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Visor

El Centro Coreográfico María Pagés o la memoria en movimiento

María Pagés. Fuenlabrada.

Introducción

Si hay algo que pueda definir la particularidad del Centro Coreográfico María Pagés de Fuenlabrada es su arraigado sentido ético de la cultura, nacido de la convicción de que el arte lleva en su esencia un profundo compromiso con la vida y con la memoria.

Para esta institución cultural, que traduce en acción los valores de María Pagés –coreógrafa andaluza de nacimiento, catalana de origen, española por convicción e iconoclasta por naturaleza, que ha hecho de la danza flamenca su patria poética– la modernidad nunca ha supuesto una ruptura con la memoria. Asume la contemporaneidad como un permanente estímulo al movimiento y al dinamismo de las tradiciones. El patrimonio cultural, por consiguiente, es fuente de energía de nuestras ideas, lenguajes e ideales.

El Centro Coreográfico María Pagés es, en efecto, un proyecto cultural sobre la danza. Sin complejos, acoge en un mismo corazón la tradición y la contemporaneidad como paradigmas vivos y las pone al servicio de la comunidad. Aunando esta conjunción de principios y valores y extrayendo lo mejor del patrimonio espiritual, creativo y profesional de su fundadora, aspira a devolverle a la sociedad parte de lo que esta le ha aportado a María Pagés, tanto como ciudadana como creadora.

La escucha, el diálogo, el intercambio, la reflexión, la transmisión de conocimientos y el compromiso social vertebran la acción de esta institución. Estos instrumentos estructurales sostienen su afán de ennoblecer el arte de la danza en España, abriéndola a todos los lenguajes estéticos y a todas las corrientes de pensamiento. El Centro Coreográfico María Pagés de Fuenlabrada no tiene otra finalidad que la de ser útil, haciendo posible una alianza proactiva con el territorio. En este sentido, entendemos el territorio como una intervención sobre el mismo para elevar su organicidad a la celebración de lo universal.

 "En la génesis de la creación del Centro Coreográfico María Pagés hemos analizado la danza como expresión resultante de los contextos sociales, políticos y cultuales"

En la génesis de la creación del Centro Coreográfico María Pagés hemos analizado la danza como expresión resultante de los contextos sociales, políticos y cultuales. Esta exploración cruzada del patrimonio dancístico español nos permite acceder al conocimiento de lo que somos, nos facilita reconocernos como sociedad, nos genera sentido de pertenencia y nos ayuda a tomar el vuelo de la universalidad por la puerta grande.

Multiculturalidad en la danza.

Es nuestro empeño demostrar que la danza es socialmente necesaria para la comunidad y que bailando somos mejores personas. Por eso, no tenemos otra vía que reivindicarla como un conocimiento universal que emana de un territorio singular para abrazar a todos los territorios. Por mínimo que sea, cualquier movimiento que se produce al poner el cuerpo en acción estética recoge la memoria material e inmaterial del pensamiento humano y lo transforma en emoción ética. Bailar es reproducir la belleza intrahistórica que la humanidad tiene oculta en los pliegues de su reminiscencia. La singularidad del patrimonio dancístico español no tiene parangón en otra parte del mundo. La danza flamenca, síntesis de todas las danzas populares de la península, lo demuestra con creces. 

C.C. María Pagés. Fuenlabrada.

En efecto, la danza en general, y la flamenca en particular, conforman parte de nuestra identidad humana figurada en movimientos significadamente éticos. Como sociedad sabia en el sincretismo de las tradiciones y de los nuevos instrumentos del futuro, más que apreciarla como reclamo de ocio y entretenimiento, tenemos que requerirla y defenderla como lo que en realidad es: el paradigma de nuestro devenir. Solo conociendo en profundidad nuestro objeto de deseo podemos llegar a ese grado de conciencia necesaria para el buen amor y, por consiguiente, de compromiso y de dignidad.

 Un centro coreográfico es un hogar para dignificar la memoria de la danza

En la tradición europea contemporánea un centro coreográfico es un proyecto creativo que transforma el patrimonio humano y creativo de un coreógrafo, que cuenta con la imprescindible legitimidad social, en un paradigma de acción cultural orgánica y, sobre todo, en un mecanismo social que transmuta la danza en valores éticos. Partiendo de la esencia que rige las casas de la danza en Europea, nuestro hogar madrileño, cimenta su acción en cinco principios fundacionales: investigación, creación, educación y formación, acción social y promoción del patrimonio.

 

1.- Investigación

Sin duda alguna, la investigación es esencial para todos los procesos creativos humanos. Por esta razón, precisamente, el Centro Coreográfico María Pagés identifica la investigación académica y la creativa en un mismo espacio y en una misma visión hermenéuticos. Para honrar este principio estructural, ha creado junto a la Universidad Carlos III de Madrid para el Máster internacional Artes del Espectáculo y Flamenco contemporáneo. Con esta formación universitaria aspira a introducir la danza, en general, y la danza flamenca, en particular, en el ámbito académico global, atrayendo hacia Fuenlabrada a estudiantes y reputados profesionales de la danza nacionales e internacionales. Afianzar la danza flamenca contemporánea como paradigma de conocimiento es un paso más en la dignificación de la cultura española. Extraerla de los lugares comunes y de los estereotipos románticos constituye el reto social de su reconocimiento como un arte universal y una profesión próspera, a pesar de las dificultades objetivas y subjetivas. Si a la ópera se le dedica hoy grandes teatros e ingentes recursos, es porque alguna comunidad humana ha creído en ella y ha puesto los medios necesarios para su consagración. Abrir la danza flamenca a la exploración creativa y científica moderna nace de la certeza de que la universidad puede ser un innegable vector del tributo que la sociedad española tiene pendiente con uno de sus rasgos más contemporáneos, que elude sistemáticamente porque aún tiene ciertas dificultades epistemológicas de conceptualización y definición de la contemporaneidad. Esta solo es posible plenamente cuando emana de la justa y equilibrada lectura de la tradición. La danza flamenca, precisamente, es de los muy pocos saberes culturales universales que desde su arraigo en la tradición no cesa de evolucionar gracias a su libertad de dialogar libremente con todos los lenguajes artísticos.   

C. Coreográfico. Fuenlabrada.

 

Tomando como base organizativa la doble línea de unir en un único espacio exploratorio la investigación académica y la creativa, el Centro Coreográfico María Pagés lleva implementando desde su creación una acción sostenida de convertir la danza en un paradigma de conocimiento orgánico. Esta disposición no viene de ninguna tierra de nadie. Estamos convencidos de que la naturaleza sincrética de la danza hace de ella una expresión cultural que posee una capacidad inusitada de hacer converger en ella todas las artes. Es un corazón donde caben todos los corazones. En una obra coreográfica puede convivir sin complejos Platón, Goya, Robert Kappa, Cervantes, Botero, Nietzsche, Santa Teresa de Jesús, Artemisia Gentileschi, Kierkegaard, Camus, Fritz Lang o Buñuel.

Esta alfombra de lenguajes, saberes, sensibilidades y competencias son posibles porque forman parte de la misma génesis de la obra coréutica. Es verdad que el principio federador de un espectáculo de danza son los pasos. Sin embargo, estos solo adquieren belleza estética cuando fusionan en su corporeidad todos los demás elementos teatrales, como la luz, el vestuario, la música, la escenografía, las letras y un imprescindible relato dramatúrgico que hila la historia y fija su ritmo y la necesaria tensión dramática.

En efecto, el centro coreográfico, consciente de la urgencia de poner en relieve la organicidad de la danza, ha creado varios programas de reflexión cuyo objetivo es incluir la danza en el espacio de la observación y el análisis epistemológicos. Esta aproximación se lleva a cabo también para acercar conciencias y sensibilidades. Las especialidades estrictas han creado una distancia insuperable entre las diferentes ramas de las humanidades, cuando estas pertenecen a un mismo hogar cognoscitivo. Un coreógrafo, una arquitecto, un filósofo y un poeta, cogidos al azar, tienen mucho más que ver de lo que ellos piensan. No comparten los lenguajes, pero sí comparten el conocimiento y la reflexión, que cada uno usa y desarrolla a su manera para construir un espectáculo, una casa, una reflexión o un poema. Todos comparten el bello oficio humano de construir la belleza.   

De los programas del centro que responden a esta inquietud fundacional caben señalar tres: Cultura y territorio, Pensar la Danza y Filosofía que danza. Los tres emanan de una misma convicción e hipótesis. Los intérpretes y los coreógrafos, flamencos o de otros lenguajes, son artistas y atletas herederos de una vieja sabiduría y de un antiguo conocimiento sobre el cuerpo y sus secretos.  Han acompañado y participado de manera activa, aunque muy poco reconocida, en la construcción de la compleja evolución de la Humanidad. Han iniciado este viejo camino como la vida dentro de los ancestrales modelos religiosos, culturales, étnicos… A medida que las civilizaciones han ido evolucionado, fueron adaptándose y arraigando la danza a las nuevas necesidades y a los nuevos procesos de socialización. Estos creadores, cuya singularidad los emparenta a lo más íntimo de la sacralidad, son también vectores de transmisión de los saberes culturales que a través del cuerpo convocan la esencia y el fundamento de la belleza y de la ética.

 "A medida que las civilizaciones han ido evolucionado, fueron adaptándose y arraigando la danza a las nuevas necesidades y a los nuevos procesos de socialización. Estos creadores, cuya singularidad los emparenta a lo más íntimo de la sacralidad, son también vectores de transmisión de los saberes culturales que a través del cuerpo convocan la esencia y el fundamento de la belleza y de la ética"

Centro Coreográfico. María Pagés.

 

2.- Creación coréutica

La singularidad del Centro Coreográfico María Pagés reside en el hecho de que ha sido concebido para ser la casa flamenca de la creación dancística universal. Este principio fundacional se apoya en la convicción de que la universalidad es un vuelo que empieza en la tierra que sella la singularidad de cada cultura.  Por consiguiente, el centro nace para acoger, albergar y amar al otro –venga de donde venga- desde los valores profundos de la hospitalidad, tan definitoria de la conciencia colectiva española.

A pesar de su lozanía –escasos dos años de vida- y de la irrupción inmovilizadora e incierta de la pandemia, que ha sumido a toda la sociedad y, de forma especial, al mundo de la danza, en un peligroso desasosiego, cuenta hoy con una identidad y un reconocimiento nacional e internacional claros y legítimos. Ha demostrado que la Comunidad de Madrid, como territorio de territorios, necesita fundar modelos culturales y educativos sostenibles. Por el camino andado, creemos firmemente que Madrid puede sin duda alguna hacerlo. La  comunidad es estratégica para la danza y sus ciudades poseen espacios ingentes para ser reciclados y reinterpretados en funciones de semánticas que se precisan.

En sus instalaciones se han desarrollado hasta el momento cuatro propuestas creativas. Alegrías y Paraíso de los negros, de María Pagés y El Arbi El Harti; Elkarrizketa Ilunak, de Iratxe Ansa e Igor Bacovich; y Cachucha-not just a spanish dance de Dolma Jover y Emilio Manzano (España, Austria). En el 2021, el CCMP tiene programados la creación de Knock. Ensayo sobre la memoria de Tangen |Benzal, Trans=form de Fabian Thomé, No-Exit de Manuela Barrero, Bekristen  de Luz Arcas, Mother Tongue de Eduardo Vallejo, Tálamo de Mónica Iglesias y Cómeme otra vez de Mey-Ling Bisogno, Aunque el resplandor de Patricia Guerrero, Tálamo de Mónica Iglesias y ¿Encajas? de Julia Gimeno

Como única contrapartida, la Fundación María Pagés requiere de estos creadores profesionales incorporar sus principios en la acción coreográfica. Se les acompaña creando contenidos que buscan transformar la danza en acción en el territorio. Es un ejercido de implicación en la labor educativa y de sensibilización de los más pequeños, por una parte, y de otra, de estos últimos, acompañados por sus madres, padres, abuelos y abuelas. Esta aproximación a un modelo didáctico teatral, sincrético y lúdico tiene como objetivo hacer que la danza sea un instrumento de transmisión de conocimientos y afectos al niño, integrando en este proceso a sus mayores. ¿Hay algo mejor que madurar los sentimientos y los valores de la familia bailando?

 María Pagés. Fuenlabrada.

 

3.- Formación

En el ideario del Centro Coreográfico María Pagés bailar es una responsabilidad profesional ética. El ser humano danza para contar lo que es y, sobre todo, para cultivar su emoción y la de su entorno. Por eso, esta casa de la danza europea, situada en una ciudad del sur de Madrid, acoge a bailarines, bailarinas, músicos, cantaores, cantaoras, directores de escena, poetas, escenógrafos, iluminadores, diseñadores de vestuario, regidores…, profesionales o en proceso de profesionalización, para ofrecerles una formación sostenible que les permita perfeccionar sus conocimientos a través del ejercicio del baile y del contacto con los grandes maestros del sector y con la gente. Se educa de esta manera la sensibilidad e inteligencia para mirar, observar, escuchar el arte y la vida. Un artista que no entiende la base intrahistórica de su profesión es difícil que comprenda los fundamentos del arte y de la cultura. La misión de toda formación que se respeta se tiene que construir desde el respeto y la afinidad con el entorno y sus retos. Crear una sociedad democrática, justa y cohesionada obliga a desarrollar una educación equilibrada en el espíritu y en las emociones. ¿No es eso lo que constituye nuestra humanidad?

Charla. Centro María Pagés. Fuenlabrada

 

Basándonos en la línea didáctica desarrollada en el 2019, diseñada con la implicación de los coreógrafos Iratxe Ansa, Chevy Muraday, Rafaela Carrasco, Igor Bacovich, Estévez/Paños y Jesús Carmona, durante el período 2021-2023, el Programa Internacional FuenlaForma quiere fijar un mecanismo de formación de coreógrafos profesionales por vía de ciclos, talleres y cursos impartidos por grandes profesionales de la danza nacionales e internacionales.

 centro Coreográfico María Pagés. Fuenlabrada.

 

En septiembre del 2021, tendrá lugar la segunda edición del Programa Internacional FuenlaForma, que este año, por un imperativo de seguridad, solo admitirá a 12 artistas. Por otra parte, de las solicitudes de la convocatoria de las Residencias Coreográficas de Fuenlabrada 2021, se ha extraído el Proyecto Ballena. Fuenlabrada acogerá mediante esta propuesta a jóvenes artistas que demuestren poseer talento y visión de futuro (18-20 años). Serán acompañados y asesorados en el arte coréutico y en la iniciación a la producción, gestión, distribución, elementos fundamentales para el desarrollo óptimo de la profesión. En ese sentido, es necesario resaltar que la gran mayoría de los que se dedican a la danza, además de bailar, por un aberrante déficit estructural de la profesión, son sus propios empresarios. Por lo que su supervivencia creadora y laboral depende de ese conocimiento global del sector.    

El Proyecto Ballena surge como la respuesta ante el acoso sufrido por la propia María Pagés por parte de una de sus profesoras en la escuela del ballet nacional de España cuando tenía 15 años y recién llegada a la capital desde Sevilla. Dicha profesora llamaba “ballena” a la joven bailarina. Durante un año no cesó de humillarla en público. María Pagés es hoy lo que es porque su reto de ir hacia delante con su vocación y deseo de bailar era superior a toda otra consideración.

El proyecto, por consiguiente, quiere ofrecer a los creadores jóvenes una línea de asesoramiento sobre el difícil camino de hacerse un lugar en el mundo de la danza, muy marcada por viejos estereotipos sobre el arte de bailar, el individualismo y la competitividad, muchas veces malsana. Dicha labor, además de interesarse por aspectos de orden cotidiano con los que seguramente se van a encontrar los profesionales de la danza en el desempeño de su trabajo, se centra en la reflexión de tres elementos fundamentales para la consolidación de la personalidad singular del creador joven: la voluntad, la disciplina y la perseverancia. La vigorización del yo solo encontraría su significado natural si se desarrolla en equilibrio con la conciencia de que el mejor yo es aquel que asume que forma parte de una comunidad superior que le define y le da sentido.

 

4.- Acción social

La Fundación María Pagés tiene una convicción inapelable: no puede haber procesos culturales coherentes, justos y viables si no insertan en su visión programática la savia social. El artista es un ser irremisiblemente social. La cultura no es el invento de un individuo, sino la creación colectiva de una sociedad y de la especificidad de su genio. El creador que baile, escriba o componga, es un vector esencial para el ennoblecimiento de la humanidad. Ahí reside su grandeza. Elevar los rasgos definitorios del hogar propio a la belleza de la universalidad. Por eso, los ciudadanos que se dedican al arte, independientemente del lenguaje que practiquen, tienen que estar a la escucha constante de su entorno. Es un imperativo moral. No hay mejor modo para el buen desarrollo de esa atención que precisa la comunidad que el trabajo mano a mano del artista con la gente. El barrio, la plaza, el colegio, el metro, el hospital, la casa de acogida, el hogar familiar, el mercado, la prisión, la empresa, los templos…, son verdaderas escuelas de vida y de arte.

Centro maría Pagés. Fuenlabrada

 

Dos orientaciones esenciales estructuran el compromiso social de la Fundación María Pagés y de su centro coreográfico. El trabajo de los creadores de arte en el territorio junto a la ciudadanía completa el círculo más que necesario del aprendizaje que toda creación que se respeta necesita. Nada de lo que se crea es ajeno a su entorno, salvo que se la quiera omitir por alguna razón, siempre perversa. El artista no es un ente extraterrenal. Cuando esto último ocurre, se tambalea el principio fundacional del arte, que es transformar el mundo a través de la emoción y de la belleza asimétrica del ser humano. Estar cerca de los niños, adolescentes, enfermos, mayores, mujeres, personas en situación de vulnerabilidad, de riesgo social, de discapacidad…, le ofrece al arte y al artista la oportunidad única de estar donde el arte debe estar. La sociedad con sus milagros y sombras nutre la creación artística de esa humanidad solidaria y empática que nos hace mejores personas y, por consiguiente, mejor sociedad.

Taller con alumnos discapacitados, María Pagés.Feunlabrada.

 

Por otro lado, a través de esta correspondencia ligada al territorio, el Centro Coreográfico María Pagés está convencido de la necesidad vital de sensibilizar socialmente a los jóvenes artistas –y no jóvenes–. Nuestro ideal es fomentar la extracción de las personas que se dedican al mundo de las artes escénicas de los falsos, fingidos y superficiales espacios de confort y de conformismo. La sociedad del espectáculo y la cultura del selfi convierten al artista en una entelequia mecánica. Queremos que los profesionales de la danza se impliquen socialmente. Para eso hay empujarles al fango creador, a través de situaciones de conflicto que les exigen estar en contacto físico y emocional con la realidad. Nunca una pantalla de un móvil podrá suplantar el sudor de la vida.

 

Para el período 2021-2023, el centro coreográfico se dedicará al arraigo de su labor social con diferentes colectivos.  Por consiguiente, se va a consagrar el 2021 a explorar el trabajo con los mayores a través del Programa Abuelo, enséñame a bailar; los niños por vía de los programas El baile contado a niños de uno a cien años y Pepa Pig también baila; personas con discapacidad, mediante el Programa Tribulaciones de Simbad y, por fin, con las las mujeres, a través del Programa Alguien abre una puerta.

 

 

5.- Promoción de la danza como paradigma de la educación

La labor cultural del Centro Coreográfico María Pagés de Fuenlabrada y su estrategia de acción y comunicación se construyen en base a las premisas educativas. Pensamos como Verena Stolcke que ni la adolescencia ni las otras etapas de la vida debían ser interpretadas como una experiencia individual, sino que consisten siempre en una relación sociocultural variable y característica de una sociedad específica y dependen asimismo del tejido y de las estructuras de parentesco que prevalecen. Somos lo que los contextos socioculturales y la capacidad o incapacidad de relacionarnos con ellos hacen de nosotros. El entorno cincela nuestra educación sentimental y condiciona la naturaleza de nuestras vidas. En definitiva, existimos como un producto hecho o por hacer de nuestros territorios.

Centro Coreográfico María Pagés.Fuenlabrada.

 

En la actualidad, precisamente, fomentadas por el impulso de la globalización y del conocimiento, cada vez más tecnologista, nuestros espacios vitales conocen unas dinámicas de mutación que afectan a la demografía y a la estructura familiar. Si las sociedades saben aprovecharlas y si los presagios pandémicos no se traducen en verdaderos trastornos geopolíticos, sin duda, pueden aportar grandes beneficios a la humanidad. Para que las sociedades puedan beneficiarse de los bienes de nuestra época que, a pesar de todos sus posibles desvanes, sigue siendo una de las mejores de la historia de la humanidad, la adquisición de conocimientos, destrezas, cualidades y valores es fundamental. Y, de momento, no se conoce otro mejor mecanismo que el de una educación orgánica que sitúa al ser humano en su cometido de actor constante, consciente y responsable de la construcción del devenir de las sociedades humanas, centrando su proyecto en el hecho de que en un mundo justo el bienestar de un individuo depende de la dicha de la sociedad que lo acoge y le da alas o se las quebranta.

Hay un acuerdo tácito sobre la función de la educación. Todos estamos de acuerdo en que debe velar por la adquisición, actualización y uso de los conocimientos que consolidan la integración y la adaptación de las personas a las mutaciones y a su emancipación personal. Para que esto pueda ser posible la educación perentoriamente tiene que servir al desarrollo humano de manera orgánica y equilibrada.

 

"Bailando se puede aprender a conocerse, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás y aprender a ser"

 

Inspirándose en las orientaciones de la UNESCO, la Fundación María Pagés, a través de la acción que desarrolla en el Centro Coreográfico María Pagés, aprehende la danza como una creación de creadores y una profesión de profesiones. Desarrolla esta hipótesis de trabajo como un vector de aprendizaje incidiendo en los cuatro pilares de la educación. Bailando se puede aprender a conocerse, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás y aprender a ser.

 

Por su concepción endogámica, quizá por una falta de visión global o probablemente por una simple pereza intelectual, la escuela tradicional no ayuda a la diversificación y a la apertura que le permitiría construir puentes colaborativos con otros agentes que, desde otra perspectiva, desempeñan un papel fundamental al servicio de una educación cualitativa. Es necesario, pues, liberar la educación de sus referentes tradicionales. Formamos y educamos a seres humanos y no a máquinas. Desposeer la educación de su vertiente humanista genera unas disfunciones individuales que se traducen en trastornos sociales. Omitir las humanidades de la educación es privar a las personas de su naturaleza. Somos humanos porque pensamos y nuestros pensamientos están fuertemente condicionados por nuestros sentimientos y emociones.

Por eso, en la Fundación María Pagés defendemos que la danza, y específicamente, la danza flamenca, superando el olvido y la marginación a la que la sociedad las tiene sometidas, constituye por sí sola un sistema de educación del cuerpo y de las emociones que forja las capacidades y las aptitudes que permiten a cada cual seguir aprendiendo a lo largo de la vida. La disciplina y la responsabilidad organizativas son valores constructivos que marcan el camino vital y profesional de un bailarín.

En este sentido, debemos superar la idea falsa de que la educación académica y la extraescolar son incompatibles porque no lo son. Al contrario, consideramos que las dos vías apelan continuamente a nuestra vocación de transmisores de conocimientos y de belleza para fomentar su encuentro y fecundación. La escuela, como lo defiende Jacques Delors en su informe de 1994, debe replantear y vincular entre sí las distintas secuencias de la educación, ordenarlas de otro modo, disponer transiciones y diversificar las trayectorias escolares.

A nuestro modo de ver, repensar la danza como un instrumento educativo excepcional debe responder al reto de una educación ajustada a la convivencia de individuos, grupos y comunidades humanas en su día a día. Hoy como nunca, habida cuenta de la compleja diversidad social, cultural, étnica que define nuestras sociedades y las tensiones que esta puede generar, practicar la danza como modelo de transmisión de valores, fuera de las aulas o dentro de las mismas, pero siempre implementada dentro del marco federador de la escuela, puede fomentar la rehabilitación de la dimensión social de la educación no curricular.

 "A nuestro modo de ver, repensar la danza como un instrumento educativo excepcional debe responder al reto de una educación ajustada a la convivencia de individuos, grupos y comunidades humanas en su día a día"

Es indudable que un planteamiento de esta índole impulsaría un proceso humano de individualización y, a la vez, de socialización más integral y equilibrado. Acercaría a las personas creando cohesión entre ellas, puliendo las aristas que la diferencia provoca y asumiendo que la diversidad es la esencia natural de todos los seres que pueblan el planeta. Es este el objetivo final de la educación, a fin de cuentas. Aunar de manera armónica el conocimiento y el trabajo. Todos los paradigmas de desarrollo humano relacionados con la convivencia, la participación y la inclusión ciudadana es vital para unir la diversidad en torno a un proyecto de casa común, cuyos moradores se aman, porque se conocen y se respetan en su diferencia.

Los programas que desarrollamos en el centro coreográfico responden a una filosofía precisa: la educación es orgánica, abierta y sincrética. Y como tal, debe fomentar el desarrollo de las personas y su adaptación a las constantes transformaciones de la sociedad, haciendo hincapié en la asunción de la singularidad del individuo como un componente federador de la compleja diversidad social que estructura nuestra humanidad.

"¿No pidió Jean Piaget un niño hasta los siete años para responder por su edad adulta?"

Llegados a este estado de la cuestión, es más que necesario subrayar que la socialización solo se consigue transmitiendo valores independientemente del medio que usemos para hacerlo. Además, es fundamental cernir de qué valores estamos hablando. La individualidad a ultranza y solo la verdad es revolucionaria en boca de un tirano también son valores. Convivir en una clase, participar en un baile, compartir una pelota en un equipo, respetar la pluralidad de un grupo, perseverar sin dañar la constancia del otro exige de esa inteligencia social que solo una educación equilibrada puede transmitir a un niño, que luego será un hombre. El concepto de educar aquí no se puede concebir fuera de su esencia generosa y hospitalaria. La buena enseñanza se alimenta de todo aquello que le sea beneficioso para hacernos mejores personas y sociedades más justas y equitativas. Además, tampoco es posible que se le extirpe de su identidad de proyecto social transversal a todas las edades, que comienza muy temprano en la escuela para después arraigar los atributos de esta como un modelo de vida. ¿No pidió Jean Piaget un niño hasta los siete años para responder por su edad adulta?

 

 

El Arbi El Harti

Director del CCMP

Director Centro Coreográfico María Pagés