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FILOSOFÍA INÚTIL

Cada semana el diario El País lanza una reflexión para presentar los temas de Filosofía que se recogen en sus páginas web e impresas bajo el título Filosofía inútil, y me gustaría aprovechar este espacio para compartir algunas de estas reflexiones para poder trabajar sobre ellas en el aula o en casa.


En esta ocasión, en la newsletter “Mil torturadores inofensivos”, su autor Jaime Rubio Hancock nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad personal partiendo de una pregunta que está en la mente de muchos de nosotros: ¿Qué capacidad de influencia tengo en el cambio climático frente a empresas contaminantes o países como China o la India? ¿Sirve de algo separar la basura si luego actores, cantantes y herederos de empresarios viajan por todo el mundo en jet privado?

Para iniciar la reflexión, nos remite el autor al experimento mental llevado a cabo por Derek Parfit en su libro Razones y Personas: los torturadores inofensivos. Copio textualmente:

Todo empieza en Torturas S.A., una empresa dedicada a torturar en la que cada empleado desempeña su trabajo con un solo preso. Pero torturar es horrible y los torturadores lo pasaban fatal. No tan mal como los torturados, de acuerdo, pero no es agradable llegar a casa después de retorcer huesos y poner discos de Coldplay durante todo el día.

Por este motivo, la empresa ha decidido implementar un sistema que ayudará a sus empleados a dormir sin pesadillas: en lugar de torturar directamente a cada persona, solo tienen que apretar un botón para incrementar en una unidad el dolor que siente cada uno de los mil presos. Es decir, cada torturador solo es responsable de una milésima parte del dolor de cada preso.

Pero al final, como recuerda Parfit, no hay diferencia: aunque personalmente hagamos un daño muy pequeño, las consecuencias colectivas son importantes y todos tenemos nuestra parte de responsabilidad.

Volviendo al tema de la contaminación, también es cierto que hay empresas que tienen una mayor responsabilidad, como puede ser Coca-Cola, que ella solita es la principal responsable del origen de los plásticos de un solo uso que flotan en los océanos. En la empresa Torturas S.A., esto se reflejaría en que junto a esos 1.000 torturadores ”hay otro más malvado con un botón muy gordo que causa el mismo dolor que 99.000 torturadores”, por lo que parece que no tendría sentido dejar de apretar el botón y arriesgarse a una posible sanción por parte de los jefes.

Sin embargo, en el contexto de nuestro día a día tenemos muchos pequeños botones más: para contaminar, para votar, para comprar... Y somos nosotros quienes “decidimos apretar unos y dejar de apretar otros, dejando notar nuestra influencia, por pequeña que sea, cuando tenemos la posibilidad de hacerlo: “Podemos pensar que, como estos efectos son imperceptibles, ninguno de nosotros está beneficiando a nadie”, escribe Parfit. Pero incluso si cada uno no beneficia a nadie, juntos beneficiamos a muchos: “Los efectos de nuestros actos son perceptibles”.

Referencias:

Rubio, J. [Jaime]. (2022, 26 de octubre). Mil torturadores inofensivos. Filosofía inútil.
Newsletter de filosofía El País

Elena Muñoz García

Miembro del AMPA

IES Europa