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La Importancia del Juego en la Educación Infantil: El Papel del Docente

La Importancia del Juego en la Educación Infantil: El Papel del Docente

 

Resumen

En este artículo se reflexiona sobre la importancia del juego en la educación infantil y en el papel del docente como elemento clave para que se produzca en el aula. Partiendo del análisis del concepto de juego, recogiendo sus características y sus implicaciones en el desarrollo infantil, se pretende poner en valor la importancia del mismo y la necesidad de incluirlo en la práctica educativa diaria de forma sistemática.

Para ello, se aportan algunas pistas sobre cuál debe ser el papel del docente, haciendo especial hincapié, en las habilidades necesarias para favorecer el juego infantil y en las funciones que deben realizarse, para generar las condiciones que permitan que haya situaciones de aprendizaje basadas en el juego en las aulas de educación infantil.


Introducción

Desde el inicio de la instauración en nuestro país de la educación infantil como etapa educativa voluntaria, el juego se ha planteado siempre como recurso o medio para el aprendizaje. Se ha considerado un elemento clave para favorecer de forma global el desarrollo infantil, favoreciendo la adquisición de contenidos, procedimientos y actitudes.

Pese a ello, en las aulas de educación infantil, en general, y por razones que veremos más adelante, se juega poco. La utilización del juego, como recurso o como medio, solo es posible, por parte de los docentes, si previamente se ha producido un acercamiento conceptual a la definición de juego y a su transcendencia en los aprendizajes que se producen en la infancia. Requiere ser consciente de su relevancia en el desarrollo infantil y disponer de las destrezas, habilidades y estrategias para incorporarlo en la práctica educativa diaria.

El juego siempre ha formado parte de la vivencia humana y, desde el inicio del siglo XX, numerosos autores se han detenido a investigar sobre su papel en el desarrollo infantil. Es por ello por lo que disponemos de numerosas referencias para profundizar en su conocimiento.

Definir un concepto tan complejo como “juego”, no es fácil. Dadas las dimensiones e implicaciones de este término en relación al desarrollo humano “cualquier definición no será más que un acercamiento parcial al fenómeno lúdico” (Paredes, 2002).

Pese a ello, intentémoslo.

¿Qué es Juego?

Cuando hablamos de juego estamos hablando de una acción que reúne una serie de características propias que la identifican y diferencian de cualquier otra.

"Jugamos cuando nos sale, no cuando otros nos piden que lo hagamos o cuando nosotros mismos nos obligamos a ello"

El juego supone, ante todo, una actitud del individuo ante la realidad (Claparède,1932), un modo de interactuar con la realidad derivado de motivaciones intrínsecas (Carmona y Villanueva, 2006), una forma de abordar una actividad que no solo implica movimiento, también procesos cognitivos que aumentan el conocimiento sobre el mundo que rodea al niño. En contraste con otras actividades es improductiva, gratuita (Ortega, 1992), puesto que su realización no tiene ninguna finalidad excepto la diversión que conlleva. Durante su realización lo importante es el proceso, no el resultado.

El juego no conlleva reconocimiento – por lo que no se produce ni éxito ni fracaso – y, al finalizar, los jugadores no experimentan la sensación de haber ganado o perdido algo. Al jugar sentimos placer (Vygotsky, 1982), disfrutamos, y expresamos nuestra satisfacción mediante un ensimismamiento e interés que implican participación activa. (Winnicott, 1986).

El acceso a esta actividad es libre, espontáneo y voluntario. (Erikson, 1980). Jugamos cuando nos sale, no cuando otros nos piden que lo hagamos o cuando nosotros mismos nos obligamos a ello.

Foto Jugamos por el placer de jugar. Nuria Montero Foto Jugamos por el placer de jugar. Nuria Montero

¿Por qué el juego posibilita el desarrollo infantil?

El juego – a diferencia de otros principios, medios o recursos educativos – está relacionado íntimamente con el desarrollo integral del individuo en sus aspectos motor, cognitivo, psico-afectivo y cultural. De aquí la importancia que tiene considerarlo una actividad de carácter global. (Piaget, 1978). Constituye además un todo (Martínez Santos, 1990), puesto que exterioriza un comportamiento interno, manifestando la relación que guardan entre sí todos los elementos que conforman el pensamiento simbólico. Además, potencia la autonomía (Borja, 1983), ya que jugar implica tomar decisiones y controlar el desarrollo del juego. 

Al mismo tiempo, puede cumplir una función socializadora (Wallon, 1979; Piaget, 1978), porque durante el juego hay que inventar, consensuar, aceptar reglas y pagar sus consecuencias y para ello es imprescindible la existencia de comunicación y complicidad (Arnaiz,1988) entre los jugadores. Es, también, un transmisor de la cultura a la que se pertenece, de tradiciones y percepciones sociales (Huizinga,1954) y (Caillois,1967), cambiando en función del momento histórico, y permitiendo al niño que incorpore aspectos del contexto cultural al que pertenece.

Contribuye al desarrollo emocional (Madrona, Contreras y Gómez, 2008), a través de las relaciones afectivas que se establecen entre los jugadores, y permite el entrenamiento de habilidades sociales (Shaffer y Kipp, 2007). Jugar conlleva un ejercicio de creatividad (Winnicott, 1986) durante el cual la imaginación y la fantasía de los jugadores impulsan las acciones más variadas, siempre unidas al pensamiento simbólico. Por esta razón, debemos recordar que no es permanente (Linaza,1987), y que pertenece al ámbito de la ficción (Vygotsky,1982), de lo no real.

A través del juego el niño aprende, desarrolla la función simbólica, habilidades sociales y de autorregulación. Por todo ello, el juego constituye un elemento imprescindible para el óptimo y completo desarrollo infantil y, en consecuencia, constituye parte esencial del proceso educativo.

 

Foto Jugando comprendemos el mundo que nos rodea. Nuria Montero

"A través del juego el niño aprende, desarrolla la función simbólica, habilidades sociales y de autorregulación"

De todo lo anteriormente dicho quiero destacar tres aspectos claves del juego infantil: su voluntariedad, la motivación intrínseca y el placer que supone. El juego permite experimentar la libertad de elegir y hacer, de tomar decisiones autónomas, de ser alguien que actúa por decisión propia.

Libertad, individualidad, espontaneidad, son términos que no se adaptan a un modelo educativo tradicional en el que el alumno solo es un receptor de aprendizajes y quizá por ello, el juego todavía tiene poca presencia en algunas aulas de infantil. Pero no debemos olvidar, como dijo Bernard Auocouturier que “Los niños no juegan para aprender, pero aprenden porque juegan”.

Por otra parte, las familias y el conjunto de la sociedad esperan de la educación infantil que enseñe muchas cosas a los niños. Esto conlleva que los docentes sientan la necesidad de justificar su intervención educativa, realizando numerosas actividades basadas en contenidos a lo largo de la jornada escolar y contraponiendo el trabajo al juego, por considerar que es cuando se trabaja y no cuando se juega cuando se producen los aprendizajes.

Parece, por tanto, importante en primer lugar para introducir el juego en el aula de infantil ser consciente de la importancia del juego como elemento fundamental para favorecer el desarrollo. Y a partir de esa toma de conciencia ser capaz de organizar de forma coherente los elementos educativos en relación al juego, de forma que sea posible incluir en la práctica docente una planificación educativa sistemática, orientada a crear situaciones de aprendizaje basadas en el juego.

Para sustentar la utilización del juego como herramienta favorecedora del desarrollo y el aprendizaje infantil en el aula y justificar su inclusión en nuestra práctica educativa los docentes podemos apoyarnos en la legislación vigente, que reconoce su importancia como elemento fundamental para dar respuesta a las necesidades infantiles y propiciar un desarrollo global más acorde a las mismas.

Los referentes legislativos en los que apoyarnos serían los siguientes:

  • En el ámbito internacional se considera que “Jugar es un derecho de todos los niños y niñas” recogido en el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por las Naciones Unidas, en vigor desde el año 1990 y suscrita por España.
  • En el ámbito nacional la Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE), en vigor desde mayo de 2021 en el Título I, capítulo I, artículo catorce, punto seis, dice lo siguiente: “Los métodos de trabajo en ambos ciclos se basarán en experiencias de aprendizaje emocionalmente positivas. Las actividades y el juego se aplicarán en un ambiente de afecto y confianza, para potenciar su autoestima e integración social y el establecimiento de un apego seguro.”
  • En el ámbito autonómico de la Comunidad de Madrid, el Decreto 36/2022 Comunidad de Madrid, que desarrolla la LOMLOE en la etapa de educación infantil, señala en el Artículo once, relativo a los principios pedagógicos, lo siguiente en su artículo dos: “Esa intervención se apoyará en experiencias de aprendizaje significativas, funcionales y globales que ofrezcan múltiples posibilidades de percibir, actuar y descubrir, basadas en la experimentación y el juego; se llevará a cabo desde el establecimiento de un apego seguro, en un ambiente de afecto y confianza que garantice el paso desde el entorno familiar al escolar y que potencie su autoestima y su relación con el medio”.

"Ser capaz de organizar de forma coherente los elementos educativos en relación al juego, de forma que sea posible incluir en la práctica docente una planificación educativa sistemática"

Estas normas, además de refrendar su utilización en el aula, nos dejan varias claves para guiar la práctica educativa en la educación infantil:

  • El juego es un derecho de los niños y niñas.
  • El juego es una necesidad infantil.
  • El juego es un método de trabajo en la educación infantil.
  • El juego es un principio pedagógico que fundamenta la educación infantil.

Ideas para introducir la metodología lúdica en el aula de educación infantil.

De todo lo anterior podría deducirse que el hecho de jugar no depende más que de aquel que juega, así que si tenemos la intención de generar situaciones de aprendizaje que hagan posible el juego a partir de una actividad estructurada, los docentes de educación infantil debemos ser capaces de diseñar actividades lúdicas.

Estas actividades estarán orientadas a adquirir las distintas competencias específicas que se plantean en el currículo, porque, aunque el juego es innato y universal, es necesario que se den unas condiciones mínimas para que se produzca, y el papel del docente en el aula de infantil es fundamental para ello.

Así que, ¿qué debe hacer el docente de infantil para promover y enriquecer el juego?

Un primer paso puede ser conocer la evolución de los intereses lúdicos infantiles, de forma que sus propuestas resulten atractivas al conectar con estos.

En esta evolución existen dos grandes niveles:

  • Una evolución propia de cada tipo de juego que supone un aumento en su complejidad. La persecución espontanea que se produce con dos o tres años en los juegos de “cachorreo” evoluciona hasta convertirse en un juego reglado como el “Tú la llevas".
  • Y una evolución temporal en el tipo de juego predominante, generalizable a las etapas evolutivas del desarrollo, que coincide con la adquisición de nuevas competencias y la superación de hitos evolutivos. Por ejemplo, en el caso de los juegos populares, el juego evoluciona desde conocer el propio cuerpo guiado por el adulto “Fui al carnicero y le dije que no cortara por aquí”, a la coordinación motriz entre iguales y la integración en la acción colectiva al jugar al Corro de la patata.

Respetando los ritmos individuales y sin olvidar que la evolución en el tipo de juego predominante, no supone abandonar juegos propios de etapas anteriores, tendremos en cuenta tres etapas fundamentales a la hora de realizar nuestras propuestas.

  • Primera etapa: Predominio de Juegos Sensoriomotores

Algunos autores los denominan juegos exploratorios o funcionales, son aquellos que permiten a los niños y niñas conocerse a través de su cuerpo, los objetos, los otros y el espacio.

Foto Juego sensoriomotor. Nuria Montero

  • Segunda etapa: Predominio de Juego Simbólico

Es aquel que permite realizar representaciones mentales (imitación y simbolización) asimilando progresivamente el medio.

 

  Foto Juego simbólico. Nuria Montero

  • Tercera etapa: Predominio de los Juegos de Construcción y Reglados

Los juegos de construcción son de carácter cognitivo, en ellos se materializan representaciones mentales, produciéndose un distanciamiento emocional de estas, que en la anterior etapa no se daba.

Foto Juego de construcción. Nuria Montero Foto Juegos de construcción. Nuria Montero

Los juegos de reglas se caracterizan por tener un principio, un desarrollo y un final. Suponen inventar, consensuar, aceptar reglas y asumir sus consecuencias.

En relación a las propuestas que realizaremos de juego dirigido y siempre respetando los intereses lúdicos infantiles deberíamos partir de los juegos que conocemos, y de su tipología, teniendo presente las cosas que les gustan o necesitan hacer, porque así nos resultará más sencillo elaborar esas propuestas.

"Debemos intervenir en el juego infantil iniciando actividades lúdicas (cuentos, dramatizaciones, canciones acompañadas o no de gestos, juegos) que generen en los niños y niñas el deseo de jugar"

Es importante también, la observación del juego espontáneo, porque con la información obtenida podemos seleccionar aquellas actividades lúdicas y juegos dirigidos que conectan con las necesidades de los niños de forma genuina y que pueden convertirse en juego. Y es que “La actividad lúdica permite al niño explorar el mundo; desarrollar la motricidad, la imaginación, la inteligencia y la creatividad; socializarse; satisfacer las necesidades de orden afectivo; crecer en virtudes; y divertirse y disfrutar en su tiempo libre” (Garrido, 2010).

Además, debemos intervenir en el juego infantil iniciando actividades lúdicas (cuentos, dramatizaciones, canciones acompañadas o no de gestos, juegos) que generen en los niños y niñas el deseo de jugar. Sin olvidar crear un contexto que propicie el juego, proporcionando una organización de espacios adecuada y materiales suficientes y variados que lo enriquezcan,

En relación a los juegos que proponer podemos tener en cuenta la siguiente clasificación que se establece en función de diversas variables:

  • Juegos determinados por el espacio en el que se van a llevar a realizar: juegos de interior y de exterior.
  • Por la relación que el jugador establece con los materiales y el espacio: juegos sensoriales, exploratorios, manipulativos y motores.
  • Por la intervención que el adulto realiza en el juego: espontaneo o dirigido.
  • Por el número de jugadores y el tipo de interacción que se produce entre estos: individual, paralelo, asociativo, colaborativo y cooperativo.
  • Por la relación que el jugador establece entre la realidad y la ficción “haciendo como si”: juegos de imitación o simbólicos.
  • Por como contribuyen a transmitir valores culturales: juegos populares.
  • Por su relación con contenidos curriculares: verbales, de memoria, de razonamiento lógico, de conocimiento y relaciones espaciales y temporales.

 

El papel del docente en el juego infantil

La etapa de educación infantil es un periodo clave en el desarrollo. Una vez establecida la importancia del juego en éste y de algunos de los aspectos que deben contemplarse para introducir la actividad lúdica en el aula de infantil me gustaría detenerme en el papel el adulto en el juego infantil.

Para ello, considero necesario desarrollar una serie de habilidades encaminadas a la realización de una intervención que favorezca y posibilite el juego en el aula de infantil y que deben ser objeto de una cuidadosa y continua reflexión por parte del docente.

  1. Sensibilidad hacia la atención de las necesidades infantiles, siendo capaz de intervenir de la forma precisa en el momento adecuado, y por lo tanto posibilitando la introducción del juego en el aula.
  2. Accesibilidad física con un adulto capaz de dejar que su cuerpo participe del juego infantil y lo haga posible, como en los juegos de falda, por ejemplo, “Aserrín, aserrán”.
  3. Accesibilidad emocional, participando del juego, atendiendo la expresión de las emociones y sentimientos de los niños y niñas.
  4. Cooperación para crear contextos y situaciones de aprendizaje que hagan posible que en aula surja el juego espontáneo porque el estado y la actividad del niño en ese momento, así como sus preferencias, deben ser las que determinen su intervención. Solo un docente que coopera evita interferir en la acción del niño y permite el ejercicio de su individualidad y autonomía en la actividad lúdica.

Estas habilidades están profundamente interrelacionadas y favorecen la creación de un marco emocionalmente seguro, en el que niños y niñas pueden llegar a jugar y de esta forma desarrollarse globalmente.

Ya se ha señalado que para que el juego se produzca debe crearse un espacio de seguridad y confianza que lo haga posible y esto implica, no solo organizar espacios y tiempos en el aula que lo permitan, también es necesario crear un espacio de seguridad afectiva.

 

Foto Disponibilidad emocional. Nuria Montero Foto Disponibilidad física. Nuria Montero

Además de ejercitar estas habilidades, los docentes deben asumir una serie de funciones que harán posible el desarrollo del juego en el aula de infantil.

Estas funciones serán: observar, facilitar, dinamizar y enriquecer el juego infantil.

Los docentes como observadores

La observación en el aula es un instrumento fundamental para recoger información sobre las necesidades e intereses de los niños y niñas en relación al juego.

El seguimiento informal de la actividad cotidiana aporta información clave para saber qué juegos surgen en el aula de forma espontánea y cuáles se repiten con mayor frecuencia, y de esta forma, guiar la creación de situaciones de aprendizaje basadas en una metodología lúdica.

Pero además de esta observación informal, deben utilizarse protocolos de observación que permitan recoger, de forma sistemática, el tipo de juego, los jugadores y la interacción que se produce entre ellos y los materiales que utilizan.

De forma que a partir de los resultados de la observación el adulto pueda diseñar variantes basadas en las acciones lúdicas realizadas por los niños y niñas. 

Los docentes como facilitadores

La creación de un contexto que facilite el juego infantil implica una serie de tareas que deben planificarse de forma sistemática, revisarse y readaptarse en función de cómo impacten en el desarrollo del juego infantil.

Para ello, el docente debe realizar una serie de tareas previas a la propuesta de situaciones de aprendizaje favorecedoras del juego infantil:

  • Debe proporcionar y prever espacios diversos, diversificados, suficientes, aptos y estimulantes.

 

Foto Casa de Niños de Rascafría. Nuria Montero Foto Casa de Niños de Rascafría. Nuria Montero Foto Casa de Niños de El Berrueco. Nuria Montero

  • Debe seleccionar y prever materiales, suficientes, diversos y adecuados al momento evolutivo de los niños y niñas, de sus necesidades e intereses.

 Foto Materiales de Juego favorecedores del juego sensoriomotor. Nuria Montero

  • Debe ofrecer tiempos suficientes para la realización de juegos diversos. Estos tiempos deben estar siempre previstos, no pueden ser tiempos residuales entre actividades ni quedar relegados a los recreos sin la intervención del adulto, deben tener espacio dentro de la programación de aula a diario.
  • Deben favorecer una dinámica grupal interna positiva, con el objetivo de facilitar el disfrute de la actividad lúdica, esto no implica evitar o cortar de forma inmediata los conflictos que se producen en el juego, puesto que el juego es una situación ideal, como ya se ha señalado, para el desarrollo de habilidades sociales, la autorregulación emocional y la resolución autónoma de conflictos.
  • Deben, con su actitud, relativizar el hecho de ganar o perder, poniendo en valor la importancia del proceso.
  • Deben asegurar la presencia de un adulto que proporcione seguridad afectiva y permita que el niño se deje llevar y el juego pueda producirse.

Los docentes como dinamizadores

El docente de infantil debe motivar al alumno a participar en las actividades lúdicas y para ello:

  • Debe fomentar la participación activa y la comunicación, permitiendo que los niños y niñas expresen sus preferencias, sus intereses y sus necesidades en relación a las actividades que se proponen.
  • Debe evitar el aburrimiento, dando lugar a lo extraordinario, a la sorpresa y a la magia.

 Foto Juego de experimentación con mesas de luz. Nuria Montero

 

Los docentes como enriquecedores

Para lo cual creará contextos que permitan aumentar sus destrezas y habilidades en diversos ámbitos y, por tanto:

  • Debe enseñarles diferentes lenguajes: mímica, símbolos, palabras....
  • Debe imitarles y permitir que le imiten, dando pie a nuevas acciones o haciendo evolucionar las que ya desarrollan.
  • Debe enseñar juegos: tradicionales, reglados…
  • Debe “hacer como si” llamara por teléfono, cocinara, condujese un autobús o cualquier otra acción de la vida cotidiana, que dé pie a generar el juego simbólico.
  • Debe enseñar a argumentar mediante cuentos y pequeñas representaciones.
  • Deben introducir tareas diversas en las situaciones de aprendizaje que plantea: pintar, modelar, cantar, contar cuentos, celebrar fiestas, ...

Y además de las funciones antes señaladas, los docentes del aula de educación infantil:

  • Deben evaluar las necesidades individuales para ofertar propuestas que conecten con estas y sean verdaderamente motivadoras.
  • Favorecer la libre participación para dar la oportunidad de que la experiencia lúdica pueda convertirse en verdadero juego.
  • Permanecer atento a la evolución del juego para intervenir si es necesario, y hacerlo de la forma más adecuada, para que el juego siga desarrollándose y no pierda su potencialidad educativa.
  • Crear un clima de confianza y complicidad y establecer un apego seguro que permita “dejarse llevar” y de esa forma hacer posible el juego.
  • Proponer actividades lúdicas que enriquezcan y contribuyan a evolucionar el juego infantil.

  

 Foto Instalación en el aula. Casa de Niños del Berrueco. Nuria Montero

 

Para terminar

En la introducción del artículo, se hace mención al hecho de que aún no está generalizada la incorporación del juego en las aulas de educación infantil y el objetivo del mismo, no sería otro, que contribuir a que aumente su utilización como recurso, como medio, como principio pedagógico. Jugar en las aulas de infantil y jugar con sentido e intencionalidad.

Como hemos visto, para que esto sea posible es necesario que el docente sea consciente de su importancia en el desarrollo y en los aprendizajes de sus alumnos, conozca la evolución de los intereses lúdicos y distintos tipos de juego, desarrolle unas habilidades específicas y realice una serie de funciones que hagan posible que los niños jueguen.

Pero lo realmente importante es tener la voluntad de introducir el juego en nuestras aulas, no importa si aún no tenemos los conocimientos o las habilidades necesarias.

Lo importante es que tengamos ganas, ganas de jugar, de proponer juegos, ganas de generar situaciones que utilicen el juego como medio, ganas de proponer actividades lúdicas y a partir de ahí definir nuestros objetivos y crear contextos que posibiliten y enriquezcan el juego. 

Respetar el derecho y la necesidad de los niños y niñas a jugar implica explorar nuestra creatividad, intensificar nuestra capacidad de escucha, priorizar la atención a las necesidades de los niños y niñas, sistematizar la observación en el aula y flexibilizar y readaptar las propuestas de actividades lúdicas y de juegos estructurados. Y así con entusiasmo y compromiso nuestras aulas serán un espacio de calidad y calidez que hagan posible el juego infantil. 


Referencias Bibliográficas

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Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Boletín Oficial del Estado, 340, de 30 de diciembre de 2020, 122868-122953. https://www.boe.es/boe/dias/2020/12/30/pdfs/BOE-A-2020-17264.pdf

DECRETO 36/2022, de 8 de junio, del Consejo de Gobierno, por el que se establece para la Comunidad de Madrid la ordenación y el currículo de la etapa de Educación Infantil. https://www.bocm.es/boletin/CM_Orden_BOCM/2022/06/09/BOCM-20220609-2.PDF

  

Nuria Montero Lapuente.
Maestra de educación Infantil y primaria.
Licenciada en psicopedagogía.
Ex directora de Zona de Casa de Niños.
Comunidad de Madrid.

 

 

Nuria Montero Lapuente.
Maestra de educación Infantil y primaria.
Licenciada en psicopedagogía.
Ex directora de Zona de Casa de Niños.
Comunidad de Madrid.
Nuria Montero