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El Index: una guía para inclusiva para el desarrollo del aprendizaje y la participación en los centros escolares

La educación inclusiva es un término polisémico. Algunos lo entienden como una cuestión fundamentalmente técnico/pedagógica relacionada con el modo de educar a los alumnos “especiales”, los llamados alumnos con necesidad específica de apoyo educativo.

José Manuel Arribas
Consejero Técnico del Consejo Escolar

La educación inclusiva

la educación inclusiva es parte de la sociedad inclusiva, la escuela no puede entenderse sin su contexto, los procesos de equidad dentro de la escuela dependen de los procesos económicos, culturales o sociales que se dan fuera de la misma. Esta perspectiva ecológica de la equidad nos afecta como ciudadanos y como educadores (Echeita 2014).

La educación inclusiva es un término polisémico. Algunos lo entienden como una cuestión fundamentalmente técnico/pedagógica relacionada con el modo de educar a los alumnos “especiales”, los llamados alumnos con necesidad específica de apoyo educativo. Sin embargo, desde una perspectiva más amplia, más social, la educación inclusiva es parte de la sociedad inclusiva, la escuela no puede entenderse sin su contexto, los procesos de equidad dentro de la escuela dependen de los procesos económicos, culturales o sociales que se dan fuera de la misma. Esta perspectiva ecológica de la equidad nos afecta como ciudadanos y como educadores (Echeita 2014).
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El principio básico del que parte la educación inclusiva es que las escuelas deben acoger a todos los alumnos, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas u otras. Las escuelas tienen que encontrar la manera de educar con éxito a todos los niños y adolescentes, incluidos aquellos con discapacidades. De acuerdo con este modelo, las necesidades educativas especiales no deben entenderse de un modo individual, como características de los alumnos, sino como barreras del aprendizaje y a la participación que aparecen a través de una interacción entre los estudiantes y sus contextos; la gente, las políticas, las instituciones, las culturas, y las circunstancias sociales y económicas que afectan a sus vidas. El sistema escolar y las escuelas tienen que transformarse para permitir la participación de todos los niños y jóvenes en los procesos de enseñanza y aprendizaje, evitando todas las prácticas excluyentes. Consecuentemente, la inclusión implica identificar y minimizar las barreras para el aprendizaje y la participación y maximizar los recursos que apoyan este proceso. Las barreras, al igual que los recursos para reducirlas, se pueden encontrar en todos los aspectos y estructuras del sistema: dentro de los centros educativos, en la comunidad, en las políticas locales y nacionales. Este concepto de la participación se extiende a los profesores, a los padres y al resto de la comunidad educativa.


La participación de todos los alumnos y de todos los miembros de la comunidad educativa es esencial para la convivencia y el éxito escolar. Solo cuando las personas participan y desarrollan el sentido de pertenencia al grupo o al centro, cuando se sienten formando parte, cuando se reconocen como valiosas, cuando consideran que pueden aportar, se dan las condiciones que permiten que aflore el respeto por uno mismo y por los demás y el compromiso en la construcción de un marco positivo de convivencia. En efecto, la convivencia escolar y el éxito escolar no se pueden construir desde la exclusión, exigen plantearse la raíz de la participación, de la pertenencia al grupo o al centro escolar para hacer posible una educación de calidad para todos.

En el proceso de transformación hacia la educación inclusiva la escuela es el centro del cambio y las iniciativas han de incluir al mayor número posible de profesores, así como implicar a los alumnos y a sus familias. Los centros escolares deben también ampliar sus relaciones con agentes e instituciones diversas. El proceso de cambio no es un problema que afecte exclusivamente a la escuela; deben implicarse la Administración educativa y los " agentes externos "que están interesados en la calidad de enseñanza. El cambio debe ser planificado, sistemático y sostenible para conseguir su institucionalización. Por otra parte, la mejora de la escuela se produce con mayor facilidad si la comunidad escolar trabaja conjuntamente en la creación de una serie de condiciones internas que favorecen el cambio. El trabajo en torno a esas condiciones termina cristalizando en una nueva cultura escolar colaborativa.

El proceso de cambio no es un problema que afecte exclusivamente a la escuela; deben implicarse la Administración educativa y los " agentes externos "que están interesados en la calidad de enseñanza.

El Index y el desarrollo de procesos colaborativos de mejora de la escuela

La “Guía para la educación inclusiva, Índex es un conjunto de materiales diseñados para apoyar a los centros educativos en el proceso de transformación hacia un modelo de educación inclusiva, teniendo en cuenta los puntos de vista del equipo docente, los alumnos, las familias y otros miembros de la comunidad escolar. Se trata de construir nuevas propuestas educativas sobre la base de contrastar los criterios de una perspectiva inclusiva de la educación con aquellos aspectos del funcionamiento y de la organización del centro que dificultan la participación y el aprendizaje.


El Index fue elaborado durante tres años y publicado por primera vez en el año 2000. El trabajo inicial se basó en la experiencia del equipo del Index formado por docentes, padres, miembros de consejos escolares, investigadores y un representante de asociaciones de discapacidad que trabajó durante tres años. Su contenido final fue desarrollado en forma especial por Mel Ainscow y Tony Booth y sus colegas en la Open University. Aunque el Index fue diseñado para los centros escolares ingleses, se ha adaptado para su uso en muchos otros países y traducido a treinta y siete idiomas. Las versiones del Index adaptadas para los primeros años y a los centros de educación infantil se desarrollaron también en 2004 y 2006. Un equipo internacional apoyado por la UNESCO revisó las versiones del Index para que pudieran ser utilizadas en las zonas económicamente pobres de los países del Sur.

La tercera edición, desarrollada por Tony Booth, recoge diferentes sugerencias surgidas de su utilización en todo el mundo y extiende el trabajo en valores inclusivos como la sostenibilidad del medio ambiente, los conceptos de ciudadanía nacional y global, la no violencia o la promoción de la salud. La mayor innovación es una nueva invitación a la construcción de un currículo para todos, que permite reflexionar sobre las implicaciones de nuestro marco de valores en las actividades de enseñanza y aprendizaje. Si los valores expresan cómo deberíamos vivir juntos, entonces el currículo tiene que ver con lo que debemos aprender para vivir bien. Las propuestas que se presentan giran en torno a que las acciones promuevan la sostenibilidad, reflejen los derechos y preparen a los estudiantes como ciudadanos activos nacional y globalmente. Se trata de configurar un currículo que ponga en relación el currículo tradicional con un currículo basado en la vida y experiencias de los estudiantes.

Fundamentos del Index

La guía de auto evaluación de centros escolares desde una perspectiva inclusiva e intercultural, Index, está basado en tres grandes fundamentos:

  • Una perspectiva inclusiva de la educación en las escuelas, que parte de un nuevo modo de entender las diferencias individuales y la discapacidad para aprender. Todos somos diversos y todos tenemos capacidad para aprender.
  • El interés por reunir calidad y equidad.
  • El desarrollo de procesos de mejora de un modo colaborativo, en los que participen el mayor número posible de profesores y resto de la comunidad educativa del centro, basado en la reflexión y el desarrollo de la autonomía profesional responsable de todos los profesores. Aprovechar las aportaciones que la metodología propia de la investigación–acción pueda hacer al proceso de transformación.

La utilización del Index implica poner en marcha un proceso de investigación- acción con todas sus connotaciones respecto al papel de la investigaciones en la acción educativa, el protagonismo del profesorado en la mejora de su propia acción docente, o el rol de los "académicos", que pasan a implicarse activamente, a modo de " amigos críticos ", en aquellas dudas e incertidumbres que importan al profesorado en su quehacer cotidiano.

Los procesos de investigación-acción tienen algunas implicaciones como la necesaria adaptación del trabajo de análisis a las propias circunstancias, condiciones y necesidades de cada centro escolar. Cada centro puede enriquecerse mediante el trabajo colaborativo con otros centros al compartir la reflexión sobre las vicisitudes de los procesos de análisis y tomar decisiones compartidas.

La evaluación del proceso de cambio es imprescindible. Es la única forma de conocer el impacto de las decisiones adoptadas respecto a la situación de partida. Además, la propia dinámica de recogida y análisis de la información para esa evaluación facilita, en sí misma, la participación de la comunidad educativa y crea un sentimiento de pertenencia que es imprescindible para llevar a buen término las mejoras planteadas.

Las tres dimensiones del Index. Secciones, indicadores y cuestiones

Desde el punto de vista de su estructura, el Índex asume el carácter sistémico de los centros escolares y en consecuencia la premisa de que la acción educativa está condicionada por valores y decisiones que se adoptan emplean esos sistemas que está más allá del aula. Es por ello por lo que se propone un proceso de auto-evaluación de los centros educativos en tres dimensiones, referidas a la cultura, que reflejan las relaciones, los valores y las creencias arraigadas en la comunidad educativa: las políticas, que tienen que ver con los planes y programas con los que se gestiona el centro; y las prácticas, es decir lo que se enseña y se aprende en las aulas y cómo se enseña y aprende.

Las tres dimensiones estás interrelacionadas. En la cultura encontramos los cambios más profundos y sostenibles que se van produciendo a partir de las políticas y las prácticas, pero también los más complejos.

Dimensión A: Crear CULTURAS inclusivas

Esta dimensión está orientada hacia la creación de una comunidad escolar segura, acogedora, colaboradora y estimulante en la que cada uno es valorado, como el fundamento primordial para que todo el alumnado tenga mayores niveles de logro. Pretende desarrollar valores inclusivos, compartidos por todo el profesorado, los estudiantes, los miembros del consejo escolar y las familias, de forma que se transmitan a todos los nuevos miembros de la comunidad escolar. Los principios que se derivan de esta cultura escolar son los que guían las decisiones que se concretan en las políticas escolares de cada centro y en el quehacer diario, y de esta forma el aprendizaje de todos encuentra apoyo en el proceso continuo de innovación educativa.

Dimensión B: Elaborar POLÍTICAS inclusivas

La dimensión B pretende asegurar que la inclusión esté en el corazón del proceso de innovación, empapando todas las políticas, para que mejore el aprendizaje y la participación de todos los estudiantes. En este contexto se considera que “apoyo” son todas aquellas actividades que aumentan la capacidad de un centro educativo para atender a la diversidad del alumnado. Todas las modalidades de apoyo se reúnen dentro de un único marco y se perciben desde la perspectiva del desarrollo de los alumnos, más que desde la perspectiva del centro o de las estructuras administrativas.

Dimensión C: Desarrollar PRÁCTICAS inclusivas

Por último, la dimensión C pretende que las prácticas de los centros reflejen la cultura y las políticas inclusivas. Intenta asegurar que las actividades en el aula y las actividades extraescolares motiven la participación de todo el alumnado y tengan en cuenta el conocimiento y la experiencia de los estudiantes fuera del entorno escolar. La implicación de los valores inclusivos en la estructuración del currículum incorpora los temas de los derechos y la sostenibilidad en la sección “construir un currículum para todos”. La docencia y los apoyos se integran para orquestar el aprendizaje de forma que se superen las barreras para el aprendizaje y la participación. El profesorado moviliza recursos del centro educativo y de las comunidades locales para mantener el aprendizaje activo de todos. Cada centro debe ponerse en marcha hacia aquellos objetivos coherentes con los planteamientos de una educación inclusiva en su contexto y con su propia realidad. De ahí que sea necesario emprender procesos y planes de mejora.

Cada una de las tres dimensiones se divide en dos secciones y estas, a su vez, en un conjunto de indicadores. Los indicadores representan una formalización de aspiraciones que permite que las comparemos con la situación existente en el centro para poder llegar a establecer determinadas prioridades de mejora. La estructura se completa con un conjunto de preguntas por cada indicador que facilitan la reflexión y el diálogo común.

Los indicadores y las preguntas ayudan a reflexionar sobre las implicaciones de los valores inclusivos en las prácticas del centro escolar, de su entorno y las comunidades. Esto ayuda a identificar las barreras y también los recursos para afrontarlas. La guía permite una revisión de lo que se hace para construir un plan de mejora inclusivo con una planificación sistemática, aprovechando los conocimientos y las experiencias de profesores alumnos y familias.

Dimensión A: Crear CULTURAS inclusivas
• Construyendo comunidad
• Estableciendo valores inclusivos

Dimensión B: Elaborar POLÍTICAS inclusivas
• Desarrollando un centro escolar para todos
• Organizando el apoyo a la diversidad

Dimensión C: Desarrollar PRÁCTICAS inclusivas
• Construyendo un currículo para todos
• Orquestando el aprendizaje

Veamos ahora los indicadores correspondientes a las tres dimensiones y los dos sectores que incluyen cada una de ellas.

El Index no prescribe lo que debe hacerse, sino que promueve el diálogo para llegar a acuerdos sobre cómo avanzar en la transformación hacia la educación inclusiva entendida como una mejora de la participación de todos los estudiantes, lo que implica la mejora de las condiciones escolares para responder a la diversidad del alumnado, para que todos se sientan valorados por igual.

La utilización del Index para el desarrollo de escuelas inclusivas

El Index no prescribe lo que debe hacerse, sino que promueve el diálogo para llegar a acuerdos sobre cómo avanzar en la transformación hacia la educación inclusiva entendida como una mejora de la participación de todos los estudiantes, lo que implica la mejora de las condiciones escolares para responder a la diversidad del alumnado, para que todos se sientan valorados por igual.

Un proceso de transformación sostenible exige clarificar los valores que se llevan a la acción y no precipitarse sobre las prácticas sin dotarlas de sentido. La igualdad, participación, comunidad, respeto a la diversidad y sostenibilidad son aquellos valores que están más presentes en el camino hacia una escuela inclusiva.

Los centros suelen tener una historia de mejora en la que promovieron diferentes acciones, que pueden responder a valores similares a los del Index. La guía facilita su integración en un plan de acción coherente, en un mismo sistema de prácticas que refuerza su sostenibilidad.

Barreras al aprendizaje y la participación, recursos para apoyar el aprendizaje y la participación y apoyos a la diversidad son tres conceptos clave en el Index. El concepto de “barreras al aprendizaje y la participación” permite evitar etiquetar a algunos alumnos como con necesidades educativas especiales y entender así sus dificultades como resultado de su discapacidad. Este etiquetado provoca bajas expectativas, currículos diferenciados y limitaciones en la relación con otros estudiantes. El concepto de barrera al aprendizaje, por el contrario, entiende que la discapacidad se construye como resultado de la interacción de las personas con su cuerpo y el entorno social o física, y como consecuencia de no eliminar los obstáculos. Estas barreras pueden implicar una discriminación institucional cuando afectan al modo en que las escuelas se estructuran o gestionan.

Para reducir las barreras al aprendizaje hace falta movilizar recursos, todas las actividades que aumentan la capacidad del centro escolar de responder a la diversidad del alumnado de forma que se les valores a todos y todas igualmente. Cuando las actividades de aprendizaje se dirigen a todos los alumnos, disminuye la necesidad de apoyo individual. La propia diversidad se convierte en un recurso para el aprendizaje.

La propuesta de mejora escolar la guía Index consiste en revisar la situación del centro utilizando los indicadores y las preguntas, diseñar un marco de valores inclusivos, integrar las innovaciones, programas y prácticas que el centro esté desarrollando, identificar las barreras y movilizar recursos y oportunidades de apoyo para desarrollar un plan de mejora sostenible para el centro, y con la participación de la comunidad educativa. Pero ¿cuál el proceso en la utilización de esta guía? Describimos a continuación los pasos del proceso:

1. Comenzando. Inicio del proceso. Se trata de establecer el primer contacto con el Index y cómo puede contribuir a la mejora del centro. Es útil que se establezca un grupo coordinador, con representación plural, que se encarga de recopilar información sobre el Index y sus objetivos así como de darla a conocer a todos los miembros de la comunidad educativa. Se trata de sensibilizar y facilitar la creación de sentido para la comunidad educativa del proceso de autoevaluación que se inicia. De igual modo, contar con el apoyo de alguien con experiencia en la utilización del Index, un” amigo crítico puede facilitar el inicio del proceso. En esta fase los indicadores y los cuestionarios deberán facilitar la reflexión sobre los valores compartidos y desarrollar un lenguaje común sobre qué es inclusión, qué son las barreras, los recursos y el apoyo a la diversidad. El equipo coordinador puede elaborar los cuestionarios para la autoevaluación adaptando el Index al nivel de información, intereses y necesidades de los distintos sectores de la comunidad educativa. De igual modo, revisar los cambios y cómo se han desarrollado en el centro los procesos de mejora contribuirá a la integración de los diferentes proyectos. El equipo coordinado decidirá cómo se ha de presentar el Index al resto del centro.

2. Descubriendo juntos. El análisis del centro requiere desarrollar un proceso de sensibilización y decidir de modo previo cuales son las prioridades, no es preciso que se proponga cambiar el centro escolar de una sola vez. Puede resultar práctico trabajar de modo simultáneo con distintos grupos que pueden ser conducidos por una miembro del equipo coordinador. Una vez respondidos los cuestionarios, el análisis de los resultados y otras informaciones adicionales ayudan a definir las áreas de mejora. A través de distintos cuestionarios se exploran las ideas de los profesores y del resto del personal del centro, de los alumnos, de los padres o tutores y de los miembros de la comunidad local. Los grupos de discusión permiten reflexionar sobre resultados de los cuestionarios. El equipo coordinador elabora un esquema claro sobre las prioridades de mejora y negocia su incorporación al plan de mejora con los profesores, el equipo directivo y el consejo escolar.

3. Elaborando un plan. Una vez que el claustro y el consejo escolar aceptan el esquema de contenido del plan de mejora, el equipo coordinador y el equipo directivo del centro elaboran los procesos de implementación de las actuaciones planificadas. Para buscar la sostenibilidad del plan de mejora, el grupo coordinador revisará las prioridades que resultan de los procesos previos de mejora del centro, de modo que todos respondan a un desarrollo inclusivo. El grupo coordinador considerará en relación con los objetivos las actuaciones y la temporalización, los responsables y los recursos, especialmente las necesidades de formación del profesorado. Así como el procedimiento de seguimiento y evaluación.

4. Pasando a la acción. Implica la ejecución de los procesos del plan de mejora escolar y mantener su desarrollo. Durante todo el proceso se observan los avances, se evalúan según los criterios establecidos en el plan de mejora escolar y se realizan los informes de progreso recopilando documentación. La creación de culturas inclusiva exige no solo poner en marcha las prioridades, sino mantener el compromiso con las mismas, de modo que las acciones de mejora no son lo extraordinario, sino aquello que se convierte en habitual. La mejora del centro, como hemos señalado, se convierte en un proceso de investigación acción.

5. Revisando los avances. El equipo coordinador revisa el progreso general de las mejoras identificadas como prioridades en la segunda etapa y puestas en práctica en la cuarta etapa. Para explorar los cambios se usan como referencia las dimensiones, indicadores y preguntas adaptadas al centro específico. Todos han de ser informados regularmente sobre el progreso de lo realizado. El grupo coordinador deberá reflexionar sobre el proceso de trabajo con el Index y sobre su propio trabajo con la ayuda del “amigo crítico”. El resultado de esta indagación puede ser el comienzo de la formulación de nuevas prioridades y objetivos para el plan de mejora escolar del año siguiente y de la forma de coordinar su implementación.