Por Mary Luz Picioranga E3B

Nunca antes había ido a patinar sobre hielo en una excursión, ni en el colegio ni en el instituto, así que, en febrero, cuando la profesora de Educación Física nos propuso la idea nos pareció una oportunidad increíble.

Las grandes expectativas que teníamos se cumplieron, el lugar era alucinante, una pista bastante grande en la que pudimos patinar perfectamente y en la que nos pusieron música y luces para ambientar el local. Hubo muchas risas y caídas, aunque nada grave. Los monitores nos dieron unas explicaciones para que no nos cayéramos tanto.

Estuvimos unas dos horas aproximadamente, pero se nos hizo demasiado corto y nos quedamos con ganas de seguir patinando, sin embargo disfrutamos hasta el último segundo sobre la pista. Nos encantó y lo volveríamos a repetir cuarenta veces.