La ley puede resultar árida. Especialmente si no la entendemos y nuestra carga de trabajo es ya suficientemente importante. Es fácil sentirnos abrumados por una normativa que parece tener un espíritu puramente burocrático y nos parece poco o nada relacionada con nuestra labor docente.
Cuando la entendemos y observamos que su fin no es complicarnos la vida, sino garantizar nuestros derechos fundamentales, es más sencillo no solamente aplicarla, sino hacerla nuestra para cumplirla y transmitírsela a nuestros alumnos.