EL MEJOR CAZADOR DE LA HISTORIA
Un día en un bosque muy lejano había un león era grande fuerte e inteligente. Pero no era igual a los otros leones. No tenía garras.
Sus padres estaban muy preocupados por si no era aceptado por sus amigos. Luego el león creció y en vez de sus garras le salieron enormes dientes. Cuando los vieron sus padres y sus amigos, fliparon.
Al final el león fue reconocido por el mundo entero por ser el mejor cazador de La historia del mundo gracias a sus grandes dientes.

Joan
BRUNO
DOS AMIGOS
Había un mono que da igual que todos los monos. Salvo en una cosa, no le gustaban los plátanos. una mañana había un tigre intentando coger un racimo de plátanos junto le dijo:
- ¿Qué estás haciendo?
El tigre sorprendido le contestó:
-Es que me gustan los plátanos.
¿A ti? ¿Gustarte los plátanos? - Contestó el mono
- Sí, no puedo resistirme
- Pues a mí no me gustan
- ¡Pero si tú eres un mono !
- ¡Y tú un tigre!
Y los dos se echaron a reír. A partir de ese momento cada mañana el mono le daba el tigre los plátanos y así el tigre y el mono se hicieron amigos.
Unas semanas después el mono se cayó al río y como no sabía nadar se asustó mucho y se puso a gritar pidiendo ayuda. El tigre que lo escuchaba corrió hacia el río y al ver que era su amigo se tiró al agua y lo salvó.
El mono del susto se come un plátano.

NAIRA
EL CAMALEÓN QUE NO SABÍA CAMUFLARSE
Érase una vez un camaleón que no sabía que muflarse. Sus amigos le intentaban ayudar, pero no servía de nada.
Un día su mejor amigo decidió llevarle a la choza del camaleón más sabio del mundo. Era un camaleón verde con un ojo a cada lado. El camaleón sabio pronunció unas palabras mágicas.
Bartolo, que así se llamaba el camaleón, pasó por todos los colores y se volvió invisible.
Más tarde regresó a casa.
¡Por fin se podía camuflar como todos los demás camaleones!

MARÍA
ARIST
EL LEÓN TRISTE
Había una vez un león triste en el bosque. No tenía con quien jugar porque amenazaba a los demás animales con comérselos.
Un día, el león se acercó al tigre. Este empezó a huir.
Luego gritó el león:
- ¡No te voy a comer, tigre! Solo quiero ser tu amigo.
-¡Prométemelo!
- Te lo prometo, amigo. -Contestó el león.
Al final se hicierosn amigos y jugaron juntos.

ERNESTO

EYKER