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La Formación Profesional Salesiana: Una respuesta educativa siempre actual para los jóvenes

La Formación Profesional Salesiana

Una respuesta educativa siempre actual para los jóvenes

En el presente artículo se recoge la experiencia centenaria de la formación profesional salesiana. Surgida de la experiencia pedagógica del Don Bosco en el siglo XIX en Turín, se ha extendido a lo largo del tiempo a más de 130 países dando cuenta del buen hacer y de un sistema educativo, el Sistema Preventivo, con el que se han formado millones de jóvenes en todo el mundo.

Salesianos Madrid desde la Fundación Tech Don Bosco sigue trabajando en la formación profesional y adaptándose a la nueva realidad y a la nueva legislación, pero con los mismos principios de siempre: colocar a la persona del joven en el centro y ayudarla a desarrollar todas sus capacidades para ser un buen profesional, «buen ciudadano y honrado cristiano» en palabras de Don Bosco.

Imagen de Don Bosco. Fundación Salesiana.

Una experiencia con historia

Hablar de la Formación Profesional salesiana es hablar de una historia centenaria [1]. Tenemos que situarnos en el norte de Italia a mediados del siglo XIX. En Turín un sacerdote inquieto, Don Bosco, después de haber luchado duramente para conseguir el sueño de su vida, se entrega en cuerpo y alma a los jóvenes de una emergente ciudad industrial como era Turín por aquel entonces.

En la lucha por conseguir su sueño tiene que pagarse los estudios del Seminario para ser sacerdote y para ello se ocupará a lo largo de su vida de diferentes oficios –como aprendiz de sastre– que le servirán para enseñarles, en el futuro, los primeros rudimentos a sus jóvenes en unos «talleres» también rudimentarios. Ahora bien, en todo momento tuvo claro su proyecto educativo: formar «buenos cristianos y honrados ciudadanos» que se pudieran ganar dignamente su sustento con un trabajo decente.

La ciudad de Turín, en pleno siglo XIX, se nos presenta como una ciudad gris, pero no solo por el humo de las fábricas y por las nieblas propias de esa zona cercana a los Alpes, sino por las difíciles condiciones laborales de los jóvenes, que eran explotados, que no veían ningún futuro a sus vidas y se veían obligados a robar o malvivir en dormitorios públicos y a resignarse a tener trabajos en los que eran tratados con poca o ninguna dignidad a cambio de recibir un salario precario.

Don Bosco, un sacerdote atento a la realidad de su tiempo, es capaz de descubrir esta miseria humana y moral en la que se encuentran los niños y jóvenes, muchos de ellos huérfanos o inmigrantes, y se pone manos a la obra para dar una respuesta lo más adecuada posible a esta situación «consagrando toda su vida al bien de la juventud», después de haber visto a jóvenes en las cárceles y haber acompañado a algunos a la muerte en la horca.

Para ellos, después de varios años trabajando de manera informal y trasladándose de un lugar a otro, en el año 1846 se instala definitivamente en Valdocco con el objetivo de dar una casa estable a esos chicos y ofrecerles una educación mínima para ganarse la vida. Don Bosco mismo nos recuerda en las Memorias del Oratorio que el oratorio itinerante, así se llamaba la experiencia educativa de Don Bosco con los jóvenes, en general, «se componía de picapedreros, albañiles, estucadores, adoquineros, canteros y otros que venían de pueblos lejanos», chicos poco cualificados y que «como no conocían donde se encontraban las iglesias ni conocían a compañeros, estaban expuestos a peligros de perversión, sobre todo en los días de fiesta». Antes de instalarse definitivamente en Valdocco dedicaba todo el domingo a estar con los chicos y durante la semana iba a visitarlos a sus puestos de trabajo como un amigo que se acercaba y preocupaba por ellos. También visita a los delincuentes para hacerles ir al Oratorio al salir de la cárcel y comenzar con ellos un proceso de transformación educativa. Entra en contacto directo con la juventud obrera y con los inmigrantes con el objetivo de liberarlos de las graves situaciones que vivían y ofrecerles un futuro mejor.

Don Bosco y la formación profesional [2]

Una vez contextualizada la situación en la que vive y desarrolla su trabajo el santo turinés, presentamos brevemente cómo desarrolló la formación profesional.

Al visitar a los jóvenes en su lugar de trabajo se da cuenta de que necesitan un lugar donde residir y pronto organizará para ellos residencias e internados. Al principio los jóvenes irán a formarse a los talleres de la ciudad. Don Bosco contacta con patronos conocidos y les encomienda a sus jóvenes con algunas condiciones, llegando incluso a establecer algún contrato entre el patrono y el trabajador con el visto bueno del padre del chico y de Don Bosco.

Esta forma de proceder duró poco y ya en el año 1853 Don Bosco abrirá su primer taller de zapatería. A este le seguirán los talleres de encuadernación, carpintería, imprenta y forja en los nueve años siguientes.

Según afirma Prellezo: «La razón que movió a don Bosco a abrir sus propios talleres no se reduce solo a la oportunidad de realizar actividades que pudieran ser útiles para los demás muchachos acogidos en la casa. Se advierte en su exposición un innegable desvelo «preventivo» que es, al mismo tiempo, educativo y social: evitar los peligros que amenazan a los jóvenes que se ven obligados a ir a trabajar en los talleres de la ciudad, en ambientes frecuentemente poco higiénicos y en los que la moralidad y la educación brillaban por su ausencia.

Los temores que don Bosco abrigaba por sus jóvenes artesanos se inscribían, ante todo, en las inquietudes más generales que despertaban:

Los cambios sociales hacia posiciones, a su parecer, cada vez más hostiles a la religión; pero se alimentaban también de las consideraciones a las que era inducido, en particular, por el ambiente de las fábricas. A tal propósito, es menester no pasar por alto que, en el cuadro de los primeros procesos expansivos de la economía piamontesa, la vida de los talleres iba acusando una progresiva degradación de las costumbres, especialmente de los adolescentes y jóvenes trabajadores. El frecuente recurso al alcohol, como antídoto contra la fatiga, la tendencia a conversaciones desbocadas y a la blasfemia; y, por último, el cada vez más amplio empleo de la menos costosa mano de obra femenina, con todos los aspectos negativos que la promiscuidad en el lugar del trabajo podía entonces conllevar (Pazzaglia, 1989, p. 128)» [3].

Desde ese 1853 hasta su muerte en 1886 los talleres salesianos, la formación profesional salesiana, fue dando grandes pasos. Los salesianos coadjutores, religiosos laicos, jugaron un papel fundamental en el desarrollo de la formación profesional por su competencia profesional y por su calidad humana. Los primeros capítulos generales, las reuniones de organización de la Congregación salesiana, reflexionaron sobre estos temas y fueron dando un estatuto propio a la formación profesional salesiana con personas encargadas de este tipo de formación y que fueron capaces de organizar programas educativos adaptados a las nuevas realidades.

Según apunta P. Stella, estudioso de la figura de Don Bosco, entre la forma antigua de establecer relaciones laborales del jefe de un taller con sus aprendices y el nuevo modelo de la escuela técnica prevista por la ley orgánica sobre la instrucción, don Bosco optó por una tercera vía: la de los grandes talleres de su propiedad, cuyo ciclo de producción, de nivel popular y escolar, constituía también un aprendizaje útil para los jóvenes aprendices.

Toda esta labor la lleva adelante aplicando su propio sistema educativo: el Sistema Preventivo. Asentado en tres pilares: razón, religión y amor (amorevolezza), desde la cercanía, la familiaridad y la confianza en los jóvenes trata de buscar en cada uno el punto accesible al bien para que cada cual desarrolle al máximo sus capacidades personales y profesionales. Intenta en su época, y los salesianos lo seguimos haciendo en esta línea, educar «buenos cristianos y honrados ciudadanos». Por lo tanto, la relación educativa salesiana privilegia la atención personalizada, todo lo positivo que tiene cada joven y confía en sus posibilidades de crecimiento y maduración desde el acompañamiento cercano y propositivo. Un sistema educativo, que, frente al represivo de su época, sirvió entonces y sigue ayudando hoy a que muchos niños y jóvenes, especialmente de clases populares, puedan desarrollarse al máximo y ser personas comprometidas con la sociedad.

La formación profesional salesiana desde Don Bosco hasta nuestros días

En vida de Don Bosco a los talleres de Valdocco le suceden los de Sampierdarena y San Benigno Canavese en Italia, los Ateliers professionels de l’Association du Patronage St.-Pierre en Niza (1875), los Talleres de Buenos Aires (1877) y los Talleres salesianos en Barcelona (1884). Estos últimos son considerados las primeras escuelas profesionales salesianas instaladas en España [4].

Tras la muerte de Don Bosco y siendo Don Miguel Rúa superior de los Salesianos en el año 1895 se decide llamar «Escuelas Profesionales» a los talleres salesianos. De este modo, se continúa consolidando la formación profesional salesiana que no está exenta de un fatigoso trabajo de organización que va desde el año 1886 al 1910.

A lo largo del siglo XX la expansión salesiana se amplía a numerosos territorios, llegando en la actualidad a tener una presencia en 136 países. Con esta expansión salesiana siempre ha ido de la mano la educación, la evangelización y la formación profesional, característica distintiva de los Salesianos y por lo que son reconocidos en numerosos países.

En este largo camino son interesantes los pasos de organización a través de la Idea general acerca de la organización de las Escuelas Profesionales Salesianas (1910). En el que se recoge la idea de que los salesianos tienen que estar con Don Bosco y con los tiempos, por lo que es necesaria la continua actualización e innovación de las propuestas educativas.

Las exposiciones generales de las escuelas salesianas, haciéndose eco de una manera más sencilla de las «exposiciones internacionales» de Londres (1884), Chicago (1893) y París (1900), muestran el buen hacer y las innovaciones pedagógicas introducidas en las escuelas salesianas. La primera se realiza en Valsalice en 1901, la segunda en Valdocco (1904) y la tercera también en Valdocco (1910). En la segunda exposición participaron 16 países y en la tercera 19 con un total de 56 trabajos y representación de cuatro continentes: África, América, Asia y Europa. Numerosos medios de la época dan noticia del buen trabajo realizado por los Salesianos en la formación de los jóvenes obreros y de la amplitud de ideas y modernidad de los medios utilizados.

En el período de Entreguerras las escuelas profesionales y agrícolas crecieron en Europa y siguieron dando respuestas a la necesidad de acogida y formación de los jóvenes pobres, de instrucción para los obreros y se fueron adaptando a las exigencias de los tiempos. A pesar de las pérdidas materiales de la Segunda Guerra Mundial retomaron el trabajo y volvieron a ocupar un lugar preponderante en la reconstrucción de Europa desde lo que se podía aportar.

El correr del tiempo, las novedades legislativas y las mejoras técnicas han ido marcando el proceso seguido en la formación profesional salesiana en Europa y en todo el mundo, pero sin dejar de responder a las necesidades actuales de los jóvenes y sin dejar de dar oportunidades a los jóvenes con más dificultades [5]. La atención educativa de calidad marcada por un estilo cercano y que pone al joven en el centro del proceso educativo, así como la atención al mundo del trabajo y a las clases populares, ha estado presente en el devenir de nuestro trabajo educativo-pastoral a lo largo de casi 170 años de historia de aquellos primeros talleres y hoy alguno de estos aspectos son recogidos en la Ley Orgánica 3/2022, de 31 de marzo, de ordenación e integración de la Formación Profesional que en dos ocasiones recuerda la centralidad de la persona:

«Al combinar escuela y empresa y situar a la persona en el centro del sistema, la formación profesional logra un adecuado equilibrio entre enseñanza humanística y formación profesionalizante. De esta manera, la formación profesional se convierte, por un lado, en una potente palanca para la educación y el despliegue de las capacidades de las personas y, por otro, en un poderoso instrumento para la modernización y transformación del modelo productivo, de acuerdo con los requerimientos que trae la nueva economía digital, verde y azul» (Preámbulo, I).

«Esta ley responde al compromiso asumido por España tanto a nivel estatal como europeo y presenta una oportunidad desde el punto de vista económico y de modernización de nuestro país, así como desde el punto de vista social, facilitando la cualificación, la empleabilidad y, en consecuencia, la generación de riqueza.

De esta manera, la ley pone en el centro de la acción política a la persona y su necesidad de cualificarse y mantenerse actualizada a lo largo de toda su vida» (Preámbulo, IV).

Las Instituciones Salesianas están en 133 Países gestionando alrededor de 1845 escuelas técnicas y educativas y centros de FP dirigidos a más de 1.215.000 beneficiarios, ubicándolos entre las redes de formación más antiguas, duraderas y amplias.

En Europa, la educación y formación profesional salesiana cuenta con 196 Centros en 19 países europeos (13 en los Estados miembros de la UE). Atienden a 62.640 alumnos, el 90% de los cuales son jóvenes vulnerables, con educación integral y Servicios de FP en todas las principales profesiones, sectores y áreas económicas:

  • Servicios de orientación, orientación y asesoramiento profesional.
  • Educación y Formación Profesional inicial, superior y educación de adultos.
  • Itinerarios de formación profesional continua, adaptados a las necesidades de las industrias y de los actores del sector privado,   construyendo alianzas con ellos.
  • Medidas y proyectos de acompañamiento, ejecutados en asociación con obras sociales y actores del mercado, con el objetivo de favorecer la plena integración social y profesional de los jóvenes.

La FP salesiana es bien conocida en Europa, reconocida universalmente por los actores nacionales y europeos (responsables políticos, instituciones, actores de la FP y actores del mercado) como una marca de calidad respaldada por organizaciones que, en el espíritu de Don Bosco, brindan educación integral y empleo de calidad a los jóvenes más vulnerables. Según la evaluación realizada en 2021 a todos los Centros Europeos de FP, la media de éxito formativo de los alumnos salesianos en Europa es del 88,5%: al cabo de un año de su titulación/diploma, el 34,46% de los alumnos titulados tienen una formación estable ocupación/empleo, el 54% continúa sus estudios para obtener un título o un camino superior de FP, mientras que solo el 7,3% sigue desempleado.

El trabajo de la formación profesional por parte de los Salesianos de Madrid: la Fundación Tech Don Bosco

Esta realidad de la formación profesional la seguimos potenciando, los Salesianos de Madrid, a través de la Fundación Tech Don Bosco [6], que promueve la generación de valor añadido en el trabajo en red de los centros educativos salesianos.

La Fundación se constituye en el mes de diciembre de 2018, adquiriendo personalidad jurídica, con la inscripción en el registro Nacional de Fundaciones, en el mes de agosto de 2019. Está operativa desde septiembre de 2019.

El Presidente de la Fundación es el Inspector de Salesianos Santiago el Mayor, siendo también los miembros del Consejo Inspectorial Patronos. De entre ellos, el Coordinador de Escuelas es nombrado Secretario del Patronato. Como órgano colegiado de coordinación de la gestión se constituye un Consejo de Dirección, presidido por el Director Gerente de la Fundación. El Patronato planifica y supervisa, mediante un Plan Estratégico, las actividades que en ritmo de año natural se despliegan mediante el Plan de Gestión Anual.

Trabajamos cada día para prestar servicio a los centros, las empresas e instituciones, impulsando especialmente la labor de la red de centros salesianos de la Inspectoría SSM en Formación Profesional, con el objetivo final de ayudar a los jóvenes, especialmente a los más necesitados. Es una herramienta para la promoción humana integral de nuestra sociedad.

Las líneas estratégicas son:

1.    Desarrollar un Plan de Mejora Continua de la competencia tecnológica del profesorado.

2.    Prestar un servicio coordinado de intermediación laboral.

3.    Impulsar la relación entre centros y con empresas en un entorno de trabajo por proyectos.

4.    Facilitar la presencia en el mercado de la red de centros salesianos mediante eventos corporativos relacionados con la FP.

Entre las actividades que se desarrollan destacamos

  • La jornada, certamen, de FP Básica en la que se juntan alrededor de 500 personas para presentar diferentes proyectos que han realizado en los centros.
  • Las jornadas técnicas de coordinación e intercambio de mejores prácticas entre los departamentos y los centros.
  • Las jornadas formativas particularmente en aspectos técnicos y tecnológicos.
  • El trabajo de la internacionalización, desarrollando una función de paraguas para la participación de la red de centros en grandes proyectos europeos o intercontinentales. 

 Una respuesta a los jóvenes de hoy

De los 36 colegios que tenemos —en las nueve comunidades autónomas en las que estamos presentes— en 25 de ellos tenemos formación profesional. Algunos de nuestros centros son centros integrados de formación profesional. En ellos atendemos a más de 33.000 alumnos y cerca de 10.000 son de formación profesional, con cerca de 1.000 profesionales que trabajan con este alumnado.

En nuestro trabajo destacamos la respuesta que damos a los jóvenes con mayores dificultades, para ellos contamos con 111 aulas de Formación Profesional Básica. En algún caso, como es el nuevo centro de Pamplona (Sarriguren), contamos también una formación profesional especial en artes gráficas [7].

Los ciclos de grado medio y superior con más de 400 completan nuestra oferta educativa en la que a las tradicionales familias profesionales de fabricación mecánica, electricidad-electrónica y artes gráficas se suman muchas más hasta llegar a las 15 familias profesionales.

La respuesta a los jóvenes con más necesidades se lleva a cabo en ocasiones con programas específicos que ponen de manifiesto nuestro trabajo en favor de los más necesitados por medio de otra Fundación, la Fundación BoscoSocial [8].

En esta Fundación no faltan programas específicos para el alumnado con más necesidades trabajando desde tres áreas fundamentalmente: la inclusión social, el empleo y la infancia, adolescencia y juventud.

La Fundación Bosco Social, como recoge en su visión, pretende ser:

  • Una voz común, pública y reconocida, de sensibilización y de denuncia, de incidencia social y de participación activa en las redes y foros oportunos para ser agentes eficaces de transformación social y de defensa de los derechos de todas las personas.
  • Una respuesta eficiente e integral para lograr la igualdad de oportunidades, adaptada a las necesidades reales de las personas destinatarias, presente en todas las obras salesianas, innovadora y flexible, abierta a la sociedad, atenta a los nuevos retos y necesidades, que trabaja desde lo local y lo concreto para llegar a los cambios más globales y duraderos, que cuenta con los recursos humanos y económicos suficientes para llevar a cabo sus objetivos.
  • Una alternativa socioeducativa con calidad diferencial, desde un estilo pedagógico propio salesiano, con una oferta de educación integral e incondicional que pone al centro siempre a las personas, con criterios comunes y buenas prácticas compartidas, desde la experiencia y el camino recorrido por cada uno, al servicio de la mejora continua de todos.
  • Una comunidad educativa identificada y comprometida, formada y competente, integradora y estable, compuesta por profesionales y voluntarios, que se siente cuidada y acompañada, que es reflexiva y activa, que trabaja en red con el resto de la obra salesiana, por la que se siente querida y apoyada con recursos humanos y materiales y a la que ofrece su sensibilización, formación e intervención específica.

Teniendo en el centro a la persona, como hemos indicado más arriba y nos caracterizaba desde nuestros orígenes, luchamos por que cada alumno pueda dar lo mejor de sí mismo. En este sentido, es maravilloso constatar cuántos alumnos se están ganando la vida dignamente gracias a la formación recibida y más maravilloso —incluso milagroso— es el camino desarrollado por aquellos jóvenes desde la FP Básica han llegado incluso a la universidad. Se pone de manifiesto que un buen trabajo pedagógico y el apoyar y valorar a cada joven puede dar resultados muy positivos.

Estamos convencidos que la nueva ley nos seguirá ofreciendo posibilidades para responder a las necesidades de los jóvenes de nuestro país y trataremos de adaptarnos según nuestro carisma para responder lo mejor posible a esta nueva realidad legislativa y social.

Portada Libro. la Formación Profesional Salesiana

 

Referencias bibliográficas

Bartolomé Fernández, O. (2021, marzo). Don Bosco y la formación profesional. Padres y maestros 385, 70-76.

https://doi.org/10.14422/pym.i385.y2021.013

Lenti, A. (2011). Don Bosco: historia y carisma 2. Expansión: de Valdocco a Roma (1850-1875). CCS.

Petitclerc, J. M. (dir.). (2020). Formación profesional salesiana. Una oportunidad con el estilo de Don Bosco. CCS.

Prellezo García, J. M. (2012). Las escuelas profesionales salesianas. Momentos de su historia. CCS.

Prellezo García, J.M. (2013), Relación «escuela-trabajo» en la experiencia educativa de don Bosco. Educación y futuro 28, 104-105.

 



[1] Cf. Prellezo García, J. M. (2012). Las escuelas profesionales salesianas. Momentos de su historia. CCS.
[2] Cf. Bartolomé Fernández, O. (2021, marzo). Don Bosco y la formación profesional. Padres y maestros 385, 70-76.
https://doi.org/10.14422/pym.i385.y2021.013
[3] Cf. Prellezo García, J.M. (2013), Relación «escuela-trabajo» en la experiencia educativa de don Bosco. Educación y futuro, 28, 104-105.
[4] En Madrid la primera escuela profesional comienza en el curso 1917-1918 en la Ronda de Atocha, y que en mayo de 1917 el rey Alfonso XIII había colocado la primera piedra, con el taller de imprenta y en el 1919 comenzará el de carpintería.
[5] Cf. Petitclerc, J. M. (dir.). (2020). Formación profesional salesiana. Una oportunidad con el estilo de Don Bosco. CCS.
[6] https://www.techdonbosco.es/
[7] http://salesianospamplona.es/ofertaeducativa/formacion-profesional-especial-en-artes-graficas-cfpe/
[8] http://boscosocial.weebly.com/

 Óscar Bartolomé Fernández

Es Salesiano de Don Bosco desde el año 1999.
Comenzó su trayectoria profesional como profesor en 2002 en Ourense
Posteriormente ha pasado por diferentes colegios salesianos: Vigo, Avilés, Lugo en los que ha desarrollado diferentes funciones: secretario, jefe de estudios y director.
Graduado en Filosofía y Licenciado en Teología, tiene abundante experiencia en el campo de la formación en el tiempo libre y en la formación del profesorado.
Actualmente es Coordinador Inspectorial de Escuelas y miembro del Consejo Inspectorial de la Inspectoría Salesiana Santiago el Mayor con sede en Madrid, que aglutina la presencia de 36 escuelas en 9 comunidades autónomas.
Forma parte de la Junta Rectora de Escuelas Católicas Madrid y es patrono de varias fundaciones, entre otras BoscoSocial, Educación y Evangelio y Tech Don Bosco, de la que es secretario.  

      

Óscar Bartolomé Fernández.
Fundación Salesiana
Comunidad de Madrid.

Foto autor: Oscar Bartolome.Fundación Salesiana.