclusos también es importante, ya que algunos profesores ponen reparos. El máximo de alumnos autorizados por el Subdirector de Seguridad para las clases es ocho; separados en dos estancias. Cada una de las dos aulas constituye un espacio cerrado por verjas que miran a un pasillo donde se sitúa el maestro y la pizarra. La estadística dice que de los internos que progresan de fase o grado cada año, las tres cuartas partes de ellos estuvieron acogidos al programa, y obligatoriamente matriculados en nuestro CEPA.

 

4-. ACCIONES. Cada una de las intervenciones que el Equipo Técnico considere oportunas para el desarrollo del programa deben ser propuestas por escrito a la Dirección del Centro. Estarán coordinadas, y buscarán apoyo logístico de todos los profesionales que intervengan, en todo momento pendientes de la alta seguridad. Las órdenes de dirección, autorizaciones, acondicionamientos, ampliación de espacios, novedades, han de seguir cauce reglamentario. Las actuaciones se dividen en cinco campos: educativo, cultural, deportivo, psicológico y religioso. La metodología de trabajo es grupal y presencial; el tratamiento psicológico, individualizado. La regularidad queda convertida en regla para trabajar con este tipo de internos manifiestamente reactivos. Al final del programa hay evaluación. Cuando el interno abandona el Régimen Cerrado, el Equipo Técnico elabora un programa de acompañamiento.

La labor diaria del maestro supone una adaptación curricular continúa, si bien intenta transmitirles la importancia de la educación para sus vidas en libertad.

La labor diaria del maestro supone una adaptación curricular continúa, si bien intenta transmitirles la importancia de la educación para sus vidas en libertad. Por ello, además de recibir explicaciones, toman apuntes, generan debates, respetan turno de palabra, vienen aseados, hacen deberes, comparten preocupaciones personales, realizan exámenes. Muestran grandes carencias afectivas y a pesar de su impresionante historial delictivo, frente al maestro exhiben respeto y manifiestan afecto.

 

En las reuniones del Equipo técnico, la opinión del maestro resulta fundamental ya que pasa muchas horas con ellos y le ven como un “aliado” dentro de la estructura penitenciaria, a decir de ellos “plagada de chivatos”.

5-. RECURSOS HUMANOS Y MATERIALES. Los recursos humanos tienen carácter multidisciplinar. Los profesionales que participan es este proyecto están adscritos a diferentes campos de actuación:

 

- Funcionarios de vigilancia habitual en el departamento.

- Médico.

- Maestro.

- Monitor deportivo.

- Monitor ocupacional.

- Jurista

- Educador.

- Psicólogo.

 

 Esta intervención viene apoyada por ONGs que, en turno de tarde, proponen talleres de refuerzo cultural y apoyo psicológico. En cuanto a los recursos materiales la oferta se circunscribe básicamente a catálogo de libros de la biblioteca central, juegos recreativos, material deportivo (siempre evitando no contengan elementos que puedan ser utilizados para agredir). Ponemos especial interés en adecuar las instalaciones haciéndolas compatibles con medidas de seguridad.

 

Las actividades se dividen en dos apartados:

a)   Prioritarias:

  • Terapéuticas:

. Individuales: Dirigidas al análisis, diagnóstico y tratamiento del interno mediante aquellas técnicas que se consideren más idóneas de acuerdo a las características de personalidad del interno.

 

. Grupales: El análisis individual de cada interno servirá para determinar la formación de los grupos terapéuticos con los que podremos trabajar en habilidades sociales, emotividad, relajación, solución de problemas, etc.  

 

  • Educativas:

Haremos posible el acceso a los estudios demandados en función de su nivel de conocimientos. Impartimos clases acordes a las carencias de los internos: alfabetización, español para inmigrantes, enseñanzas básicas y Educación Secundaria. En este último caso, importante es el seguimiento diario pues como objetivo final está la presentación a la Prueba Libre de Secundaria. Tendrán oportunidad de usar el préstamo de libros, apuntarse a talleres de animación a la lectura, educación para la salud, información jurídica, etc. Como refuerzo contamos con medios audiovisuales.

b) Complementarias:

- Talleres ocupacionales.

- Participación en propuestas del Centro Directivo que puedan desarrollarse con este tipo de internos (concurso de posters, crismas, cuento corto, cartas de amor...)

- Participación en la revista del Cepa: “depaso”.

 

Ocasionalmente demandan materiales escolares con cuya manipulación pueden crear pinchos que utilizan para agredir, por ejemplo sacapuntas; también solicitan papel de calco que usan como inhibidor ante el detector de metales. Por lo tanto queda prohibido su uso si no es en presencia y estricto control del maestro.

 

6-. ORGANIZACIÓN. Partimos de espacios limitados y sometidos a fuertes medidas de seguridad: rejas, arcos, cacheos, video vigilancia, timbre y mando a distancia, situación radicalmente diferente a la de aquellos alumnos de 2º grado que acuden al colegio. Los movimientos de internos han de ser individualizados y con los reglamentarios controles. Las terapias no han de superar la hora y media, pues su falta de hábito les vuelve inquietos y tienden a crear conflicto, al margen del rutinario déficit de atención.

 

En el desarrollo de este programa son fundamentales dos elementos que refuerzan y motivan al interno:

-Tutorización. Cada miembro del Equipo Técnico Multidisciplinar es el responsable de uno o varios internos integrantes del programa. Esta cercanía se convierte en herramienta eficaz para mitigar estados de ansiedad propios del aislamiento, más el habitual rechazo del recluso a los profesionales penitenciarios.

- Refuerzos. Constituyen la recompensa inmediata a los esfuerzos realizados y han de guardar relación con el momento de la obtención. Están claramente definidos y cuantificados. Estos refuerzos son variados: de ánimo, actividades en grupo, recompensas en formas de libros, tarjeta telefónica, vis a vis, hojas meritorias, etc.

  

CEPA YucatánLlegado el momento de una sanción, por cometer faltas graves o muy graves; como criterio de funcionamiento, se utiliza la privación de paseos en patio, el cumplimiento de fines de semana en celda, o la prohibición de participar en actos recreativos, pero no se corta la asistencia a ninguna de las actividades del programa consideradas como prioritarias, cual es el caso de las clases.

 

 

 

 

7-. EVALUACIÓN. El Equipo establece dos tipos de evaluación:

 

1)   Evaluación psicométrica. Se compone de los siguientes instrumentos:

 

- Entrevista inicial.

- Escala de susceptibilidad al castigo y a la recompensa. (SCSR)

- Cuestionario de valores interpersonales de Gordon. (SIV)

- Inventario de expresión de ira estado-rasgo. (STAXI 2)

- Psicopatía Chechk-List. (PCL)

- Cuestionario de síntomas. (SCL-90)

- Inventario psicológico de estilos de pensamiento criminal (PICTS) Identidad social criminal. (SIC)

- Entrevista internacional de trastornos de personalidad. (IPDE)

 

 

2)   Evaluación penitenciaria. Abarca del inicio al final del programa y se compone de cuatro pasos que incluyen los siguientes elementos:

 

a) Evaluación inicial de indicadores penitenciarios. Se inicia al principio y se toman en cuenta diferentes indicadores.

 

Respecto del interno:

- Tiempo de permanencia en Régimen Cerrado.

- Número de incidencias reglamentarias  y tipos, en el último trimestre.

- Número y tipos de actividades que realiza (último trimestre).

- Horas ocupadas en actividades a la semana.

 

En relación al programa:

- Número y tipo de actividades que realiza.

- Número de internos que participan en ellas.

- Número de internos inactivos.

 

b) Evaluación final de indicadores penitenciarios.

 

Respecto del interno:

- Tiempo de permanencia en Régimen Cerrado.

- Número de incidencias reglamentarias  y tipos en el último trimestre.

- Número y tipos de actividades que realiza (último trimestre).

- Horas ocupadas en actividades a la semana.

 

 

En relación al programa:

- Número y tipo de actividades que realiza.

- Número de internos que participan en ellas.

- Número de internos inactivos.

- Número de internos que no quieren participar y motivo.

- Número de internos dados de baja y motivos.

- Número de progresiones.

- Número de internos derivados a recursos penitenciarios.    

 

En cuanto a la actividad docente, varios de estos internos logran aprobar el curso e, incluso, uno llegó a obtener el título de Secundaria en la Prueba Libre anual que convoca la Consejería de Educación y tras conseguir la libertad al año siguiente, encontró empleo en una gran superficie comercial. Lo importante es que la mayoría, al final del Programa, se encuentran preparados para integrarse en el nuevo régimen de vida en diferente módulo.                                                        

 

c) Evaluación final por parte del interno. Con el fin de poder conocer la valoración de los participantes en el programa elaboramos un cuestionario breve y sencillo para que de forma anónima cada interno pueda realizar una evaluación sobre: organización e interés de las actividades, comportamiento observado, actitud, beneficios personales obtenidos, valoración de los profesionales implicados, cambios a introducir, etc.

Cuando un interno progresa a 2º grado y acude al aula del edificio central, mantiene al menos por un tiempo, el vínculo con el maestro de Régimen Especial, a quien procura ver como referente de su comportamiento. Lógicamente, poco a poco, ese vínculo ha de ir diluyendo según normaliza la vida en sociedad.

 

d) Evaluación de seguimiento del programa. Se lleva a cabo mediante:

 

- Reunión mensual del Equipo multidisciplinar de la evolución de cada interno así como de la valoración del desarrollo del programa e informe a la Junta de Tratamiento en reunión mensual.

- Cumplimentación mensual de la ficha de seguimiento del programa que se remitirá al Centro Directivo.

- Si un interno abandona el Régimen Especial por progresión de grado o aplicación del art.100 (dedicará la mañana a participar en actividades grupales, y por la tarde permanecerá encerrado en celda) el Equipo Técnico propondrá un programa de vida regimental en el nuevo módulo.

 

DESENLACE

 

Nuestra Constitución, en su artículo 25, y la Ley General Penitenciaria de 1979 establecen que la reinserción es el objetivo fundamental en el cumplimiento de las penas privativas de libertad. Estas dos referencias justifican el importante papel que desempeñan los CEPAS ubicados en el interior de las cárceles.

 El informe final aglutina el conjunto de valoraciones obtenidas en los diferentes apartados. Esos datos se remiten al Centro Directivo para elaborar un informe global cuyo objetivo es la implantación del programa en otros centros penitenciarios. El resultado desde sus inicios, febrero de 2007 en Soto del Real, es considerado de gran interés pues el nivel de internos que progresan, integrándose en vida regimental ordinaria es muy alto, sin que apenas contabilicemos regresiones. Por ello, y bajo la supervisión del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, cada curso aumenta el número de internos acogidos al programa. Hay lista de espera. Últimamente llegan primeros grados a Soto del Real, esperanzados en que el programa de intervención en Régimen cerrado pueda convertirse en su tabla de salvación al cabo de muchos años en el “pozo”, como así llaman al aislamiento en celda durante 21 horas diarias. En la clase de la mañana anterior a la redacción de este artículo, quedé impactado cuando un alumno mirándome a los ojos, dijo: “deberíamos celebrar que hoy cumplo 21 años en prisión sin salir a la calle. Entre yo y mi compañero llevamos tres compis muertos y dos inválidos en la cárcel. ¡Éstos son mis cumpleaños y mis hazañas, maestro! “.

 

Aunque a veces cuesta encontrar palabras de contrarréplica a expresiones cargadas de brutalidad asumida; dos cosas mantengo claras: la senda de la transmisión de conocimientos la transito cargado de calor humano y estímulos gratificantes. Y la segunda consigna; quien sabe esperar, arriesga a ganar. El desánimo me acompaña en esta y otras facetas de la vida, pero apenas presto atención, lo cual supone para mí un plus de posibilidades. Cuando un alumno el primer día de clase dice: “he venido a ver”;  le respondo: “yo quiero saber”. En el tira y afloja, el no abandono computa en el cesto del éxito.

 

Pocas cárceles españolas cuentan con la implantación de este tipo de programas. Soto del Real es la pionera en la Comunidad de Madrid, y desde luego, la de mayores éxitos porcentuales al final del proceso en todo el Estado. A la vista de los resultados positivos, y mientras un servidor dirija el CEPA, mantendré en el pensamiento colaborar con las autoridades penitenciarias, pues considero integrado en este tipo de programas el espíritu de nuestra labor docente en una prisión: educar para mejorar; mejorar para salvarse.

 

Nuestra Constitución, en su artículo 25, y la Ley General Penitenciaria de 1979 establecen que la reinserción es el objetivo fundamental en el cumplimiento de las penas privativas de libertad. Estas dos referencias justifican el importante papel que desempeñan los CEPAS ubicados en el interior de las cárceles.

 

Si deseas conocer más detalles sobre el funcionamiento de nuestro CEPA te animo a visitar la página web www.educa.madrid.org/cepa.yucatan.soto y a leer las experiencias y vivencias que nuestro alumnado expresa en las páginas de nuestra revista anual “Depaso”

 

 CEPA Yucatán

Estanislao García Bravo