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Visor

La importancia de la Educación Física en el desarrollo curricular.

El papel de neuromotricista en la atención a la diversidad. 

El objeto de este artículo es realizar un análisis del papel del área de Educación Física en el sistema educativo español y la importancia que debe adquirir en todos los procesos neurocognitivos implicados en el aprendizaje. Este recorrido pasa por estudiar con detalle las aportaciones de la neurociencia a la singularidad de conceptos como la cognición corporizada, cómo aprende el cerebro de nuestros alumnos y su relación con la actividad física, así como la reivindicación del papel del profesor de Educación Física como epicentro de la intervención multifactorial en las dificultades de aprendizaje. La dignificación de esta figura pasa por comprender que toda actividad cognitiva se nutre de la actividad motriz.

“No es cierto que todo suceda después; la verdad es, al contrario, que todo sucede antes. El periodo más importante de la vida, en el que se establecen las bases sobre las que se construye la personalidad, la cultura y las habilidades del hombre y la mujer, es, con diferencia, el comprendido en los primeros meses y años de vida.”

Francesco Tonucci

  

Introducción

La situación actual del Sistema Educativo español, en el que una nueva Ley vuelve a abrirse paso de forma inminente, nos ofrece una nueva oportunidad para desarrollar una educación competencial basada en el neurodesarrollo, en la que, por fin, se tenga en cuenta las aportaciones científicas de la neurociencia y sus evidencias empíricas en los procesos de enseñanza- aprendizaje de los alumnos.

Nada se conseguirá si las bases del currículo no están fundamentadas en el neurodesarrollo competencial, en el aprovechamiento máximo de los periodos críticos por los que nuestros alumnos van desarrollándose y en un profundo cambio metodológico sobre cómo aprende el cerebro, que sin lugar a dudas no merece debates políticos o ideológicos, sino una profunda formación del profesorado en neurociencia, tanto en su formación inicial en los planes de estudio de las facultades de educación como en los procesos selectivos de acceso a la función docente, así como en su formación permanente y constante actualización en su gestión de aula y en su práctica docente.

Sin duda la Educación Física necesita un papel y un peso esencial en el currículo; nadie pone en duda los beneficios de la actividad físico- deportiva en la vida del ser humano; ya sabemos que el ejercicio nos protege ante enfermedades como la diabetes, los problemas cardiovasculares o la depresión, pero ahora sabemos, gracias a las nuevas técnicas de neuroimagen que nos aportan las neurociencias, que es, principalmente, un factor de protección ante el envejecimiento cerebral.

Uno de los mejores neurocientíficos de España, imprescindible en cualquier artículo de neurociencia, es el Dr. D. José Ramón Alonso Peña. Las investigaciones de Alonso Peña nos iluminan en aportaciones como que los efectos positivos del deporte o del ejercicio moderado sobre la atrofia cerebral ya se pueden percibir en grupos de 38 años.

“El deporte promueve la angiogénesis (la formación de nuevos vasos sanguíneos), la neurogénesis (formación de nuevas neuronas) y la sinaptogénesis (la formación de nuevos contactos sinápticos) . (Alonso J, 2019).

Las evidencias científicas indican que el deporte es uno de los tratamientos más eficaces para prevenir el envejecimiento cerebral. Se ha comprobado que el deporte modula los niveles centrales y periféricos de las neurotrofinas, y practicar deporte o ejercicio constante y moderado induce cambios estructurales y funcionales en distintas regiones encefálicas. (Alonso J, 2019).

"Sin duda, el incremento del sobrepeso en la población infantil es un dato preocupante en todo el país y parece haberse convertido en un punto en común en todas las Comunidades Autónomas."


En el informe de la Comisión Europea/EACEA/Eurydice de 2013, “La educación física y el deporte en los centros escolares de Europa”, se pone el énfasis en el importante papel que tiene la educación física en la escuela durante la infancia y la juventud. Un dominio temprano de las habilidades básicas resulta esencial para que los jóvenes practiquen estas actividades y comprendan la importancia que tienen de cara a su educación futura, o bien como adultos en el trabajo o en su tiempo de ocio”. Igualmente, afirma: “Dedicar suficiente tiempo al ejercicio y a la actividad física en el centro escolar, bien como parte del currículo formal o a través de actividades extracurriculares, puede contribuir significativamente a lograr un estilo de vida más saludable”.

Tal y como señala el citado Plan, el porcentaje de sobrepeso y obesidad ronda en torno al 17% de los adolescentes, elevándose este porcentaje en el caso de los chicos varones. Además, conforme disminuye el nivel socioeconómico de los jóvenes, se incrementa el índice de sobrepeso y obesidad.

Sin duda, el incremento del sobrepeso en la población infantil es un dato preocupante en todo el país y parece haberse convertido en un punto en común en todas las Comunidades Autónomas. Es por lo que descubrimientos como que el deporte puede afectar al metabolismo de las grasas en el cerebro y reducir la neuroinflamación, siendo un factor muy favorable sobre la estructura cerebral y la función mental (Alonso. J 2019), hacen que nos replanteemos muy seriamente la importancia del área de Educación Física en la vida diaria de los colegios españoles, tanto en el horario, tiempo de dedicación a la materia, o lugar en el horario de los centros.

La neurociencia y sus evidencias científicas nos aconsejan que la actividad física debe estar presente a primera hora de la mañana por su relación con los procesos atencionales y, sobre todo, inciden en la necesidad de incorporar a un profesor neuromotricista en la intervención educativa del alumnado, especialmente del que cursa dificultades en el aprendizaje.

Hagamos pues un recorrido sobre la importancia del área en todas las etapas de la educación obligatoria y una revisión de la literatura científica sobre su relación directa con los resultados académicos de los alumnos.

Educación Infantil; la necesidad imperiosa de un nuevo currículo basado en la neurociencia.

Resulta curioso constatar los pocos cambios que ha sufrido el currículo de Educación Infantil desde la LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema Educativo)1995. Si reflexionamos sobre la finalidad que persigue esta etapa, podemos leer que ha de contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los niños que la cursan, según la Ley Orgánica de Educación (LOE) 2/2006. No deja de ser un tanto contradictorio que, si ha de contribuir al desarrollo físico, la neuromotricidad y psicomotricidad,  la educación física no tenga consideración de área de conocimiento propia, y que la psicomotricidad pase casi de puntillas, dignificándose gracias al gran trabajo de los maestros/as de Educación Infantil. Sin embargo, la importancia de todos los procesos motores en el desarrollo del niño de 0/6 años es absolutamente esencial en la maduración orgánica y funcional del sistema nervioso, en el desarrollo de las funciones psíquicas y en la estructuración de la personalidad del infante.

Desde una perspectiva del neurodesarrollo, la mayoría de los investigadores coinciden en que durante la etapa de Educación Infantil se sitúan la mayoría de los periodos críticos o sensibles. Un periodo crítico es una etapa del desarrollo durante la cual el sistema nervioso es especialmente sensible a los estímulos ambientales. Si durante este periodo el organismo no recibe los estímulos apropiados para desarrollar una función, puede ser difícil, por no decir imposible, desarrollar esa función más tarde en la vida. Los ejemplos más conocidos de periodos críticos se refieren a funciones sensoriales como la visión y la adquisición del lenguaje.


 

“…el desarrollo físico que se va produciendo a través del movimiento tiene una gran importancia en la actividad cerebral y constituye la base de todas las habilidades posteriores emocionales, sociales e intelectuales.”
 

Un periodo crítico se produce cuando se da un desarrollo masivo de conexiones neuronales que coincidirían con el tiempo de desarrollo neuroanatómico, en el que se puede conseguir un mejor resultado en la estimulación, (Portellano, 2012).  Su fin es conseguir un cableado neuronal estable clave para la adaptación al medio ambiente. También se generan los mecanismos necesarios para un aprendizaje ágil de los procesos cognitivos más complejos. (Ferré y Ferré, 2016)      

En estos periodos críticos la motricidad adquiere una especial relevancia, ya que desde el nacimiento hasta los seis años se establecen múltiples momentos, programados genéticamente, en la evolución del sistema nervioso, durante los cuales se produce un crecimiento neuronal rápido de sus conexiones, y eso va a facilitar la adquisición de habilidades y capacidades de forma rápida y casi sin esfuerzo (Narbona, y Arrtigas, 2011).

En este sentido, hay que recordar la afirmación de Mónica Bernaldo de Quirós (2007): “…el desarrollo físico que se va produciendo a través del movimiento tiene una gran importancia en la actividad cerebral y constituye la base de todas las habilidades posteriores emocionales, sociales e intelectuales.”

Siguiendo las aportaciones de la autora, para que se dé la implementación de las emociones, el juego y el movimiento, como desencadenantes de toda la bioquímica en la que se basan el desarrollo y consolidación de las funciones ejecutivas en la infancia, entendidas como las capacidades mentales esenciales para llevar a cabo una conducta eficaz, creativa y socialmente aceptada (Lezak, 1982), es necesario que la neuromotricidad, y la Educación Física, así como las actividades deportivas al aire libre, sean una constante en el sistema educativo tanto, dentro como fuera, del aula.

Por lo tanto, diseñar actividades que necesiten de la participación del mayor número de zonas cerebrales implicadas en la tarea, a través del movimiento y de la presencia del conocimiento sensible, se percibe como la metodología que más beneficios aportará al desarrollo de la capacidad cognitiva general y, por ende, a las competencias y al desarrollo de habilidades de pensamiento superior.

Volviendo a la necesidad de que la Neuromotricidad sea un área específica y de gran peso en un Currículo de Educación Infantil diseñado desde la evidencia científica, es preciso señalar qué elementos deberían estar presentes como bloques de contenido o como elementos integradores de la acción docente. Evidentemente, el área Físico, de Autonomía personal y de salud, el conocimiento de uno mismo, así como el desarrollo físico que la legislación educativa ha tenido en cuenta, han aportado dignificación al reconocimiento del profesor de Educación Física.  Sin embargo, gracias a los conocimientos de la neurociencia y al descubrimiento de que el desarrollo psicomotor es un activador fundamental del Cuerpo Calloso (Ferré y Ferré, 2013), se hace necesario una revisión profunda de la materia, ya que es clave en cómo se van construyendo las cuatro modalidades de pensamiento infantil (verbal, visual, cinestésico y límbico).

Ya sabemos que la zona implicada en el aprendizaje es el hipocampo. La gran plasticidad cerebral propia en la etapa de Educación Infantil posibilita que el ejercicio físico cambie la estructura del cerebro, especialmente en áreas críticas que intervienen en el aprendizaje.

La investigación sobre actividad física, volumen del hipocampo y memoria (Chaddock, Erickson, et al., 2010) tuvo como objeto de estudio, demostrar si el flujo sanguíneo cerebral en el hipocampo se relacionaba con la aptitud aeróbica en los niños.  Concretamente se centraron en el etiquetado de giro arterial (ASL) IRM de perfusión para proporcionar una medida cuantitativa del flujo sanguíneo en el hipocampo en 73 niños preadolescentes de 7 a 9 años.

Los resultados fueron satisfactorios, se descubrió que la aptitud aeróbica se relaciona con una mayor perfusión en el hipocampo, independientemente de la edad, el sexo y el volumen del hipocampo. Es decir, en esta región cerebral la neurociencia nos avala que el deporte y el ejercicio físico produce efectos beneficiosos, ya que esta estructura del lóbulo temporal medial se relaciona con la memoria explícita, tan importante en nuestros recuerdos conscientes sobre el conocimiento del mundo y el aprendizaje. Cognitivamente, el aumento de CBF del hipocampo, en las investigaciones de (Heo et al., 2010, Pereira et al., 2007) correlaciona positivamente con un mayor rendimiento de la tarea en una tarea de memoria espacial en adultos de mediana edad y mayores.

En la investigación de Chaddock-Heyman et al. (2015) sobre el papel de la aptitud aeróbica en el espesor cortical y el logro de las matemáticas en niños preadolescentes se demuestra que la capacidad aeróbica durante la infancia también influye en la estructura de los sistemas corticales, y también puede jugar un papel en la cognición y el rendimiento escolar.

También se amplía el estudio en que los niveles más altos de aptitud aeróbica predicen un mejor rendimiento académico (por ejemplo, matemáticas, lectura, inglés) durante la infancia y en que las mejoras significativas en el rendimiento escolar están asociadas con una mayor participación en la actividad física durante el día escolar. Podemos seguir indagando en distintas investigaciones al respecto.

Por citar literatura científica en la que el lector pueda ampliar sus conocimientos, véase lo relacionado con el Desarrollo cortical de (Herting, Keenan, & Nagel, 2016), los efectos en el medio y largo plazo (Priesmeyer, Fedewa, & Toland, 2019) o el Incremento del hipocampo en adultos (Duzel, Van Praag, & Sendtner, 2016), por citar algunos que pueden ser enriquecedores.

¿Pero...por qué comenzar de niño? David Sousa, (2002) nos pone un ejemplo muy claro del archiconocido Michael Jordan. Después de una carrera de innumerables éxitos en el baloncesto, el intento de convertirse en jugador profesional de beisbol a los 31 años supuso un fracaso a pesar de sus esfuerzos. Es decir, las áreas que se activan en la corteza motora se van agrandando gracias al reclutamiento de nuevas neuronas para formar parte de la nueva red de esta habilidad motora (Sousa, 2002).

La práctica continuada de esta habilidad modifica la estructura del cerebro, por lo que, tal y como podemos ver en programas televisivos, como por ejemplo “Prodigios”, en la etapa de máxima sensibilidad, en la infancia, los cambios estructurales se producen de tal forma que la adquisición de estas habilidades se vuelven una parte integral del individuo y resultan ya muy difíciles de cambiar en su vida adulta.  Sin embargo, al revés, la neurociencia nos indica que es muy difícil aprender un conjunto de habilidades motoras y perceptivas en un corto periodo de tiempo fuera de los periodos críticos y de máxima plasticidad cerebral (Sousa, 2002).

Para terminar con la etapa de Educación Infantil, de la que tanto y tanto podríamos hablar, el área de Neuromotricidad bien desarrollada nos debería permitir comprobar la prevención de las dificultades de aprendizaje y el desarrollo de un aprendizaje eficaz en etapas posteriores.

Las aportaciones de la neurociencia y de los investigadores clínicos al ámbito educativo deberían plasmarse en que bloques de contenido como los procesos perceptivos, la motricidad fina, la motricidad gruesa, la diferenciación segmentaria, la lateralidad motora, la percepción sensorial, la percepción del propio cuerpo, la percepción espacial, la rítmica- temporal, los procesos motores, equilibrio y el desarrollo de las funciones ejecutivas deban ser contenidos estudiados y puestos en práctica en toda la gestión de aula del maestro de educación infantil  y del neuromotricista o psicomotricista especialista en la etapa.

El desarrollo sensorial, en esta etapa, alcanza una importancia máxima, ya que es la base del desarrollo cognitivo motor. Estos procesos sensoriales, entendidos como capacidades que permiten la relación de cada niño con el entorno, permiten recibir la información a través de los receptores sensoriales que en Educación Infantil se trabajan a través de todos los sentidos y de actividades globalizadas en las que la visión, la audición, el gusto, olfato y tacto han de estar constantemente presentes en la actividad diaria.

La ausencia de estimulación en estos periodos críticos del desarrollo termina degradando la actividad neuronal, afecta al lenguaje, a la motricidad e impide la consolidación de la dominancia cerebral.

Estamos asistiendo en los últimos años a una avalancha de proyectos de innovación relacionados con la robótica o el pensamiento computacional en Educación Infantil, sería recomendable para toda la comunidad educativa la lectura de artículos neurocientíficos sobre cómo afectan la introducción, excesivamente temprana, de las nuevas tecnologías y la sobre- exposición de los niños a las tabletas en factores claves como el desarrollo del lenguaje.

Aprovechando la redacción de una nueva normativa y una adaptación a la etapa de Educación Infantil, apostemos por la educación física y por el movimiento. Lo peor que podemos hacer con un preescolar, que necesita experimentar nuevas sensaciones con su cuerpo, es dejarle sentado en la sillita o sofá enfrente de un ordenador y convertirlo en un mero espectador de la vida.

“La actividad mental se nutre de la experiencia física y sensorial”

(Guillén 2018).

 

Educación Primaria; actividad físico-deportiva y resultados académicos. El neuromotricista y las dificultades de aprendizaje.

El movimiento de los niños y jóvenes durante el desarrollo físico y mental es clave (Tomporowski, McCullick, Pendleton y Pesce. 2015). Existe mucha literatura científica que demuestra la relación entre actividad física y rendimiento cognitivo. El lector podrá encontrar ampliación de esta afirmación en interesantes estudios como los siguientes: (Best y Miller, 2010; Chang, Labban, Gapin, y Etnier, 2012; Hillman et al., 2008; Tomporowski, Davis, Miller, y Naglieri, 2008).

El factor de crecimiento nervioso (FCN), consistente en una proteína presente en el sistema nervioso y otros sistemas del cuerpo humano, es necesario para la supervivencia y desarrollo de las neuronas en el período embrionario. La función principal es la de garantizar el correcto funcionamiento del sistema nervioso mediante el mantenimiento y regulación de los procesos neuronales, especialmente su crecimiento y supervivencia. (Guerrero, 2018)

BDNF (brain-derived neurotrophic factor), la neurotrofina-1 (NT-1), la neurotrofina-3 (NT-3), y la neurotrofina-4 (NT-4). Una proteína muy importante porque mejora la plasticidad sináptica (Vaynman et al., 2004). Las neurotrofinas son sustancias tipo proteínas que se vierten al torrente sanguíneo, se unen a otras células para estimular su supervivencia, diferenciación o crecimiento. Favorecen la supervivencia de las neuronas y aunque la gran mayoría de las neuronas en el cerebro se forman antes de nacer, algunas partes del cerebro adulto (por ejemplo, el hipocampo) mantienen la capacidad de sintetizar nuevas neuronas a partir de células madre, la neurogénesis.

El aumento de BDN también facilita un cambio denominado angiogénesis, las investigaciones de (Van Praag et al., 2014) apuntan a la creación de nuevos vasos sanguíneos en el que intervienen factores de crecimiento, como el IGF-1 o el VEGF, esto facilita la aportación de nutrientes que mejoran las conexiones neuronales. El medio que utiliza el cerebro para generar BDNF es el ejercicio físico.

Queda demostrado, pues, que la actividad física estimula la generación de neurotrofinas (BDNF) principales responsables de mantener las neuronas en un modo activo y efectivo, por lo que realizar un ejercicio físico moderado en el horario lectivo, respetando los ritmos atencionales de la infancia, permite continuar con la tarea con un mayor nivel de actividad cortical. El concepto de “cognición corporizada” (Guillén, 2018) alcanza importancia máxima, circunstancia que el maestro de cualquier etapa educativa no puede obviar, y el profesor de Educación Física debe aprovechar al máximo para mejorar el rendimiento curricular y académico de los alumnos.

Existe bastante literatura científica sobre la relación entre la actividad físico-deportiva y el rendimiento académico. Estudios como los efectos de la actividad física en los resultados escolares/rendimiento académico (McPherson, Mackay, Kunkel, & Duncan, 2018) (Donnelly & Lambourne, 2011). En matemáticas (Have et al., 2018) (Chaddock-Heyman et al., 2015). En matemáticas, lengua nativa y lengua extranjera (Sasayama, Nonoue, Tada, & Adachi, 2019) (Käll, Nilsson, & Lindén, 2014). Igualmente, interesante supone indagar en si estas mejoras afectan a todas las áreas de conocimiento. Estudios como Bartnee et al (2008) nos acercan a que las matemáticas se benefician más que el área de lengua, sin embargo, Raine et al. (2018) contradicen estos resultados y aportan que tanto el área de matemáticas como lengua tienen beneficios inmediatos. S.-S. Hsieh et al. (2018) demuestran que la actividad física correlaciona positivamente en los resultados académicos en multitud de tareas, y Jaakkola et al. (2015) realizan su investigación en lenguaje, matemáticas e historia, con los mismos resultados.

    

 

Resultados en las pruebas académicas (en azul intenso, tras la sesión de ejercicio) Tomado de Guillén J (2017) sobre las investigaciones de Hillman et al. 2009.

"Los deportistas, especialmente los de élite, para alcanzar sus éxitos utilizan todos sus recursos cognitivos, así como sus destrezas y habilidades físicas, motoras, perceptivas y cognitivas."


Ciertamente el objeto de este artículo es revisar la evidencia científica sobre los beneficios del deporte en la actividad curricular, pero sería importante también hacerlo al revés y supervisar estudios de la importancia de los recursos cognitivos empleados en los deportistas a nivel de afición o alto rendimiento. Una investigación interesante sobre el rendimiento de los deportistas en el terreno de juego nos indica que no solo es importante el conocimiento de las reglas de dicho juego, sino que cobra aún más relevancia en el éxito deportivo la información que proviene del aprendizaje (Lex, Essig, Knoblauch, y Schack, 2015). Estos resultados nos inducen a una reflexión y es que los deportistas, especialmente los de élite, para alcanzar sus éxitos utilizan todos sus recursos cognitivos, así como sus destrezas y habilidades físicas, motoras, perceptivas y cognitivas (Williams, Davids, y Williams, 1999).

Estos datos son especialmente importantes en la edad de Educación Primaria, momento en el que se desarrollan y consolidan, alrededor de los 8 años, las Funciones Ejecutivas. Cuando la tensión o la denominada carga mental, tanto cognitiva como emocional, y físico deportiva es la adecuada, se producen cambios importantes y crónicos en el organismo. La práctica continuada de actividad física en el alumnado produce cambios neuroestructurales en cuanto al grosor y volumen de materia gris en áreas corticales asociadas a la red de ejecutivo central y red de ganglios basales (Metzler-Baddeley, Caeyenberghs, Foley, y Jones, 2016), ambas relacionadas con la memoria de trabajo.

Existe mucha literatura científica sobre la correlación positiva entre el deporte, la actividad física y las funciones ejecutivas, especialmente la planificación, flexibilidad mental, control inhibitorio etc.

Las etapas de Educación Infantil y Educación Primaria son especialmente sensibles en el desarrollo neuromadurativo de las funciones ejecutivas y su posterior implicación en la prevención de las dificultades de aprendizaje y en procesos básicos para el éxito académico, como pueda ser la atención ejecutiva y sostenida. Aportaciones de investigaciones como las Best et al. (2009), Brocki y Bohlin (2004) o Roselli, Jurado y Matute (2008), nos señalan la importancia de las primeras tareas de solución de problemas durante el primer año de vida,  y las etapas del desarrollo, haciendo especial hincapié en los hitos del neurodesarrollo y las etapas críticas del mismo (una entre 6 y 8 años, otra entre los 9 y 12 y una tercera durante la adolescencia) donde se producen unas singularidades como la poda neuronal, la neuroplasticidad y el desarrollo sustancial  de las habilidades que forman estas funciones .

En cuanto a comportamiento, actitud y control inhibitorio, existen estudios que demuestran los beneficios en la adaptación comportamental de los niños para el rendimiento intelectual y el éxito académico (Tomporowski et al., 2014).

Si el lector tiene interés en ampliar sus conocimientos al respecto la siguiente tabla de literatura científica y estudios empíricos puede resultar muy útil gracias a los trabajos de Maureira Cid.

Tabla 1: Tomado de   Maureira Cid.” Efectos del ejercicio físico sobre las funciones ejecutivas”

El neuromotricista; epicentro en la atención a los problemas de aprendizaje y atención a la diversidad.

De las investigaciones de Ferré y Ferré, (2016) podemos deducir que el papel del profesor de Educación Física en el tratamiento y recuperación de las dificultades de aprendizaje, y por supuesto de las alteraciones del desarrollo psicomotor, se hace imprescindible bajo una correcta formación en neurociencia. No se debe olvidar en toda la actividad del aula que nuestro cuerpo y nuestro cerebro están formados por dos mitades que hay que activar y unificar (Ferré y Ferré, 2016). Los movimientos contralaterales son los que unifican e interrelacionan, por lo que actividades dirigidas a que algunos núcleos del cerebro, tanto en la parte derecha como izquierda, obligan a actuar al mismo tiempo de forma sincronizada, potenciando y activando las funciones del cuerpo calloso. Los resultados se convertirán, a corto y largo plazo, en mejoras curriculares.

 La activación del cuerpo calloso y la integración interhemisférica son elementos esenciales en los que la práctica docente debe apoyarse.

Por ejemplo, el preocupante aumento de alumnos con Trastorno de Atención e Hiperactividad, que en los últimos años ha aparecido en las aulas españolas, es un reto al que los profesores han de enfrentarse. Para hacerlo con la atención educativa que estos alumnos necesitan, las aportaciones de las neurociencias nos indican que el deporte, la actividad física deportiva y el profesor de Educación Física son un recurso verdaderamente eficaz.

 

Mejoras antes y después de un paseo

Mejoras en la función atencional en niños TDAH después de dar un paseo por un entorno natural (park) respecto a niños que pasean por entornos urbanos. Tomado de Taylor y Kuo (2011). Escuela con Cerebro Blog de Jesús Guillén.

"Comenzar la jornada escolar de forma activa puede ayudar a optimizar los recursos atencionales durante las tareas posteriores."


Los profesores han de ser conscientes de que el cerebro de sus alumnos funciona de forma ordenada y jerárquica y que esta función de armonía requiere sincronizar muchos elementos, por lo que el éxito de la intervención con los alumnos dependería en buena parte del grado de efectividad que demuestren en la activación. Esto ayudaría a equilibrar y por lo tanto a conseguir en esta estructura, denominada Cuerpo Calloso, mayor implicación, tanto en el aprendizaje como en el desarrollo humano (Ferré y Ferré, 2016).

¿Qué ejercicios deberían estar presentes en intervenciones multifactoriales con todo el equipo docente que está atendiendo al alumno, pero, en particular, en la praxis del neuromotricista?  Los ejercicios para la activación del cuerpo calloso, tanto preventivos como terapéuticos, han de estar presentes en la escuela, en todos los Planes Individualizados de Trabajo y en las adaptaciones curriculares como un elemento de estimulación neurofuncional.

Sin duda el conocimiento sobre cómo aprende el cerebro de los alumnos se presenta como necesario e imprescindible, el aprendizaje y el desarrollo requieren una serie de elementos básicos que en ningún momento se pueden olvidar, una vida sana y saludable incluye un especial cuidado en la alimentación, en el sueño, en los hábitos diarios o en el consumo excesivo de azúcar.

Ejercicios motrices de estimulación del Cuerpo Calloso como puedan ser ejercicios monolaterales simétricos y secuenciados, bilaterales simultáneos. Ejercicios de equilibrio e integración de la línea media corporal, contralaterales rítmicos, de integración de la línea media de inhibición motriz o movimientos con miembros subdominantes. Todo tipo de ejercicios de conocimiento sensible, visuales, de identificación táctiles, de escucha dicótica, ejercicios perceptivos y de motricidad epicrítica o ejercicios mentales y verbales, han de estar presentes en las intervenciones educativas.

Comenzar la jornada escolar de forma activa puede ayudar a optimizar los recursos atencionales durante las tareas posteriores. El aprendizaje requiere movimiento. Bueno para el corazón, bueno para el cerebro. Para Guillén J, (2019) si no es posible cambiar el inicio de la jornada escolar, es adecuado retrasar las tareas de mayor demanda cognitiva, especialmente en la adolescencia, hasta avanzada la mañana.

  Horario inicio clases

Los resultados académicos de los adolescentes mejoraron los dos primeros cursos cuando el inicio de la jornada escolar fue a las 10 h en lugar de las 8,50 h (Kelley et al., 2017). Tomado de Escuela con Cerebro de Jesús Guillén (2020).

 

Es una oportunidad única afrontar una reforma educativa para realizarla basándose en la evidencia científica y apostando seriamente por la Educación Física y por una educación en y para unos estilos de vida saludable. Todos tenemos que envejecer y como cita el Dr. Alonso: , “la actividad físico-deportiva puede ser uno de los tratamientos más efectivos contra el envejecimiento cerebral y un factor de protección contra enfermedades como el Alzheimer… “. Apostemos por ello desde el currículo y desde la escuela.

Recomendaciones para la práctica docente:

“Blog Escuela con Cerebro” de Jesús Guillén.

“Blog de neurociencia de Dr, José Ramón Alonso Peña.

Plan Nacional de Neuromotricidad y Aprendizaje MECD. Cniie. (Equipo de expertos nacionales)

Unidades Didácticas para el desarrollo de la neuromotricidad y el aprendizaje. Miguel Ángel Guerrero (Cniie)

Referencias bibliográficas

Enlace

Violeta Miguel Pérez Violeta Alcántara Miguel.