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Visor

La teoría neutralista

La teoría neutralista 

En 1968, el genetista japonés Motoo Kimura publicó en "Nature" un artículo en el que presentaba una teoría mínima y revolucionaria, la teoría neutralista, en la cual propone que gran parte de la variación genética observada en las poblaciones se debe a la fluctuación u oscilación aleatoria de variantes genéticas que son neutras, sobre las que apenas actúa la selección natural.  Según Kimura, cuando dos o más variantes son neutras, son igualmente efectivas para la supervivencia y la reproducción del individuo. La aparición, por mutación, de una variante neutra es indetectable para la selección y solo el azar determinará su pervivencia o extinción.

La variación molecular

Cabe destacar que el ámbito de la teoría neutralista es la variación molecular. Kimura explica que las especies que hoy pueblan la Tierra se derivan, a través de un proceso continuo de descendencia con modificación, de otras especies que existieron en el pasado. La genética, por su parte, nos enseña que hay un componente fundamental que transmite cada organismo a su descendencia generación tras generación : la molécula de ADN (o ARN en algunos virus), depositaria de la herencia genética. A partir de estas dos ideas, la evolución biológica puede concebirse como un simple algoritmo de evolución molecular: la conversión de la variación genética entre individuos, generada por mutación en el ADN, en variación genética entre poblaciones y especies a lo largo del tiempo.

La visión extrema

La teoría neutralista chocó frontalmente con la visión seleccionista extrema, o panseleccionista, que predominaba en ese momento. Esta se derivaba de la teoría de Darwin y defendía la omnipresencia de la selección natural; esto es, que el destino de toda variante genética, incluso cada cambio de un simple nucleótido del genoma, lo dicta únicamente la selección natural. Kimura, en cambio, otorgaba un papel menor a la selección natural en la explicación de la variación genética. La oposición de los seleccionistas fue inmediata, iniciándose la controversia neutralista-seleccionista que ha acompañado a la genética evolutiva durante décadas hasta nuestros días.