Pedro Catorce
Pedro Catorce
( murciano)
Había una vez un matrimonio que tenía un hijo que era muy fuerte y muy valiente. Era tan fuerte que ya desde pequeño sus compañeros le llamaron <<Pedro Catorce>>, pues tenía la fuerza como catorce hombres. Un día su padre se puso enfermo y no tenía nada que comer. Entonces Pedro le dijo a su madre:
-Yo me voy al monte a hacer leña.
Su madre no quería dejarlo porque todavía era pequeño, pero él se fue.
Tanta leña cortó, que cuando cargó el burro, el pobre animal no podía con ella y se cayó al suelo. Entonces, Pedro cogió al burro con la leña y se lo cargó a la espalda.
Su madre y sus compañeros se quedaron asombrados al verlo llegar. Al día siguiente se volvió a ir con una carreta y un par de vacas, y mientras pastaban, el hizo la leña. Pero unos lobos se comieron una de las vacas. Entonces él se puso delante de la otra vaca para protegerla, y así es como volvieron a casa.
Cuando creció, Pedro le dijo a su madre:
-Madre, me voy al pueblo a buscar trabajo porque esto no es para mí.
Cuando iba de camino al pueblo, se encontró con un grillo y le preguntó:
-¿Adónde vas, grillo?
Y el grillo le contestó:
-Voy a la huerta de Murcia a comer tomates.
Entonces Pedro le dijo:
Vente con migo a buscar fortuna.
Siguieron andando, y se encontraron con un escarabajo pelotero y le preguntaron.
-¡Adónde vas, escarabajo?
Y el escarabajo contestó:
-Voy a la granja de comida a recoger comida para el invierno.
Y ellos dijeron:
-Vente con nosotros a buscar fortuna.
Siguieron andando y se encontraron con un ratón y le preguntaron:
-¿Adónde vas, ratón?
Y él les contestó:
-Voy en busca de grano a la Mancha porque ya han segado.
Entonces ellos le dijeron:
-Vente con nosotros a buscar fortuna.
Siguieron andando y llegaron a un pueblo un el cual había un cartel en el que ponía. <<Quien haga reír a la hija del rey se casará con ella>>. Fueron pasando por la puerta del palacio príncipes, duques, condes…, y nadie lograba hacer reír a la princesa.
Entonces ellos hicieron una carroza conducida por el ratón, como carretero, y tirada por el grillo y el escarabajo, que hacían de bueyes, y se dirigieron a palacio. Los criados empezaron a reírse de ellos y a tirarles piedras, pero como Pedro era tan fuerte, se las paraba todas y se las devolvía.
Al fin consiguieron pasar por la puerta del palacio, y al verlos, la princesa se echó a reír, y el rey no tuvo más remedio que entregarle la mano de su hija al campesino.
Pero la primera noche lo encerraron a él y a sus animales en el hueco de la escalera, y a la princesa la obligaron a acostarse con un príncipe. Pedro y sus animales no estaban de acuerdo porque habían sido ellos, no el príncipe, quienes la habían hecho reír. Entonces decidieron vengarse, y cada noche uno de ellos se escapaba por el hueco de la escalera y hacía una diablura para no dejar tranquilos al príncipe y a la princesa.
Una noche el ratón le hizo cosquillas con su rabo al príncipe en la nariz y no le dejó dormir en toda la noche. La noche siguiente el escarabajo se metió entre las sábanas y le picó en el culo toda la noche. La siguiente el grillo dio saltos y cantó toda la noche.
Así, noche tras noche, no los dejaron en paz. La princesa, aburrida y enfadada, le dijo a su padre que tenía que casarse y vivir con aquel campesino, porque había sido el quien la había hecho reír y no aquel príncipe ten soso. Entonces el rey se dio cuenta de que su hija prefería un hombre humilde, pero con el que se pudiera reír, que a un príncipe aburrido con todas sus riquezas. Y así fue como sacaron a Pedro del hueco de la escalera, que se casó con la princesa y se quedó a vivir en el palacio con el grillo, el escarabajo y el ratón. Y todos fueron muy felices.