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El Plan de Convivencia Escolar

El plan de convivencia es el documento en el que se fundamenta y se concreta el modelo de convivencia del centro y se coordinan las acciones de toda la comunidad educativa para construir un clima escolar, dentro de los principios democráticos, que garantice una educación para todos y favorezca la prevención y tratamiento educativo de los conflictos y la intervención eficaz en los problemas de convivencia escolar.

José Manuel Arribas
Consejero Técnico del Consejo Escolar

La Ley Orgánica 2/2006, de 6 de mayo, actualizada por la Ley Orgánica 8/2013, de 9  diciembre, establece en su artículo 121.2 y 124.1 que los centros deben elaborar un plan de convivencia que formará parte del proyecto educativo. El plan de convivencia  se incorporará a la programación general anual y recogerá todas las actividades que se programen con el fin de fomentar un buen clima de convivencia dentro del centro escolar, concretar  los derechos y deberes de los alumnos y alumnas a través de las normas de convivencia y establecer las medidas correctoras aplicables en caso de su incumplimiento. El plan debe recoger, asimismo, las actuaciones para la resolución pacífica de conflictos, con especial atención a la prevención de la violencia de género, igualdad y no discriminación.  

Convivencia Escolar

El plan de convivencia es, por lo tanto, el documento en el que se fundamenta y se concreta el modelo de convivencia del centro y se coordinan las acciones de toda la comunidad educativa para construir un clima escolar, dentro de los principios democráticos,  que garantice una educación para todos y  favorezca  la prevención y tratamiento  educativo de los conflictos y la intervención eficaz en los problemas de convivencia escolar.

En este trabajo nos proponemos reflexionar sobre la necesidad de planificar la convivencia escolar, así como conocer las distintas fases de la elaboración,  desarrollo y evaluación del plan de convivencia concebido como un proyecto para la mejora de la convivencia escolar.  Esta propuesta de elaboración del plan de convivencia se inspira en la metodología de procesos y en el modelo de investigación-acción en el que  la búsqueda de la mejora educativa se entiende como el resultado de un conjunto de procesos dispuestos en fases, que tienen un carácter cíclico, continuo y evolutivo,  y que parten de la reflexión colaborativa de los profesores y otros miembros de la comunidad educativa.  La investigación educativa nos dice que los cambios hacia la mejora resultan más sostenibles cuando se hacen de abajo a arriba y de dentro hacia fuera, es decir cuando surgen de la conciencia y despiertan el compromiso de quienes tienen que desarrollarlos (Fullan). Por eso resulta tan importante cuidar el proceso de desarrollo  de un proyecto de mejora de la convivencia, garantizando que las personas puedan participar y compartir qué quieren cambiar, para qué y cómo quieren cambiarlo, con un compromiso en las acciones que permiten planificar, realizar, controlar y evaluar y, finalmente, celebrar e institucionalizar la mejora.

El cambio sostenible en las escuelas  no es el resultado de aplicar recetas; la clave se encuentra en cambiar no solo las prácticas, sino la planificación estratégica, la organización  y  la cultura.

El cambio sostenible en las escuelas  no es el resultado de aplicar recetas; la clave se encuentra en cambiar no solo las prácticas, lo que hacemos, sino la planificación estratégica, la organización  y, en último término,  la cultura, las razones y las creencias que dan sentido a lo que hacemos. Es la cultura la que  impulsa y da coherencia a las políticas y a las prácticas educativas. Construir una cultura de la participación, de la inclusión, del respeto a las diferencias es el reto más difícil en la mejora de la convivencia, pero también el único que puede hacer posible un desarrollo progresivo, coherente y sostenible de la misma.

Nos referimos al plan de convivencia de centro en un doble sentido, como el proceso que seguimos para reflexionar entre todos sobre el sentido de la convivencia, conocer cuál es la realidad del centro y determinar qué podemos hacer para mejorarla y evaluarla, y cómo podemos hacerlo. Por otro lado, el plan de convivencia es el resultado de este mismo proceso,  es decir el conjunto de objetivos, estrategias y actuaciones que el centro ha determinado para regular y mejorar la convivencia. Del mismo modo que el centro educativo es una realidad viva que cambia y que responde a los propios cambios de su entorno, el plan de convivencia ha de concebirse de un modo dinámico, estableciéndose los mecanismos que permitan completarlo y actualizarlo. En primer lugar trataremos el proceso de elaboración del Plan de Convivencia y dejaremos para el final la estructura y los contenidos del Plan de Convivencia ya desarrollado.

A. La elaboración del plan de convivencia.

 “…Si quieres construir un barco, no empieces a buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar en los hombres el anhelo de mar libre y ancho…”                      

Ciudadela, sección LXXV. Antoine de Saint-Exupéry

¿Qué debemos tener en cuenta en la elaboración del plan de convivencia como un proyecto para la mejora de la convivencia?

 El plan de convivencia aspira a transformar y a mejorar la vida y las relaciones en el centro partiendo de su realidad actual, lo que nos obliga a combinar presente y futuro, memoria e imaginación, conciencia de quiénes somos y compromiso con quiénes queremos ser.

 Todos hemos pensado alguna vez cómo sería la casa en la que nos gustaría vivir, algunos incluso hemos tenido la posibilidad de realizar el proyecto de nuestra propia casa, pero lo que constituye una experiencia compleja es construirse la casa mientras se vive en ella, más aún cuando se trata de una vivienda compartida. Esto es justamente lo que ocurre con la elaboración y la aplicación del plan de convivencia, que aspira a transformar y a mejorar la vida y las relaciones en el centro partiendo de su realidad actual, lo que nos obliga a combinar presente y futuro, memoria e imaginación, conciencia de quiénes somos y compromiso con quiénes queremos ser. A continuación destacamos algunas recomendaciones para la elaboración del plan de convivencia.

Lo que debemos evitar:

  • La burocratización que pretende encasillar la mejora de la convivencia en un requisito puramente formal o técnico, la redacción de un documento meramente administrativo, que no tiene en cuenta la participación y el compromiso de los agentes del cambio.
  • La sobrecarga de planes poco realistas, con demasiadas prioridades o  demasiado complejos.
  • La innovación entendida como una modificación permanente de lo que hacemos, sin considerar la importancia de conservar aquello que es verdaderamente valioso.
  • El presentismo que pretende una transformación inmediata de todo y con resultados inmediatos, en vez de entender que la mejora es un proceso que requiere tiempo.

Lo que debemos procurar:

  • Partir de lo que somos, de lo que hemos hecho: somos lo que hacemos repetidamente, decía Aristóteles. Todos los centros tienen aspectos positivos en su gestión de la convivencia y solo es posible mejorar asumiendo la realidad de partida: hacer un diagnóstico que valore lo positivo y determine aquellos que debemos mejorar.
  • Facilitar la búsqueda de sentido de nuestro enfoque de la mejora de la convivencia,  actuar desde lo que pensamos y reconstruir lo que pensamos a partir de nuestra propia acción: importancia de la visión compartida y de la coherencia.
  • Combinar la ilusión por mejorar con la prudencia necesaria para establecer en qué, hasta dónde y cómo.
  • Tratar de mejorar lo relevante y lo permanente frente a lo anecdótico y extraordinario o casual, lo importante es poder hacer mejor lo cotidiano y hacerlo con una visión sistémica que se fortalece con una unidad de propósito desde diferentes ámbitos (Plan de Convivencia, Plan de Acción Tutorial, Plan de Atención a la Diversidad, etc).
  • Esforzarse por identificar los procesos fundamentales del centro educativo afectados por la mejora y reformular el mejor modo de desarrollarlos.
  • Establecer los cambios necesarios en la organización para apoyar los proceso de mejora de la convivencia. Todo lo que se considere que se  ha de hacer,  debe tener un tiempo y un lugar en la vida del centro. Decisiones organizativas como el horario simultáneo de las tutorías por niveles pueden facilitar el desarrollo de muchas actuaciones del plan de convivencia.
  • Tener el cambio cultural como horizonte y hacer visible a toda la comunidad educativa el ethos del centro, su carácter, sus valores, a través del lenguaje, de los símbolos y las prácticas compartidas.
  • Mejorar entre todos, estimulando la implicación, favoreciendo el compromiso, estableciendo las condiciones para el desarrollo de un trabajo colaborativo: respeto a las diferencias, lenguaje común, información y reflexión compartida,  liderazgo distribuido,  relaciones de apoyo, etc.
  • Apoyar el proceso de mejora de la convivencia a través de la formación de profesores, alumnos y padres, en relación con los objetivos, estrategias y actuaciones.
  • Evaluar para aprender y contando  con datos (al inicio, durante el proceso y al final). Sin evaluación, no sabremos si hemos mejorado o no y lo que es aún más importante, no conoceremos las causas para entenderlo y seguir mejorando.
  • Fomentar una rendición de cuentas sin culpabilizaciones, que permita destacar lo que funciona y lo que no,  que permita aprender y tomar decisiones para seguir mejorando.

Fases de la elaboración de un plan de mejora de la convivencia escolar

En el siguiente cuadro se recogen las fases de la elaboración de un plan de mejora de la convivencia y las distintas decisiones de planificación que deben ser tenidas en cuenta para garantizar un proceso eficaz de participación. El esquema podría aplicarse también en un nivel más particular, como la incorporación de una nueva línea de trabajo, un nuevo objetivo o un nuevo programa de mejora de la convivencia en el centro.

Convivencia Escolar

I.Creación de condiciones

El objetivo de esta fase es facilitar la participación de la comunidad educativa en el proceso de elaboración del plan estableciendo un marco organizativo que facilite su desarrollo. Se debe tener en cuenta cuáles son las características del centro para modular nuestra propuesta: la tradición de trabajo en común, el tamaño del centro, las edades de los alumnos, la  estabilidad del profesorado, la participación de los padres, etc., así como las circunstancias del entorno. La implicación del equipo directivo es una condición primera y fundamental, tanto para la puesta en marcha del proceso de elaboración del plan de mejora de la convivencia, como para garantizar la efectividad de su desarrollo.

La creación de una estructura de coordinación como la comisión de convivencia podría facilitar el proceso de la elaboración del plan. en todo caso debería contemplarse la necesidad de incorporar a esta estructura al equipo directivo  y aquellos responsables de programas de convivencia que pudieran estar trabajando en el centro, así como al orientador y otros profesionales cuyas funciones repercutan de un modo más directo sobre la convivencia escolar.

 Es tarea del grupo coordinador facilitar la participación en la elaboración del plan. Conviene utilizar en lo posible los tiempos y espacios que la organización escolar tiene establecidos para la coordinación habitual de sus órganos (comisión de coordinación pedagógica, departamentos didácticos, reuniones de ciclos, reuniones de tutores de nivel, etc.), así como respetar los ritmos del tiempo escolar y los distintos acontecimientos que en él discurren, como exámenes, evaluaciones, días culturales, vacaciones, etc. El grupo coordinador deberá mantener una visión sistémica que tenga presentes las relaciones con otros ámbitos de planificación como el proyecto educativo, la programación general anual, el plan de acción tutorial, el plan de atención a la diversidad, etc.

 El intercambio de ideas y puntos de vista ha de permitirnos crear una visión compartida de la convivencia, que es el motor del compromiso en el que se sustenta el plan de mejora.

Además, en esta fase de creación de condiciones es importante que la comunidad educativa construya el sentido que tiene la convivencia escolar. Esta creación de sentido permite reflexionar y definir qué entendemos por una buena convivencia, así como los principios y valores que deben orientar la convivencia en el centro. El intercambio de ideas y puntos de vista ha de permitirnos crear una visión compartida de la convivencia, que es el motor del compromiso en el que se sustenta el plan de mejora. Como resultado se llegará a una comprensión y un lenguaje común sobre la convivencia escolar, los principios y valores que la fundamentan, y el modelo de gestión de la misma para el centro.  Es natural y forma parte de la riqueza de los grupos que se produzcan interpretaciones diferentes sobre qué es una buena convivencia, pero debemos evitar que esta búsqueda de consenso no respete las diferencias En todo caso es importante que podamos escuchar los distintos argumentos que apoyan las diferentes posiciones con la disposición de tratar de comprender al otro. Es difícil que aquello que recoja la visión de la convivencia en un centro se corresponda exactamente con lo que piensa o siente cada uno de sus miembros, pero siempre ha de ser posible llegar a un entendimiento de mínimos básicos desde los que se fortalezca un esperanza común (a través de los objetivos), un análisis común, (por medio de la autoevaluación), y una acción común, (gracias a la planificación para la mejora de la convivencia).

La creación del sentido de la convivencia obliga a revisar el proyecto educativo del centro y los principios educativos que en él se recogen para considerar si reflejan de modo fiel nuestra visión de la convivencia. Es importante que puedan participar todos los miembros de la comunidad educativa en la creación de sentido, si bien ésta ha de ser modulada y facilitada en distintos grados y con distintas instrumentos.

II.Evaluación  diagnóstica

           La evaluación diagnóstica o autoevaluación de la convivencia se desarrolla de forma paralela a la creación de sentido, en la medida en que esta se nutre también del conocimiento de la realidad del centro, sus fortalezas y debilidades, en qué podemos mejorar y qué proponemos para poder llevar a cabo dicha mejora. Además, sin evaluar  la situación de partida no podremos dirigir nuestra acción de un modo estratégico, ni apreciar la magnitud y la importancia de los cambios producidos como consecuencia de nuestra acción. Es importante que satisfaga determinadas condiciones de carácter técnico, procedimientos y el uso de instrumentos determinados, pero también que facilite la participación, el diálogo, el consenso y el compromiso entre quienes van a ser los agentes de la mejora escolar. La simple recogida de datos, por muy sistemática que sea, no mejora las escuelas, tiene que existir el compromiso de escrutar esos datos, darles sentido y, como consecuencia de ello, planificar y actuar de modo diferente. Por otro lado, conviene distinguir la evaluación diagnóstica que ha de inspirar el plan de mejora de la convivencia, y el seguimiento y la evaluación de la aplicación del plan,  que debe permitir el ajuste del mismo para un periodo siguiente.     

El DAFO es una herramienta que sirve para identificar los factores internos (fortalezas y debilidades) y los factores externos (oportunidades y amenazas) al centro,

          La evaluación diagnóstica es un proceso complejo que requiere tiempo para ser completado, pero una complejidad y dilación excesivas podrían agotar el impulso y la motivación para la mejora. En todo caso es necesario concretar qué se va a evaluar y cómo se va a evaluar.  El resultado debería ser un conjunto de indicadores y de instrumentos de evaluación relevantes. El DAFO, acrónimo de Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades,  es una herramienta que sirve para identificar los factores internos (fortalezas y debilidades) y los factores externos (oportunidades y amenazas) al centro,  que condicionan positiva y negativamente la situación actual de la convivencia en el centro y  su desarrollo futuro.  El DAFO permite proponer estrategias de mejora con el fin de reforzar los factores positivos y limitar los negativos.

El análisis de la convivencia el centro, analizar causas y proponer soluciones comienza con la recogida de los datos que permitirán la descripción y análisis de los conflictos de convivencia: descripción, gravedad, frecuencia, causas de los mismos.  Sería conveniente recoger las posibles diferencias que los distintos sectores de la comunidad educativa podrían tener sobre la percepción de los problemas de convivencia en el centro. Se valora la eficacia de las medidas adoptadas por el centro y otras posibles estrategias para mejorar la convivencia. Las conclusiones se incorporan a un informe  diagnóstico de situación, con puntos fuertes, puntos débiles y áreas de mejora que debe ser conocido y validado por la comunidad educativa. Se propone la consideración del siguiente cuestionario para realizar la evaluación diagnóstica:

 Planificación

  • Se han identificado los principios educativos y los valores que guían la actividad del centro y su relación con el modelo de convivencia.
  • Se comparte una visión de cuál es el modo de convivencia hacia el que el centro quiere avanzar.
  • Existe un plan de convivencia de centro, es coherente con los principios educativos y  valores del centro y se evalúa regularmente.
  • Se incorporan en la programación general anual planes de actuación concretos en relación con la gestión de la convivencia.
  • Se tienen en cuenta la gestión de la convivencia desde otras estructuras de planificación PAT, PAD, la programación de actividades complementarias y extraescolares, las Programaciones didácticas, etc.
  • Se establecen recursos personales y organizativos para la gestión y mejora de la convivencia (comisión de convivencia, equipos de mediación, junta de delegados, alumnos ayudantes, etc).
  • Se tiene en cuenta en la gestión de la convivencia  la coordinación con otros agentes del entorno.
  • Se planifican y realizan actividades de formación dirigidas a profesores, alumnos o padres en relación con gestión de la convivencia.

Inclusión y participación

  • Se acoge a los nuevos miembros de la comunidad educativa.
  • Existen procedimientos para la detección temprana de alumnos de riesgo educativo o social.
  • Participan los miembros de la comunidad educativa (alumnos, padres y profesores) en la resolución pacífica de los conflictos.
  • Se produce un seguimiento personalizado de todos los alumnos, especialmente de los alumnos de riesgo educativo o social.
  • Existen cauces para que los miembros de la comunidad educativa exprese sus opiniones, valoraciones o propuestas.
  • Se realizan acciones de reconocimiento personal de los miembros de la comunidad educativa.
  • Las reuniones de los distintos órganos del centro son participativas.
  • Los profesores cooperan y se coordinan entre sí.
  • Existe comunicación entre los representantes de alumnos, padres y profesores y las personas a las que representan.
  • El funcionamiento del consejo escolar facilita la participación de los representantes.
  • Se realizan asambleas de aula.
  • Se constituye la junta de delegados.
  • El centro ha establecido canales efectivos de comunicación con los padres.
  • Se realizan actividades para fomentar las relaciones entre los miembros de la comunidad educativa.
  • Los padres asisten a las diferentes convocatorias del centro, colectivas o individuales .
  • Se fomentan las relaciones con personas o instituciones del entorno.

Las normas y protocolos

  • Existen normas de convivencia de centro. La comunidad educativa las respeta, y las evalúa.
  • Se elaboran normas de aula y se utilizan para establecer objetivos y evaluar la evolución del grupo.
  • Las acciones para regular la convivencia tienen un enfoque preventivo.
  • Se realizan actuaciones para prevenir las situaciones contrarias a la convivencia o  detectar con rapidez su aparición. Se garantiza la supervisión de los espacios o tiempos de mayor riesgo para que se produzcan situaciones violentas.
  • Se registran regularmente las faltas de los alumnos y las medidas adoptadas en relación con estas.
  • Las medidas correctivas tienen un carácter educativo y respetan el derecho a la educación.
  • Se utilizan protocolos de actuación ante situaciones de absentismo, acciones de disrupción, violencia grave o acoso entre iguales, etc.
  • Se garantiza el apoyo y protección a las víctimas y las medidas reeducativas para los agresores.

El currículo de convivencia

  • Existen espacios para el aprendizaje social y emocional de los alumnos en las distintas materias o asignaturas.
  • Las actividades de tutoría se orientan a desarrollar habilidades sociales que fomenten  la colaboración,  ayuda entre iguales y la resolución pacífica de los conflictos.
  • Los profesores fomentan que los alumnos participen y cooperen en las clases aprendiendo y evaluando su aprendizaje.
  • Se considera el entorno del centro como recurso para el aprendizaje, la participación y el compromiso con el bien común.
  • Los profesores se sienten responsables de todos los alumnos, los valoran positivamente,  les transmiten seguridad,  confianza, exigencia y esfuerzo.

Seleccionar y priorizar las áreas de mejora permitirá centrarse en aquellas sobre las que establecerán nuestros objetivos según criterios objetivos.

Seleccionar y priorizar las áreas de mejora permitirá centrarse en aquellas sobre las que establecerán nuestros objetivos según criterios objetivos como la importancia, el impacto que tienen sobre los fines del centro o la urgencia. La facilidad para obtener éxito o la capacidad de implicar a los miembros de la comunidad educativa en las acciones de mejora relacionadas con el área. El diagnóstico se completa con la detección de aquellas estrategias que nos permiten intervenir en las áreas de mejora.

En este sentido puede resultar de utilidad la consideración del siguiente catálogo de líneas de actuación o estrategias para la mejora de la convivencia escolar[1]:

  1. Normas de convivencia y procedimientos para la gestión de la convivencia:
  • Procedimiento para la elaboración, aplicación y  evaluación de las normas de centro y de aula.
  • Criterios y procedimiento para la aplicación de las medidas preventivas y correctoras (procedimiento para la atención educativa a los alumnos en casos de privación temporal de la asistencia a clase).
  • Protocolos ante situaciones de disrupción en el aula.
  • Protocolo ante situaciones de acoso entre iguales.
  • Protocolo de  mediación.
  • Protocolo de absentismo.
  • Protocolo de acuerdo reeducativo o compromiso de convivencia con las familias.
  • Otros protocolos.
  1. Medidas de organización y planificación:

A.   Órganos y funciones relacionadas con la convivencia:

  • Comisión de Convivencia.
  • Equipo directivo: director, jefe de estudios.
  • Profesor coordinador de convivencia.
  • Departamento de orientación.
  • Tutores y profesores.
  • Equipo de mediación y tratamiento de conflictos.
  • Delegados de alumnos, delegados de padres.
  • Observatorio de convivencia (alumnos ayudantes, alumnos TIC).

B.   Criterios de organización en relación con la convivencia: 

  • Los agrupamientos de alumnos.
  • La organización horaria de las tutorías.
  • La asignación de tutorías y elección de grupos para el profesorado.
  • La cooperación entre profesores: los consensos de los equipos docentes sobre pautas actuación con  el grupo-clase.
  • Las actividades complementarias y extraescolares.
  1. Medidas para la inclusión y la participación:
  • Actuaciones y protocolos de acogida de nuevos miembros, inicial y durante el curso.
  • La participación de los miembros de  la comunidad educativa en los distintos órganos del centro.
  • La comunicación con las familias.
  • Las acciones de reconocimiento y valoración de los miembros de la comunidad educativa.
  • Las relaciones del centro con el entorno (servicios municipales,  ONG,  policía municipal, etc.).
  1. Medidas curriculares:
  • Currículo de la convivencia: criterios para la  educación en valores, educación emocional y habilidades sociales, comunicación, negociación y mediación, toma de decisiones.
  • La flexibilización curricular y la atención a la diversidad.
  • La adecuación de la metodología para favorecer las interacciones profesor-alumno, alumno-alumno: metodologías cooperativas.
  • La evaluación y el acompañamiento de los alumnos.

 5.Programas educativos para la mejora de la convivencia:

  • Mediación escolar.
  • Alumnos ayudantes (círculos de convivencia).
  • Aula de convivencia
  • Alumnos delegados de clase.
  • Aprendizaje y servicio.
  • Escuela de padres.
  • Prevención violencia racista, violencia sexista.
  • Prevención contra el acoso escolar.
  • Otros.

 III.Formulación de objetivos y planificación de actuaciones           

A partir de la identificación de los problemas y de las áreas priorizadas formularemos los objetivos, diferenciando generales y específicos.

Resulta de gran ayuda establecer comunicación y colaboración con otros centros que hayan tenido una experiencia exitosa en el desarrollo de determinadas estrategias o programas de convivencia.

En relación con los objetivos formulados, el plan de innovación para la mejora  de la convivencia debe en primer lugar recoger lo que el centro hace y tiene resultados positivos e incorporar aquellas otras estrategias que se considerar adecuadas para la mejora de la convivencia en el centro. Los objetivos y sus planes de actuación se ordenan de un modo realista planificando un despliegue cronológico del plan de convivencia que contempla la realización de lo consolidado y la incorporación sucesiva de estrategias, programas o actuaciones. En este momento resulta de gran ayuda poder establecer comunicación y colaboración con otros centros que hayan tenido una experiencia exitosa en el desarrollo de determinadas estrategias o programas de convivencia. No se trata de reproducir de un modo descontextualizado lo que otros hacen, sino de facilitar la apropiación de una experiencia dándole el sentido y la singularidad del centro. Estas estrategias, programas o actuaciones se deberán trasladar a otras estructuras de planificación (PEC, PAT y PAD, etc.) y a la organización del centro (normas, criterios de organización horaria, criterios de uso de los espacios, presupuesto, etc.), reforzando así el sentido de una planificación sistémica.

 Convivencia Escolar

Orientaciones para el desarrollo de la planificación:

  • Formular y temporizar los objetivos.
  • Concretar  las estrategias y actuaciones.
  • Establecer la relación con otras estructuras de planificación.
  • Identificar a los responsables.
  • Establecer su localización y  temporalización.
  • Identificar los procedimientos a utilizar y la disponibilidad o necesidad de recursos.
  • Establecer relaciones de colaboración con otros centros y agentes del entorno.
  • Establecer un sistema de control del plan.
  • Formular indicadores que nos permitan la evaluación de los objetivos propuestos.

Convivencia Escolar

Es momento de impulsar las actividades de sensibilización e información sobre el desarrollo del plan, prever cómo potenciar las estructuras organizativas, los recursos funcionales de espacios y tiempos, la formación, así como los recursos materiales que permitan la puesta en práctica de lo planificado.  

 Las estrategias y actividades han de ser coherentes con los objetivos propuestos, claras en su metodología y procedimientos y temporalización, viables en relación con los recursos disponibles y acordadas con quienes son responsables de su realización.

Las estrategias y actividades han de ser coherentes con los objetivos propuestos, claras en su metodología y procedimientos y temporalización, viables en relación con los recursos disponibles y acordadas con quienes son responsables de su realización.

 IV.Puesta en práctica, seguimiento  y  ajuste de lo planificado

El desarrollo del plan de mejora de la convivencia no puede entenderse como pura ejecución de lo que hemos establecido, sino como un proceso adaptativo que exige una reflexión permanente sobre los cambios que se producen, tanto en las personas que desarrollan el plan de convivencia, como en el propio contexto de su acción. De otro modo podemos introducir un factor de distanciamiento entre la realidad del centro y el propósito de mejorarla. Es el momento de facilitar las relaciones de apoyo que impulsen el perfeccionamiento y desarrollo profesional del profesorado.

 El desarrollo del plan de mejora de la convivencia no puede entenderse como pura ejecución de lo que hemos establecido, sino como un proceso adaptativo que exige una reflexión permanente sobre los cambios que se producen.

El seguimiento y control del desarrollo del plan nos obliga a considerar la relación entre lo planificado y lo realizado. De este modo, hemos de registrar aquello que hemos planificado y se realiza con normalidad, aquello que hemos  planificado y no se  realiza según lo previsto, y lo que estamos realizando y no hemos planificado.  En esta fase es fundamental el trabajo del equipo directivo y del grupo coordinador, que deben utilizar procedimientos de trabajo colaborativo. Para el seguimiento de las actuaciones del Plan, deben analizar las prácticas, reflexionando y  facilitando la formulación de propuestas de mejora sobre los temas abordados. La formulación de algunos indicadores de proceso permite sistematizar el seguimiento y control del desarrollo del Plan de convivencia. Es conveniente establecer los procedimientos que se utilizar para ofrecer información regular, de forma modulada, a la comunidad educativa facilitando la creación del éthos o carácter que el centro ha de ir adquiriendo a través de compartir sus prácticas de convivencia.

V. Evaluación del plan de convivencia: reflexión y aprendizaje.

La idea de la mejora se encuentra inevitablemente relacionada con la idea de la evaluación. Es difícil mejorar sin evaluar lo que pretendemos, lo que hacemos y lo que conseguimos, la evaluación se convierte así en un instrumento que fortalece y mejora la organización y no en control que amenaza. La evaluación del plan de convivencia estará facilitada por un conjunto de indicadores de resultado e instrumentos que permiten recoger información para fundamentar un diálogo y un análisis crítico entre todos los implicados en el plan.

Es difícil mejorar sin evaluar lo que pretendemos, lo que hacemos y lo que conseguimos,  la evaluación se convierte así  en un instrumento que fortalece y mejora la organización.

En esta fase se trata de valorar el grado de cumplimiento de los objetivos y el impacto del plan en la mejora de la convivencia del centro, así como de establecer propuestas que permitan aplicar lo aprendido a la siguiente etapa de aplicación del plan.

VI.Rendición de cuentas, celebración e institucionalización

Asociamos la rendición de cuentas al sometimiento externo de nuestra actividad y de sus resultados, sin embargo es imprescindible que el centro facilite una rendición de cuentas interna, ante sus propios órganos de gestión y ante la propia comunidad educativa.  La rendición de cuentas externa, ante la Administración, solo podrá complementar el proceso de transparencia y de aprendizaje que se produce a través de la evaluación.

Para que el plan de mejora de la convivencia pueda ser un referente fundamental para desarrollar la labor educadora del centro, proporcionando un marco de participación coherente de todos los miembros de la comunidad educativa, es preciso informar de un modo efectivo y regular a toda la comunidad educativa sobre los objetivos,  contenidos  y resultados del mismo. Algunas estrategias para la información son las siguientes:

  • A las familias, a través de documentos informativos, en reuniones a lo largo del curso.
  • A los alumnos, a través de las agendas educativas, de las tutorías, de la asamblea de clase, en las actividades de acogida para los nuevos alumnos a través de la junta de delegados,
  • A los profesores, mediante documentos informativos, reuniones a principio de curso, en las actividades de acogida para los nuevos profesores
  • Cada vez en más frecuente el acceso a la información a través de medios digitales, como la página WEB o la revista del centro.
  • La Carta de Convivencia, como resumen de los principios de la convivencia escolar, y algunos contenidos del plan pueden estar expuestos de modo permanente en distintos lugar del centro.

La  celebración de la experiencia vivida con las personas comprometidas en el proyecto de centro (el plan de convivencia) y con  toda la comunidad educativa permite estimular el reconocimiento, la  motivación y el compromiso con la cultura del centro, con su ethos (compartir el trabajo y celebrar el éxito en común es una de las acciones que despiertan con más intensidad la motivación de los grupos). 

 El propósito último del plan de convivencia entendido como plan de mejora es que esta se haga perdurable, que forme parte del funcionamiento habitual del centro escolar, su organización, sus normas sus procedimientos habituales de trabajo, y en último término de su cultura y modo de ser.

El propósito último del plan de convivencia entendido como plan de mejora es que esta se haga perdurable, es decir, que se institucionalice y forme parte del funcionamiento habitual del centro escolar, incorporándola a su organización, a sus normas, a su planificación, a sus procedimientos habituales de trabajo, y en último término a su cultura y a su modo de ser, a su ethos. Por tanto, el plan de convivencia, pero también el proyecto educativo de centro, las normas de organización y funcionamiento, las propias normas de convivencia, la programación general anual, el plan de acción tutorial, el plan de atención a la diversidad, el presupuesto, etc. incorporarán lo aprendido para mejorar la convivencia del centro.

 B.Estructura y contenidos del plan de convivencia

1.Justificación del plan:

  • Contexto normativo.
  • Metodología de  elaboración y actualización.
  • Relación con otros planes del centro: plan de atención a la diversidad, plan de acción tutorial, etc.)

2. Evaluación diagnóstica de la convivencia en el centro:

  • Indicadores e instrumentos de evaluación.
  • Datos y conclusiones del diagnóstico más reciente.

3.Valores y principios de  la convivencia: modelo de convivencia (carta de convivencia del centro).

4.Objetivos generales y específicos,  líneas de actuación y temporalización.

  •  Normas de convivencia y procedimientos (protocolos) para la gestión de la convivencia.
  • Medidas de organización y planificación:
    • Órganos y funciones relacionadas con la convivencia.
    • Criterios de organización en relación con la convivencia.
    • Medidas para la inclusión y la participación.
    • Medidas curriculares para la mejora de la convivencia.
    • Programas educativos para la mejora de la convivencia.
    • El PAT y la mejora de la convivencia.
    • El PAD y la mejora de la convivencia.
    • Actividades de formación para la mejora de la convivencia en relación con las acciones de mejora emprendidas.

 C. Cuestionario de evaluación del plan para la mejora de la convivencia.

A continuación, presentamos algunas  cuestiones que podrían  ser analizadas para evaluar un plan para la mejora de la convivencia.

Evaluación de la planificación:

  • ¿Se facilita  la  participación de la comunidad educativa  en el proceso de la innovación para la mejora de la convivencia? ¿Cómo se prevé trasladar la información permitiendo la creación de sentido y la reducción de las incertidumbres y las resistencias?
  • ¿Se facilita el trabajo en equipo, la reflexión colaborativa y las relaciones de apoyo entre los profesores más directamente implicados en el proceso de innovación para la mejora de la convivencia, tanto en el inicio como en su desarrollo?
  • ¿El plan tiene una lógica clara y están claros los motivos que han llevado a formularlo?
  • ¿Es coherente con el modelo de convivencia que tiene el centro? (El centro ha explicitado qué entiende por una buena convivencia y en qué valores y principios se sustenta en el proyecto educativo).
  • ¿Está apoyado en una autoevaluación que cuenta con información concreta apoyada en datos?
  • ¿Identifica las fortalezas y las debilidades en relación con la convivencia, analiza las causas, prioriza áreas de mejora?
  • ¿Se identifican con claridad a qué procesos de la actividad del centro afecta el desarrollo de la innovación?
  • ¿Los objetivos son realistas y relevantes (no anecdóticos) y tienen indicadores para evaluarlos?
  • ¿Se han previsto los recursos necesarios?
  • ¿Los objetivos responden a las necesidades y expectativas de los distintos sectores de la comunidad educativa?
  • ¿Cómo se contempla la distribución del liderazgo y la asignación de responsabilidades?
  • ¿Se ha acordado con los implicados la realización de las actuaciones en las que intervienen?
  • ¿Favorece la participación e implicación de la comunidad educativa?
  • ¿Contempla el papel de los diferentes órganos del centro (equipo directivo,  comisión de convivencia,  coordinador de convivencia, departamento de orientación, tutores, delegados, equipo de mediación, alumnos ayudantes, etc?
  • ¿Está integrado el plan de convivencia con otros enfoques u otros planes del centro (plan de atención a la diversidad, plan de acción tutorial, plan de actividades complementaria extraescolares, plan de formación del profesorado, etc?

Evaluación del desarrollo del plan para la mejora de la convivencia:

  • ¿Se desarrollan las actuaciones previstas?
  • ¿Qué disposiciones organizativas se han adoptado para  favorecer  el desarrollo del plan para mejorar la convivencia?
  • ¿Crea sinergias con otras actuaciones en la mejora de la convivencia?, ¿Es coherente con otros planes o líneas de actuación que afectan a la convivencia en el centro?
  • ¿Se dispone de los  recursos necesarios? Espacios, tiempos, formación, etc?

Evaluación de los resultados del plan para la mejora de la convivencia:

  • ¿Se han  alcanzado el objetivo u objetivos previstos en el plan (en relación con los indicadores)?
  • ¿Se ha previsto el modo que permita institucionalizar y mantener  en el tiempo los procesos validados y los resultados de la innovación? ¿Cómo trasladarlos a la organización y a la cultura escolar?
  • ¿Ha despertado la participación y el compromiso de la comunidad educativa?
  • ¿Ha permitido desarrollar estructuras de trabajo cooperativo en el centro?
  • ¿Ha facilitado la mejora de procesos clave  en el centro?
  • ¿Ha generado  aprendizaje para el centro educativo? ¿Qué hemos aprendido?

 

BIBLIOGRAFÍA

 AINSCOW, M. (2001). Desarrollo de escuelas inclusivas. Ideas, propuestas y experiencias para mejorar las instituciones escolares. Madrid. Narcea.

ARRIBAS J.M. Y TORREGO, J.C. (2006). El modelo integrado. Fundamento, estructuras y su despliegue en la vida de los centros.  En Modelo integrado de Mejora de la Convivencia. Barcelona, Graó.

ARRIBAS J.M. “Cómo elaborar y desarrollar el Plan de Convivencia”, en J.C. TORREGO (COORD)  El Plan de Convivencia, 2008, Alianza Editorial.

TORREGO J.C. (Coord) (2008) El Plan de Convivencia. Alianza Editorial

FULLAN, M. (2002) Las fuerzas del cambio, Madrid, Akal

FULLAN, M. (a) (2002). Los nuevos significados del cambio en la educación. Barcelona: Octaedro

 

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[1] Juan Carlos Torrego, coordinador. El Plan de convivencia. Fundamentos y recursos paras su elaboración y desarrollo. Alianza Editorial, 2008.

 

José Manuel Arribas  José Manuel Arribas