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Tesis Darwinista

¿En qué consiste la tesis darwinista? 

El Darwinismo es una teoría evolutiva formulada por Charles Darwin y Alfred Wallace en el siglo XIX. Según Darwin, los individuos que componen una población presentan diferencias anatómicas, fisiológicas y de comportamiento. Esta teoría científica que postula que la evolución de las especies se genera a partir de la selección natural de los ejemplares, perpetuándose mediante la herencia.

El darwinismo se enmarca en el evolucionismo, la doctrina que sostiene que las modificaciones en la herencia genética de los seres vivos a través de las sucesivas generaciones ha producido la diversidad biológica existente en nuestro planeta. Todas las especies, en este marco, habrían evolucionado de un antepasado común. Darwin atribuía la evolución de los caracteres sexuales secundarios en apariencia mal adaptados, como la cola del pavo real, a la selección sexual, es decir, a las estrategias que posee cada sexo para aumentar su ventaja reproductiva; distinguía entre selección natural y selección sexual. Wallace incluía la adquisición de los caracteres sexuales secundarios en la obra de la selección natural.

Antecedentes del Darwinismo

Las primeras culturas trataron de entender la naturaleza a partir de sus concepciones religiosas, y creyeron que sólo la acción de uno o varios seres superiores pudieron crear a todos los seres vivos que se conocen. Ejemplo de ello son las mitologías como la egipcia o la griega, y tradiciones religiosas como la judeocristiana. Estas explicaciones comparten la idea central de que los seres vivos fueron creados por dioses y que se mantienen tal y como éstos los concibieron. A estas teorías se les denomina creacionistas.

Hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX  empezaron a desarrollarse teorías basadas en fundamentos racionales que planteaban la transformación de las especies y el origen natural de todos los seres vivos. A estas teorías se les conoce como evolucionistas.

Pruebas que defienden esta teoría

Los fósiles aportan mucha información sobre los seres vivos que existían en el pasado. Huesos, dientes, huellas e inclusive organismos enteros se conservan millones de años. Actualmente contamos con tecnologías como la datación por carbono 14 que nos permite determinar la edad de los fósiles. El análisis del conjunto de los fósiles crea una descripción compleja de cómo los seres vivos se han ido cambiando a través del tiempo.

 A través del tiempo, las necesidades del organismo cambian y a veces acumula otras adaptaciones que cumplen la función que tenía la estructura originalmente. Como la evolución es un proceso lento y continuo, una estructura vestigial ya no tiene función, pero tampoco ha desaparecido totalmente.