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Tutorías personalizadas y voluntarias

Revista Digital Educamadrid

Fecha de publicación 07 de diciembre de 2017

Resumen

Esta experiencia se inició con el objetivo de dar una posible solución a los problemas de convivencia y de rendimiento escolar que se detectaron en algunos alumnos del centro. El equipo directivo, junto con el departamento de Orientación, se planteó atender a estos alumnos de manera individual mediante apoyo, escucha activa y, sobre todo, afecto e interés por su situación académica y personal. Los profesores voluntarios actúan de tutores personales de cada alumno y les facilitan estrategias de trabajo, aceptación de normas de convivencia, recursos, etc.

Jornadas I&EDU

CRIF Las Acacias  31 de mayo a 2 de junio de 2016

Autores

Ana Hernández Revuelta y Francisco Javier Bellón Jaramillo

IES Julio Verne (Leganés)

Autores

1. CONTEXTO EN EL QUE SE HA DESARROLLADO LA EXPERIENCIA

A lo largo de muchos años se ha venido observando la necesidad que tienen muchos alumnos de establecer un tipo de relación con el profesorado que vaya más allá de la relación de confianza que se establece con, por ejemplo, el tutor del grupo. Se trata de establecer un patrón de relaciones académico ‐ personales entre profesor y alumno, en las que el profesor actúa de ayudante y guía del alumno, para atender sus necesidades. Esta forma de relacionarse se ha denominado: tutoría personal.

Se inicia como una posible solución a los problemas que presentaban algunos alumnos del centro. El equipo directivo, junto con el departamento de Orientación, se plantea de manera experimental comenzar a atender a estos alumnos de manera individual, ofreciéndoles apoyo, escucha activa y, sobre todo, afecto e interés por lo que les pasa.

La tutoría personal complementa la tutoría grupal de cada curso con su correspondiente tutor. A través de estas tutorías personales se atiende a cada alumno y se le dedica un espacio y un tiempo particular. Alumno y profesor tendrán encuentros semanales o quincenales, en los que se plantearán pautas de aprendizaje, de estudio y de supervisión de la marcha académica y personal del alumno. Deben detectarse las carencias o necesidades de los alumnos (que, como veremos posteriormente, han sido elegidos previamente por sus características como la carencia de hábitos de estudio) y establecer una línea base de actuación por parte del profesor, para que el alumno se sienta atendido y encuentre, en estas reuniones, momentos de crecimiento personal y académico.

La relación que se establece entre profesor y alumno supone un medio privilegiado para acoger y atender a la diversidad del alumnado, mejorar el conocimiento de los estudiantes y ofrecerles la atención personal y recursos que necesiten.

Nos parece que este proyecto va en el camino adecuado de la formación integral de la persona y de la atención individual, un valor añadido a lo que habitualmente se realiza en los centros.

1. 1. Justificación de la tutoría personal

La educación es un acto de comunicación entre personas con el fin de lograr el desarrollo personal de quienes se educan. Esta relación se convierte en un encuentro personal donde se propicia un vínculo emocional profundo y auténtico entre profesorado y alumnado. Y por tanto, para que la educación sea de verdad integral (tal y como establecen las leyes educativas), lo que ha de enfatizarse es la aceptación, consideración y cuidado de los educandos. En este sentido, la tutoría, como acompañamiento y seguimiento del educando a lo largo de su proceso educativo, adquiere su máximo valor como recurso encaminado a orientar el proceso a la educación integral.

1. 2. Objetivos de la experiencia

  • Adelantarse a los problemas de los alumnos que presentan más dificultades debido a factores socio-económicos, familiares, de falta de disciplina o absentismo.
  •  Mejorar la actitud de este alumnado potenciando sus aspectos positivos para que se sientan “capaces de”; mejorar su rendimiento escolar y sus resultados académicos, así como las relaciones en el grupo a través de la mediación.

2. DESARROLLO DE LA EXPERIENCIA

Con respecto a la selección de alumnos para participar en el proyecto, el equipo docente junto con el departamento de Orientación selecciona, a principio de curso, al alumnado susceptible de necesitar un tutor personal en función de una serie de criterios como falta de estrategias de trabajo, falta aceptación de normas de convivencia, necesidad de ser escuchado, dificultades para afrontar problemas personales, faltas de asistencia o impuntualidad.

El alumno, de manera voluntaria, debe aceptar formar parte del programa de tutoría y al tutor personal que le ha elegido. El alumno también puede solicitar un tutor personal.

Desarrollo de la experiencia

La asignación del profesor tutor para cada alumno se hace, en cualquier caso, teniendo en cuenta una serie de condiciones: el profesor tutor personal es voluntario; no puede ser el tutor de su aula; el profesor elige al alumno; se respeta la preferencia del alumno, posibilidad de conocer al alumno y continuar con el tutor del curso anterior.

2. 1. Metodología

La metodología se basa, fundamentalmente, en la atención individualizada y, por tanto, en la capacidad de empatía y de escucha activa: ponernos en el lugar del otro, sentir con…, nos adaptamos a las necesidades, ritmo, características y peculiaridades de cada alumno.

Es necesario que no se sientan juzgados y que se abran a nosotros. Para ello, hay que evitar que sea un mero trámite burocrático más, puesto que esto acabaría con lo principal: el trato y la relación personal. Es muy importante conservar la confidencialidad de lo que el alumno cuente; en las conversaciones con el alumno es imprescindible trabajar la motivación y la autoestima como “motor de…”.

2. 2. Temporalización

Una vez que el alumno tiene asignado un tutor personal, se distinguen varias fases:

  1. En la primera entrevista, el tutor explica al alumno en qué consiste el proyecto y lo que se espera de él.
  2. Se le consulta su aprobación.
  3. Se llama a los padres para comunicar la inclusión de su hijo en el proyecto, se les explica en qué consiste y se les pide su autorización.
  4. Se establece un momento de encuentro donde se plantean unas primeras pautas de planificación y los objetivos que se van a trabajar en sucesivas sesiones.

Es aconsejable que las reuniones sean una vez a la semana o cada quince días, en el tiempo del recreo, a séptima hora, en un rato de la hora de tutoría, de forma que el alumno no pierda horas de clase.

2. 3. Actividades desarrolladas

Algunas actividades o guion orientativo para la tutoría personal puede ser: pedir información al tutor de aula, jefatura de estudios, departamento de Orientación, incluso a la familia.

En función de las carencias, el alumno puede realizar algunas actividades que le lleve a plantearse pequeñas metas: realizar un horario de estudio, trabajar la resolución de problemas ante un conflicto, aprender técnicas de estudio, trabajar los hábitos de alimentación o higiene, ofrecer alternativas de ocio, etc.

Es importante hacer que el alumno se sienta “responsable” de su propio cambio, contar con su opinión, lo que quiere, le gusta, cómo se ve en un futuro…

Puede ocurrir que el profesor encuentre dificultades para trabajar ciertos asuntos que requieran una atención más especializada o una orientación por otro profesional, para lo que es conveniente contar con el departamento de Orientación.

3. EVALUACIÓN Y CONCLUSIONES

La puesta en marcha del proyecto ha repercutido positivamente en aspectos relacionados con la afirmación de la autoridad de profesorado, en la mejora de las interacciones profesor‐alumno en el aula y en la valoración del alumnado acerca de esta medida. Se han singularizado las relaciones personales de este instituto y se han diferenciado del resto de centros de la zona.

Esta valoración está relacionada con la creación de sentimientos de pertenencia al centro por parte de alumnos con más posibilidades de desarraigo o de falta de motivos para asistir al centro.

Con este proyecto hemos conseguido: atender de manera individual a muchos alumnos, adelantarnos a los problemas de convivencia y rendimiento, mejorar la comunicación interpersonal entre profesor-alumno, comprender mejor los intereses de los alumnos (“cómo se sienten”), mejorar su actitud, reducir los partes de incidencias y reducir el absentismo escolar. Pero sobre todo, que el alumno siente que puede ser escuchado y atendido, que puede contar lo que le ocurre y que forma parte activa de la vida del centro. En definitiva, que sienta que “nos importa” su situación personal.

También se debe tener en cuenta la repercusión que ha tenido en la mejora de los resultados académicos, en la medida en que se ha conseguido transmitir a los alumnos las expectativas respecto a sus posibilidades académicas, que deberán estar dentro de un marco de desarrollo próximo, accesible desde el punto de partida en el que el alumno se encuentre.

Por otro lado, se ha extendido la atención individual al colectivo de alumnos en con mayores dificultades detectadas, además de los recursos personales específicos del centro y un mayor interés del profesorado en la realización de actividades de formación dirigidas a la comunicación profesor‐alumno y hacia experiencias relacionadas.

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Revista Digital EducaMadrid
Fecha de publicación: 07 de diciembre de 2017