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Visor

Viaje a Londres 2023 - Día 2

Madrugón espectacular. A las 7 de la mañana todo el mundo desayunando que nos espera un día muy largo por toda la ciudad. Con caras de de sueño,  los 15 valientes alumnos/as del IES Miguel Hernández se enfrentan con mucha ilusión a ese primer día entero que aprovechamos bastante bien, por lo que vais a leer pero primero un desayuno completo para no desfallecer antes de tiempo.

Afortunadamente el desayuno del hotel ha mejorado bastante, ahora el considerado English Breakfast está incluido en el precio así que tenemos huevos fritos, bacon, salchichas, huevos revueltos... para desayunar potente, lo vamos a necesitar. 

Nos vamos a dirigir al edificio de Bush House en el autobús 91 (siempre que podíamos lo preferíamos al metro). Hoy en día el edificio forma parte de la King's College de Londres. 

Nos dirigimos a Fleet Street, en donde se situaban toda la prensa británica. De camino, nos paramos en la Royal Courts of Justice (siempre me ha parecido impresionante este edificio) y por supuesto en la estatua del dragón que marca la separación entre la City y Westminster. 

Y aunque todavía no la han abierto, es de rigor acercarse a la iglesia del Temple, aconsejándoles a los alumnos/as que si vuelven a Londres accedan a su interior en donde están enterrados algunos caballeros templarios. 

Paseando por la calle vamos haciendo hincapié en los edificios ya que Londres destaca por ser una ciudad ecléctica con mezclas de diferentes estilos y periodos arquitectónicos. Llegamos a St. Paul's, del famoso Christopher Wren. 

Nos desviamos un poco de nuestro siguiente destino para subir a la azotea del centro comercial One New Change. Con el tiempo y tras muchos años viajando a Londres, uno aprende que para llegar a conocer una ciudad, tiene que verla desde lo alto y más cuando frente a ti se levanta la cúpula de la catedral de St. Paul's. 

Tenemos reserva para el Sky Garden, un invernadero en lo alto de uno de los rascacielos más famosos de Londres, el Walkie-Talkie. Pero aún nos sobra tiempo para comprar algún tentempié en un Tesco (y comprobar la diferencia entre el jamón británico y el jamón ibérico español) y acercarnos a Leadenhall Market (otro de los escenarios de Harry Potter). 

Tener Londres a tus pies desde el Sky Garden es una de esas sensaciones que no te puedes perder en la ciudad. Tuvimos la suerte de a pesar del tiempo, nos permitieran salir a la terraza. No tengo palabras para describir lo que se puede llegar a sentir en ese lugar (y no porque tenga miedo a las alturas). Ni qué decir, y espero no confundirme, que nuestros alumnos/as disfrutaron un montón de las vistas y no pararon de hacerse fotos. Ah, y es gratis. 

Nuestro siguiente punto en el mapa era lógicamente la Tower Bridge, pero antes tenemos tiempo para descansar un poco y respirar la tranquilidad del jardín de la iglesia de St. Dunstan in the East, escenario de la boda de Ross con Emily (bueno, casi boda). Después de volver a ser destruida en la Segunda Guerra Mundial, la City of London decidió convertir las ruinas en un jardín público y la verdad es que se lo agradecemos. En medio de tanto rascacielos, poder disfrutar del silencio en un sitio tan romántico es de agradecer. 

Y de un lugar secreto de Londres a uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: Tower Bridge. Unas cuantas explicaciones sobre la Torre de Londres (en donde perdieron la cabeza unos cuantos, sobre todo durante el reinado de Enrique VIII) y un rato de placer admirando la belleza del puente y de toda la zona. Pero antes Alejandro dejó un mensaje para cualquiera que entrara en la iglesia de All Hallows.

Antes de coger el metro para llegar a Candem Town, una última foto frente a un enorme reloj de sol con la Torre de Londres de fondo.

Candem como siempre es un lugar que no deja indiferente a nadie. Les dejamos un buen rato (aunque a la mayoría les pareció poco) para comer en los puestos de The Stables y cómo no regatear si querían hacer alguna compra de souvenirs, porque sin duda esta zona es el lugar ideal para dejarte las libras (tal y como Juan Luis hizo) y más cuando Alejandro y su grupo idearon un método estructurado en tres partes para conseguir que te rebajaran cualquier compra. 

Va ya anocheciendo, así que decidimos volver a coger el metro para llegar hasta el War Museum (aunque por desgracia no pudimos estar más de media hora). Eso sí, pudimos comprobar que los ingleses cierran los museos a la hora que dicen, y para asegurarse de que nadie se quede dentro, te van empujando prácticamente para salir e incluso entran en los servicios sin llamar. 

Y ya para terminar el día, desde la London Eye y el Parlamento Británico iniciamos un paseo nocturno por toda la orilla del Tamésis hasta el Millenium Bridge. No solo hay que ver una ciudad desde lo alto sino también de noche, y más si es Londres. 

Nuestra intención era comer por St. Paul's pero después de todo el día sin parar, no pudimos evitar caer en la tentación de probar un restaurante italiano justo frente al Támesis. Había espacio para los 17 así que tras comprobar que los precios no eran muy abusivos, entramos. Grave error. Recordad siempre leer la letra pequeña, sobre todo cuando dicen que para más de 7 comensales, te añadían un 10% a la cuenta. Así que, lo que en principio era un precio aceptable se convirtió en caro, caro. En fin, que de todo se aprende y esta anécdota nos servirá de lección a todos. 

Podéis comprobar por la foto la transparencia del prosciutto británico, vamos que mejor ni hacerlo, sobre todo si tenéis en casa un buen jamón ibérico. 

Con el dolor en el bolsillo por la clavada, pero al menos con el estómago algo lleno (que tampoco las pizzas eran tan grandes), terminamos nuestro paseo por la ribera del río hasta el Millenium Bridge. 

Ahora sí que ya era hora de volver al hotel, llevábamos más de 15 horas sin parar y más de 30.000 pasos según nuestra contadora especial, Ainhoa. Qué rápido se pasa el tiempo cuando está uno disfrutando de la vida.