Todos estamos familiarizados con Tik Tok, Instagram y Twitter y sabemos o tenemos una idea de la clase de comentarios que se generan en cada post.

Dando enfoque en aquellos negativos, las personas hablan de lo que no les agrada, no como una crítica constructiva sino un ataque hacia el otro haciendo uso del odio. La cosa, se pone peor bajo el anonimato, permitiendo así no tener consecuencias directas de las acciones y ni enfrentarse a la situación. Un simple nickname y ya pueden hacer uso de la plataforma como quieran. La pregunta es, ¿por qué? ¿Cuál es la finalidad?

Desde finales del mes de febrero asistimos con espanto al conflicto bélico desatado por Rusia en Ucrania. Las semanas previas se produjo una escalada de tensión inigualable pero, prácticamente nadie pensaba que pudiera desatarse una conflagración en territorio europeo. A partir del 25 de febrero no hemos hecho sino observar, pasivamente, horrorizados y consternados la forma en que los tanques rusos asedian las ciudades ucranianas, atacan a civiles y bombardean impunemente objetivos no militares como hospitales infantiles. El conflicto que tiene sus orígenes más recientes en la invasión rusa de Crimea en 2014, sin embargo, hunde sus raíces en tiempos medievales aunque se ha ido agudizando desde la segunda mitad del siglo XX.

Muchas veces nos quejamos del aspecto académico en el instituto, la fecha de los exámenes, las calificaciones, el criterio de corrección o el temario impartido. Cada vez son más los jóvenes que alegan que no aprendemos nada, sino que memorizamos. En parte, no puedo quitarles la razón, pero aprender, educar, no se trata solo de la brillantez académica, de adquirir una serie de conocimientos sobre diversas materias como las matemáticas, lengua o inglés sino también de adquirir una educación en torno al respeto y la integración. Es por ello por lo que...