¿Quién fue Diego Velázquez? ¿Tan importante era como para poner su nombre en colegios, institutos, calles...? Vamos a conocer algo más de este famoso pintor del siglo XVII y de algunas de sus obras más importantes.
Nació en Sevilla el 6 de junio de 1599.
Muy pronto mostró grandes dotes para la pintura y con diez años comenzó su formación.
Antes de cumplir los 20 años se casó y tuvo dos hijas.
En estos primeros años desarrolló una extraordinaria maestría influido principalmente por el naturalismo de Caravaggio. En sus cuadros aparece una fuerte luz dirigida que acentúa los volumenes y objetos sencillos aparecen destacados en primer plano. Se consideran obras maestras de esta época la Vieja friendo huevos y El aguador de Sevilla.
En 1623 se traslada a Madrid y es nombrado pintor del rey Felipe IV.
En 1628 Velázquez había sido ya ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. Su trabajo principal consistía en realizar retratos de la familia real.
Entre las obras de este periodo destaca especialmente Los borrachos. Entre los retratos de la familia real destaca El infante Don Carlos.
En 1628 Velázquez conoce a otro gran pintor: Rubens, que le ayudó a comprender qué precisaba para completar su formación.
Después de la marcha de Rubens viaja a Italia a completar sus estudios. Este viaje supuso un cambio decisivo en su pintura. Su estilo se transformó radicalmente.
La asimilación del arte italiano en el estilo de Velázquez se comprueba en los lienzos del periodo La fragua de Vulcano y La túnica de José que fueron pintados por iniciativa propia sin encargo de por medio. En La fragua de Vulcano, aunque persisten elementos del periodo sevillano, es una ruptura importante con su pintura anterior.
Concluido su primer viaje a Italia, había alcanzado «una técnica de severa perfección». Con 32 años inició su periodo de madurez. En Italia había completado su proceso formativo estudiando las obras maestras del renacimiento y su educación pictórica era la más amplia que un pintor español había recibido hasta la fecha.
A partir de 1631 vuelve a su principal tarea de pintor de retratos reales en un periodo de amplia producción.
Velázquez realizó una serie de retratos ecuestres y una amplia serie de lienzos con batallas. Los más destacados: La rendición de Breda, también llamado de Las Lanzas y los retratos de Felipe IV a caballo y el del príncipe.
En 1649 realizó un segundo viaje a Italia. Realiza un recorrido por los principales estados italianos, aunque en dos etapas: la primera, que llega hasta Venecia, donde adquiere obras de Veronés y Tintoretto para el monarca español; y la segunda, que llega hasta Roma, tras pasar por Nápoles, donde se reencuentra con Ribera. En Roma retrata al pontífice Inocencio X, obra en la que, utilizando como medio el contraste de luces, consigue llenar de expresividad todo el cuadro.
En el final de su vida pintó sus dos composiciones más grandes y complicadas: La fábula de Aracné (1658), conocida popularmente como Las Hilanderas, y el más celebrado y famoso de todos sus cuadros La familia de Felipe IV o Las Meninas (1656).
El último encargo que recibió del rey fue pintar cuatro pinturas mitológicas para el Salón de los Espejos, donde se colocaron junto a obras de Tiziano, Tintoretto, Veronés y Rubens, los pintores preferidos de Felipe IV.
Murió en Madrid el 6 de agosto de 1660.
Fuente: Wikipedia.