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Nos remontamos en esta historia al año 2020, nuestras vidas se paralizaron por culpa de la pandemia, de una u otra manera todos y cada uno de nosotros recordaremos estos años pasados como una auténtica pesadilla que nos convirtió sin quererlo en los protagonistas de una película de ciencia ficción. Aún en la memoria  y para siempre ese último viaje a Londres en Febrero de 2020 cuando en el aeropuerto de Barajas a escasas horas de empezar una nueva aventura londinense comentábamos medio en broma sobre un grupo de estudiantes italianos que llevaban mascarilla. Chicos, no os preocupéis, esto no va llegar a más. Qué ilusos. Un mes después nos confinaron y día a día presenciábamos con estupor cómo el número de fallecidos por COVID aumentaba más y más sin apenas darnos tiempo a asimilar lo que estaba pasando. 

Los meses fueron pasando y las restricciones fueron eliminándose o suavizándose y en ese momento, Octubre 2021, el Departamento de Inglés vuelve a intentar repetir el viaje de fin de curso de Bachillerato a Londres que ya había llevado a cabo años anteriores, solo que en esa ocasión y debido a las medidas por el coronavirus, no nos quedó más remedio que plantear un viaje a Praga. Desafortunadamente, una serie de cuestiones ajenas al departamento, nos impidió realizar ese viaje dejando a algunos alumnos de Primero de Bachillerato con una sensación de desazón; al final iban a acabar su trayectoria académica en el IES Miguel Hernández sin poder disfrutar de un viaje cultural por algún país europeo (algunos afortunados del grupo ya habían conseguido justo ese mismo 2020 realizar una inmersión lingüística a Irlanda). Y entonces fue cuando una servidora les hizo una promesa: "Haré todo lo que esté en mi mano para llevaros el año que viene a Londres, si las condiciones de la pandemia nos lo permiten obviamente". 

No ha sido un proceso fácil llegar hasta aquí. Primero, reunir un grupo de alumnos que estuvieran interesados en el viaje para poder empezar a hablar de presupuestos con la agencia. Después, el número de alumnos que por razones diversas sobre las cuales no vamos a entrar en detalle se borran del listado llegando a quedarnos con tan solo 10 de segundo de Bachillerato, así que abrimos el viaje a Primero de Bachillerato y oh, "congratulations", 5 intrépidos viajeros se unen al grupo con lo que ya tenemos un total de 15 alumnos, número que nos permite negociar el viaje con la agencia para que el precio no se disparara teniendo en cuenta las tarifas abusivas de los billetes de avión en época post pandemia y la inflación en UK rondando el 10%. 

Por fin, tras horas de mensajes y de llamadas, conseguimos un precio relativamente razonable que nos permite convocar a las familias a una reunión para explicarles el método de pago y todo lo concerniente al viaje como documentación (tras el Brexit hay que llevar pasaporte), tarjeta de transporte, normas, maletas, ropa... un sinfín de cuestiones sobre las cuales hemos estado incidiendo, incluso de manera persistente, los meses previos a ese 16 de enero de 2023, día en que quedamos en la puerta del instituto a las 5:15 de la mañana los 15 valientes y 2 profesoras del Departamento de Inglés para lanzarnos a una aventura que terminaría el 19 de enero casi a las 12 de la noche gracias de nuevo a Iberia y sus cancelaciones y retrasos. 

Echando la vista atrás a esos cuatro días intensos, los recuerdos se agolpan en nuestra memoria, y las anécdotas aún  nos dibujan una sonrisa en la cara y así será por mucho tiempo. Esos ojos de sueño a las 7 de la mañana, hora del desayuno, tras dormir menos de 4 horas, esas estrategias desarrolladas casi con precisión matemática para conseguir una rebaja en las compras en Candem, esas impresiones sobre los "British" y sus malos modos en algunos momentos por encontrarse con españoles, o sus codazos, o sus "sorry" cuando prácticamente te han tirado al suelo, o su manía de no llamar a la puerta en los servicios a pesar de estar ocupados, esas cabezaditas en el metro o donde fuera posible porque el cansancio acumulado nos podía, esos ojos de estupor antes el 10% de propina en el restaurante italiano por ser más de 7 comensales, esos nervios en el control del aeropuerto que obligó a algunos a beberse a las 6 de la mañana un litro entero de agua, esas comparaciones odiosas entre el prosciutto transparente del Tesco y el jamón de jabugo español, esas luchas con el mecanismo de la ducha para hacerlo funcionar convenientemente, o esos casi 20 kilómetros diarios recorriendo cada rincón de Londres... Y así unas cuantas anécdotas más, y muchas otras que sabemos que no han compartido con las "teachers". 

Llegado el momento de hacer balance de este viaje, una servidora se siente tremendamente orgullosa de los 15 valientes y para ellos/as mi primer agradecimiento sincero desde el fondo de mi corazón, sin vosotros esta profesión tan vapuleada por algunos pero tan emocionante no tendría sentido. Veros crecer, madurar, cumplir vuestros sueños, emocionaros, llorar o reír es sin duda lo más hermoso de ser profesor y en mi caso personal, el haber podido cumplir la promesa que os hice. Dicen que no se conoce a una persona hasta que no se viaja con ella, pues bien, durante este viaje he podido comprobar algo que ya sabía, que sois unas personitas maravillosas, con un gran corazón, y que estoy segura de que tenéis un gran futuro por delante, nunca cambéis aunque la vida os dé golpes varios, que por desgracia os informo que así será. Esa naturalidad, transparencia, alegría, simpatía, saber estar, compañerismo, esas ganas de aprender y de emocionaros, de disfrutar de la vida, son virtudes que os definen. Todo un placer haber compartido con vosotros/as estos 4 días, gracias, y mil gracias. 

Así mismo es justo agradecer, desde estas líneas, la implicación de las familias en la organización del viaje, la confianza depositada en el Departamento de Inglés para la realización del mismo y la educación que sin duda están inculcando a sus hijos/as. Agradecer también a la agencia El Corte Inglés y en concreto a Gabriel su profesionalidad y su tesón para sacar adelante este viaje. Por supuesto, también mil gracias a mi familia, mis tres chicos, por permitirme irme de casa unos días. Y por último, agradecer a mis "compis" de Departamento (Diana, Irene y Patricia) todo el apoyo en el proceso que como he dicho anteriormente ha sido largo y complicado en muchos momentos. Sin ellas, tampoco habría sido posible este viaje cultural a Londres de 2023. 

¿Qué nos deparará el futuro? Quién sabe. Curiosamente, ayer me encontré con los padres de uno de los alumnos y en un momento de la conversación, insinuaron que el año que viene podría ir pensando en organizar otro. Bueno, ahora mismo a mis años me encuentro cansada de luchar contra los imprevistos, y otras cuestiones varias, el 2024 está tan lejano que prefiero seguir recordando este viaje a la que sin duda fue, es y será mi ciudad favorita: Londres. Ya lo dijo Samuel Johnson: "When a man is tired of London, he is tired of life". 

Os iré dejando una especie de diario de viajes de cada día con fotos para ilustrar los comentarios. Hoy de despedida esta primera foto después de hacer el check-in en el hotel cuando aún no sabían lo qué les esparaba, jajajajaja. 

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