Dentro de los riesgos para la salud psíquica y psicológica de los menores, distinguimos entre los relativos al uso desproporcionado de las tecnologías, así como a los que tienen que ver con los contenidos que consumen los menores que pueden tener un efecto nocivo en ellos.

Uso excesivo de Internet y la tecnología. En primer lugar, hablamos de uso excesivo de Internet y la tecnología, refiriéndonos a la inclinación desmedida por las pantallas y que limita el normal desarrollo del menor, por la gran dependencia que provoca. La tecnología en sí no es perjudicial, pero sí la actitud frente a ella cuando se convierte en un hábito que conlleva cambios negativos a nivel personal y social.

La presión social, tanto al nivel de su grupo de iguales como de la sociedad en su conjunto, puede acentuar una dependencia excesiva de Internet de los menores. De este modo, sienten la obligación de estar siempre disponibles, participar de cada novedad en las redes sociales e incluso actuar de un modo precipitado o peligroso para ganar la aceptación de sus amigos.

La experta Ana Isabel Estévez Gutiérrez, profesora de la Universidad de Deusto, nos presenta las principales características de este riesgo

 Contenidos inapropiados para la edad y madurez del menor. La sencillez que ofrece Internet para encontrar información sobre cualquier tema, puede acercarles a contenidos inapropiados para su edad y madurez, resultando perjudiciales para su desarrollo. Esta disponibilidad unida a una capacidad crítica aún en desarrollo, hace que puedan tener dificultades para seleccionar aquella información que tenga mayor veracidad y relevancia, sin caer en bulos o engaños.
 

¿Qué son las fake news?

El término fake hace referencia a aquellas noticias o contenidos falsos que circulan por Internet, englobando también términos como hoax, bulos, leyendas urbanas o desinformación.

De hecho, la RAE ha recogido el término de posverdad, como toda información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público.

Pueden haber sido creados de forma premeditada, o un contenido que se ha ido modificando a lo largo de su difusión. ¿Alguna vez has recibido en tu móvil un mensaje sobre productos supuestamente cancerígenos, atentados inminentes o descuentos increíbles para tiendas y supermercados? Nada de eso es cierto, pero no siempre es fácil determinar qué es verdad y qué no.

Las elecciones americanas o el brexit, son dos ejemplos actuales que muestran hasta qué punto las noticias falsas pueden manipular la opinión social. Para los más jóvenes, los mensajes fraudulentos o inexactos, como el bulo de las lechugas chinas o los plátanos infectados por VIH, pueden condicionar o fortalecer  conductas e ideales peligrosos como racismo, xenofobia, homofobia, etc. Otras fake news pueden incluso poner en peligro la integridad física de los menores, como en el caso del supuesto cambio de número de emergencias, o sus hábitos de alimentación, ocio y descanso.

Nuevos términos

La generalización del fenómeno hace que surjan e incorporemos a nuestra lengua nuevos términos relativos a conductas o tendencias asociadas al uso excesivo. Entre otras, se encuentran las siguientes:

Nomofobia. Es el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil, es decir, a no disponer del dispositivo por circunstancias como perder el móvil, quedarse sin batería o la cobertura. En línea con este término encontramos la movilfilia, o el uso impulsivo y sin control del móvil, o el phubbing, o la desconexión con el entorno motivada por el uso del dispositivo móvil.

Oniomanía. La compra compulsiva en línea u oniomanía no responde a una necesidad real, sino a un deseo por obtener una satisfacción inmediata a través de dicha compra. Los jóvenes tienen preferencia por las descargas de contenidos y mejoras para juegos, entre otras, de que pueden llegar a realizar de forma impulsiva desde dispositivos con perfiles asociados a métodos de pago en línea.

Gambling. El gambling se refiere al juego de azar y apuestas en línea. Este tipo de juego en línea tiene características que lo hacen cualitativamente diferente y potencialmente más adictivo que el juego presencial.