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El Consejo de Sabios: una experiencia de participación en la comunidad educativa

Los alumnos del I.E.S. Diego Velazquez de Torrelodones han iniciado una experiencia de participación, con el acompañamiento de dos profesoras, que han llamado el Consejo de Sabios. Este Consejo se ha convertido en un espacio de reflexión, en el que sus miembros (docentes y alumnos) se plantean cuáles son las necesidades de mejora de la vida escolar.

María Arribas Jiménez y Concepción Gil Bayo
profesoras del IES Diego Velázquez


 

Cuando un instituto empieza a hacerse eco de la naturaleza de sus alumnos, la gran pérdida de nuestros centros disminuye y un gran propósito crece. La escuela puede ser buena para algo. La escuela y la vida pueden llegar a un acuerdo de manera práctica y rigurosa. Sacamos lo mejor de nuestros adolescentes cuando convertimos el aula en el mejor contexto posible para sus mentes volubles y mercuriales.

Nancy Atwell, In the Middle

Democracia y escuela

El siglo XXI es la época de la globalización, de la sobreproducción y sobreconsumo, de la interconectividad y la digitalización, y de la accesibilidad al conocimiento. Estos acontecimientos nos hablan de una población mundial que vive brechas de desigualdad insalvables, de un imparable deterioro del medioambiente, y de un teleseguimiento pasivo de todo ello por parte de la ciudadanía a través de los medios y las redes sociales.

IES Diego VelázquezEste escenario requiere, más que nunca, de una población educada en la democracia y en la participación. Hombres y mujeres vinculados a la realidad que viven con una percepción clara del estado de las cosas y del rumbo que tiene que seguir una comunidad para avanzar hacia una sociedad más justa, más pacífica, más saludable y, en definitiva, más feliz. De este cambio nos habla también este tiempo que vivimos, que, en cierto modo podría considerarse la era de la democratización, que ha conocido en los últimos sesenta años movimientos como el mayo del 68, la creación de ONG en todo el mundo, o la proliferación de movimientos cívicos no partidistas.

 

La escuela se encuentra ante una encrucijada: considerarse un producto del status quo vigente y reproducir los modelos decimonónicos, dando testimonio de las desigualdades, de la desvinculación de la ciudadanía con los acontecimientos sociales y políticos; o bien erigirse como un mecanismo impulsor de cambio y construir un nuevo modelo de ciudadanía [Jover, 2007: 40 y sgts.]  que acoja la diversidad y que fomente la responsabilidad y la participación en la vida social de los miembros de la comunidad. Uno de los cometidos de la escuela es  la democratización de la sociedad y la educación de sus miembros para la participación ciudadana.

 

Una sociedad que no sólo cambia sino que tiene también el ideal de tal cambio poseerá normas y métodos de educación diferentes de aquella otra que aspire simplemente a la perpetuación de sus propias costumbres

Dewey, 2004: 77

La educación es un proceso social, y como tal, debe aportar a los miembros de una comunidad un criterio para la crítica y para  la construcción de realidades sociales que afecten a la comunidad en la que se desarrolla. Educar en la participación significa practicarla, llevarla a cabo, crear el contexto y la situación en la que los alumnos puedan participar, tengan la oportunidad de mejorar el contexto en el que viven, sean parte activa del centro. De nada sirve tratar de democracia en la asignatura de Historia o de Valores Éticos si, por otro lado, lo que les estamos enseñando en la práctica es a conformarse, la indefensión aprendida: nada se puede cambiar. Transitar por el sistema educativo consiste, en muchos casos, en amoldarse lo mejor posible a la metodología de cada profesor, convertirse en receptáculo que acepta pasivamente el contenido que otros vierten en él, conformarse sin protestar.

La educación es un proceso social, y como tal, debe aportar a los miembros de una comunidad un criterio para la crítica y para la construcción de realidades sociales que afecten a la comunidad en la que se desarrolla.

La escuela debería procurar el desarrollo de la capacidad de sus miembros para vivir y convivir en grupos humanos heterogéneos. Esto implica, por un lado, fomentar el respeto, la comprensión y la empatía,  y por otro lado, promover el compromiso de cada uno para construir de manera democrática las reglas de juego que rigen la vida colectiva y ordenan la convivencia en los espacios públicos[1].

Los modelos de participación de la escuela son repetidos por sus miembros cuando estos pasan a la edad adulta y participan de la vida económica, social y política de un país. Por esta razón la escuela debe plantearse hacia qué modelo de sociedad camina y, consiguientemente, debe tratar de fomentarlo, en la medida de lo posible, en la actividad que desarrollan los miembros de la comunidad educativa.

Consejo de Sabios

Frente a experiencias como la asamblea de aula, que favorecen la participación democrática de los miembros de un grupo formado con criterios académicos (nivel e itinerario), el Consejo de Sabios ofrece una experiencia de participación que reflexiona sobre necesidades de la escuela y de la comunidad escolar.

IES Diego VelázquezEl sistema educativo cuenta con organismos análogos como el Consejo Escolar de un centro, en el que todos los miembros de la comunidad educativa están representados (director, jefatura de estudios, administración municipal, alumnos, personal de administración y servicios del centro, familias y docentes), y cuyos objetivos son la regulación de la vida escolar mediante la aprobación de iniciativas o medidas concretas. Por tanto, el Consejo Escolar de un centro no es un órgano meramente consultivo, sino que también es ejecutivo si bien ese carácter ejecutivo ha experimentado modificaciones a las leyes educativas españolas. El Consejo de Sabios, por su parte, es principalmente un órgano de reflexión, en el que sus miembros (docentes y alumnos) se plantean cuáles son las necesidades de mejora de la vida escolar, en principio, vinculadas al centro pero abiertas a todo el sistema escolar.  Por ello, los temas sobre los que se trabaja suelen coincidir con las cuestiones de hondo calado ante las que se encuentra el cambio de paradigma que experimenta la comunidad educativa en la actualidad: metodologías, evaluación, relaciones personales entre alumnos y entre alumnos y docentes, tareas y deberes escolares o dinamización de las sesiones de aula. El objetivo inmediato de esta reflexión es, por tanto, la adopción de medidas concretas en un centro determinado, pero además la propagación de ideas y argumentos, la vinculación y participación críticas y constructivas frente a la actividad diaria que alberga el sistema educativo. La actividad del Consejo de Sabios anima a sus participantes a considerar que el mantenimiento o la mejora de un status quo depende de la implicación no solo  práctica, sino también reflexiva e ideológica  de los miembros que de él participan.

Frente a experiencias como la asamblea de aula, que favorecen la participación democrática de los miembros de un grupo formado con criterios académicos (nivel e itinerario), el Consejo de Sabios ofrece una experiencia de participación que reflexiona sobre necesidades de la escuela y de la comunidad escolar.

 

¿Qué es el Consejo de Sabios?

El Consejo de Sabios es una estructura formada por un grupo heterogéneo de una veintena de alumnos escogidos por su contrastada aptitud para el pensamiento y la reflexión crítica. La selección de sus miembros no se ha basado, por tanto, en el  nivel de rendimiento académico, sino en la participación positiva y activa de estos alumnos en experiencias de aprendizaje y convivencia en las clases. En este Consejo están representados todos los niveles de la ESO y Bachillerato.

El Consejo de Sabios es una estructura formada por un grupo heterogéneo de una veintena de alumnos escogidos por su contrastada aptitud para el pensamiento y la reflexión crítica.

Entre las razones principales que justifican estos criterios de selección hay dos fundamentales. En primer lugar, este es un órgano que nace con la vocación de ser un altavoz del alumnado de un centro. En segundo lugar, constatamos la mejora del rendimiento académico y la implicación en la vida del centro de estos alumnos participantes. Además, todos estos alumnos tienen la oportunidad de experimentar que su participación en el Consejo de Sabios es una experiencia de logro y de éxito en la comunidad educativa que, al mismo tiempo, es un garante de una posterior participación en la vida adulta.

 

IES Diego VelázquezEl papel de los docentes que organizan la iniciativa es el de crear y gestionar un espacio de reflexión, facilitar el diálogo entre los participantes e impulsar una experiencia de descubrimiento y aprendizaje. Los gestores de este espacio, facilitadores, no establecen una relación autoritaria con los alumnos, sino que se crea una experiencia dialógica igualitaria entre todos los participantes, en la que las aportaciones al trabajo común son tenidas en cuenta en función de la calidad de los argumentos y no en función de quién sea su autor. El funcionamiento de este diálogo comparte, en gran medida, algunos de los principios que posibilitan el aprendizaje dialógico, como el diálogo igualitario, el concepto de inteligencia cultural que contempla la pluralidad de las dimensiones de la interacción humana  (frente al concepto de inteligencia cognitiva),  el poder transformador del diálogo en las relaciones humanas y en las relaciones de los humanos con el entorno, la creación de sentido o el fomento de la solidaridad (Flecha y Puigvert, 2012: 372). La acción conjunta del profesorado y el alumnado, guiada por estos principios, crea un espacio de reflexión muy productivo e inclusivo. Siguiendo el modelo de las comunidades de aprendizaje, es posible que el papel de facilitador de la experiencia pueda ser desempeñado también por otros miembros no docentes de la comunidad educativa, como las familias, conectando de este modo la experiencia con el entorno.

  

La acción conjunta del profesorado y el alumnado, guiada por estos principios, crea un espacio de reflexión muy productivo e inclusivo

Objetivos

El principal objetivo es hacer audible lo inaudible, llegar hasta donde los profesores no podemos llegar, conocer qué sucede con el proceso de enseñanza-aprendizaje  más allá de lo que el docente percibe en el aula. Se trata de ayudar a completar el conocimiento y la imagen que el claustro del centro tiene de su trabajo.

Pensamos que tener una visión más cabal y completa de las repercusiones que nuestra actuación en el aula tiene en nuestros alumnos nos puede dar pistas para mejorar, para ser más efectivos y eficaces en nuestra labor docente, además de para detectar problemas cuya existencia había permanecido inadvertida.

Estos alumnos adquieren una notoriedad en el centro acompañada de cierto prestigio que los convierte en referentes a los que acudir para otros alumnos que tienen problemas o que detectan necesidades.

Con esta iniciativa perseguimos también que los alumnos se impliquen en su paso por nuestro centro escolar, que recojan información, que estén atentos a lo que pasa con sus compañeros, que reflexionen sobre lo que tienen y sobre lo que desean, que detecten los problemas y propongan soluciones. Hemos comprobado que aquellos alumnos que se implican activamente en su educación mejoran  el concepto que tienen de sí mismos y, en general,  su capacidad para hacerse responsables y cuidar de sí y de otros. Estos alumnos adquieren una notoriedad en el centro acompañada de cierto prestigio que los convierte en referentes a los que acudir para otros alumnos que tienen problemas o que detectan necesidades.

 

 

Metodología y actuación en el trabajo con el Consejo de Sabios

El trabajo de Consejo de Sabios comienza, en primer lugar, con la elaboración de  un calendario de reuniones y un horario. Es importante contar de antemano con un calendario de sesiones en el que esté planificado el trabajo para que los miembros del Consejo puedan organizarse y, al mismo tiempo, perciban la importancia y la seriedad de la iniciativa.

En nuestro caso, decidimos que los viernes por la tarde podía ser un buen momento para reunirse, poco después del término de la jornada lectiva, pues se trata de una tarde que suele quedar más libre y, además, la reflexión sobre la propia experiencia educativa es una excelente forma de cerrar la semana. El número de sesiones de trabajo gira en torno a diez. El comienzo de las reuniones tiene lugar a mediados noviembre, pues las organizadoras hemos necesitado tiempo para hacer la selección y proponer la participación a los futuros miembros del Consejo. Creemos conveniente que la actividad del Consejo no exceda el mes de mayo, de modo que no interfiera con las evaluaciones finales ni con otras actividades de duración larga que suelen tener lugar a partir de ese momento, como graduaciones o viajes de fin de curso. Todo ello implica que la actividad del Consejo de Sabios se desarrolla a lo largo de unos seis meses.

La gestión del grupo (convocatorias, avisos, recordatorios de reunión, intercambio de materiales), así como el trabajo de cada comisión se realiza en gran medida gracias a la plataforma de Google y Google Drive, pues de otro modo sería complicada la coordinación, dado que ni los miembros del Consejo ni las organizadoras están en las mismas clases durante el periodo lectivo.

En esta segunda edición un miembro del Consejo se ha ocupado de recoger y gestionar la lista de correos electrónicos.

 

A continuación, describimos a grandes rasgos qué acciones vertebradoras emprendemos a lo largo de las sesiones:

 

  1. Construcción del marco de trabajo.Desarrollo del trabajo en las comisiones
    1. Creación del grupo
    2. Normas
    3. Selección de las comisiones de trabajo
  2. Desarrollo del trabajo en las comisiones
  3. Divulgación de los resultados.

Construcción del marco de trabajo

Creación del grupo

Todas las actividades descritas anteriormente, enfocadas a la búsqueda y selección de las personas más adecuadas, terminan con la primera sesión. Una vez convocados, los participantes se reúnen por primera vez, muchos no se conocen entre sí. Por ello, el objetivo primordial de las primeras sesiones es crear un clima positivo donde cada persona sienta que su aportación es crucial e inaplazable, donde invitemos a la corresponsabilidad y al respeto. Los profesores debemos poner en valor la existencia del Consejo, subrayar el carácter decisivo de su aportación a la comunidad educativa, otorgar valor y respetar desde el principio todas las intervenciones de sus miembros. Esta primera acción es fundamental, puesto que de ella va a depender en gran medida el éxito del trabajo.

 

Los profesores debemos poner en valor la existencia del Consejo, subrayar el carácter decisivo de su aportación a la comunidad educativa, otorgar valor y respetar desde el principio todas las intervenciones de sus miembros.

IES Diego VelázquezNosotras comenzamos dedicando un tiempo a la presentación. Para ello se pueden utilizar distintas dinámicas, como por ejemplo la siguiente: cada asistente realiza un dibujo en la hoja de papel tamaño DIN A4 que debe mostrar alguna faceta personal; los dibujos, anónimos, una vez realizados, se colocan doblados en el centro; a continuación, y de uno en uno, cada persona se levanta, coge uno al azar y trata de adivinar a quién pertenece, el resto puede ayudar; una vez localizado el dueño del dibujo, este se presenta al resto y explica la relación entre lo dibujado y su personalidad. Las organizadoras también hacemos nuestro dibujo y entramos en la dinámica como los demás. No nos deja de sorprender lo que los alumnos son capaces de entregar en estas sesiones, con frecuencia menos reticentes y reservados que los adultos. Al finalizar la dinámica nos sentimos más cerca unos de otros y se ha creado una atmósfera divertida y distendida.

Normas

Es fundamental trazar unas normas en una iniciativa como esta para evitar que los alumnos que participan en ella sean malinterpretados o no sean tomados en serio por parte de los adultos que los escuchan; y, por otra parte, para evitar que los alumnos confundan el Consejo de Sabios con un ajuste de cuentas con aquellas realidades del centro educativo con las que no están conformes (otros profesores, otros alumnos, espacios comunes, programación, criterios de calificación, modelo de evaluación, etc.). Por todo ello, podemos considerar que estas normas son una manera de proteger la iniciativa a y las personas que participan en ella, principalmente, a aquellas que son más vulnerables.

 

Poder avanzar en esta dirección requiere la creación de un clima general abierto, donde los límites, las normas y las pautas de actuación queden bien definidos; un clima escolar donde se establezca el conjunto de valores que delimitan el marco de referencia y donde estén diseñadas las prácticas pedagógicas que, en sintonía con los valores definidos, pauten la vida y el trabajo escolar”.

Ramon Francolí, 2002.

 

Las normas a partir de las que empezamos a trabajar se dividen en dos tipos; en primer lugar, están aquellas normas relacionadas con los objetivos del trabajo, por otro lado, están las normas que hemos denominado “líneas rojas” y que, de ser ignoradas, restarían credibilidad al trabajo de Consejo.

  1. Los miembros del Consejo de Sabios debemos intentar:
  • Identificar problemas: no se trata de buscar los defectos del centro educativo en el que estudian (como lo serían, por ejemplo, el estado de los baños, el sonido del timbre, el funcionamiento de la cafetería o una queja contra un profesor) sino realidades susceptibles de mejora relacionadas con el sistema educativo: la ratio, la metodología, el contenido del currículo, el volumen de deberes, las coordinación de exámenes, etc.
  • Buscar soluciones y propuestas: nos referimos a construir respuestas para  estos aspectos mejorables e ir más allá de la mera detección.
  • No buscar culpables: ni entre profesores, ni entre alumnos. Con frecuencia en las sesiones de evaluación con alumnos o en tutorías encontramos quejas vinculadas a una persona en concreto, pero ese no es el cometido del Consejo. Los problemas sobre los que investiga el Consejo exceden con mucho la actuación de un solo individuo.
  1. Los miembros del Consejo de Sabios no debemos (líneas rojas):
  • Personalizar: no conviene mencionar en las sesiones de trabajo los nombres de ningún profesor ni de ningún alumno ausente o presente, porque hacerlo debilita las propuestas. . No personalizar fortalece un trabajo desde el respeto y aporta a los alumnos una visión más amplia y objetiva del asunto que están tratando. Como el trabajo en abstracto sobre estos asuntos resulta complicado, es inevitable trabajar a partir de ejemplos, en cuyo caso se utilizará la fórmula: hay un profesor que…, hay un alumno que
  • Juzgar. Todos debemos escuchar con respeto las intervenciones de los demás componentes con intención constructiva. Esto no significa que no se pueda discrepar, de hecho, la discrepancia enriquece el trabajo común, pero es indispensable evitar descalificar o menospreciar el trabajo de otros porque esto provoca que haya miembros que se inhiban a la hora de participar. Una buena manera de intervenir es con las fórmulas: me gusta (para subrayar lo positivo de una propuesta; desearía/ me gustaría: para expresar una necesidad de mejora).
  • Repetir argumentos de otros. El objetivo del Consejo de Sabios es el lugar donde llevar a cabo una reflexión objetiva y constructiva sobre necesidades de mejora, por ello es indispensable separar aquellas ideas o lugares comunes que los alumnos pueden traer consigo desde sus aulas, sus grupos de amigos o sus casas, producto de un malestar pero desprovistos de una consideración completa y contrastada del problema. Por ejemplo, se debe evitar trabajar desde ideas como “los profesores no trabajan”, “el instituto no sirve para nada”, “los alumnos de tal curso son malos estudiantes”.
  • Monopolizar la sesión con asuntos relativos a 2º de Bachillerato o a un nivel o curso determinado. En el caso concreto de 2º de Bachillerato,  lo inabarcable del currículo de este curso junto con la presión de las calificaciones y el excesivo peso de la memorización de enormes cantidades de contenido hace que los miembros del Consejo que cursan este nivel muestren su descontento de una manera tan contundente que puede parecer reivindicativa. Todo ello puede eclipsar el resto de asuntos tratados en las sesiones, por lo que resulta imprescindible, si se cuenta con alumnos de este nivel que esta línea roja quede claramente fijada.

Selección de las comisiones de trabajo

El trabajo conjunto sobre todos los contenidos únicamente de forma plenaria no resultaría eficaz por prolijo y prolongaría excesiva e innecesariamente el número de sesiones, además de complicar en exceso la moderación de las reuniones. Esto no significa que prescindamos del trabajo plenario, simplemente no será esta la forma exclusiva de agrupamiento. En respuesta a ello, ideamos las comisiones de trabajo, grupos reducidos (de tres a seis alumnos) que abordan de modo exhaustivo el tema elegido por ellos y que dan cuenta de él a todo el Consejo puntualmente.

Para llevarla a cabo nos hemos servido de las técnicas de “divergencia” y “convergencia” propias del “Design thinking”.

En un primer momento, se forman grupos de forma aleatoria con el objetivo de hacer en cada uno de ellos una primera tormenta de ideas que muestre los temas objeto de interés de los alumnos. Es decir, esto significa que podríamos tener unos cinco grupos que simultáneamente llevan a cabo esta actividad.

Para llevarla a cabo nos hemos servido de  las técnicas de “divergencia” y “convergencia” propias del “Design thinking”. Divergir y converger son dos procesos que conforman de creación de ideas. Divergir es proponer ideas y escucharlas sin juzgar las ideas propias ni las ajenas, facilitando el caudal creativo, de manera que las ideas de otros pueden ser el germen de nuevas ideas. Converger consiste en seleccionar de entre todas las ideas resultado del proceso de divergencia aquellas que resultan más valiosas o interesantes. Para poner en marcha ambos procesos podemos servirnos sencillamente en cada grupo de un panel, un taco de post-its y un rotulador. En un primer momento todos los miembros del grupo proponen temas (cada tema o idea en un post-it) y los pegan en el panel; un segundo momento, correspondiente a la convergencia, consiste en agrupar esas ideas en temas  o ámbitos.

Es remarcable que todos los grupos llegaron más o menos a las mismas conclusiones, como ellos mismos pudieron constatar en la presentación de los resultados de cada grupo.

A continuación presentamos la relación de temas y subtemas que salieron del trabajo descrito anteriormente y de la reelaboración que de todo ello hicimos las profesoras.

 

  • Relación entre profesores y alumnos:
  1. ¿Qué tipo de relación debería establecerse?
  2. ¿Por qué se producen faltas de respeto mutuas?
  3. ¿Por qué no es el ambiente siempre relajado y cómodo?
  4. ¿Cómo fomentar que el profesor y el alumno vayan contentos a clase?
  5. ¿Las sanciones y castigos son una buena manera de solucionar los conflictos? ¿Qué propones?

  • El aprendizaje:
  1. La dinámica de las clases: ¿qué hace que algunas clases sean aburridas?; ventajas e inconvenientes de dar clase con y sin libro, con y sin presentación, con y sin internet.
  2. Asignaturas: ¿por qué aprendemos siempre lo mismo y no nos lo sabemos ya?, ¿debería haber más alternativas y más opciones en cada asignatura?
  3. Aprendizaje efectivo versus excesiva memorización. 
  4. Menos especialización: crear un itinerario propio y más reversibilidad en los itinerarios.
  5. Aprender a aprender: técnicas de estudio.
  6. Más interacción con otros cursos: nosotros enseñamos a otros lo que hemos aprendido.

  • Coordinación profes-exámenes- deberes- evaluación:
  1. ¿Son los exámenes la mejor forma de evaluar?
  2. ¿Son todos los deberes excesivos?
  3. ¿Son efectivos lo deberes y los exámenes?
  4. ¿Es necesaria una coordinación en cuanto a los deberes y los exámenes para que no se acumulen?

  • Mantenimiento de las clases. Espacio:
  1. Suciedad.
  2. ¿Por qué se pintan las mesas y las paredes? ¿Por qué se rompe el mobiliario?
  3. ¿Cómo podrían ser los espacios más agradables? ¿Qué cambios concretos se podrían hacer? ¿Cómo se podrían mantener más ordenados?
  4. Pasillos y espacios comunes.
  5. ¿Más ordenadores? ¿Más tablets?

  • Relación entre compañeros:
  1. ¿Qué tipo de agresiones has visto?
  2. ¿Qué se puede hacer para prevenir este problema?
  3. ¿Se hace algo desde la tutoría?
  4. ¿Cómo podrían ayudar los profesores y tutores?
  5. ¿Qué pasa en las redes sociales?

  • Fracaso escolar:
  1. ¿Qué factores influyen?
  2. ¿Por qué alguien deja de estudiar?
  3. ¿Qué se puede hacer?
  4. ¿Cómo deben intervenir los profesores, compañeros…?

 

Una vez establecidos los temas que el Consejo va a abordar, los alumnos se distribuyen en comisiones en función del tema que más les interese, procurando que no se concentren todos los alumnos del mismo nivel en un mismo grupo. De este modo quedan establecidas las comisiones con carácter permanente y los temas asignados de forma definitiva.

Desarrollo del trabajo de las comisiones

A partir del establecimiento de las comisiones de trabajo, las sesiones del Consejo  se desarrollan en torno a tres momentos: asamblea, trabajo por comisiones y puesta en común.

 La asamblea. Entendemos por asamblea, la suma de todos los alumnos más las profesoras sujetos a las mismas reglas en la administración del uso de la palabra. Es importante que los docentes respeten las reglas que constituyen la asamblea y esperen a que el moderador (un alumno) les otorgue el uso de la palabra. Los miembros de la asamblea ponen en común todas las informaciones de interés así como las dudas que hayan ido surgiendo a lo largo de la semana. En la asamblea se votan los acuerdos necesarios relativos al funcionamiento del grupo. Son objeto de votación el número máximo de faltas de asistencia a las sesiones; la necesidad, en caso de ausencia, de entregar por escrito previamente la contribución al trabajo de esa sesión; la expulsión o continuidad de los miembros de Consejo que han sido sancionados por el centro por cuestiones disciplinarias, así como el contenido y procedimiento del trabajo de cada comisión.

Esta práctica está basada en las asambleas de aula, metodología de participación democrática eficaz para potenciar dentro de un grupo la reflexión y el diálogo orientados, principalmente, a la resolución de conflictos y a la regulación del funcionamiento del grupo. Su ideación corresponde al pedagogo francés Celestin Freinet y forma parte de una serie de técnicas pedagógicas que persiguen una fusión de la escuela con la vida cotidiana. En nuestro sistema educativo su empleo está normalizado en Educación Infantil y en Educación Primaria, pero no así en la etapa de la Educación Secundaria. Sin embargo, los conflictos entre miembros de un grupo suelen agudizarse en este periodo por las propias características emocionales y psicológicas de los alumnos, que atraviesan la adolescencia, dando lugar a episodios de acoso, abandono escolar y exclusión social. La adolescencia es una etapa vital a lo largo de la cual afloran rasgos de carácter, la espiritualidad y las reflexiones sobre cuestiones profundas, pues se empieza a consolidar la formación de la personalidad; de modo que las diferencias entre los miembros de un grupo comienzan a distinguirse claramente. Esta circunstancia significa, por tanto, el aumento de la diversidad entre sus miembros y, de no estar bien gestionado el grupo, un aumento de los problemas producto de la convivencia.

La puesta en marcha de las asambleas de aula en la Educación Secundaria favorece la dinamización y la organización del grupo, en tanto que posibilita que los alumnos construyan activamente la vida escolar; trabaja con los valores y las emociones, pues potencia la autonomía y la maduración de sus miembros; y permite conocer y emplear constructivamente las potencialidades individuales y del grupo  [Iglesias Varela, 2013: 119-120]. Los estudiantes aprenden dialogando y reflexionando conjuntamente, aportando argumentos construidos desde la experiencia personal, la experiencia académica y la experiencia social, lo que favorece la formación de ideas completas, vinculadas a la realidad de los alumnos y merecedoras de un compromiso profundo.

 

Trabajo por comisiones. A lo largo de las sesiones cada comisión va a ir dando forma al contenido. Para ello, según lo vayan estableciendo o necesitando sus integrantes, utilizarán las técnicas de “convergencia” y “divergencia” antes mencionadas, así como diversos procesos para empatizar con sus compañeros y recoger sus opiniones de forma cuantitativa (encuestas) o cualitativa (conversaciones en profundidad o seguimiento de la situación de algún alumno en concreto, etc). Todo este trabajo desemboca en la confección de una ponencia sobre el tema acompañada de un soporte visual.

 

Puesta en común: Un portavoz de cada grupo expone ante todo el Consejo de Sabios los avances, las conclusiones obtenidas durante la sesión, así como las dificultades o temas que aún están abiertos y sobre los que continuarán trabajando.

 

Las últimas sesiones están dedicadas a la evaluación y perfeccionamiento del trabajo final de cada comisión por parte del todo el Consejo. En estas reuniones  cada una de las comisiones presenta la ponencia ante sus compañeros, quienes critican de forma constructiva su trabajo para hacerlo entre todos más sólido. A través del diálogo a base de comentarios, preguntas y respuestas, el grupo acaba de dar la forma definitiva a su ponencia.

 

Reflexiones de la comisión de aprendizaje

A continuación transcribimos las conclusiones de la comisión de aprendizaje que ha articulado sus reflexiones  en torno a dos ideas: estrategias que ayudan a aprender y estrategias que dificultan el aprendizaje en el aula.

 

Es difícil estar atento en clase y aprender cuando:

  • las clases de cada asignatura son siempre iguales, todos los días sucede lo mismo.
  • el profesor pasa gran parte de la clase leyendo lo que está escrito en el libro.
  • el profesor dicta lo que hay que subrayar en el libro.
  • el profesor está toda la clase quieto en el mismo sitio.
  • la clase transcurre muy lenta, esto nos conduce al aburrimiento.
  • la clase transcurre muy rápida, ya que, si te distraes, no hay oportunidades para el reenganche.
  • los alumnos tienen que copiar todo lo que dice el profesor porque si te concentras en copiar no te puedes concentrar en entender y si te dedicas a entender no te da tiempo a copiar.
  • el profesor anuncia que la materia que vamos a estudiar es muy difícil.
  • el profesor está presionado y agobiado por el temario.

 

Es más fácil atender y aprender cuando:

  • el profesor despierta expectativas interesantes.
  • el profesor tiene paciencia y prevé oportunidades para el reenganche (especialmente necesario en asignaturas de ciencias como matemáticas).
  • entendemos la aplicabilidad de lo que tenemos que aprender.
  • hay un repositorio donde están las presentaciones de los profesores y podemos volver a verlas cuando las necesitamos.
  • aprender no es sólo copiar o hacer y corregir ejercicios sino también dialogar o debatir.
  • el profesor utiliza imágenes o dibujos para transmitir y explicar sus ideas y nos anima para crear nosotros nuestras propias imágenes.
  • los profesores nos hablan con entusiasmo de lo que vamos a aprender.

 

Además, los alumnos que integran esta comisión  han elaborado una lista de frases desmotivadoras, a las que han denominado “frases matadoras”, que en ocasiones decimos los profesores en clase.  Para cada una de ellas los miembros de la comisión pensaron mensajes alternativos motivadores, denominados  “frases sanadoras”:

 

FRASES MATADORAS

FRASES SANADORAS

Yo esto ya me lo sé.

Yo esto ya me lo sé y vosotros pronto lo vais a saber también.

Es voluntario estar aquí.

Es voluntario estar aquí y me alegro de que estéis aquí.

Yo ya tengo mi título.

Yo ya tengo mi título y me alegra que vosotros pronto tendréis el vuestro.

A mí me pagan de todos modos mi sueldo a fin de mes.

A mí me pagan de todos modos mi sueldo a fin de mes pero además quiero hacer bien mi trabajo.

Vosotros habéis elegido este itinerario.

Vosotros habéis elegido este itinerario y yo os voy a ayudar a que os guste.

 

Por último, los alumnos integrantes de esta comisión  elaboraron una pequeña encuesta que pasaron entre compañeros de 1º ESO a 2º de Bachillerato con la que recabaron información  acerca del  apoyo extraescolar que los alumnos precisaban para poder aprobar las diferentes asignaturas que forman parte del currículo en cada curso. La encuesta mostró que un grupo numeroso de alumnos necesitaba la ayuda de un profesor particular, una academia, un familiar o vídeos de youtube (canal unicoos.com, por ejemplo) para aprobar asignaturas como Física y Química o Matemáticas.

 

Divulgación de los resultados

El trabajo del Consejo está orientado a una meta final: la presentación pública de las conclusiones extraídas de la reflexión e investigación sobre cada uno de los ámbitos anteriormente mencionados. Esta última sesión pública vertebra y da sentido al esfuerzo de todos sus componentes, al mismo tiempo que cohesiona el trabajo. Por ello es muy importante cuidarla especialmente.

Una vez preparadas las ponencias, el Consejo ha finalizado su trabajo y está listo para comunicar al resto de la comunidad educativa el punto de vista  de los alumnos, para ser el altavoz de sus necesidades y dificultades  y, sobre todo, de sus consideraciones y sus propuestas.

Es el momento de convocar a los invitados y de trazar, de nuevo, esta vez para el público asistente, unas líneas rojas.  Debemos procurar que el trabajo del Consejo tenga la mayor difusión y repercusión posible, para ello es preciso contar entre los asistentes con el equipo directivo, el claustro de profesores, la dirección del AMPTA, la Administración local y la Administración Educativa. En esta sesión pública consta de dos partes, precedidas de la presentación.

Los facilitadores de la iniciativa o algunos alumnos explican al público la constitución y objetivos del Consejo de Sabios. (Se puede acompañar la presentación de la lectura en público de algún texto motivador, tal y como se puede ver en el cuadro anexo en el orden del día de la sesión pública del Consejo de Sabios del curso 2015 - 2016 realizada en el IES Diego Velázquez).

 

 

   1.-Dinámica de la sesión del jueves 28 de enero de 2016

         a)Presentación de la sesión


           b)Lectura de un fragmento del capítulo “In the middle Nancy Atwell

 

El resto de mis años los pasaré en una clase de Secundaria aprendiendo acerca de la vida de los chicos. No creo que exista una edad más impredecible o interesante. Doce, trece y catorce años, edades con las que los alumnos están en el medio de todo, especialmente en el medio de cambios –emocionales, físicos, psicológicos e intelectuales- […]

Los profesores de Secundaria sacamos lo mejor de nuestros alumnos cuando aceptamos y construimos a partir de su realidad. No podemos desear, ni disciplinar, ni programar un periodo de la vida. Tampoco nos podemos permitir dedicar nuestros días de trabajo a revisar una lección tras otra o a introducir “habilidades” para que sean aprovechadas en algún supuesto futuro incierto. Estamos ahí para ayudar a nuestros alumnos a abrir una ventana a la edad adulta, a lo que realmente es importante en la vida; les ayudamos abriendo nuestros currículos a sus preocupaciones, a las perspectivas y sufrimientos propios de su edad. […]

Nancy Atwell, In the middle

c) Presentación de la sesión  


Relaciones 

Autonomía en el aprendizaje                     

Deberes y actividades                                 

Evaluación                                      

Conclusión: cómo sería la clase ideal


d) Exposición por parte de los alumnos (45 o 50 minutos). Las exposiciones se hacen por grupos (heterogéneos) y pueden emplearse diversos materiales o herramientas para ello.

e) Preguntas de los profesores a los alumnos para ACLARAR algunas cuestiones relativas a las exposiciones (10 minutos).

f)Los profesores, individualmente, escriben tarjetas. (5 minutos)


Estas tarjetas responden a dos cuestiones, una en cada color.

¿Qué destacarías de la intervención?

¿Qué propondrías al respecto/qué podríamos hacer YA para mejorarlo?

g) Las tarjetas se van leyendo a medida que se van agrupando en el panel (15 min.). Durante la lectura se irá dando forma a las propuestas y se van integrando en categorías más amplias (horarios, actividades, relaciones…), al mismo tiempo que se van colocando en el panel.


h) Se abre una pregunta a TODOS (alumnos y profesores): ¿Qué cuatro medidas os parecen las más importantes? ¿Por qué?


i) Agradecimientos

 

   2.-Líneas rojas

- Identificar problemas

- Buscar soluciones y buscar propuestas.

- NO BUSCAMOS CULPABLES ni entre profesores, ni entre alumnos.

 

Se debe evitar:

  1. Personalizar
  2. Ejemplos (hay un profesor que …, hay un alumno que….)
  3. Monopolizar la sesión con 2º de Bachillerato.
  4. Juzgar.
  5. Repetir argumentos de otros.

 

 

 

Es importante que en la presentación quede claro que el trabajo del Consejo se ha centrado en los aspectos de mejora del centro y del sistema educativo (por lo tanto, el hecho de no mencionar los aspectos positivos del centro, que seguro serán muchos y que se pueden incluso hacer explícitos en esta presentación, no se debe a que ignoren su existencia) y que en sus exposiciones van a hablar desde su percepción, es decir, no ha sido nunca su objetivo presentar una visión completa del proceso de enseñanza-aprendizaje, sino hacer visible la percepción de los alumnos. Por último, es conveniente explicar a los asistentes que el trabajo se ha realizado desde el absoluto respeto por la labor docente ceñido a unas líneas rojas que no han atravesado nunca.

 

A continuación, las comisiones exponen sus conclusiones. Es aconsejable que lo hagan sobre la base de una presentación visual y que eviten leer. Esta exposición no debe exceder, en conjunto, los 45 o 50 minutos.

Posteriormente se abre una segunda parte en esta sesión pública. El objetivo es dialogar de forma constructiva sobre lo expuesto por los alumnos. Pautar de forma acertada este segundo momento es vital para llevar la sesión hacia la consecución de alguna conclusión común. Este diálogo se puede organizar de diversas maneras. En la sesión del 28 de enero  profesores y alumnos trabajamos de forma conjunta siguiendo la siguiente dinámica:

Establecimos un periodo breve, de unos diez minutos, para que los profesores y miembros del público hiciesen preguntas a los alumnos que tuviesen como contenido únicamente aclarar aspectos de las exposiciones que no hubiesen entendido. Posteriormente los asistentes a la sesión pública escribieron en una tarjeta aquello que más les había llamado la atención de lo escuchado. Fuimos colocando y organizando por temas las tarjetas en la pizarra, leyéndolas y comentándolas entre todos.

 

En el siguiente cuadro mostramos las observaciones recogidas en estas tarjetas:

 

El alumno quiere sentirse parte de algo.

La importancia del respeto, la comprensión y la cercanía.

¿Cuál es realmente la jornada “laboral” de los alumnos? ¿6h, 8h, 10h?

Desconocimiento por parte del profesor del funcionamiento del ciberbullying.

No sabemos transmitir la importancia de estudiar. No dejamos ver más allá.

Sentirse en clase ¡¡libres y aceptados!!

Solo 17% hace siempre los deberes.

El “tráfico de deberes” me obliga a replantearme la naturaleza del trabajo en casa.

La actividad extraescolar es también importante para mi vida.

Menos deberes y mejores tareas.

Relación profesor-alumno cercana y respetuosa.

Tener en cuenta sus intereses.

Necesitan ver la utilidad personal / vital (no sólo académica) de lo que hacen en el centro (tareas, exámenes, trabajos) aprender a pensar.

¿No es contradictorio: tráfico de tareas y necesidad de dar más importancia a los trabajos?

Después de escucharles y de tantos años…¡qué poco han cambiado los papeles profesor/alumno!, ¡ni ellos nos ven como nosotros somos, ni nosotros a ellos como son...!

 

Posteriormente, los alumnos en tarjetas naranjas y los profesores en azules, escriben de forma individual una propuesta de mejora relativa a los temas trabajados por los alumnos- aquella que, a juicio de cada uno, resulte más importante o urgente-. Las tarjetas fueron leídas en voz alta y organizadas por temas en la pizarra. Concluimos que no había grandes diferencias entre lo que los profesores proponían y lo que planteaban los alumnos.

 

El contenido de las tarjetas naranjas, propuestas de los alumnos, son los siguientes:

 

Que cada semana el tutor mantenga una conversación de cinco minutos con cada alumno para tratar temas como el acoso, problemas familiares, problemas en los estudios, problemas de organización...

Entendimiento entre el profesor, el alumno y el grupo: asambleas, tutorías, conocerse mutuamente, cada uno con su papel.

Preocuparse por los alumnos para que ellos se preocupen por su futuro.

Preguntar qué pensamos, cómo nos sentimos, al igual que nosotros deberíamos saberlo. ¡¡TODO EL MUNDO TIENE DERECHO A SER ESCUCHADO!!

Clases activas y  fomentar la creatividad.

Ejercicios y trabajos con más profundidad y que cuenten más, así habría más motivación para realizarlas, en mi opinión.

Fomentar el criterio propio y valorarlo.

Una semana en la que hubiera solo exámenes, sin tener clase, me ayudaría a descansar mi mente y no saturarme.

Mejora del sistema del profe: al final del año hacer un test ANÓNIMO para que los alumnos evalúen las clases del profesor.

Fomentar la asimilación y entendimiento de información para evitar el “vomitar” en el examen y olvidar esto al día siguiente.

En cursos superiores la semana de exámenes. No tiene por qué ser una semana entera, sino días en los que te centres sólo en el examen.

Respecto a la organización del trabajo en casa, podría enseñársenos en horas de tutoría, talleres, cómo conseguir esa organización del tiempo.

Cambiar la visión de los deberes: en lugar de castigarnos por no hacerlos, confiar en que el alumno los hará si le premian.

 

Por su parte, las tarjetas azules, propuestas de los profesores, recogieron las siguientes reflexiones:

 

 

Desear (te pone en movimiento)

Libertad (para perseguir tus deseos)

Trabajar (para conseguirlos)

Replantear el tipo y cantidad de deberes:

  • valorando la utilidad
  • coordinando a los profesores
  • dando más protagonismo a los alumnos con nuevos métodos de evaluación.

Dar importancia al aprendizaje a lo largo del tiempo y a la demostración de lo aprendido.

  • Relación sincera entre alumnos y profesores
  • Responsabilidad a la hora de estudiar: ser cada uno responsable de su trabajo personal.

Exigir ayuda y dar una respuestas sincera y responsable

Pactar con los alumnos: “contratar” al inciar el curso cómo vamos a hacer las cosas y después valorar como un objetivo más el grado de cumplimiento...

Menos tiempo de clase “magistral” / más acción en el aula/ menos trabajo para casa

Confiar en el profesor (aunque no lo parezca, busca tu bien) / confiar en el alumno  (aunque no lo parezca, no quiere fastidiarte)

Proponer trabajos y actividades que promuevan la investigación por parte del alumno.

Diseñar trabajos que tengan más que ver con la creatividad y con el desarrollo de la opinión del alumno que con contenidos teóricos y así evitaríamos la tentación de copiar.

Plantear retos que obliguen a los alumnos a poner en práctica sus habilidades y conocimientos para solucionarlos de forma original, personal y rigurosa.

Desterrar las tareas poco productivas y dedicar más tiempo a favorecer la reflexión del alumno.

Conseguir que confíen en tu criterio de calificación. No hablo de las notas en clase jamás. 

 

Del diálogo conjunto salieron dos propuestas concretas, dos tareas para el Consejo de Sabios: elaborar un borrador de cuestionario de evaluación docente y dialogar con jefatura de estudios acerca de una posible semana de exámenes por evaluación para 2º de Bachillerato.

En aquella ocasión, pensamos que la actividad  del Consejo de Sabios de ese año terminaría con la exposición pública de sus conclusiones. Sin embargo no fue así. El Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid se interesó por su trabajo y quiso conocer y escuchar a los alumnos para requerir su parecer en torno a cuestiones que  en ese momento eran objeto de debate en su sede.

 

Conclusiones

Al final de todo el proceso nos encontramos con no pocos beneficios: los facilitadores de la experiencia hemos tenido el privilegio de acompañar a los alumnos en el proceso de encontrar su propia voz, los hemos visto crecer en participación y responsabilidad. En muchos casos hemos comprobado la repercusión positiva en el aula: los alumnos implicados están más comprometidos con las actividades, y se muestran menos disruptivos, más serenos, más colaboradores, más seguros de sí mismos, más pendientes de lo que sucede con sus compañeros, y más dispuestos a intervenir activamente en la prevención de cualquier malestar. En definitiva, han experimentado que es posible mejorar la realidad a través el diálogo constructivo y respetuoso.

Al final de todo el proceso nos encontramos con no pocos beneficios: los facilitadores de la experiencia hemos tenido el privilegio de acompañar a los alumnos en el proceso de encontrar su propia voz, los hemos visto crecer en participación y responsabilidad.

Por otra parte, el conocimiento que han puesto de manifiesto los miembros del Consejo de Sabios ha permitido que los profesores del centro hayan accedido a  una realidad habitualmente opaca que también se produce en las aulas, pues han obtenido una explicación a determinadas cuestiones como por qué sus alumnos no atienden o no hacen los deberes, y , al mismo tiempo, han conocido de primera mano cuáles son las necesidades de sus alumnos. Este conocimiento puede propiciar que los docentes sean, probablemente, más sensibles ante determinadas demandas de los alumnos la próxima vez que produzcan: que se muestren más atentos ante la acumulación de exámenes, más cuidadosos en la selección de los deberes, más pendientes de coordinarse con los otros profesores del grupo, más abiertos a utilizar otros agrupamientos u otro tipo de actividades, más dispuestos a conceder unos minutos de descanso antes de empezar su clase cuando los alumnos acaban de realizar un examen, más preocupados de atender al desarrollo personal de cada alumno y al ambiente emocional de las clases, etc.

El instituto que facilita el establecimiento este este diálogo entre ambas partes, que alberga la crítica constructiva, que está abierto a la escucha, que no rehúye ni desoye el conflicto, es un instituto que crece, que avanza en el proceso de que todos los miembros de la comunidad educativa se sientan mejor y aprendan unos de otros.

 

La sociedad se beneficia de experiencias de participación como la que hemos expuesto en dos tiempos: en el presente y en el futuro. En el presente porque una sociedad desactiva la necesidad de sus miembros de expresar el malestar de un modo disruptivo o violento  cuando atiende y escucha este malestar.En el futuro, porque las personas que  han experimentado que se pueden mejorar las realidades en las que se hallan inmersos a través del diálogo crítico, respetuoso y constructivo, donde no sobra nadie, donde todos los puntos de vista se pueden escuchar y debatir, y donde se tiene la certeza de que juntos se llega más lejos, serán capaces de replicar la experiencia allá donde estén e incidirán positivamente en cualquier realidad que los rodee. Las personas que han sido escuchadas con respeto serán capaces de escuchar a otros con respeto; las personas que se sienten bien consigo mismas serán capaces de crear entornos en los que otros también se sientan bien.

La sociedad se beneficia de experiencias de participación como la que hemos expuesto en dos tiempos: en el presente y en el futuro.

Cuidar nuestras escuelas, trabajar con sus miembros desde el diálogo que construye, es invertir en una sociedad sostenible, democrática y feliz.

Las personas que han sido escuchadas con respeto serán capaces de escuchar a otros con respeto; las personas que se sienten bien consigo mismas serán capaces de crear entornos en los que otros también se sientan bien.

Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos ve acompañado (proverbio africano)

 

Bibliografía

Atwell, N. (1987), In the Middle. Writing, Reading and Learning with Adolescents. Heinemann, Portsmouth.

Dewey , J. (2004), Educación y democracia. Morata, Madrid.

Francolí, R. (2002). La participación de los alumnos en la escuela o el aprendizaje de la participación.  Aula de Innovación Educativa. [Versión electrónica]. Revista Aula de Innovación Educativa, número 116. Recuperado de: http://www.grao.com/revistas/aula/116-cultura-visual/la-participacion-de-los-alumnos-en-la-escuela-o-el-aprendizaje-de-la-participacion, [última consulta del 17/ 05/ 2017].

Flecha García, J. R., Puigvert Mallart L. (2012).  Las comunidades de aprendizaje. En Trinidad Requena, A., Gómez González, F.J. (coords.). Sociedad, familia, educación: una introducción a la Sociología de la Educación. Madrid:  Tecnos. págs. 369-379.

Jover, Guadalupe (2007). Un mundo por leer. Octaedro: Barcelona.

Iglesias Varela, B.; de la Madrid Heitzmann, L.; Ramos Pérez, A.; Robles Montes, C.;  Serrano de Haro,  A. (2013). Metodologías innovadoras e inclusivas en educación secundaria: los grupos interactivos y la asamblea de aula. Revista Tendencias pedagógicas, número 122 . Recuperado de:

https://revistas.uam.es/tendenciaspedagogicas/article/view/2045/2154 [última consulta del 17/ 05/ 2017].

Vergara Ramírez, J.J. (2015). Aprendo porque quiero. El Aprendizaje Basado en Proyectos paso a paso, (prólogo de Ángel Ignacio Pérez Gómez). Madrid: Biblioteca de Innovación Educativa, SM,.

 



[1] Prólogo de Ángel Ignacio Pérez Gómez en Vergara Ramírez, J. J. (2015). Aprendo porque quiero. El Aprendizaje Basado en Proyectos paso a paso. Madrid: Biblioteca de Innovación Educativa, SM.

 

María Arribas Jiménez                                                                                                                Concepción Gil Bayo

María Arribas Jiménez

  Concepción Gil Bayo